Lectionary Calendar
Sunday, September 29th, 2024
the Week of Proper 21 / Ordinary 26
Attention!
Tired of seeing ads while studying? Now you can enjoy an "Ads Free" version of the site for as little as 10¢ a day and support a great cause!
Click here to learn more!

Bible Commentaries
Josué 24

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

Buscar…
Enter query below:

Versículos 1-33

Josu� 24:1 . Siquem. Algunos piensan que este fue el Sicar donde nuestro Salvador habl� con la mujer. Juan 4:5 . Este lugar se hizo muy famoso debido a la renovaci�n del pacto antes de la muerte de Josu�. Hab�a construido un altar aqu� m�s de veinte a�os antes. Esta ciudad se encuentra a unas ocho millas de Samaria y ahora se llama Naplosa.

Josu� 24:2 . Tar� sirvi� a otros dioses. El sabianismo mantuvo que el mundo era eterno e inculc� la adoraci�n de los planetas como dioses. Los planetas tambi�n estaban representados por metales, el sol por oro, la luna por plata, etc. Los dioses del hogar siguieron a continuaci�n. No hay duda de que Abraham, por un tiempo, ador� de la misma manera que sus padres. El sabianismo se hab�a extendido por el mundo; pero despu�s de que Dios lo llam�, se convirti�, como lo llaman los jud�os, en la columna del mundo.

Josu� 24:14 . En Egipto, donde sirvieron a Osiris, Apis e Isis, como se describe, �xodo 32:4 .

Josu� 24:27 . Esta piedra ha o�do. La prosopop�ia es una de las figuras m�s nobles de la ret�rica. Escucha, oh cielos; y escucha, oh tierra. Deuteronomio 32:1 ; Isa�as 1:2 . Josu� hizo todo lo que estuvo en su poder para impresionar a la naci�n, porque conoc�a el coraz�n humano.

Josu� 24:29 . Ciento diez a�os. Dios ahora evidentemente comenz� a acortar la vida del hombre. La vida animal se desgasta y se apresura a decaer, lo que deber�a impulsarnos a buscar un mundo mejor y enterrar nuestras l�grimas con los huesos de Jos�, con la esperanza de la resurrecci�n de los muertos.

Josu� 24:33 . Su hijo. La Septuaginta a�ade: �Y los hijos de Israel tomaron el arca y la llevaron consigo; y Finees fue sumo sacerdote hasta que muri�, y lo sepultaron en su propia colina. Los hijos de Israel se fueron a sus propios hogares; y se apartaron a la adoraci�n de Astart� y Astarot; y el Se�or los entreg� en manos de Egl�n, rey de Moab; y se ense�ore� de ellos durante dieciocho a�os.

Se cree que este cerro le fue dado al sacerdote como la porci�n de su esposa. Tenemos que lamentar profundamente la muerte de Josu� y de Eleazer, porque con su muerte encontramos una decadencia casi total de la religi�n.

REFLEXIONES.

Josu� habiendo llegado ahora, como Jos�, a la edad de ciento diez a�os; habiendo visto el Jord�n dividirse, Jeric� caer, y el sol y la luna mantienen su curso a su mando; y habiendo conquistado y dividido el pa�s, deseaba una vez m�s ver el rostro de los ancianos y magistrados antes de morir. Deseaba recitar las misericordias del Se�or y darles un encargo solemne, aunque los hab�a exhortado al mismo efecto hace un tiempo. Qu� prueba de su piedad; qu� argumento que estaba a punto de expirar con un alma llena de agradecidos recuerdos de las obras de Dios y llena de esperanza inmortal.

Recit� la historia de la familia hebrea a gran escala, porque era la historia de su gloria y de la �ltima importancia para todas las generaciones venideras. Les exigi� una sinceridad en el servicio divino correspondiente a la fidelidad con que Dios hab�a cumplido todas sus promesas y a las riquezas de la gracia que les hab�an constituido una naci�n. Si sus argumentos son concluyentes, �cu�l debe ser el amor, la gratitud y la obediencia que le debemos a Jesucristo? Seguramente si remontamos nuestra propia historia e intentamos estimar las misericordias que el Se�or nos mostr� en nuestro peregrinaje, entraremos en todos los sentimientos de este bendito pr�ncipe y patriarca en Israel.

Joshua, despu�s de mostrar la historia de la providencia y la gracia, que hab�a hecho de una familia errante la m�s grande y feliz de las naciones, plantea la gran pregunta; la pregunta para la que los hab�a convocado ante el Se�or. �Escoged este d�a a qui�n servir�is�. Qu� contraste hace entre los dioses de los paganos, que no pod�an hacer nada por sus devotos, y JEHOV�, que hab�a hecho todas estas cosas grandes y gloriosas por ellos y por sus padres.

Por lo tanto, aprendemos que la religi�n es un servicio razonable, y que la humanidad, dotada en todas partes bajo el evangelio con el pacto de la gracia, o la salvaci�n inicial, est� llamada a elegir la vida para vivir: por vida y muerte, una bendici�n y una maldici�n, se colocan delante de ellos. Dios, que se ha dignado a explicar y justificar sus caminos al hombre, exige a cambio una ofrenda voluntaria de su coraz�n y de su vida. Que el Se�or, entonces, tome de la mano al pecador rezagado y lo saque de Sodoma, para que pueda escapar por su vida.

Tambi�n vemos que la piedad personal y familiar es la mejor manera de perpetuar la religi�n en su pureza para la posteridad. �En cuanto a m� y mi casa, serviremos al Se�or�: que todos los jefes de casa sigan un patr�n tan divino. Que lean las Sagradas Escrituras, que hablen de los preceptos divinos a los o�dos de sus hijos; y luego, postr�ndose en oraci�n, que menosprecien la maldad del pecado e imploren las bendiciones del pacto.

Entonces los ni�os as� educados temer�n la casa sin oraci�n, como los caminos de la muerte; y estando plenamente familiarizados con los caminos del Se�or, estar�n armados con las armas de la verdad contra todas las seductoras m�ximas del mundo.

Los ancianos y oficiales, profundamente impresionados con todo lo que acababan de escuchar del venerable pr�ncipe, respondieron con una protesta contra todos los dioses falsos y con la m�s solemne confesi�n del Se�or por su Dios. Es bueno que una naci�n se re�na en todos los lugares de devoci�n, y que pr�ncipes, nobles y magistrados den el ejemplo en la renovaci�n de la alianza cristiana con Dios. As� deber�an ser todos nuestros d�as de ayuno y oraci�n, todos nuestros d�as de acci�n de gracias, todas las ocasiones sacramentales; y de hecho, cada vez que doblar la rodilla deber�a ser en alg�n aspecto una renovaci�n del pacto con el cielo. Mediante actos solemnes de este tipo, la religi�n adquiere una nueva influencia en nuestro coraz�n, en nuestros hijos y en nuestro pa�s.

Josu� escribi� todas las palabras de este pacto en un libro y rod� una piedra enorme debajo de un roble para que todos los adoradores pudieran leer y ver los testimonios de sus pactos. Estos en caso de apostas�a fueron dise�ados para testificar contra ellos. Por tanto, debemos aprender la solemnidad y la fidelidad en todas nuestras transacciones con Dios; porque �l vive para siempre el testimonio de su palabra, y el Dios de la venganza contra todos sus enemigos.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Joshua 24". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/joshua-24.html. 1835.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile