Bible Commentaries
Job 26

Comentario Completo de TrappComentario de Trapp

Versículo 1

Pero Job respondi� y dijo:

Ver. 1. Pero Job respondi� y dijo ] Bildad lo hab�a molestado con su impertinencia y discursos superfluos de los atributos de Dios, como si Job los hubiera negado o dudado de ellos, lo cual estaba lejos de �l, testigo de este cap�tulo. Por lo tanto, agita a Bildad con una iron�a inteligente y continua en los tres vers�culos siguientes, soltando las riendas de su dolor e indignaci�n justamente concebidos, e invadiendo a su adversario con estas preguntas agudas a modo de asombro.

Versículo 2

�C�mo has ayudado [al que est�] sin poder? �[c�mo] salvas el brazo [que no tiene] fuerza?

Ver. 2. �C�mo has ayudado al que no tiene poder? ] qd Muy bien lo has hecho, ciertamente. (V�ase una iron�a similar en Marco 7:9 1Co 4: 8; 1Co 4:10) Eres muy buen consolador, y con mucha sabidur�a has enmarcado tu discurso a mi necesidad presente. Me ves como una criatura pobre, desamparada, sin fuerzas y sin fruto.

Por lo tanto , deb�as haberte propuesto apoyarme y apuntalarme, pronunciando no solo c�modas, sed et acomodaciones, cosas verdaderas y provechosas, sino cosas adecuadas y adecuadas a mi afligida condici�n. Mucho has hablado de la majestad y pureza del Dios Todopoderoso (en lo que te concedo bien), pero estas son palabras de terror, que apenas puedo soportar. De la medicina fuerte decimos, Quod nec puero, nec seni, nec imbecillo, sed robusto conveniat, que no es para ni�os, ni ancianos, ni d�biles, sino para los m�s fuertes; no es para todos los cutis y estados.

As� que tampoco todo discurso es para todo tipo de personas. Es una habilidad singular poder cronometrar una palabra, Isa�as 50:4 , y ponerla sobre sus ruedas, Proverbios 25:10 , para declarar a un hombre su justicia, que ni uno entre mil puede decir c�mo hacer. A �l le gusta, Job 33:23 , tratar de encontrar palabras agradables, que tengan aguijones y clavos, Eclesiast�s 12:10,11 (para pincharlos en el deber y sujetarlos a la derecha, como palidece ante sus rieles), para dividir correctamente la palabra de Dios, 2 Timoteo 2:15 , y dar a cada uno su porci�n a su debido tiempo, Mateo 24:45 .

No como �l en el emblema, que le dio paja al perro y un hueso al asno. La buena palabra de Dios, bien aplicada, es provechosa para todas las cosas, como se insin�a aqu�; Carolina del Sur. para ayudar a los que no tienen poder, para salvar a los que no tienen fuerzas, para aconsejar a los ignorantes y para exponer las cosas como son, para que no haya forma de error; pero luego debe manejarse con prudencia, y debe implorarse la ayuda del Esp�ritu Santo de Dios, Job 26:4 , para que sea una palabra de reconciliaci�n, olor de vida para vida, 2 Corintios 2:16; 2 Corintios 5:19 , y cualquier otra cosa que se diga en encomio, Salmo 19:7,10 .

Mercer interpretando este vers�culo y los dos siguientes, Hoc de Deo accipio, dice: Entiendo estas cosas acerca de Dios; y es como si Job le hubiera dicho a Bildad: �Oh, con qu� valent�a ayudas al d�bil y suplicas al desamparado, como si Dios quisiera tu patrocinio y tu defensa! No hay duda de que eres un hombre apto para asesorarlo y ponerlo en un rumbo que de otra manera no podr�a acertar: esto tambi�n es un buen sentido.

