Despu�s de estas cosas y de su establecimiento, vino Senaquerib, rey de Asiria, y entr� en Jud�, y acamp� frente a las ciudades fortificadas, pensando en conquistarlas para �l.
Ver. 1. Despu�s de estas cosas. ] Ver 2 Reyes 18:13 , & c. Cuando Ezequ�as hubo puesto todo en orden, Senaquerib subi� con su ej�rcito. Entonces, despu�s de la dulce comuni�n con Dios, en la Santa Cena o de otra manera, busque "leviat�n, esa serpiente tortuosa", para perturbar a todos.
Y su establecimiento. ] O, Y la verdad o fidelidad de los mismos, es decir, del autor al relatarlos, o m�s bien de Ezequ�as al tramitarlos. Postquam haec fideliter sunt gesta: as� Munster lo traduce.
Y pens� en gan�rselos �l mismo. ] Heb .: quebrarlos o dividirlos, sembrar la disensi�n entre ellos, que es la madre de la disoluci�n. Divide y vencer�s. Divide y conquistaras. Su padre hab�a llevado cautivas a las diez tribus: no dudaba, por tanto, pero deb�a conquistar las otras dos; pero sus esperanzas encallaron, como dice el proverbio.
Consult� con sus pr�ncipes y sus valientes para detener las aguas de las fuentes que estaban fuera de la ciudad, y ellos lo ayudaron.
Ver. 3. Detener las aguas de las fuentes. ] Confi� en Dios, pero utiliz� los mejores medios. Se debe confiar en Dios, pero no se debe tentar. Ver Isa�as 22:9 ; Isa�as 22:11 .
Se reuni�, pues, mucha gente que detuvo todas las fuentes y el arroyo que corr�a por en medio de la tierra, diciendo: �Por qu� han de venir los reyes de Asiria y hallar mucha agua?
Ver. 4. Y el arroyo. ] Llamado Gihon. 2Cr 32:30 Este era uno de esos r�os cuyas aguas alegraron la ciudad de Dios. Ver 1 Reyes 1:33 .
Ven y busca mucha agua. ] Cuidemos de que Satan�s, cuando venga a asaltarnos, no encuentre mucha materia. "Mortificad, pues, vuestros miembros terrenales, la fornicaci�n ... y la codicia". Col 3: 5
Tambi�n se fortaleci�, y edific� todo el muro que estaba quebrado, y lo elev� hasta las torres, y otro muro exterior, y repar� a Millo [en] la ciudad de David, e hizo dardos y escudos en abundancia.
Ver. 5. Y lo elev� hasta las torres. ] O, mont� las m�quinas de guerra en las torres, para su mejor defensa.
Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, y los reuni� con �l en la plaza de la puerta de la ciudad, y les habl� c�modamente, diciendo:
Ver. 6. Estableci� capitanes de guerra. ] Hizo todo lo que se pod�a hacer: porque sab�a que el Asirio ven�a con una fuerza poderosa, como un r�o que "sube por todos sus cauces, y pasa por todas sus riberas". Isa�as 8: 7
S� fuerte y valiente, no temas ni desmayes por el rey de Asiria, ni por toda la multitud que est� con �l, porque hay m�s con nosotros que con �l.
Ver. 7. Sea fuerte y valiente. ] Su discurso es breve pero conciso: muy cordial y confortable.
Ahora para toda la multitud que est� con �l. ] S�lo ve a Cristo y di, como Isa�as 8:8 , "El estiramiento de sus alas llen� la anchura de tu tierra, oh Emmanuel".
Con �l [est�] un brazo de carne; pero el SE�OR nuestro Dios est� con nosotros para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo descans� en las palabras de Ezequ�as, rey de Jud�.
Ver. 8. Con �l hay un brazo de carne. ] La carne es fr�gil: y Dios puede hacer que el tend�n m�s fuerte de su brazo se rompa r�pidamente.
Pero con nosotros est� el Se�or nuestro Dios. ] La importaci�n de "Emmanuel"; por cuyo nombre Cristo ahora comenz� a ser conocido entre ellos.
