Bible Commentaries
Jeremías 36

Comentario Completo de TrappComentario de Trapp

Versículo 1

Y sucedi� que en el a�o cuarto de Joacim hijo de Jos�as rey de Jud�, vino esta palabra de parte del SE�OR a Jerem�as, diciendo:

Ver. 1. Y sucedi� en el cuarto a�o. ] Todo este cap�tulo es hist�rico y narrativo, como tambi�n lo son algunos otros adem�s de este. Historias lege, ne fias historia.

Versículo 2

Toma un rollo de un libro y escribe en �l todas las palabras que te he hablado contra Israel, y contra Jud� y contra todas las naciones, desde el d�a que te habl�, desde los d�as de Jos�as hasta hoy. d�a.

Ver. 2. Ll�vate un rollo a de un libro, es decir, un volumen. como Isa 8: 1 Ver Trapp en " Isa 8: 1 "

Y escribe en �l.] Jerem�as ten�a la orden de escribir; tampoco lo han hecho nuestros escrutadores vac�os, cuyas violaciones de la inocencia del papel, como dice uno de ellos, hacen que la prensa sea casi execrable. Ista prurientis calami sarna potius est, quam scriptio. a

Todas las palabras que te he hablado.] El resumen y la sustancia de todos tus sermones de estos veintitr�s a�os pasados. Ver Jeremias 1:2 ; Jeremias 25:3 .

un olim liber erat instar mappae geographicae.

b Pineda.

Versículo 3

Puede ser que la casa de Jud� escuche todo el mal que me propongo hacerles; para que cada uno se vuelva de su mal camino; para que pueda perdonar su iniquidad y su pecado.

Ver. 3. Puede ser que la casa de Jud� escuche, etc. ] Vea aqu� la utilidad de las Sagradas Escrituras y el excelente uso que se puede hacer de su lectura. De ese modo, un hombre puede convertirse sin duda alguna donde falta la predicaci�n, como varios fueron en los d�as de la reina Mar�a, cuando la Palabra de Dios era preciosa; una como Agust�n fue mediante la lectura de Romanos 13:1,14 .

, Fulgentius por el Frophet Jonah, Franciseus Junius por Juan 1:1,51 ., & C .; el eunuco, Hechos 8: 26-39 y aquellos nobles de Berea, Hechos 17:11 fueron notablemente preparados para la conversi�n por esta ordenanza.

Y yo perdonar� su maldad y su pecado, ] es decir, de sus pecados de todo tipo, que les dan una descarga libre y pleno.

un m�rtir de Foxe .

Versículo 4

Entonces Jerem�as llam� a Baruc hijo de Ner�as, y Baruc escribi� de boca de Jerem�as todas las palabras que Jehov� le hab�a hablado en un rollo de libro.

Ver. 4. Entonces Jerem�as llam� a Baruc,� y un Baruc escribi� de la boca.] Dictantis ab ore pependit. Jerem�as, al parecer, no hab�a escrito sus profec�as, o no de forma tan legible, o s�lo en papeles sueltos; ahora las tiene bien escritas en un libro, haciendo el mismo uso de Baruc que despu�s hizo Pablo con Tercio, Rom 16:22, quien no escribi� de muy buena mano, como algunos han G�latas 6:11 de G�latas 6:11 ; Ver a Trapp en " G�latas 6:11 "

a Baruch iste notarius et diaconus Ieremiae, simulque propheta fuit. - Oecolamp.

Versículo 5

Y Jerem�as orden� a Baruc, diciendo: Estoy encerrado; No puedo entrar en la casa del SE�OR.

Ver. 5. Estoy callado. ] O estoy detenido o restringido; tal vez por alguna contaminaci�n legal que hab�a contra�do, como por tocar un cad�ver muerto, etc. o por alguna enfermedad corporal, o por el acecho de sus enemigos, o por el Esp�ritu de Dios, como Hechos 16: 6-7 para castigar a los jud�os por la ausencia y el silencio del profeta, y por la seguridad de su siervo en aquellos tiempos peligrosos.

Versículo 6

Ve, pues, y lee en el rollo que escribiste de mi boca, las palabras de Jehov� en o�dos del pueblo en la casa de Jehov� el d�a de ayuno; y las leer�s tambi�n en o�dos de todo Jud�. que salen de sus ciudades.

Ver. 6. Ve, pues, y lee el rollo. ] Un ministro, cuando �l mismo no puede oficiar, debe proporcionar otro en su lugar.

