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Bible Commentaries
Apocalipsis 19

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

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Versículos 1-21

Apocalipsis 19:1 . O� una gran voz de mucha gente, cantos a todo coro, los cantos del cielo y de la tierra, porque ambos ahora se hacen uno, diciendo: Aleluya, escrito como Juan lo expres� en griego. Alabad al Se�or, Jehov�, el primero y el postrero. Esta es la gran obertura de la canci�n que se abri� en Apocalipsis 4:9 , y ahora se reanuda en el sublime triunfo.

Apocalipsis 19:2 . Verdaderos y justos son sus juicios. El c�ntico de los serafines, en el sexto de Isa�as, fue excitado por una visi�n de la pureza infinita de la naturaleza divina; y aqu� el argumento de la canci�n se basa en la equidad de Dios en el largo reinado de la tiran�a anticristiana, el derramamiento de sangre inconmensurable y los cr�menes innumerables.

Apocalipsis 19:3 . Aleluya: y su humo se elev� por los siglos de los siglos. �Qu�, y se han reavivado los fuegos que quemaron a los m�rtires! �Qu�, deben la bestia, la ramera y el falso maestro ahora tomar su turno! Los m�rtires han escapado; sus pies est�n sobre el mar de vidrio, el pavimento que refleja la gloria del trono, alabando a Dios con arpa y voz. Pero, �c�mo escapar� la bestia? Como los pr�ncipes persas, que arrojaron a Daniel a los leones, ellos mismos deben ir a los leones. Am�n: aleluya.

Apocalipsis 19:5 . Una voz sali� del trono, el lugar donde se pronunciaban todos los or�culos antiguos, diciendo: Alabado sea nuestro Dios. Ahora, al ver el humo, y el cielo ordenando el crepitar del c�ntico, como truenos en respuesta, sali� de los ej�rcitos rescatados del Se�or.

Y aqu� nos preguntamos, en la calma de la reflexi�n, �qu� m�s puede ser el problema entre la novia de Cristo y la ramera de Babilonia? Haciendo al mismo tiempo una distinci�n justa entre los cat�licos piadosos individualmente y la tiran�a reinante de Roma. El papado mismo sigue siendo el mismo, tanto en casa como en el extranjero. En el a�o 1824, estando muchos de nuestros barcos en R�o de Janeiro, los marineros ten�an culto a bordo de sus barcos, pero algunos en tierra, deseosos de unirse a ellos, solicitaron a los ministros imperiales que tuvieran un lugar de culto en la ciudad.

Los ministros escribieron al obispo de manera favorable, agregando que en todos los lugares los protestantes permit�an a los cat�licos el libre ejercicio de su religi�n. La respuesta fue, absolutamente negativa, con esta r�plica: "Que si la religi�n falsa tolera la verdad, no hay raz�n por la que la religi�n verdadera deba tolerar la falsa".

Apocalipsis 19:8 . A ella le fue concedido que se vista de lino fino porque el lino fino son las justificaciones de los santos. La iglesia no tiene mancha ni arruga, est� siendo lavada y santificada por el agua y la palabra. �C�mo entender�a un jud�o estas palabras? Iba a los profetas y les dec�a: Derramen los cielos justicia, si hubieras escuchado mi voz; entonces tu justicia habr�a sido como las olas del mar, y tus hijos tan numerosos como la arena de la orilla.

Isa�as 45:8 ; Isa�as 48:17 . Todas estas son bendiciones del pacto, los dones de Dios. En el Se�or tenemos justicia y fuerza; s�, justicia eterna.

Apocalipsis 19:10 . Ca� a sus pies para adorarlo, seguramente para rendirle honores divinos, de lo contrario, �por qu� reprenderlo con una frase entrecortada, ??? ??, vide ne, see not? De lo contrario, �por qu� no se reprendi� a Abraham por su homenaje civil? G�nesis 18:2 .

El �ngel que anunci� la ca�da de Babilonia, hab�a iluminado la tierra con su gloria. Por lo tanto, Juan podr�a ser abrumado y deslumbrado por la gloria. Alabar a Dios. �C�mo entonces, oh papistas, os habr�a reprendido, de rodillas en cada santuario de los m�rtires y ante cada crucifijo!

El testimonio de Jes�s es el esp�ritu de profec�a. El mundo dice que las mejores calculadoras son los mejores profetas. En este sentido, el c�lculo se deja atr�s para las edades. Todos los acontecimientos principales de la vida, muerte, resurrecci�n y ascensi�n de nuestro Salvador se predicen desde cuatrocientos hasta cuatro mil a�os antes de que ocurrieran; c�mo los jud�os lo rechazar�an, y c�mo los gentiles se juntar�an alrededor del tronco de Isa�.

Y lo que nunca fue, a los ojos de la raz�n, probable que le ocurriera a un personaje tan ilustre, unas cuarenta circunstancias llamativas y tr�gicas de su pasi�n est�n pintadas con la exactitud de los sujetos hist�ricos. Por tanto, los profetas deben haber sido inspirados por �l, para quien el futuro no tiene velo.

Apocalipsis 19:11 . Vi el cielo abierto y he aqu� un caballo blanco. De este modo, los reyes y los comandantes en jefe se han distinguido desde tiempos inmemoriales. El que estaba montado en el caballo fue llamado fiel y verdadero: Apocalipsis 3:14 .