Despu�s de esto, Senaquerib rey de Asiria envi� a sus siervos a Jerusal�n (pero �l mismo puso sitio a Laquis, y todo su poder con �l) a Ezequ�as rey de Jud�, y a todo Jud� que estaba en Jerusal�n, diciendo ,
Ver. 9. Envi� a sus siervos a Jerusal�n. ] Ver 2 Reyes 18:9 . El Anticristo, de la misma manera, env�a a sus legados y nuncios a solicitar a la gente que se desv�e de Cristo; como hizo con Vergerius a Sajonia, Campeius a los pr�ncipes de Alemania, Sadoletus a Ginebra, Pool ac�, etc.
As� ha dicho Senaquerib rey de Asiria: �En qu� confi�is para permanecer en el sitio de Jerusal�n?
Ver. 10. � En qu� conf�as? ] Como la ret�rica para esto usa al Anticristo, donde �l seducir�a. V�ase la ep�stola azucarada de Sadolet a los ciudadanos de Ginebra, escrita en ausencia de Calvino, quien la contest� completa y elegantemente desde Estrasburgo, donde durante un tiempo vivi� un exilio.
�No quit� el mismo Ezequ�as sus lugares altos y sus altares, y mand� a Jud� y a Jerusal�n, diciendo: delante de un altar adorar�is y quemar�is incienso sobre �l?
Ver. 12. �No ha quitado el mismo Ezequ�as sus lugares altos? ] As� dice el Anticristo: �No han quitado tus reformadores las abad�as, monasterios, altares, cruces, etc.? Y como no quisieron algunos en Jerusal�n que fueran de la misma opini�n con los mensajeros de Senaquerib, as� tampoco quiere entre nosotros un grupo maligno, que se queje y rechine los dientes por nuestra feliz Reforma.
�No sab�is lo que mis padres y yo hemos hecho a toda la gente de [otras] tierras? �Pod�an los dioses de las naciones de esas tierras librar sus tierras de mi mano?
�Qui�n [hab�a] entre todos los dioses de aquellas naciones que mis padres destruyeron por completo, que pudiera librar a su pueblo de mi mano, para que tu Dios pudiera librarte de mi mano?
Ver. 14. Que mis padres destruyeron por completo. ] Ver 2 Reyes 18:34 ; 2 Reyes 19:12,13 .
Ahora, pues, no os enga�e, ni os persuada de esta manera Ezequ�as, ni le cre�is todav�a; porque ning�n dios de ninguna naci�n o reino ha podido librar a su pueblo de mi mano y de la mano de mis padres. �No te librar� tu Dios de mi mano?
Ver. 15. Ahora pues, no dejemos a Ezequ�as. ] Ver 2 Reyes 18:29 .
Cuanto menos tu Dios. ] �Blasfemia prodigiosa! Y no fue el de John Hunt, un panfletista papista, igualmente malo, cuando dijo: El Dios de los protestantes es el Dios m�s descort�s y de malos modales de todos los que han llevado los nombres de dioses sobre la tierra; s�, peor que Pan, dios de los payasos, que no puede soportar ceremonias ni buenos modales. a
un humilde llamamiento a la versi�n King James, cap. 6.
Tambi�n escribi� cartas para insultar al SE�OR Dios de Israel, y para hablar contra �l, diciendo: Como los dioses de las naciones de [otras] tierras no libraron a su pueblo de mi mano, tampoco el Dios de Ezequ�as librar� su pueblo fuera de mi mano.
Entonces clamaron a gran voz en el discurso de los jud�os al pueblo de Jerusal�n que [estaba] en el muro, para asustarlos y turbarlos; para que pudieran tomar la ciudad.
Ver. 18. Entonces lloraron� en el discurso de los jud�os] Ver 2 Reyes 18:28 .
Para asustarlos y turbarlos. ] Para sembrar las semillas de la sedici�n entre ellos, para hacer divisi�n, y as� obtener dominio.
Y el SE�OR envi� un �ngel, el cual mat� a todos los valientes y valientes, ya los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. As� que volvi� con la cara avergonzada a su propia tierra. Y cuando entr� en la casa de su dios, los que salieron de sus entra�as lo mataron all� a espada.
Ver. 21. Y el Se�or envi� un �ngel. ] Ver 2 Reyes 19:35 .
As� que regres� con cara de verg�enza. ] No fue tanto preservado, como reservado para una mayor travesura
As� salv� Jehov� a Ezequ�as ya los habitantes de Jerusal�n de mano de Senaquerib rey de Asiria, y de mano de todos [los dem�s], y los gui� por todas partes.