Que has escrito de mi boca. ] Y que el Esp�ritu Santo puso en mi boca, tanto materia como palabras.

En el d�a de ayuno. ] Un tiempo muy apropiado para la lectura de las Escrituras, para que la gente entonces reunida oiga, teme, suplique y se convierta, y Dios pueda sanarlos. El ayuno aqu� mencionado no era el ayuno anual ordinario, llamado el d�a de la expiaci�n o la expiaci�n, sino otro que era conceptivum et liberum, que se guardaba en alguna ocasi�n especial para evitar el juicio de Dios, como fue el de N�nive. Despu�s, de hecho, se llev� a cabo un ayuno anual en noviembre, para lamentar esta malvada pr�ctica del rey Joacim de cortar y arrojar al fuego este bendito libro. a

a Genebrard., Ex Menologio Hebraeor.

Versículo 7

Quiz�s ellos presenten su s�plica delante del SE�OR, y cada uno se vuelva de su mal camino; porque grande es la ira y el furor que el SE�OR ha pronunciado contra este pueblo.

Ver. 7. Puede ser que presenten su s�plica. ] Heb., Su s�plica caer� ante el Se�or. El ayuno en s� mismo no es m�s que un "ejercicio corporal" y poco aprovecha. Si el alma no es afligida, la carne rebelde domesticada, las oraciones afiladas y la reforma efectuada, los hombres ayunan sin ning�n prop�sito. Isa�as 58:3 ; Isa�as 58:5 Zacar�as 5:5 ; Zacar�as 5: 7

Versículo 8

E hizo Baruc hijo de Ner�as conforme a todo lo que le mand� el profeta Jerem�as, leyendo en el libro las palabras del SE�OR en la casa del SE�OR.

Ver. 8. E hizo Baruc, hijo de Ner�as, etc. ] Nihil de sua saliva admiscens. �l cumpli� fielmente los mandamientos del profeta Jerem�as, no estando parado para correr peligros, siendo alentado y endurecido por Jerem�as Jer 45: 5

Versículo 9

Y sucedi� que en el a�o quinto de Joacim hijo de Jos�as rey de Jud�, en el mes noveno, proclamaron ayuno delante del SE�OR a todo el pueblo de Jerusal�n y a todo el pueblo que ven�a de la tierra. ciudades de Jud� hasta Jerusal�n.

Ver. 9. Proclamaron un ayuno. ] Tal vez por miedo a los caldeos, quienes, habiendo derrotado �ltimamente a Fara�n Neco, ten�an ganas de invadir Judea; o bien, por esa gran escasez. Jeremias 14:1,2 , Jeremias 14:12 Jeremias 14:1,2; Jeremias 14:12 ; Jerem�as 36: 6

Versículo 10

Luego ley� a Baruc en el libro las palabras de Jerem�as en la casa del SE�OR, en la c�mara de Gemar�as hijo de Saf�n el escriba, en el atrio superior, a la entrada de la puerta nueva de la casa del SE�OR, a o�dos de toda la gente.

Ver. 10. Entonces Baruc ley� en el libro. ] Le�a con valent�a, verbis non solum disertis sed et exertis, por la ventana de una c�mara, para que las personas que estaban debajo de �l pudieran o�r mejor.

En la c�mara de Gemar�as. El mismo, al parecer, no estaba presente, sino su hijo Mica�as, y llev� a su padre y al resto de los pr�ncipes la noticia. Jerem�as 36:12

Versículo 11

Cuando Mica�as, hijo de Gemar�as, hijo de Saf�n, oy� del libro todas las palabras del SE�OR,

Ver. 11. Cuando Mica�as, hijo de Gemar�as, oy�. ] Con qu� cari�o escuch� el libro le�do por Baruc es incierto. Tenemos muchos oyentes herodianos ante nosotros por segunda vez, como los que tienen un coraz�n de Herodes hacia el predicador, y poco sabemos qui�nes son los que se sientan ante nosotros; esos preciosos b�lsamos que traemos les rompen la cabeza con un testimonio, y hacen correr la sangre por sus o�dos.

Versículo 12

Luego descendi� a la casa del rey, al aposento del escriba; y he aqu�, todos los pr�ncipes estaban sentados all�, el escriba Elisama, Dela�a hijo de Sema�as, Elnat�n hijo de Acbor, y Gemar�as hijo de Saf�n, Sedequ�as hijo de Hanan�as y todos los pr�ncipes.

