Bible Commentaries
Zacarías 11

Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo TestamentoComentario de Sutcliffe

Versículos 1-17

Zacar�as 11:1 . Abre tus puertas, oh L�bano. Esta es una palabra delicada para el templo, llam�ndolo por otro nombre. El Dr. Lightfoot cita varios comentarios sorprendentes sobre este texto. �La puerta oriental del templo interior era de bronce, y era tan pesada que apenas veinte hombres pod�an cerrarla, y estaba cerrada con barrotes y cerrojos de la manera m�s segura; �Sin embargo, se vio por la noche abrirse sin ning�n poder visible! Este tipo de gente m�s d�bil conjeturaba que era un signo de prosperidad, un presagio de que Dios les enviar�a cosas buenas.

Por el contrario, aquellos de mente m�s fr�a y pensamiento m�s profundo, interpretaron el fen�meno como una indicaci�n de la ruina total de su poder y de su templo ". Las guerras de los jud�os de Josefo, libro 6. cap. 31.

Los sabios rabinos est�n de acuerdo con Josefo en este hecho, que "cuarenta a�os antes de la destrucci�n de la ciudad, las puertas del templo se abrieron por su propia voluntad". Juchasin, f. 10. En ocasi�n de lo cual Rabban Ben Zaccai, [luego presidente del sanedr�n] exclam�: Abre tus puertas, oh L�bano, para que el fuego consuma tus cedros.

El rabino Solomon, en su comentario sobre estas palabras, �Abre tus puertas, oh L�bano�, infiri� la destrucci�n del templo, repitiendo el testimonio anterior, que las puertas se hab�an abierto espont�neamente. Desde el momento en que ocurri� este fen�meno, los sanedrines retiraron sus sesiones de Gazith, una gran c�mara en el templo, y las mantuvieron en otros lugares convenientes.

Zacar�as 11:2 . A�lla, abeto, porque el cedro ha ca�do. Los �rboles a veces representan reyes, como Daniel describe a Nabucodonosor junto a un alto cedro. Las cifras de todo este cap�tulo son breves y los objetos oscuros. Podemos equivocarnos en los comentarios; sin embargo, muchas cosas nos llevan a aplicar todo el escenario a la �ltima �poca de la naci�n jud�a.

Por tanto, como Pablo habla delicadamente del poder romano, diciendo: "el que deja, dejar�", y como Pedro nombra a la iglesia en Babilonia, as� Zacar�as, en un punto tan tierno, toca con un l�piz delicado, la ca�da final de el estado jud�o. El tema aqu�, y en el cuarto cap�tulo de Malaqu�as, aparentemente es el mismo. Su sol se oscurece, su luna mengua, sus estrellas caen.

Zacar�as 11:3 . Se oye el aullido de los pastores, de los sacerdotes y de los gobernantes, cuando vieron venir los ej�rcitos romanos contra Jerusal�n.

Zacar�as 11:4 ; Zacar�as 11:6 . Alimenta el reba�o de la matanza. Los pobres de la tierra, como en Zacar�as 11:7 . Alimenta al pueblo de Judea con toda la sabidur�a y el conocimiento del evangelio, y re�ne a los elegidos antes de que los romanos arrasen la ciudad y entierren a un mill�n de personas en la tumba. Porque no sentir� m�s piedad de la tierra, sino que la herir� con maldici�n. Malaqu�as 4:6 .

Zacar�as 11:7 . Cog� dos varas, los b�culo de un pastor. La que llam� belleza, para denotar la sabidur�a, la virtud y los talentos que se requieren de los pastores. Al otro llam� bandas, para mostrar c�mo los pastores deben defender sus reba�os contra los lobos.

Zacar�as 11:8 . Tambi�n cort� a tres pastores en un mes. Puede que no sepamos el significado preciso de estas palabras; porque cuando se habla de la ca�da de los pr�ncipes, se requiere delicadeza. Sin embargo, sabemos que fueron pastores malvados, al igual que los tres Herodes. Ver Mateo 2:16 .

Podr�an ser tres gobernantes paganos u otros grandes hombres que oprimieron a los pobres. Cristo usa el bast�n de bandas contra sus enemigos. En la cr�tica encontramos numerosas especulaciones sobre el tema, pero con poco prop�sito.

Zacar�as 11:9 . Lo que ha de ser cortado, sea cortado; y que los dem�s coman cada uno la carne de otro. Un retrato impactante pero correcto de los horrores del hambre que prevaleci� en la ciudad rebelde, antes de que los romanos la asaltaran.