Pero, �qu� signific� que Brentius trajera a Job blasfemando aqu�, como as�, Quem iuvas? impotente? salvas brachium invalidi? Cui consulis? insipienti? &C. �A qui�n ayudas, oh Dios? el impotente? �Salvas el brazo de los d�biles? �A qui�n aconsejas? el ignorante? & c .: qd Ciertamente deber�as hacerlo por promesa, y ser�a mejor que lo hicieras por m�; pero (ay) no haces nada menos; y por eso es que tengo habilidad para clavarme en las zarzas, etc. Sobre esta glosa podemos escribir, como a veces hacen los canonistas, Palea o Hoc non credo.

Versículo 3

�C�mo aconsejaste [al que no tiene] sabidur�a? �y [c�mo] has declarado abundantemente la cosa tal como es?

Ver. 3. �C�mo has aconsejado al que no tiene sabidur�a? ] qd Me miras como un necio y un ateo; pero esto lo haces con una locura mucho mayor; porque no soy el hombre por el que me tomas, pero puedo decir tanto por Dios como por ti mismo, y m�s tambi�n; y si yo fuera tal como t� quisieras hacer de m�, podr�a continuar as�, por cualquier ayuda que pudiera obtener de tu consejo. Lo mismo podemos decir a los papistas y otros seductores, que pretenden ofrecer nuestro bien, aconsejarnos lo mejor y desear nuestra salvaci�n.

�Y c�mo has declarado abundantemente las cosas como son? ] Heb. La esencia, o la raz�n, o la verdad desnuda: qd �Qu� has guardado para decirme no m�s de lo que yo sab�a antes? donde has perdido bastante tu trabajo y no has cumplido tu plan, si alguna vez has tenido la intenci�n de aconsejarme y consolarme. Muy sabiamente lo has hecho, debo decirlo por ti.

Versículo 4

�A qui�n has dicho palabras? �Y de qui�n sali� el esp�ritu de ti?

Ver. 4. � A qui�n has dicho palabras? ] Y, como piensas, palabras de peso y dignas de toda aceptaci�n, cuando en verdad no existen tales asuntos; burbujas de palabras son, y grandes fantas�as hinchadas, sed cui bono? �Qu� tachuela hay en ellos? �Y para qu� sirven? Melancthon menciona a un buen hombre que, al leer el discurso de Arist�teles sobre el arco iris, presumi� muchas especulaciones extra�as y le escribi� a un amigo que hab�a superado con creces a Arist�teles en ese asunto (Manl.

loc. com. 536). Pero al llegar despu�s a la universidad, y discutir all� sobre ese tema, se encontr� completamente perdido en esas fantas�as suyas, que de hecho no eran mejores que un sublime broma.

�Y de qui�n vino el esp�ritu de ti? ] �O sali� de ti? �Fue por el Esp�ritu de Dios que hablaste, o m�s bien por el tuyo? Porque "hay un esp�ritu en el hombre, pero la inspiraci�n del Todopoderoso le da entendimiento", Job 32:8 . Job no quer�a que Bildad pensara y calificara sus discursos como inspiraciones divinas, o piezas tan admirables, dichos raros, que no fueran sino negocios vulgares y ordinarios (Scult.

Ana. pag. 238). Muncer, el archanabautista, escribi� un libro contra Lutero, en el que se jacta mucho del esp�ritu y de la luz prof�tica, acusando a Lutero de no espiritual y que no saboreaba nada m�s que cosas carnales. Los antinomianos suelen llamar a sus oyentes para que marquen; puede ser que escuchen lo que no han escuchado antes, cuando lo que entreguen despu�s de un prefacio tan prometedor, sea falso o lo que otros ense�en ordinariamente.

Algunos leen las palabras as�: �De qui�n te admira el esp�ritu? porque el esp�ritu va como si fuera de s� mismo en pos de las cosas que admira. Los hebreos lo exponen as�: �A qui�n has avivado o confirmado el esp�ritu con estas tus palabras? �Qui�n es m�s sabio o mejor para ellos? �Quam animam per haec fecisti? �Qu� alma has ganado para Dios con tu doctrina? confieren G�nesis 12:5 , las almas que hab�an hecho, es decir, llevadas al verdadero temor y servicio de Dios.

Versículo 5

[Las cosas] muertas se forman debajo de las aguas, y sus habitantes.

Ver. 5. Cosas muertas se forman debajo de las aguas ] Aqu� la lengua de Job, como una campana de plata, comienza a sonar las grandes cosas de Dios mucho mejor que Bildad, comenzando desde el fondo y declarando que nada se cr�a ni se produce. , ya sean animados o inanimados, peces u otras cosas en todo el vasto y profundo oc�ano, pero es por su decreto y poder (Abades). La Septuaginta o Vulgata, porque las cosas muertas y sin vida hacen gigantes, y por eso entienden las ballenas, esos enormes monstruos marinos formados bajo las aguas.

Y sus habitantes ] Es decir, dice uno, otros peces en general, que est�n en los mares donde est�n esas ballenas; porque existe ese Leviat�n, y hay innumerables cosas que se arrastran (es decir, peces m�s peque�os). Y, en particular, ciertos pececillos que se destacan por nadar siempre con las ballenas, como gu�as de su camino, para que no sin darse cuenta, al entrar en lugares lodosos, se enreden all�. Arist�teles los llama m�sculos; Plinio, mosquitos.

Versículo 6

El infierno [est�] desnudo delante de �l, y la destrucci�n no tiene cobertura.

Ver. 6. El infierno y la destrucci�n est�n ante �l ] Aqu� comienza una descripci�n magn�fica y majestuosa de la majestad de Dios; y, 1. De su omnisciencia; 2. De su omnipotencia. Para el primero, "El infierno y la destrucci�n est�n ante �l". No s�lo la tumba, sino el infierno m�s rec�ndito, la parte m�s abstrusa del universo y m�s alejada del cielo, la corte de Dios. Del infierno no sabemos nada excepto lo que la Escritura dice de �l en general, que hay un infierno, y que los dolores son interminables, f�ciles y sin remedio, etc.

, pero s�lo Dios sabe qui�nes est�n en el infierno y qui�nes a�n deben ser arrojados al infierno. Es la felicidad de los santos que para ellos no haya tal condenaci�n, Romanos 8:1 , que esta segunda muerte no tenga poder sobre ellos, Apocalipsis 20:6 .

Que si el infierno ya se los hab�a tragado (como a veces, cuando est�n desiertos, se sienten en los mismos suburbios), no podr�a contenerlos mejor que el est�mago de la ballena podr�a hacerlo con Jon�s. Lucas 22:31 , "Satan�s ha deseado tenerte"; Carolina del Sur. al infierno, pero que nunca tendr�; porque son los redimidos del Se�or, salvados de la ira venidera, y pueden cantar triunfalmente: Muerte, �d�nde est� tu aguij�n? Infierno, �d�nde est� tu victoria? &C.

Y la destrucci�n no tiene cobertura ] Es decir, el infierno, el lugar de la destrucci�n, el palacio del rey Abaddon (as� se llama el diablo, Apocalipsis 9:11), y as� se llama el infierno en este texto, porque all� son arrojados todos los que son destinados a la destrucci�n, todos los mocosos de perdici�n insondable, como fue Judas el traidor, que fue a su lugar, y todos los malvados, que seguramente ser�n convertidos en el infierno, con todos los que se olvidan de Dios, Salmo 9:17 . Este lugar no est� cubierto, dice Ferus aqu�, sino abierto a Dios, para quienquiera que �l arroje en �l.

Versículo 7

Extiende el norte sobre vac�o, [y] cuelga la tierra sobre nada.

Ver. 7. Extiende el norte sobre el lugar vac�o ] Heb. Sobre Tohu. Arist�teles dice que m�s all� de los cielos m�viles no hay cuerpo, ni tiempo, ni lugar, ni vac�o. Pero de este lado del cielo hay cuerpos, tiempo, lugar y, como les puede parecer a algunos, un lugar vac�o; porque as� se llama aqu� el aire, sobre el cual, y no sobre materia s�lida, como fundamento, Dios extendi� y extendi� los cielos que aqu� se llaman norte, porque se mueven alrededor del polo norte; y adem�s, el norte se considera la parte superior del mundo, seg�n el de Virgilio,

Mundus ut ad Scythiam Riphaeasque arduus arces

Cousurgit; premitur Libyae devexus ad austros.

Por tanto, aqu� se pone para todo el cielo que, sostenido por la palabra del poder de Dios, sin ning�n otro apoyo, se apoya sobre el aire l�quido, el aire sobre la tierra y la tierra sobre la nada.

Y cuelga la tierra sobre nada ]

Terra pilae similis, nullo fulcimine nixa,

Aero sublato tam grave pendet onus (Ovid. 6, Fasti).

La tierra pende en medio del cielo, como la paloma de Architas o de Arqu�medes, igualmente equilibrada con su propio peso. De esta gran maravilla los fil�sofos, despu�s de mucho estudio, no pueden dar una buena raz�n, porque ignorando esto, Dios lo ha designado as�, incluso desde la primera creaci�n, Sal 104: 5 Hebreos 1:2 .

Los poetas cuentan que Atlas lleva el cielo con sus hombros; pero confesamos el verdadero Atlas, a saber. el Se�or nuestro Dios, que s�lo con su palabra lleva los cielos y la tierra (Este es el dedo mismo de Dios, el mismo Arist�teles lo admira, De Cael. 1, 2, c. 13); y aqu� se alega adecuadamente como un argumento de su Todopoderoso. La grandeza de esta obra de Dios se manifiesta por la presente, dice Merl�n, que los hombres no pueden extender la m�s delgada cortina, absque fulcris, sin algo s�lido que la sostenga.

Versículo 8

Ata las aguas en sus densas nubes; y la nube no se desgarra debajo de ellos.

Ver. 8. Ata las aguas en sus nubes ] Heb. Nubes, que todav�a tienen su nombre por su espesor, porque surgen del aire condensado. En estos Dios embotella la lluvia y la guarda con su fuerza principal (como la palabra significa), aunque esos vasos son tan delgados y m�s delgados que el licor que contienen. Esto, debidamente sopesado, fue suficiente para convencer a un ateo, especialmente si considera c�mo.

La nube no se rasga debajo de ellos ] Y as� hace que un cataclismo ahogue la tierra; como a veces en el mar, especialmente, se hace un gran da�o de esta manera entre los barcos, por un chorro de agua, como lo llaman los marineros, el griego ??????? y el holand�s Ein Wolckenbruch, o una brecha del cielo; verbigracia. cuando las nubes se parten en pedazos y se descargan de una vez, por un gran da�o a la humanidad. Ahora que Dios envuelve as� estos pesados ??vapores, y los mantiene en las nubes, como un hombre fuerte en una telara�a, hasta que los vientos los traen donde quiere designarlos, caen sobre la tierra poco a poco, para hacerlos. fruct�fero; esta es una obra maravillosa de Dios, y deber�a llevarnos al conocimiento de su poder, sabidur�a y bondad, Romanos 1: 19-20 Job 38:37 Jeremias 5:22 .

Versículo 9

�l retiene el rostro de su trono, [y] extiende su nube sobre �l.

Ver. 9. �l retiene el rostro de su trono ] es decir, del cielo, Isa�as 66:1 , que pronto cubre y cubre, o enmascara con un velo. M�sticamente, por el rostro de su trono, podemos comprender el conocimiento de su gloria; porque esto se nos ha quitado en este mundo, que no podemos conocerlo perfectamente tal como es, sino que debemos contentarnos con una ignorancia erudita, 1 Juan 3:3 . Aqu� la oscuridad est�, y estar�, bajo sus pies, Salmo 18:9 .

