Bible Commentaries
Salmos 102

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

Versículos 1-28

Seg�n Salmo 102:13 , este salmo fue escrito en Babilonia y cerca del tiempo de la emancipaci�n jud�a. Es altamente prof�tico de la mayor liberaci�n por parte del Mes�as, cuya ley deber�a publicarse desde Sion, y los gentiles se convertir�an al Se�or. Probablemente fue escrito por Daniel o Nehem�as.

El t�tulo parece haber sido prefijado por el autor del salmo, ya que las Versiones lo copian tal como est� en hebreo. �Oraci�n del afligido cuando est� abrumado, y derrama su queja ante el Se�or�.

Salmo 102:6 . Soy como un pel�cano, vagando solo por el desierto, o un b�ho que pronuncia sus notas en la noche. El pel�cano pertenece al g�nero de los anseres [gansos]. La cabeza est� desnuda, los pies palmeados, el pico recto, pero torcido al final. Se han contado treinta especies de este g�nero, como el cormor�n, el graculus, vulgarmente llamado cormoranes, sulla o piquero, aquilus, etc.

Esta ave cuenta con una bolsa para llevar carne para alimentar a sus cr�as; y sacar la presa ensangrentada de su bolsa dio lugar al vulgar error, que ella los alimenta con su propia sangre. Un grave error de her�ldica.

Salmo 102:14 . Tus siervos se complacen en sus piedras. Esta oraci�n se refiere a la promesa, Lev�tico 26:41 , de que cuando los hebreos fueran llevados cautivos por sus pecados, y deb�an humillarse y clamar al Se�or, �l responde: �Entonces me acordar� de mi pacto con Jacob, y me acordar� de la tierra. " A esto se pueden asociar todas las promesas de la restauraci�n hebrea y su conversi�n a Cristo.

Salmo 102:25 . Desde la antig�edad pusiste los cimientos de la tierra. Los Elohim, ??????? o Deidad, crearon los cielos y la tierra. G�nesis 1:1 ; Salmo 33:6 .

Los rabinos admiten que el Mes�as, la Sabidur�a y el Verbo Eternos, estaba en el seno del Padre cuando puso los cimientos de los cielos y la tierra. Proverbios 8:22 . Eclesi�stico 24. San Pablo, por tanto, sab�a que no pod�an refutar la aplicaci�n de este texto a Cristo. Hebreos 1:10 .

REFLEXIONES.

El salmista aqu�, como en pasajes paralelos de dolor y angustia, solicita la audiencia de un Dios compasivo; y cuando los hombres son sordos o no pueden salvar, �ad�nde pueden ir los oprimidos sino al trono de la misericordia y la compasi�n? Para mover al Se�or a compadecerse de su miseria, expresa su angustia con toda la elocuencia propia del dolor: y la pinta con colores vivos, porque sinti� la punzada penetrante. La fiebre, el dolor y la enfermedad se apoderaban de su cuerpo, ocasionados �nicamente por la angustia de su mente. Su alma, deleit�ndose con su dolor, se olvid� de nutrir el cuerpo. Llor� como p�jaros de nota quejumbrosa, o como el gorri�n que ha perdido a su pareja.

La causa principal de todo su dolor fue la calumnia, la rabia y la enemistad jurada de sus enemigos. Y habiendo Dios permitido todo esto, conect� la ira de sus enemigos con el disgusto de Dios, quien lo llev� a tal condici�n. Los mejores hombres que vemos pueden verse reducidos a una gran angustia, pero en todos sus problemas tienen confianza y esperanza, mientras que los malvados son llevados a la desesperaci�n.

La aflicci�n de este buen hombre fue muy ocasionada por la aflicci�n de Si�n. Hab�a estado en ruinas durante mucho tiempo; pero la basura y las piedras fueron consideradas con veneraci�n. Por eso se pide a Dios que tenga compasi�n por sus siervos. No hay se�al m�s verdadera de gracia que llorar y lamentar cuando la religi�n es descuidada y yace como un templo en ruinas. Tales eran los sentimientos de los hombres buenos durante el cautiverio babil�nico; y el Se�or se compadeci� de su pueblo.

Ora por la restauraci�n de Sion, para que los paganos, al o�r los juicios de Dios, puedan glorificar y temer su nombre. Por tanto, esto fue escrito para la instrucci�n de las generaciones futuras, a fin de que los gentiles que a�n no eran pueblo, pudieran compartir los privilegios del Israel cristiano, siendo creados de nuevo en Cristo Jes�s.

Mientras el profeta se consum�a de enfermedad en medio de sus d�as y lloraba por Si�n, se consolaba con la idea de la eternidad de nuestro JEHOV� Jes�s. Al�grate entonces, alma m�a, y de nuevo te digo, regoc�jate en el Se�or. Las vicisitudes de la vida, las revoluciones del imperio, el temblor del cielo y la tierra, mientras aplastan a los malvados, hacen rodar con seguridad a los santos sobre la firme roca del descanso eterno de Dios.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Psalms 102". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/psalms-102.html. 1835.