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Sunday, September 29th, 2024
the Week of Proper 21 / Ordinary 26
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Bible Commentaries
Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento Comentario de Sutcliffe
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Psalms 69". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/psalms-69.html. 1835.
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Psalms 69". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-36
La par�frasis caldea atribuye este salmo a David, y con gran cuidado lo considera muy prof�tico del Mes�as. San Pablo, por tanto, conoc�a la gran autoridad que ten�a al citarla contra los jud�os. Romanos 11:9 . Nunca o�mos que este salmo se escribiera en Babilonia, hasta que o�mos del arrianismo.
Salmo 69:5 . Oh Dios, t� conoces mi necedad. Nuestra versi�n se equivoca aqu� al copiar el lat�n. Todos los primeros cr�ticos leen el texto en forma subjuntiva. T� sabes si la acusaci�n de necedad que se me presenta es cierta. As� Beza en sus Salmos. Claude tambi�n: "Tu connois si l 'acusation de folie donc ils me chargent est veritable".
Salmo 69:8 . Me he convertido en un extra�o para mis hermanos. Cuando David cay� bajo el odio, sus amigos se mantuvieron al margen; s�, los hijos de su madre ten�an miedo y eran lentos para reconocerlo. Fue el miedo de Sa�l lo que los llev� primero a su campamento. Todo esto fue cierto de Cristo, en un sentido mucho m�s elevado.
Salmo 69:12 . Los que se sientan en la puerta, en la c�mara, pero m�s a menudo en el espacio abierto de la justicia, donde los ancianos de la ciudad se sentaban a escuchar las quejas. Entre los cannaille, la escoria de los malvados, era el canto de los borrachos. Un esp�ritu de perversa alegr�a se apoder� de ellos cuando oyeron que David hab�a sido destruido.
Salmo 69:21 . Me dieron a beber vinagre de hiel; la poci�n habitual para adormecer los dolores y torturas de una ejecuci�n violenta. Por tanto, David en sus angustias vio en el Esp�ritu los sufrimientos de Cristo. Juan 19:28 ; Mateo 27:48 .
Salmo 69:22 . Que su mesa se convierta en una trampa; s�, una trampa para ellos. Los jud�os despu�s de la �poca de nuestro Salvador, habi�ndose rebelado contra el Se�or, se rebelaron tambi�n contra los romanos. Con el pretexto de una gran pascua atrajeron a los j�venes de Galilea a Jerusal�n y los involucraron en su rebeli�n. Entonces, literalmente, su mesa se convirti� en una trampa para ellos.
Salmo 69:25 . Que su morada quede desolada. ????? tirah, Queden asolados sus palacios, sus castillos, sus mansiones. Esto les sucedi� literalmente a los enemigos de David, despu�s de la batalla de Gilboa, y mucho despu�s de que los romanos quemaron Jerusal�n.
Salmo 69:27 . A�ade iniquidad a su iniquidad; es decir, agregue una aflicci�n en sucesi�n cercana tras otra. Entre las aflicciones y pecados de la antig�edad hab�a palabras de importancia similar, como en Salmo 103:3 .
Salmo 69:28 . Que sean borrados del libro de los vivos. Los jud�os eran muy exactos al mantener las genealog�as de sus familias: ser borrados, en el sentido m�s bajo, era ser cortado por la muerte temporal. Entre los romanos era una especie de proscripci�n, como en �xodo 32:32 .
Pero el Se�or en su templo celestial tiene un r�cord m�s alto. No nos preocupemos aqu� por misterios que pertenecen �nicamente a Dios, sino oremos para que nuestro nombre est� escrito en su libro, y que podamos tener una copia de �l en nuestro propio coraz�n.
REFLEXIONES.
Aqu� encontramos a David en las aguas profundas de la persecuci�n y la angustia, y m�s abundante en su dolor que en cualquier otro salmo. Como de costumbre, mira hacia adelante, con el alma herida y los ojos llorosos, al Mes�as. Lleg� a estar tan absorto en el esp�ritu de fe y afligida piedad, que describi� los dolores de su Se�or m�s que los suyos propios. De modo que el Salvador se complaci� en llorar con l�grimas y entristecerse en su dolor. Por lo tanto, este salmo se cita seis veces en el nuevo testamento.
