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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento Comentario de Sutcliffe
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Proverbs 26". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/proverbs-26.html. 1835.
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Proverbs 26". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-28
Proverbios 26:1 . Como la nieve en verano, que derriba los frutos; y como lluvia en la siega, que hace brotar el trigo en la espiga; as� el honor es incongruente con el necio. Se averg�enza de sus laureles, malgasta su dinero y deshonra su posici�n.
Proverbios 26:2 . Como el p�jaro errante: ut passer ad vagandum, et ut hirundo ad gyrandum, etc .: como el gorri�n vagabundeando, y como la golondrina volando alrededor a un clima m�s c�lido, y volviendo a construir su nido en la misma casa; as� que nunca vendr� una maldici�n sin causa. Entonces, �qu� se har� para aliviar la conciencia de un mundo culpable? Los agravios e insultos ofrecidos a las mujeres; los trucos, fraudes y robos en el comercio; las innumerables propiedades, arrebatadas enteramente a familias arruinadas mediante hipotecas, sin mencionar la guerra y el derramamiento de sangre; no los fantasmas de la inocencia herida, de los padres cuyos hu�rfanos son defraudados; �No levanta la sangre de los m�rtires un fuerte clamor en los o�dos del cielo: �Hasta cu�ndo, oh Se�or, santo y verdadero, no vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?
� Apocalipsis 6:10 . �Qu� har�n los culpables? Que restituyan todo lo que puedan; que pidan perd�n por los heridos y que recen con l�grimas a Dios para que sus pecados sean perdonados: busquen la virtud opuesta de todos los vicios.
Proverbios 26:4 . No respondas al necio seg�n su necedad. Por tonto, tan ampliamente caracterizado en este lugar, y tantas veces marcado en los Proverbios, no entendemos a un hombre de intelecto d�bil y de vida inofensiva. La gradaci�n de los poderes intelectuales desde el aburrimiento hasta la percepci�n m�s clara es una gran muestra de la sabidur�a del Creador.
Prepara a uno para gobernar y a otro para obedecer. Califica a uno para tomar el tim�n del estado, a un segundo para dirigir el comercio y a un tercero para ser padre en la profesi�n de la ciencia; mientras que los menos exitosos y menos iluminados ocupan su lugar en los caminos de la vida m�s humildes. Por lo tanto, por necio entendemos a un hombre que se degrada a ese reproche con la imprudencia y la locura de sus pasiones y conducta.
Este tipo de locura es muy com�n entre los j�venes: a menudo se degradan con �l en compa��a y en la calle. El honor conferido a ellos hace que su locura sea m�s notoria. Se otorga de manera no estacional, como nieve en verano y lluvia en la cosecha. Es mucho m�s sensato aplicar la vara a la espalda de un tonto; porque eso le har�a ejercitar su raz�n evitando el pecado. Lo mismo hacemos con el caballo y el asno, a los que se compara al necio por una est�pida adherencia a su propio camino.
Pero si el hombre es demasiado viejo para la vara, a veces debemos tratar su discurso y conducta con silencioso desprecio, y especialmente no debemos responderle "conforme a su locura", con bromas tontas y bufonadas, "para que no seamos como �l. . " Sin embargo, en otras ocasiones debemos responder "seg�n su necedad"; debemos condescender en exponer su sofisma, y ??responder de tal manera a su insensatez que lo averg�ence, �para que no sea sabio en su propia vanidad.
�El que env�a al necio a sus asuntos, trae oprobio a sus asuntos; porque se demorar� como si no tuviera pies. Es como lanzar una piedra al azar que puede causar da�o; o como llevar una piedra al mont�n de Mercurio, para distinguir leguas o millas. Dir� todo su coraz�n como un borracho en vino. La reprensi�n y el consejo se otorgan sin efecto. Vuelve a su locura como el perro a su v�mito. Entonces es la �ltima locura para los hombres que durante un tiempo se han abstenido de pecar, volver a sus h�bitos y costumbres anteriores.
Proverbios 26:12 . �Ves hombre sabio en su propia opini�n? Este hombre, en lugar de aprender sabidur�a de otros, deifica su propio conocimiento y desprecia la instrucci�n. Una mente dispuesta a la sabidur�a percibe su ignorancia y sus errores pasados, y se beneficia de los libros y de los hombres m�s sabios; pero el testarudo se esconde en la nube del error. Si discutimos contra la verdad, tropezaremos; pero si le pedimos al Se�or que nos ense�e, �l nos guiar� por el camino que debemos seguir.
Proverbios 26:22 . Las palabras del chismoso son como heridas. Este personaje, tan a menudo marcado en este libro, recibe aqu� una justa reprimenda. Cuando ocurre una contienda entre facciones y familias, cuando no se acepta ninguna mediaci�n debido a la altaner�a del coraz�n, muere por s� misma en poco tiempo; porque el o�do del p�blico est� cansado de la repetici�n de males.
Pero cuando el chismoso oye a uno hablar en parte con enojo, o quiz�s en broma, no dudar sino que la prudencia com�n lo proteger� de repetir el mal, y cuando se va pre�ado de travesuras para cortejar el favor de los ausentes, enciende la contienda. de nuevo, y se quema con las brasas. Escuch� el mal como un amigo, lo escuch� sin protestar y lo revel� maliciosamente como un enemigo. Por tanto, lo despreciar�n como a un traidor; y el grupo al que sirvi� por el momento lo conocer� de tal manera que no le confiar� secretos. Entonces, �c�mo despreciar� Dios a los que se interponen entre la religi�n y el mundo? Como est�n tibios, los escupir� de su boca.
Proverbios 26:23 . Labios ardientes. ??? dalak, aparece en Abd�as, Proverbios 26:18 . "La casa de Jacob ser� un fuego, y la casa de Jos� una llama". Ezequiel 24:10 .
"Apila sobre le�a, enciende un fuego, consume la carne". El sentido entonces de este nudoso proverbio ser� que los labios ardientes de un chismoso, movidos por un coraz�n perverso, incendiar�n la casa; y que sus bellos discursos de fingida amistad ser�n como los fragmentos de un jarr�n de porcelana roto, aunque pintado de oro y plata, nada que valga.