Zacar�as 11:10 . Tom� mi bast�n, incluso la belleza. Con esto, el pastor de Israel marc� a las ovejas que iban a escapar del matadero, y luego las cort� en dos, para mostrar que los jud�os incr�dulos estaban excluidos de la protecci�n del pacto. Entonces los pobres del reba�o que hab�an escapado al otro lado del Jord�n, conocieron que era la palabra del Se�or: la vieron cumplida al pie de la letra.

Zacar�as 11:12 . Y yo dije, si te parece bien, dame mi precio. El gran y buen pastor, cuando llor� por Jerusal�n, rompi� el bast�n de las bendiciones del pacto, diciendo: "Ahora est�n ocultas a tus ojos". Cristo es aqu� el que habla; y �l dice: Si os parece bien, dadme mi precio; d�selo a Judas.

De lo contrario, abst�ngase. �As� que pesaron por mi precio treinta piezas de plata, el precio de Aquel que dio su vida en rescate por todos, para ser testificado a su debido tiempo! Ruborizaos, oh cielos, y tiembla, tierra.

Zacar�as 11:13 . Echadlos al alfarero en la casa del Se�or, para que compre su campo. Es el buen precio por el que me valoraron. As�, con maravillosa minuciosidad, las escrituras de los profetas predijeron las transacciones de Judas con los principales sacerdotes y los ancianos; la suma precisa que iba a recibir por su traici�n, e incluso la misma circunstancia de que el traidor arrojara las treinta piezas de plata en el suelo del templo, incapaz de retener en su poder el precio de la sangre inocente, o soportar las agon�as de una conciencia culpable. Mateo 27:3 .

Zacar�as 11:14 . Luego cort� el resto de mi cayado para romper la hermandad entre Jud� e Israel. Los dos reinos, o las doce tribus, han sido tan separados y dispersos que se olvidan de su tribu y sus parientes. Los jud�os ahora no pueden distinguir su genealog�a. Pero la gente nueva o peculiar, sean jud�os o gentiles, tiene afinidad en Cristo con toda la familia de Dios.

Zacar�as 11:15 . Toma todav�a los instrumentos de un pastor necio. �sta es una aguda s�tira de los gobernantes jud�os, que eran pastores sin vara, sin alforja, sin reba�o, pastores sin montes ni pastos.

Zacar�as 11:16 . He aqu�, levantar� un pastor en la tierra que comer� la carne y rasgar� sus garras. El poder romano, ese gran imperio de hierro, est� aqu� simbolizado, y su car�cter deber�a ser inverso al de un buen pastor, nombre que aqu� se le da ir�nicamente. No visitar� ni buscar� a los dispersos, ni socorrer� a los d�biles ni a los j�venes; ni curar� al despedazado por los perros, ni alimentar� al hambriento asolado; pero comer� la grasa y desgarrar� el residuo con sus garras. Tal es la cuarta, la terrible bestia que vio Daniel, y que Zacar�as describe aqu�.

Zacar�as 11:17 . Ay del pastor de �dolos, el estado y la naci�n jud�a, que hab�a abandonado el redil de Dios para seguir a los �dolos y buscar la vanidad. La espada de los romanos estar� sobre su brazo y sobre su ojo derecho; ceguera y obsesi�n se apoderar�n de sus consejos. Su brazo de poder nacional ser� completamente seco.

Se producir� un oscurecimiento total del sol hebreo; y el velo de las tinieblas permanecer� sobre ellos, hasta que la naci�n vuelva al Se�or. Entonces el velo ser� quitado, y el evangelio les dar� la luz del conocimiento de la gloria del Se�or.

REFLEXIONES.

Seguramente ning�n hombre puede leer este cap�tulo y comparar las profec�as con los eventos y dudar de la inspiraci�n divina. Si los fil�sofos dudosos de la �poca escribieran un cat�logo de las caracter�sticas requeridas de la revelaci�n divina, �podr�an pedir o recibir demostraciones m�s claras que las que el cielo ya ha concedido en la historia de los jud�os? Es una naci�n entera, una cadena continua de hechos, siempre hablando a la iglesia.

Información bibliográfica
Sutcliffe, Joseph. "Comentario sobre Zechariah 11". Comentario de Sutcliffe sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jsc/zechariah-11.html. 1835.