Ver. 22. Y los habitantes de Jerusal�n. ] Quienes no solo fueron preservados, sino que se enriquecieron mucho con el bot�n de sus enemigos.
Y los gui� por todos lados. ] Como un pastor cuidadoso hace su reba�o.
Y muchos trajeron ofrendas a Jehov� en Jerusal�n, y ofrendas para Ezequ�as rey de Jud�, de modo que desde entonces fue engrandecido a los ojos de todas las naciones.
Ver. 23. Y muchos trajeron presentes al Se�or. ] Muchos extra�os fueron entonces pros�litos, como tambi�n lo hab�a sido Jetro por las grandes obras de Dios para su pueblo contra los egipcios.
Pero Ezequ�as no pag� conforme al beneficio que se le hab�a hecho; porque su coraz�n se enalteci�; por tanto, hubo ira sobre �l, y sobre Jud� y Jerusal�n.
Ver. 25. Pero Ezequ�as no volvi� a rendir. ] Sus devoluciones no se deb�an a sus recibos. Plerique omnes sumus ingrati. La lluvia cae del cielo en forma de aguaceros; sube pero en brumas: as� vuelven nuestras alabanzas lenta y delicadamente. Servimos a Dios, en su mayor parte como los ni�os peque�os nos sirven, quienes, cuando vienen a nosotros de su juego y tienen algo de nosotros que quieren, se van, sin reverencia ni respeto hacia nosotros; pero si saben que tendremos el deber, lo har�n, pero de tal manera que podamos ver que sus corazones est�n en su juego en el exterior m�s que en su deber.
Porque su coraz�n se enalteci�. ] No tan bueno como lo era el de Josafat, 2Cr 17: 6, pero peor, con orgullo y arrogancia, mientras que no consideraba su distancia de Dios y su dependencia de Dios, sino que actuaba como si hubiera sido un dios insignificante dentro de s� mismo. Satan�s estallar� f�cilmente en los mejores corazones si no miran.
No obstante, Ezequ�as se humill� por el orgullo de su coraz�n, [tanto �l como los habitantes de Jerusal�n, de modo que la ira del SE�OR no vino sobre ellos en los d�as de Ezequ�as.
Ver. 26. No obstante, Ezequ�as se humill�. ] Se afligi� a s� mismo con dolores voluntarios, cuando una vez, por la predicaci�n del profeta, vio su pecado. Submissior factus est superbia cordis sui �as� lo traduce Vatablus� se volvi� m�s humilde por el orgullo de su coraz�n: como el pueblo de Dios tambi�n gana por sus pecados; de ah� esa paradoja de Agust�n, Mis pecados, en cierto sentido, me hacen m�s bien que mis gracias; porque despu�s me hacen m�s humilde, m�s cuidadoso, m�s agradecido por un Salvador, m�s misericordioso con los dem�s, m�s deseoso del estado de perfecci�n, etc. Ver 2 Reyes 20:17,19 .
Y ten�a Ezequ�as muchas riquezas y gloria; y se hizo tesoros de plata, oro, piedras preciosas, especias arom�ticas, escudos y toda clase de alhajas preciosas;
Ver. 27. Y Ezequ�as ten�a much�simas riquezas y honor. ] Y estos lo inflaron; su coraz�n se enalteci� con su riqueza, como un barco se eleva con la crecida del agua que lo lleva.
Y por todo tipo de joyas agradables. ] Heb., Instrumentos del deseo. Todo esto era bastante l�cito y �til, si no hubiera depositado demasiado su afecto en ellos.
Almacenes tambi�n para el cultivo de ma�z, vino y aceite; y establos para todo tipo de bestias y caba�as para reba�os.
Ver. 28. Para el aumento de ma�z, vino y aceite. ] Estos son bienes menos preciosos, pero m�s necesarios que los primeros, como descubri� el gran Califa de Babilonia cuando muri� de hambre en medio de su gran tesoro, del cual estaba dispuesto a comer y no escatimar. a
Adem�s le proporcion� ciudades, y posesiones de reba�os y vacas en abundancia, porque Dios le hab�a dado mucho sustento.
Ver. 29. Porque Dios le hab�a dado mucha sustancia. ] Es decir, la riqueza de este mundo; aunque para hablar correctamente, la verdadera gracia solo es "sustancia, sustancia duradera": las riquezas son nec vera, nec vestra Lucas 16: 11-12
Este mismo Ezequ�as tambi�n detuvo el curso de agua superior de Gih�n y lo llev� directamente hacia el lado occidental de la ciudad de David. Y Ezequ�as prosper� en todas sus obras.
Ver. 30. Detuvo el curso de agua superior de Gihon. ] Ver 2 Cr�nicas 32:4 .
Sin embargo, en [el negocio de] los embajadores de los pr�ncipes de Babilonia, que enviaron a �l para informarse de las maravillas que se hab�an [hecho] en la tierra, Dios lo dej� para probarlo, para que supiera todo [lo que era] en su coraz�n.
Ver. 31. Sin embargo, en los asuntos de los embajadores. ] Ver 2 Reyes 20:12,14 .
Dios lo dej� para probarlo. ] Como suele hacer con sus mejores hijos, Gen 22: 1 Job 1:12 ; Job 2:3 ; Job 2: 6 pero no los abandona del todo. Sal 119: 8 La humildad que mostr� Ezequ�as cuando el profeta lo amonest�, y su perseverancia en la piedad, muestran que Dios nunca lo priv� del todo de su gracia: solo sivit eum agere ex impactu suo, le permiti�, por esta vez, hacer como quisiera, no fortaleci�ndolo con su Esp�ritu en esta tentaci�n de la ambici�n mundana, para que pudiera descubrirlo a s� mismo ya los dem�s; porque lo que es un hombre, est� en tentaci�n.
Satan�s puede obrar, pero seg�n la materia que encuentre en nosotros. El viento no agrega agua al mar, solo puede hacer que las olas se eleven y surjan. El fuego no a�ade nada al agua cuando se pone sobre ella, sino que s�lo la aten�a y la hace hervir, etc.
Los dem�s hechos de Ezequ�as y su bondad, he aqu�, est�n escritos en la visi�n del profeta Isa�as, hijo de Amoz, y en el libro de los reyes de Jud� e Israel.
Ver. 32. Y su bondad. ] Heb., Sus bondades; es decir, al pueblo de Dios al suministrarle sacrificios y establecer el servicio sincero de Dios.
En el libro de los reyes. ] O los que ahora existen, o los m�s grandes, perdidos hace mucho tiempo, y de los cuales estas cr�nicas parecen haber sido compiladas.
Y durmi� Ezequ�as con sus padres, y lo sepultaron en lo m�s importante de los sepulcros de los hijos de David; y todo Jud� y los habitantes de Jerusal�n lo honraron en su muerte. Y rein� en su lugar Manas�s su hijo.
Versículo 1
Despu�s de estas cosas y de su establecimiento, vino Senaquerib, rey de Asiria, y entr� en Jud�, y acamp� frente a las ciudades fortificadas, pensando en conquistarlas para �l.
Ver. 1. Despu�s de estas cosas. ] Ver 2 Reyes 18:13 , & c. Cuando Ezequ�as hubo puesto todo en orden, Senaquerib subi� con su ej�rcito. Entonces, despu�s de la dulce comuni�n con Dios, en la Santa Cena o de otra manera, busque "leviat�n, esa serpiente tortuosa", para perturbar a todos.
Y su establecimiento. ] O, Y la verdad o fidelidad de los mismos, es decir, del autor al relatarlos, o m�s bien de Ezequ�as al tramitarlos. Postquam haec fideliter sunt gesta: as� Munster lo traduce.
Y pens� en gan�rselos �l mismo. ] Heb .: quebrarlos o dividirlos, sembrar la disensi�n entre ellos, que es la madre de la disoluci�n. Divide y vencer�s. Divide y conquistaras. Su padre hab�a llevado cautivas a las diez tribus: no dudaba, por tanto, pero deb�a conquistar las otras dos; pero sus esperanzas encallaron, como dice el proverbio.
Versículo 2
Y cuando vio Ezequ�as que ven�a Senaquerib, y que ten�a el prop�sito de pelear contra Jerusal�n,
Ver. 2. Que vino Senaquerib. ] Ver 2 Reyes 18:13 . 2 Reyes 18:13 .
Versículo 3
Consult� con sus pr�ncipes y sus valientes para detener las aguas de las fuentes que estaban fuera de la ciudad, y ellos lo ayudaron.
Ver. 3. Detener las aguas de las fuentes. ] Confi� en Dios, pero utiliz� los mejores medios. Se debe confiar en Dios, pero no se debe tentar. Ver Isa�as 22:9 ; Isa�as 22:11 .
Versículo 4
Se reuni�, pues, mucha gente que detuvo todas las fuentes y el arroyo que corr�a por en medio de la tierra, diciendo: �Por qu� han de venir los reyes de Asiria y hallar mucha agua?
Ver. 4. Y el arroyo. ] Llamado Gihon. 2Cr 32:30 Este era uno de esos r�os cuyas aguas alegraron la ciudad de Dios. Ver 1 Reyes 1:33 .
Ven y busca mucha agua. ] Cuidemos de que Satan�s, cuando venga a asaltarnos, no encuentre mucha materia. "Mortificad, pues, vuestros miembros terrenales, la fornicaci�n ... y la codicia". Col 3: 5
Versículo 5
Tambi�n se fortaleci�, y edific� todo el muro que estaba quebrado, y lo elev� hasta las torres, y otro muro exterior, y repar� a Millo [en] la ciudad de David, e hizo dardos y escudos en abundancia.
Ver. 5. Y lo elev� hasta las torres. ] O, mont� las m�quinas de guerra en las torres, para su mejor defensa.
Versículo 6
Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, y los reuni� con �l en la plaza de la puerta de la ciudad, y les habl� c�modamente, diciendo:
Ver. 6. Estableci� capitanes de guerra. ] Hizo todo lo que se pod�a hacer: porque sab�a que el Asirio ven�a con una fuerza poderosa, como un r�o que "sube por todos sus cauces, y pasa por todas sus riberas". Isa�as 8: 7
Versículo 7
S� fuerte y valiente, no temas ni desmayes por el rey de Asiria, ni por toda la multitud que est� con �l, porque hay m�s con nosotros que con �l.
Ver. 7. Sea fuerte y valiente. ] Su discurso es breve pero conciso: muy cordial y confortable.
Ahora para toda la multitud que est� con �l. ] S�lo ve a Cristo y di, como Isa�as 8:8 , "El estiramiento de sus alas llen� la anchura de tu tierra, oh Emmanuel".
Versículo 8
Con �l [est�] un brazo de carne; pero el SE�OR nuestro Dios est� con nosotros para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo descans� en las palabras de Ezequ�as, rey de Jud�.
Ver. 8. Con �l hay un brazo de carne. ] La carne es fr�gil: y Dios puede hacer que el tend�n m�s fuerte de su brazo se rompa r�pidamente.
Pero con nosotros est� el Se�or nuestro Dios. ] La importaci�n de "Emmanuel"; por cuyo nombre Cristo ahora comenz� a ser conocido entre ellos.
Versículo 9
Despu�s de esto, Senaquerib rey de Asiria envi� a sus siervos a Jerusal�n (pero �l mismo puso sitio a Laquis, y todo su poder con �l) a Ezequ�as rey de Jud�, y a todo Jud� que estaba en Jerusal�n, diciendo ,
Ver. 9. Envi� a sus siervos a Jerusal�n. ] Ver 2 Reyes 18:9 . El Anticristo, de la misma manera, env�a a sus legados y nuncios a solicitar a la gente que se desv�e de Cristo; como hizo con Vergerius a Sajonia, Campeius a los pr�ncipes de Alemania, Sadoletus a Ginebra, Pool ac�, etc.
Versículo 10
As� ha dicho Senaquerib rey de Asiria: �En qu� confi�is para permanecer en el sitio de Jerusal�n?
Ver. 10. � En qu� conf�as? ] Como la ret�rica para esto usa al Anticristo, donde �l seducir�a. V�ase la ep�stola azucarada de Sadolet a los ciudadanos de Ginebra, escrita en ausencia de Calvino, quien la contest� completa y elegantemente desde Estrasburgo, donde durante un tiempo vivi� un exilio.
Versículo 11
�No os persuade Ezequ�as para que os entregu�is a morir de hambre y de sed, diciendo: El SE�OR nuestro Dios nos librar� de la mano del rey de Asiria?