Ver. 12. Luego baj� a la casa del rey.] Porque all� estaba su padre y el resto de los pr�ncipes, suam aulam vel gulam confectantes, siguiendo las delicias de la corte, mientras la gente ahora se humillaba ante el Se�or y temblaba ante su Palabra. Los grandes hombres son, muchos de ellos, de la mente de ese conde de Westmoreland, quien profanamente dijo: No necesito orar a Dios, ya que tengo suficientes inquilinos para orar por m�.

Versículo 13

Entonces Mica�as les cont� todas las palabras que hab�a o�do cuando Baruc ley� el libro a o�dos del pueblo.

Ver. 13. Entonces Mica�as les dijo. ] Ver Jeremias 36:11 .

Versículo 14

Por tanto, todos los pr�ncipes enviaron a Jehudi hijo de Netan�as, hijo de Selem�as, hijo de Cusi, a Baruc, diciendo: Toma en tu mano el rollo que has le�do a o�dos del pueblo, y ven. Entonces Baruc hijo de Ner�as tom� el rollo en su mano y se acerc� a ellos.

Ver. 14. Por tanto, todos los pr�ncipes enviaron a Jehudi. ] Apparitorem regis, ut ex seguentibus constat. - Jun.

Versículo 15

Y le dijeron: Si�ntate ahora y l�elo en nuestros o�dos. Entonces Baruc lo ley� en sus o�dos.

Ver. 15. Y ellos dijeron: Si�ntate ahora ] a Esto fue una cortes�a y una muestra de respeto hacia Baruc. Estos pr�ncipes no estaban tan mal como su rey.

a Reverenter sedere iusserunt. - Oecol.

Versículo 16

Y sucedi� que cuando oyeron todas las palabras, se asustaron tanto unos como otros, y dijeron a Baruc: Ciertamente diremos al rey todas estas palabras.

Ver. 16. Ten�an miedo, tanto unos como otros, ] a Expavescunt et sese mutuo respiciunt; ten�an miedo y se miraban unos a otros, muy distra�dos por este nuevo e inesperado suceso; ni sab�an al principio qu� hacer, ya que se vieron afectados despu�s de una especie y fascinados por el peso del negocio.

Seguramente se lo diremos al rey. ] No se atreven a hacer otra cosa; porque si estas cosas hubieran llegado a o�dos del rey, y no se lo hubieran dicho antes, podr�an correr el peligro de su disgusto.

a Alter alterum intuentes vel alloquentes. - Piscat.

Versículo 17

Y preguntaron a Baruc, diciendo: Dinos ahora: �C�mo escribiste todas estas palabras de su boca?

Ver. 17. Dinos, �c�mo escribiste todas estas palabras en su boca? ] Praeposteram movent interrogationem; Ellos hacen una pregunta extra�a, dice uno, cuando deber�an haber pensado en romper sus pecados por medio del arrepentimiento. Dios ama la obediencia y no los interrogadores, dice Lutero.

Versículo 18

Entonces Baruc les respondi�: Me pronunci� todas estas palabras con su boca, y yo las escrib� con tinta en el libro.

Ver. 18. Y Baruc les respondi�. ] Answerably una a la pregunta que le preguntaron. Jer 36:17 Dignum r�tula op�rculo.

Y las escrib� con tinta en el libro.] El uso, entonces, de escribir con pluma y tinta es antiguo entre los hebreos.

a Hos fere simili responso eludere videtur sanctus Dei homo. - Zeged.

Versículo 19

Entonces dijeron los pr�ncipes a Baruc: Ve, esc�ndete t� y Jerem�as; y que nadie sepa d�nde est�is.

Ver. 19. Id a esconderos, t� y Jerem�as. ] Esto estuvo bien, pero no todo. No llevaron a Baruc ante el rey para responder de lo que hab�a hecho; pero, �por qu� no lo llevan al rey con su rollo y lo abogan por �l y por �l tambi�n? Si hubieran sido verdaderos patriotas y amigos sinceros de la verdad, lo habr�an hecho; pero sab�an que este rey malvado no pod�a soportar a los profetas, Jeremias 26:21 ; Jer 36:26 y uno de su compa��a hab�a sido el agente del rey al sacar al profeta Ur�as de Egipto para que lo matara. Jerem�as 26:22

Versículo 20

Y entraron al rey en el patio, pero pusieron el rollo en la c�mara del escriba Elisama, y ??contaron todas las palabras a o�dos del rey.

