Bible Commentaries
Job 30

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

Versículos 1-31

Job 30:1 . Los perros de mi reba�o. Job no dice esto por orgullo, porque reconoce que el esclavo y �l mismo fueron formados por la misma mano: Job 31:15 . Lo dice m�s bien con miras a describir el pecado y la locura de la raza no instruida.

Job 30:4 . Que cortaban malvas y ra�ces de enebro para su carne. Los rabinos son irrelevantes aqu�. Calmet est� en silencio y Schultens con todo su �rabe es incierto. Pero los monos en Sud�frica, cuando las hojas est�n podridas, a menudo gu�an al hambriento hotentote hacia d�nde encontrar ra�ces. Los viajes de Vaillant.

Job 30:7 . Bramaron bajo las ortigas. La LXX, suspiraron; gru��an sus discursos ruidosos y repugnantes bajo los arbustos.

Job 30:8 . Eran hijos de necios. De todas las versiones, la inglesa parece la menos exitosa; mejores, hijos alborotadores, hijos de hombres sin nombre, viles sin comparaci�n con la tierra.

Job 30:18 . Fuerza de mi enfermedad. Estas palabras son deficientes en hebreo, pero copiadas en lat�n de alguna lectura autorizada. La LXX dice: �Con gran fuerza me ha agarrado de la t�nica y me ha atado por el cuello de la chaqueta�, como hacen los luchadores para arrojar al suelo a sus antagonistas. El texto es oscuro, lo que ocasiona variaciones en todas las versiones. El franc�s dice: "El color de mi vestimenta ha cambiado"; y parecer�a, por la soporaci�n de sus llagas; una lectura totalmente en desacuerdo con la LXX.

Job 30:29 . Un hermano de dragones. Job se sent� en soledad, escuchando los silbidos y lamentos de las serpientes en la noche. Ver nota sobre Deuteronomio 32:33 .

REFLEXIONES.

Job fue verdaderamente un personaje filantr�pico. Su campamento, su ciudad y su coraz�n estaban abiertos para dar trabajo y pan a los miserables vagabundos. Encontraron un hogar y un asilo bajo sus alas. Es el car�cter de un hombre feliz hacer felices a los dem�s tambi�n. Pero cu�n mortificante cuando esos vagabundos �rabes encontraron a Job, como ellos supon�an, derrocado y perdido, que volvieran la lengua contra los afligidos y lo convirtieran en el tema desde�oso de sus canciones.

No solo los pobres, sino el mismo Dios parec�a luchar contra un gusano. �Me sostienes con tu mano fuerte. Te clamo y no me escuchas. Cuando esperaba el bien, he aqu� que vino el mal �.

La angustia de Job se hizo a�n m�s grave en contraste con tiempos pasados. Mi arpa se torn� de duelo. En la iglesia antigua, la m�sica siempre estuvo unida a la devoci�n, pero al menos en las asambleas cristianas. Gu�a y anima la salmodia. Pero ay, ay, nuestros coros, por vanidad y orgullo, silenciaron a la gente con una sobreabundancia de nuevas melod�as, que tienen poco m�rito, excepto la novedad. Entristece y hiere a la Iglesia, que ama las viejas melod�as: seguramente estos cantantes deben rendir su cuenta con verg�enza.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Job 30". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/job-30.html. 1835.