Ver. 11. �No los persuade (o enga�a) Ezequ�as?] Ver 2 Reyes 18:29,30 . 2 Reyes 18:29,30 .
Versículo 12
�No quit� el mismo Ezequ�as sus lugares altos y sus altares, y mand� a Jud� y a Jerusal�n, diciendo: delante de un altar adorar�is y quemar�is incienso sobre �l?
Ver. 12. �No ha quitado el mismo Ezequ�as sus lugares altos? ] As� dice el Anticristo: �No han quitado tus reformadores las abad�as, monasterios, altares, cruces, etc.? Y como no quisieron algunos en Jerusal�n que fueran de la misma opini�n con los mensajeros de Senaquerib, as� tampoco quiere entre nosotros un grupo maligno, que se queje y rechine los dientes por nuestra feliz Reforma.
Versículo 13
�No sab�is lo que mis padres y yo hemos hecho a toda la gente de [otras] tierras? �Pod�an los dioses de las naciones de esas tierras librar sus tierras de mi mano?
Ver. 13. No te conozco. ] Ver 2 Reyes 19:11,12 .
Versículo 14
�Qui�n [hab�a] entre todos los dioses de aquellas naciones que mis padres destruyeron por completo, que pudiera librar a su pueblo de mi mano, para que tu Dios pudiera librarte de mi mano?
Ver. 14. Que mis padres destruyeron por completo. ] Ver 2 Reyes 18:34 ; 2 Reyes 19:12,13 .
Versículo 15
Ahora, pues, no os enga�e, ni os persuada de esta manera Ezequ�as, ni le cre�is todav�a; porque ning�n dios de ninguna naci�n o reino ha podido librar a su pueblo de mi mano y de la mano de mis padres. �No te librar� tu Dios de mi mano?
Ver. 15. Ahora pues, no dejemos a Ezequ�as. ] Ver 2 Reyes 18:29 .
Cuanto menos tu Dios. ] �Blasfemia prodigiosa! Y no fue el de John Hunt, un panfletista papista, igualmente malo, cuando dijo: El Dios de los protestantes es el Dios m�s descort�s y de malos modales de todos los que han llevado los nombres de dioses sobre la tierra; s�, peor que Pan, dios de los payasos, que no puede soportar ceremonias ni buenos modales. a
un humilde llamamiento a la versi�n King James, cap. 6.
Versículo 16
Y sus siervos hablaron a�n [m�s] contra el SE�OR Dios, y contra su siervo Ezequ�as.
Ver. 16. Y sus siervos hablaron a�n m�s. ] A�adiendo los suyos propios a los mandatos de su amo que a�n no necesitaban.
Versículo 17
Tambi�n escribi� cartas para insultar al SE�OR Dios de Israel, y para hablar contra �l, diciendo: Como los dioses de las naciones de [otras] tierras no libraron a su pueblo de mi mano, tampoco el Dios de Ezequ�as librar� su pueblo fuera de mi mano.
Ver. 17. Escribi� tambi�n cartas. ] Ver 2 Reyes 19:9 ; 2 Reyes 19:14 .
Versículo 18
Entonces clamaron a gran voz en el discurso de los jud�os al pueblo de Jerusal�n que [estaba] en el muro, para asustarlos y turbarlos; para que pudieran tomar la ciudad.
Ver. 18. Entonces lloraron� en el discurso de los jud�os] Ver 2 Reyes 18:28 .
Para asustarlos y turbarlos. ] Para sembrar las semillas de la sedici�n entre ellos, para hacer divisi�n, y as� obtener dominio.
Versículo 19
Y hablaron contra el Dios de Jerusal�n, como contra los dioses de los pueblos de la tierra, obra de manos de hombres.
Ver. 19. En contra de los dioses de la gente de la tierra. ] Esto fue una gran blasfemia. Ver en 2 Cr�nicas 32:15 2 Reyes 17:30 ; 2 Reyes 17:33,41 .
Versículo 20
Y por esto [causa] el rey Ezequ�as y el profeta Isa�as hijo de Amoz oraron y clamaron al cielo.
Ver. 20. Por esta causa. ] Ver 2 Reyes 19:2,3 , & c.