Ver. 20. Y entraron al rey. ] Dios por su providencia lo dispuso de tal manera, que tanto el rey como los pr�ncipes, quisieran o no, oyeran su condenaci�n; y en cuanto a algunos de los pr�ncipes, parece que tienen buenos afectos en ellos, pero son demasiado d�biles para trabajar en el verdadero "arrepentimiento para salvaci�n".

Versículo 21

Entonces el rey envi� a Jehudi a buscar el rollo, y �l lo sac� de la c�mara del escriba Elisama. Y Jehudi lo ley� a o�dos del rey, y a o�dos de todos los pr�ncipes que estaban junto al rey.

Ver. 21. Entonces el rey envi� a Jehudi. ] Ver Jeremias 36:14 . Jeremias 36:14 .

Versículo 22

El rey se sent� en la casa de invierno en el mes noveno, y [hab�a un fuego] en el hogar que ard�a delante de �l.

Ver. 22. Ahora el rey se sent� en la casa de invierno. ] All� se sent�, en su majestuoso y suntuoso palacio construido por la iniquidad, Jer 22: 13-14 curans cuticulam ad focum, manteni�ndose caliente en su c�mara de invierno, y descuidado de invocar a Dios; mientras la gente, fr�a y vac�a, ayunaba y oraba en el templo, y escuchaba la Palabra le�da por Baruc.

En el noveno mes, ] sc., Del a�o sagrado, cuyo mes era parte de nuestro noviembre y parte de diciembre, una estaci�n fr�a; pero esa cosa de nada, su cuerpo, del que ahora tanto hac�a, fue poco despu�s para ser arrojado sin enterrar, de d�a al calor y de noche a la helada. Jerem�as 36:30

Versículo 23

Y sucedi� que cuando Jehud� hubo le�do tres o cuatro hojas, lo cort� con la navaja y lo arroj� al fuego que estaba en el hogar, hasta que todo el rollo se consumi� en el fuego. que [estaba] en el hogar.

Ver. 23. Cuando Jehudi hab�a le�do tres o cuatro hojas. ] Vespasiano se dice que ha sido verificaci�n patientissimus, una muy paciente de la verdad; as� fue el bueno de Jos�as, cuyo coraz�n se derriti� al o�r la ley; 2Cr 34:27 pero no era as� este hijo degenerado suyo, Joacim, sino m�s bien como Tiberio, ese tigre, que rasgaba con sus dientes todo lo que le desagradaba; o como Vitelio el tirano, de quien T�cito b dice: Ita formatae principis aures, ut aspera quae utilia: nec quidquam nisi iucundum et non laesurum acciperet, que sus o�dos eran de ese temperamento que no pod�a o�r ning�n consejo, aunque nunca tan provechoso, a menos que fuera agradable y se adaptara a sus humores.

Lo cort� con la navaja. ] �Por qu�? �Qu� podr�a no gustarle de esa preciosa pieza? Del Satyricon de Petronio se dijo bien, Tolle obscaena et tollis omnia; de las profec�as de Jerem�as puedo decir con seguridad, Tolle sancta, et tollis omnia. Pero este pr�ncipe brutal no pudo librarse de la pura verdad, etc.

Y �chalo al fuego. ] � Oh stultitiam! quid innocentes chartae commeruerant? c � Oh locura! �Qu� mal hab�an merecido esos papeles inocentes para que murieran de esta doble muerte, por as� decirlo? Esos libros m�gicos de �feso se quemaron dignamente; Act�an 19:19 amor-libros de Aretine son tan lasciva que merecen ser quemados, dice Boissard, d con sus autores; muchos panfletos sediciosos est�n ahora comprometidos con Vulcano para ser corregidos, y m�s deber�an serlo; pero, � Oh sancta Apocalipsis!como dijo una vez ese m�rtir cuando tom� el libro del Apocalipsis, arrojado al mismo fuego con �l mismo; as�, santo Jerem�as. �Qu� has dicho o escrito para que te corten as� y luego echen al fuego? Joacim es el primero que leemos que se ofreci� a quemar la Biblia.

Ant�oco, en efecto, hizo lo mismo despu�s, y Dioclesiano el tirano, y ahora el Papa. Pero aunque no quedaba una Biblia en la tierra, "para siempre, oh Se�or, tu Palabra est� firme en los cielos", dice David. Salmo 119: 89

Hasta que se consumi� todo el rollo. ] Estaba tan lejos de arrepentirse de su maldad, que aliment� sus ojos con un espect�culo tan triste, y estuvo listo para decir, como lo hizo Sol�n cuando quem� las cadenas de los usureros en Atenas, que nunca vio un fuego m�s claro ni m�s claro. arder en toda su vida.

un quintiliano.

b Lib. iii. Hist.

c Oecolamp.

d Bois., Biblioth.

