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Sunday, September 29th, 2024
the Week of Proper 21 / Ordinary 26
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Bible Commentaries
Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento Comentario de Sutcliffe
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Psalms 55". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/psalms-55.html. 1835.
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Psalms 55". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-23
Salmo 55:6 . Oh, si tuviera alas de paloma, para volar m�s r�pido que los halcones que buscan mi vida. El lat�n dice: �Qui�n me dar� alas de paloma? Pero es preferible el ingl�s, ya que pronuncia el coraz�n ante el Se�or.
Salmo 55:13 . Pero fuiste t�. El caldeo dice: "Pero t�, Ahitofel".
Salmo 55:15 . Deja que la muerte se apodere de ellos. Estas son las oraciones habituales antes de una batalla. Eran solo oraciones, como las que Dios respondi� en el bosque de Efra�n, donde los rebeldes fueron obligados a cruzar un precipicio, como se indica en 2 Samuel 18:6 .
Salmo 55:16 . El Se�or me salvar�. Jer�nimo lee, �de la batalla que se pele� contra m�; porque hubo muchos contra m�. "
Salmo 55:23 . El pozo de la destrucci�n. El Caldeo, El abismo de la gehena, que es un castigo m�s all� de la tumba.
REFLEXIONES.
Tenemos aqu� otro salmo de dolor y profunda angustia. Fue escrito despu�s de que David hab�a huido de su capital, para evitar a Absal�n y los rebeldes. Es muy �til para los hombres sometidos a calumnias y reproches, y no puede dejar de recordarnos lo que Cristo sufri� en el huerto y los jud�os.
Aqu� vemos cu�l fue la conducta de quienes originaron esta rebeli�n. Mientras Absal�n conciliaba la popularidad con condescendencias degradantes, los iniciados en su complot degradaban al rey en toda la ciudad, con falsas y vergonzosas imputaciones de maldad; porque la rebeli�n despliega la depravaci�n del hombre a gran escala. A veces pinta la grandeza, pero m�s a menudo la enormidad de sus pasiones; y lo exhibe como capaz de perpetrar cr�menes, en los que en un momento m�s fresco se rebelar�a todo sentimiento de su alma.
Cuando David fue informado de la naturaleza y extensi�n de la trama; la indignaci�n por la perfidia, el horror por los cr�menes y los terrores de la carnicer�a se apoderaron de su alma. No suspir� por el trono; estaba cansado de la realeza; pero envidiaba la feliz libertad de la paloma, que en un momento de peligro, extiende sus alas para una tranquila retirada. De modo que Jerem�as, fracasado en su ministerio en la misma era perversa, suspir� pidiendo una caba�a de pastor, o incluso una tienda en el desierto entre los caminantes, para llorar por su maldad.
As� tambi�n el buen hombre, asaltado durante mucho tiempo por las calamidades y los dolores, suspira pidiendo una retirada a los pies de su amo; y poco a poco, su amo le conceder� su mayor deseo. Ganar� la costa pac�fica y sonreir� para dejar atr�s las inundaciones furiosas.
David al principio, al no tener la ayuda adecuada en el hombre, ni saber en qui�n confiar, busc� su ayuda en Dios. Rog� al Se�or que destruyera la calumnia de sus lenguas y dividiera su consejo. Esto hizo el Se�or cuando los oficiales de Absal�n prefirieron el consejo de Husai antes que el de Ahitofel. Nadie tiene �xito como candidato al trono, sino el que primero recibi� su comisi�n de arriba, y ning�n pr�ncipe cae sino aquel a quien el Se�or abandona.
El horror con el que David vio la traici�n y la hipocres�a de Ahitofel se describe a continuaci�n con delicadeza. Este hombre, consumado en su discurso y famoso como un or�culo de sabidur�a, se hab�a congraciado hasta el momento con el rey como para ocupar el primer lugar en su consejo. David hab�a hecho de este hombre su igual y amigo; le hab�a contado todos los secretos y le hab�a permitido dictar todos los asuntos del Estado. Este hombre, para completar su ascendencia sobre la mente real, tambi�n se hab�a propuesto ser religioso.
Caminaba diariamente con su amo a la casa de Dios; habl� deliciosamente sobre temas religiosos y los asuntos de la salvaci�n. As�, mientras adulaba a su soberano y parec�a un santo de primera clase, estaba tramando secretamente su destrucci�n. Entonces, �cu�l debi� haber sido la indignaci�n de David cuando se enter� de que este santo se hab�a unido a Absal�n? que este santo le hab�a aconsejado al pr�ncipe que deshonrara la cama de su padre? Bien podr�a exclamar: Que la muerte se apodere de ellos; que desciendan, como Cor�, Dat�n y Abiram, vivos al infierno.
Pero cuando David de esta manera derrama maldiciones sobre sus enemigos, debemos recordar que ten�a derecho a hablar como profeta y juez; y que su sentencia o predicci�n fue a los pocos d�as ejecutada de la manera m�s terrible contra ellos, como ya se ha explicado. Pero no debemos regocijarnos en la destrucci�n de aquellos que nos odian, ni caer en un esp�ritu de malevolencia. Job 31:29 .
Se nos dice adem�s que los hombres sanguinarios y enga�osos no vivir�n la mitad de sus d�as. Como una vela en un lugar tranquilo se apaga todo su tiempo, pero suda en una corriente de aire; as� la vida humana se acorta por la intemperancia, y los imp�os se destruyen unos a otros por la contienda y la guerra. Esto demuestra m�s plenamente que cuando David sentenci� as� a los rebeldes, lo hizo por el Esp�ritu Santo. Vea el Salmo 35. 59. 69.