Y el profeta Isa�as� or�.] Y al mismo tiempo profetiz� c�modamente. 2 Reyes 19: 14-19
Versículo 21
Y el SE�OR envi� un �ngel, el cual mat� a todos los valientes y valientes, ya los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. As� que volvi� con la cara avergonzada a su propia tierra. Y cuando entr� en la casa de su dios, los que salieron de sus entra�as lo mataron all� a espada.
Ver. 21. Y el Se�or envi� un �ngel. ] Ver 2 Reyes 19:35 .
As� que regres� con cara de verg�enza. ] No fue tanto preservado, como reservado para una mayor travesura
Y cuando lleg�. ] Ver 2 Reyes 19:36,37 .
Versículo 22
As� salv� Jehov� a Ezequ�as ya los habitantes de Jerusal�n de mano de Senaquerib rey de Asiria, y de mano de todos [los dem�s], y los gui� por todas partes.
Ver. 22. Y los habitantes de Jerusal�n. ] Quienes no solo fueron preservados, sino que se enriquecieron mucho con el bot�n de sus enemigos.
Y los gui� por todos lados. ] Como un pastor cuidadoso hace su reba�o.
Versículo 23
Y muchos trajeron ofrendas a Jehov� en Jerusal�n, y ofrendas para Ezequ�as rey de Jud�, de modo que desde entonces fue engrandecido a los ojos de todas las naciones.
Ver. 23. Y muchos trajeron presentes al Se�or. ] Muchos extra�os fueron entonces pros�litos, como tambi�n lo hab�a sido Jetro por las grandes obras de Dios para su pueblo contra los egipcios.
Versículo 24
En aquellos d�as, Ezequ�as estaba enfermo de muerte y or� al SE�OR; y �l le habl� y le dio una se�al.
Ver. 24. En aquellos d�as, Ezequ�as estaba enfermo de muerte. ] Ver 2 Reyes 20:1,3 , & c.
Versículo 25
Pero Ezequ�as no pag� conforme al beneficio que se le hab�a hecho; porque su coraz�n se enalteci�; por tanto, hubo ira sobre �l, y sobre Jud� y Jerusal�n.
Ver. 25. Pero Ezequ�as no volvi� a rendir. ] Sus devoluciones no se deb�an a sus recibos. Plerique omnes sumus ingrati. La lluvia cae del cielo en forma de aguaceros; sube pero en brumas: as� vuelven nuestras alabanzas lenta y delicadamente. Servimos a Dios, en su mayor parte como los ni�os peque�os nos sirven, quienes, cuando vienen a nosotros de su juego y tienen algo de nosotros que quieren, se van, sin reverencia ni respeto hacia nosotros; pero si saben que tendremos el deber, lo har�n, pero de tal manera que podamos ver que sus corazones est�n en su juego en el exterior m�s que en su deber.
Porque su coraz�n se enalteci�. ] No tan bueno como lo era el de Josafat, 2Cr 17: 6, pero peor, con orgullo y arrogancia, mientras que no consideraba su distancia de Dios y su dependencia de Dios, sino que actuaba como si hubiera sido un dios insignificante dentro de s� mismo. Satan�s estallar� f�cilmente en los mejores corazones si no miran.
Versículo 26
No obstante, Ezequ�as se humill� por el orgullo de su coraz�n, [tanto �l como los habitantes de Jerusal�n, de modo que la ira del SE�OR no vino sobre ellos en los d�as de Ezequ�as.
Ver. 26. No obstante, Ezequ�as se humill�. ] Se afligi� a s� mismo con dolores voluntarios, cuando una vez, por la predicaci�n del profeta, vio su pecado. Submissior factus est superbia cordis sui �as� lo traduce Vatablus� se volvi� m�s humilde por el orgullo de su coraz�n: como el pueblo de Dios tambi�n gana por sus pecados; de ah� esa paradoja de Agust�n, Mis pecados, en cierto sentido, me hacen m�s bien que mis gracias; porque despu�s me hacen m�s humilde, m�s cuidadoso, m�s agradecido por un Salvador, m�s misericordioso con los dem�s, m�s deseoso del estado de perfecci�n, etc. Ver 2 Reyes 20:17,19 .