Versículo 24

Sin embargo, no tuvieron miedo, ni rasgaron sus vestiduras, ni el rey ni ninguno de sus siervos que oyeron todas estas palabras.

Ver. 24. Sin embargo, no ten�an miedo. ] Ne paulum quidem perculsi sunt. El rey y sus sirvientes, esos par�sitos de la corte, no se movieron en absoluto ante tal hoguera b�blica, sino que se burlaron cuando deber�an haber temido, etc.

Ni rasgar sus vestidos. ] Tal era su estupor seu non-curantia, su seguridad e insensibilidad ante esa alta ofensa, por la cual su posteridad mantiene un ayuno anual. Ver Jeremias 36:6 . Tambi�n entre los paganos se usaba el rasgado de las prendas en se�al de dolor. Homero dice que Priamo se rasg� la ropa cuando se enter� de la muerte de su hijo H�ctor. Igual tiene Virgilio de su Eneas:

" Tum pater Aeneas humeris abseindere vestem

Auxilioque vocare deos. "

Suetonio a dice algo parecido a Julio C�sar, etc.

a Pro concione fidem militum flens et veste a pectore discissa imploravit. - Suet., Gorra. 55.

Versículo 25

Sin embargo, Elnat�n, Dela�as y Gemar�as hab�an pedido al rey que no quemara el rollo, pero �l no los escuch�.

Ver. 25. Sin embargo, Elnathan. ] Quien antes hab�a estado activo para el rey en apresar y matar al profeta Ur�as, Jer 26:22 pero ahora tal vez conmovido por alg�n remordimiento por haber participado en un acto tan sangriento.

Hab�a hecho intercesi�n al rey. ] Verum frigide admodum, pero con mucha frialdad; y amigos tan fr�os que la verdad todav�a no son pocos, especialmente en las cortes de los reyes.

Versículo 26

Pero el rey mand� a Jerameel hijo de Hammelec, a Sera�as hijo de Azriel y Selem�as hijo de Abdeel que tomaran al escriba Baruc y al profeta Jerem�as; pero el SE�OR los escondi�.

Ver. 26. Pero el rey orden� a Jerahmeel, hijo de Hammelec. ] O, el hijo del rey, a quien podr�a emplear contra estos dos siervos de Dios; como una vez el rey de Francia envi� a su hijo y heredero con un ej�rcito contra los valdenses. No en vano, por tanto, se denuncia la maldici�n contra Joacim y su posteridad. Jerem�as 36: 30-31

Pero el Se�or los escondi�, ] es decir, les proporcion� un escondite en la casa de alg�n buen hombre, y all� los protegi� de estos sabuesos que persegu�an sus preciosas vidas. No hay valla sino huida, ni consejo sino ocultaci�n, para asegurar a un s�bdito inocente contra un soberano enfurecido.

Versículo 27

Entonces vino palabra de Jehov� a Jerem�as, despu�s que el rey hubo quemado el rollo, y las palabras que escribi� Baruc de boca de Jerem�as, diciendo:

Ver. 27. Entonces la palabra del Se�or vino a Jerem�as. ] Joacim tom� una mala conducta para librarse de la angustia, seg�n lo cont�, quemando el rollo; porque la Palabra de Dios no se puede quemar, no m�s de lo que se puede atar. 2Ti 2: ??9 Y "�escapar�n as� de la iniquidad?" No, en verdad; porque sigue, y no es m�s votum que vaticinium, un deseo que una profec�a: "En tu ira derriba al pueblo, oh Dios". Sal 56: 7

Versículo 28

Toma otro rollo y escribe en �l todas las palabras anteriores que estaban en el primer rollo que quem� Joacim rey de Jud�.

Ver. 28. Ll�vate de nuevo otro rollo. ] Revertere, accipe. Los ministros de Dios deben ser firmes e infatigables, abundando siempre en la obra del Se�or, sabiendo que su labor no es en vano en el Se�or. 1 Cor 15:58

Y escribe en �l todas las palabras anteriores. ] Si todos los tiranos de la tierra lucharan contra el papel mismo de las Escrituras, esforz�ndose por abolirlo, sin embargo, no podr�an hacerlo. Habr� Biblias cuando sean depositadas lo suficientemente bajas en el valle fangoso, donde ya hay muchos como ellos, y m�s vendr�n despu�s de ellos. Trabajo 21: 31-32

Versículo 29

Y dir�s a Joacim rey de Jud�: As� ha dicho Jehov�; Has quemado este rollo, diciendo: �Por qu� escribiste en �l, diciendo: Ciertamente el rey de Babilonia vendr� y destruir� esta tierra, y har� cesar de all� a hombres y bestias?