Ten�a ojos como una llama de fuego, escudri�ando los oscuros dispositivos de sus enemigos. Sobre su cabeza hab�a muchas diademas, porque por �l reinan todos los reyes, y los pr�ncipes decretan el juicio. Ten�a un nombre, el nombre incomunicable, JEHOV�, que tan a menudo se le atribu�a, un nombre por encima de todo nombre. Un nombre que nadie conoc�a sino �l mismo, que conoce al Padre. Iba vestido, como Isa�as lo hab�a visto, con una vestidura te�ida en sangre, bautizado, salpicado, como los h�roes que luchan en la multitud de la batalla.

Isa�as 63:1 . Y su nombre es la Palabra de Dios. Salmo 33:6 . Jon�s 3:1 . Este es un nombre, ??? Devar, de constante ocurrencia en los targums de los viejos rabinos para el Mes�as; aparece quiz�s cincuenta veces en sus par�frasis y notas sobre las cr�nicas, porque esos ancianos eran en realidad cristianos. Los registros aut�nticos del templo le dieron al ap�stol Juan el mayor apoyo en el uso de este sublime nombre, Cristo, la Palabra, la Sabidur�a, el Poder de Dios.

De su boca sale una espada aguda, de dos filos, que corta en ambos sentidos, dividiendo entre el alma y el esp�ritu, las coyunturas y la m�dula. Ten�a un nombre escrito en su muslo, en la vaina de su espada, Rey de reyes y Se�or de se�ores. Todo juicio le est� encomendado, por cuanto es Hijo del Hombre.

Apocalipsis 19:17 . Vi a un �ngel de pie al sol y brillando como �l con esplendor. Y �l grit�, ven, come la carne de todos los hombres, peque�os y grandes, el pr�ncipe y el campesino, el rico y el pobre. �Qu� batalla iba a ser esta? No es una acci�n indecisa, viendo al Rey mismo comandado en persona; y siendo el Se�or un hombre de guerra, todos los ej�rcitos del cielo est�n en su s�quito.

Por tanto, debe ser una batalla. �Ah, no! no una batalla, sino una matanza sin resistencia, una carnicer�a, despu�s de la captura de la bestia, que persigui� al remanente. Fue una guerra contra los reyes y los capitanes, que hartaron su concupiscencia con los expolios de la iglesia ap�stata. Por lo tanto, en las deliberaciones m�s sobrias de mi mente, es una guerra de la feroz ira de Dios contra el mundo infiel, como se define en los comentarios sobre el Gog y el Magog de Ezequiel.

Es una guerra contra "Mesheck y Tubal", los turcos de Asia; contra el "Hamonah", los hijos de Cam; y "las islas de los gentiles", Chittim, los griegos o los infieles de Francia y otras naciones. Es una guerra de la ira de Dios, cuando pisar� el lagar, como dijo Isa�as. Pero, �qui�n podr� soportar el d�a de su venida?

REFLEXIONES.

La iglesia ap�stata y ramera, siendo derribada, la verdadera iglesia, la esposa de Cristo, resplandece con un brillo peculiar. Todo el cielo celebra la victoria con las m�s altas muestras de gratitud; y lo que es particularmente digno de un canto celestial, la justicia de Dios en sus juicios, es lo m�s celebrado. Esta canci�n, como en el quinto cap�tulo, es triple. Los santos en gloria tienen el honor de abrir a gran voz los triunfos de Dios y del Cordero.

Los cuatro querubines dan la respuesta: la iglesia de abajo, como la voz de muchas aguas, cierra el coro y re�cho atr�s los aleluyas de los cielos. Su gozo es pleno, porque han llegado las bodas del Cordero, cuando la iglesia ser� adornada con justicia y con la gloria de su Se�or.

La siguiente escena es inconcebiblemente terrible y sublime. Es la destrucci�n del anticristo y de todo su ej�rcito; y no hay texto que hable de la ampliaci�n del reino de Cristo, pero expresa o implica la destrucci�n de sus enemigos. �Y cu�l, oh Roma, es este el fin de tu tiran�a? �Qu�, oh falsos profetas y maestros, est� quemando el final de vuestro pontificado? �Est�is vosotros mismos enga�ados por fin, despu�s de haber enga�ado a la gente? �Debes t� que has perdonado siglos de cr�menes y derramado r�os de sangre, encontrar tus propios pecados sin purgar y sin perd�n al fin?

Y vosotros, oh reyes, ministros ungidos de Dios, que hab�is prestado vuestros brazos a la bestia, en lugar de confiar en Aquel por quien reinas, �deb�is vosotros que hab�is sido part�cipes de sus pecados, ser part�cipes tambi�n de sus castigos?

Lo peor de todo, t�, oh infiel, el estudioso de la naturaleza, que no pudiste ver al Dios de la naturaleza; Tus pasiones, tu malvada concupiscencia, han cegado tu intelecto. Toda la naturaleza est� llena de la Mente Eterna, pero no puedes ver a nadie m�s que a ti mismo. Una vez m�s, enju�gate los ojos y mira hacia arriba. All� viene en el caballo blanco, y todos los ej�rcitos del cielo siguen, como ministros de justicia, por una Deidad insultada durante mucho tiempo.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Revelation 19". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/revelation-19.html. 1835.
 
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