Versículo 27
Y ten�a Ezequ�as muchas riquezas y gloria; y se hizo tesoros de plata, oro, piedras preciosas, especias arom�ticas, escudos y toda clase de alhajas preciosas;
Ver. 27. Y Ezequ�as ten�a much�simas riquezas y honor. ] Y estos lo inflaron; su coraz�n se enalteci� con su riqueza, como un barco se eleva con la crecida del agua que lo lleva.
Y por todo tipo de joyas agradables. ] Heb., Instrumentos del deseo. Todo esto era bastante l�cito y �til, si no hubiera depositado demasiado su afecto en ellos.
� Difficile est amimos opibus non tradere. "
Versículo 28
Almacenes tambi�n para el cultivo de ma�z, vino y aceite; y establos para todo tipo de bestias y caba�as para reba�os.
Ver. 28. Para el aumento de ma�z, vino y aceite. ] Estos son bienes menos preciosos, pero m�s necesarios que los primeros, como descubri� el gran Califa de Babilonia cuando muri� de hambre en medio de su gran tesoro, del cual estaba dispuesto a comer y no escatimar. a
un turco. Hist., Fol. 113.
Versículo 29
Adem�s le proporcion� ciudades, y posesiones de reba�os y vacas en abundancia, porque Dios le hab�a dado mucho sustento.
Ver. 29. Porque Dios le hab�a dado mucha sustancia. ] Es decir, la riqueza de este mundo; aunque para hablar correctamente, la verdadera gracia solo es "sustancia, sustancia duradera": las riquezas son nec vera, nec vestra Lucas 16: 11-12
Versículo 30
Este mismo Ezequ�as tambi�n detuvo el curso de agua superior de Gih�n y lo llev� directamente hacia el lado occidental de la ciudad de David. Y Ezequ�as prosper� en todas sus obras.
Ver. 30. Detuvo el curso de agua superior de Gihon. ] Ver 2 Cr�nicas 32:4 .
Y Ezequ�as prosper�. ] Ver 2 Reyes 18:7 .
Versículo 31
Sin embargo, en [el negocio de] los embajadores de los pr�ncipes de Babilonia, que enviaron a �l para informarse de las maravillas que se hab�an [hecho] en la tierra, Dios lo dej� para probarlo, para que supiera todo [lo que era] en su coraz�n.
Ver. 31. Sin embargo, en los asuntos de los embajadores. ] Ver 2 Reyes 20:12,14 .
Dios lo dej� para probarlo. ] Como suele hacer con sus mejores hijos, Gen 22: 1 Job 1:12 ; Job 2:3 ; Job 2: 6 pero no los abandona del todo. Sal 119: 8 La humildad que mostr� Ezequ�as cuando el profeta lo amonest�, y su perseverancia en la piedad, muestran que Dios nunca lo priv� del todo de su gracia: solo sivit eum agere ex impactu suo, le permiti�, por esta vez, hacer como quisiera, no fortaleci�ndolo con su Esp�ritu en esta tentaci�n de la ambici�n mundana, para que pudiera descubrirlo a s� mismo ya los dem�s; porque lo que es un hombre, est� en tentaci�n.
Satan�s puede obrar, pero seg�n la materia que encuentre en nosotros. El viento no agrega agua al mar, solo puede hacer que las olas se eleven y surjan. El fuego no a�ade nada al agua cuando se pone sobre ella, sino que s�lo la aten�a y la hace hervir, etc.
Versículo 32
Los dem�s hechos de Ezequ�as y su bondad, he aqu�, est�n escritos en la visi�n del profeta Isa�as, hijo de Amoz, y en el libro de los reyes de Jud� e Israel.
Ver. 32. Y su bondad. ] Heb., Sus bondades; es decir, al pueblo de Dios al suministrarle sacrificios y establecer el servicio sincero de Dios.
En el libro de los reyes. ] O los que ahora existen, o los m�s grandes, perdidos hace mucho tiempo, y de los cuales estas cr�nicas parecen haber sido compiladas.
Versículo 33
Y durmi� Ezequ�as con sus padres, y lo sepultaron en lo m�s importante de los sepulcros de los hijos de David; y todo Jud� y los habitantes de Jerusal�n lo honraron en su muerte. Y rein� en su lugar Manas�s su hijo.
Ver. 33. Ver 2 Reyes 20:21 .