El celo de tu casa me consumi�. Juan 2:17 . Los reproches de los que te reprochaban cayeron sobre m�. Romanos 15:2 . Que su mesa se convierta en lazo y trampa para ellos. Romanos 11:9 .
Sea su morada desolada. Hechos 1:20 . Y la ofrenda de nuestro Salvador vinagre y hiel en la cruz. Cristo tambi�n se hundi� en el fango de Getseman�; estaba cansado y agotado de ofrecer fuertes llantos y l�grimas a Dios; fue odiado sin causa; era un extra�o para sus hermanos, porque no cre�an en �l; el celo de la casa de Dios lo devor�, no solo cuando purific� el templo, sino con una vida de hacer el bien.
En una palabra, los gobernantes que estaban sentados en la puerta, lo calumniaron con los nombres m�s inmundos, y no tuvieron escr�pulos en convertirlo en su canci�n en vino. Cu�n impactante e impresionante es este retrato de la angustia de nuestro Salvador. Cu�n singularmente fue llevado David a extenderse sobre sus propios dolores, para poder describir correctamente los sufrimientos de su Se�or.
En este salmo tenemos la ferviente oraci�n de David; y m�s para conmover la compasi�n divina, pinta los detalles de su dolor, desde el vers�culo decimotercero hasta el vig�simo segundo, en nuevos matices, y repite sus s�plicas con apelaciones al car�cter bondadoso de Dios. Oh, qu� sublimes y fervientes son las aspiraciones de su alma. Las oraciones as� instadas se vuelven impetuosas, el suplicante se vuelve m�s apto para la salvaci�n y la misericordia cede a los ruegos de la angustia.
De modo que el Salvador repiti� su oraci�n en el huerto, avanzando alrededor de una piedra, mientras los disc�pulos dorm�an; as� que se qued� solo, y su propio brazo trajo la salvaci�n. As� que prob� la hiel, muri�, se hundi� en la fosa, pero la tumba no pudo cerrar la boca para retenerlo.
Tenemos la sentencia que David en el esp�ritu de profec�a dict� a sus enemigos. Al leer la Ciudad de Dios de Agust�n en su totalidad, se�al� en particular este pasaje que las imprecaciones de David sobre sus enemigos no se dicen con el fin de desear su destrucci�n, sino que son una especie de denuncias prof�ticas. En ninguna parte leemos que los benjamitas cayeron v�ctimas de su mesa; pero sabemos que Judas recibi� el bocado en la cena.
Lo que es a�n m�s notable, cuando los jud�os hab�an formado el complot para deshacerse del yugo romano, invitaron a todos los j�venes capaces a la pascua de ese a�o y los instigaron a la rebeli�n, en la que la mayor�a de ellos perecieron. Y cuando no quisieron ver la luz del ministerio y los milagros de nuestro Salvador, Dios en justa retribuci�n ceg� su entendimiento y endureci� sus corazones. �l derram� su indignaci�n sobre ellos, y dej� desoladas sus habitaciones: ellos arrojaron imp�amente a los cristianos de su ciudad mediante la persecuci�n, y Dios los expuls� a espada.
Les a�adi� iniquidad a iniquidad, cuando trajo sobre aquella generaci�n la sangre de todos los justos, derramada de Abel para Cristo; y as�, como naci�n, los borr� del libro de los vivos. Seguramente ese hombre debe ser tan ciego como los mismos jud�os, que no ve que David habl� de dolores y de juicios superiores a los suyos.
Contamos con la confianza y la gratitud del salmista. Alab� al Se�or con c�ntico de salvaci�n; y la alabanza de este tipo era m�s aceptable que el sacrificio, que estaba a punto de ser abolido. S�, invita al cielo ya la tierra a alabar al Se�or; y el mundo gentil lo alab� por su conversi�n, y todos los �ngeles del cielo cantaron un c�ntico nuevo. Apocalipsis 5:9 .
El Se�or preservar� su Si�n y la convertir� en una excelencia eterna. As� vemos aqu�, como en Salmo 22 , Del dolor se eleva al gozo y se lanza por la fe a hablar del reino y la gloria del Mes�as. As� todas nuestras l�grimas se convertir�n en gozo, y todos nuestros suspiros en c�nticos de alabanza.