Ver. 29. Y dir�s a Joacim: ] es decir, a�ade esta triste condenaci�n suya al nuevo rollo escrito, y env�alo a Joacim. Algunos piensan que el profeta le dijo estas cosas en su cara, como cuando El�as se present� ante Acab, de quien antes hab�a huido y se hab�a portado con �l libremente; pero eso no es tan probable.

Versículo 30

Por tanto, as� ha dicho Jehov� de Joacim rey de Jud�; No tendr� quien se siente en el trono de David; y su cad�ver ser� arrojado al calor de d�a y al hielo de noche.

Ver. 30. No tendr� quien se siente en el trono de David, ] es decir, nadie a quien hacer cuentas, porque su hijo Jecon�as rein� sino tres meses y diez d�as. Y a Sedequ�as no se le considera su leg�timo sucesor, porque era su t�o, y probablemente Nabucodonosor lo puso para afrenta a Joacim y Jecon�as; y con el mismo despecho que una vez, Attilus, rey de Suesia, hizo rey de los daneses a un perro, en venganza de las numerosas injurias recibidas por ellos, nombrando consejeros para hacer todas las cosas bajo su t�tulo.

Y su cad�ver ser� arrojado al calor de d�a. ] Este fue el infame entierro de un asno con el que antes hab�a sido amenazado. Jer 22:19 Su padre Jos�as fue uno de los pocos que vivieron y murieron con gloria; pero no hizo nada menos. De Joacim se puede decir, como despu�s de Ethelred, rey de Inglaterra, Eius vitae cursus saevus in principio, avaro in medio, turpis in exitu asseritur. a Se dec�a de su vida que era salvaje al principio, miserable en el medio y repugnante al final.

a Malms., lib. ii. gorra. 10.

Versículo 31

Y lo castigar� a �l, a su descendencia ya sus siervos por su iniquidad; y traer� sobre ellos, y sobre los habitantes de Jerusal�n, y sobre los hombres de Jud�, todo el mal que he pronunciado contra ellos; pero no escucharon.

Ver. 31. Y lo castigar� a �l ya su simiente. ] Ver Jeremias 36:26 . Jeremias 36:26 . Se amenaza con algo parecido a Sedequ�as, Jer 21: 7, que por lo tanto era peor, porque deber�a haber sido advertido por las miserias de su hermano.

Y traer� sobre ellos. ] V�ase Jeremias 35:17 . Malis horrendis adobruentur omnes.

Versículo 32

Entonces tom� Jerem�as otro rollo y se lo dio a Baruc, el escriba, hijo de Ner�as; el cual escribi� en �l de boca de Jerem�as todas las palabras del libro que Joacim rey de Jud� hab�a quemado en el fuego; y se les a�adieron adem�s muchas palabras semejantes.

Ver. 32. Luego tom� Jerem�as. ] Quien, por tanto, es famoso por su obediencia; lo cual es justo entonces, cuando est� pronta y presente, lista y, r�pida, sin demoras y consultas, como aqu�.

Y se les a�adieron adem�s muchas palabras semejantes. ] Tan poco se obtiene retando contra la Palabra de Dios y persiguiendo a sus mensajeros. �Qu� hacen aqu� los imp�os sino enredarse cada vez m�s, como quien anda entre abrojos? a "�No se apoder� mi palabra de vuestros padres?" Zac 1: 6 Ver Trapp en " Zac 1: 6 " �Qu� m�s hacen, sino como ella en la historia, quien, sin gustarle su espejo por mostrarle verdaderamente las arrugas en su viejo rostro marchito, lo rompi� con disgusto; y luego tom� muchas para una copa, cada pieza le present� la decadencia de su belleza, de la que estaba tan reacia a darse cuenta.

La mejor manera es pasar a la semejanza del modelo celestial. Ver Miqueas 2:7 . Ver Trapp en " Mic 2: 7 "

a Oppressus Christi Spiritus robustior in se coactus exilit. - Oecolamp.

Información bibliográfica
Trapp, John. "Comentario sobre Jeremiah 36". Comentario Completo de Trapp. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jtc/jeremiah-36.html. 1865-1868.