Y extiende su nube sobre ella ] Apropiadamente se la llama su nube, porque, 1. Es obra de sus manos, Sal 18:11; G�nesis 9:14; Job 28:26,27 ; Job 37:15,16 ; Job 38: 9; Salmo 104:5 .

Su sol arrastra esos vapores que, espes�ndose en la regi�n media del aire por el fr�o que los envuelve y los junta, se convierten en una nube. 2. Lo us� en la antig�edad como un signo de su poder glorioso y presencia amable con su pueblo, �xodo 13:21 ; �xodo 16:10 2 Cr�nicas 5:13,14 ; y como figura de Cristo guiando y protegiendo a su Iglesia a trav�s del desierto de este mundo, Isa�as 4:5,6 Isa�as 4:3 .

�l todav�a cabalga en estado sobre las nubes, Isa�as 19:1 . Cristo fue llevado por una nube al cielo, Hechos 1:9 , y vendr� de la misma manera, Apocalipsis 1:7 ; Apocalipsis 10:1 .

Entonces tambi�n seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Se�or en el aire, y as� estaremos siempre con el Se�or, 1 Tesalonicenses 4:17 . - � Oh mora! Christe, veni.

Versículo 10

Ha rodeado las aguas con l�mites, hasta que el d�a y la noche terminan.

Ver. 10. Ha rodeado las aguas con l�mites ] Decreto circinavit superficiem aquarum (Tremel.). Por as� decirlo, ha trazado un c�rculo alrededor del mar con un comp�s, para que no pase a ahogar la tierra. Confiera Job 38:8 ; Job 38:10,11 ; Salmo 33:7 ; Salmo 89:10 ; Salmo 104:9 ; Proverbios 8:29 .

As� que traz� un c�rculo alrededor de la tierra, Proverbios 8:27 , haciendo todo con infinita sabidur�a, Pondere, mensura, numero, etc. �l funda la tierra no sobre rocas s�lidas, sino sobre aguas fluidas. Y que no flota sobre ellos, ni se sacude con ellos (tantas veces como hay una tempestad en el oc�ano que la desencadena), ni a�n es desbordado por ellos, esta es la obra maravillosa de Dios.

Arist�teles en su libro De Mirabilibus lo admira y reconoce la providencia de Dios, que en otras partes niega. Terminum aquis prescripsit, dice Job aqu�. Y esto o lo tuvo de Mois�s, G�nesis 1:10 , o, si vivi� antes de Mois�s, como es muy probable que lo haya hecho, lo tuvo, como tuvo muchas otras cosas, por tradici�n de los padres.

Los marineros nos dicen que cuando se acercan a la orilla, cuando entran en un puerto, corren cuesta abajo. Y, sin embargo, se dice que los hombres bajan (no suben) al mar en barcos, Salmo 107:23 . Vea una raz�n de esto en este texto y Salmo 104:26 .

�Un vero non stupendum est? dice Lavater. Pero, �no es algo maravilloso que un elemento tan feroz, una masa tan enorme de aguas, sacudida por los vientos, sea delimitada y frenada por arenas, confinada y mantenida dentro de su lugar y orilla prescritos? Sobre todo si el agua es (como algunos afirman) diez veces m�s grande que la tierra, el aire que el agua, el fuego que el aire.

Hasta que el d�a y la noche lleguen a su fin ] Heb. Hasta la consumaci�n de la luz con las tinieblas; es decir, hasta que no exista m�s el tiempo, hasta el fin del mundo, cuando todas las cosas sean desatadas a la devastaci�n, y el mar desborde de nuevo la tierra, como entonces, algunos deducir�an de este texto.

Versículo 11

Las columnas del cielo tiemblan y se asombran de su reprensi�n.

Ver. 11. Los pilares del cielo tiemblan ] es decir, los �ngeles, dicen algunos, que tiemblan de conciencia de sus propias imperfecciones comparativas. El mejor de los santos en la tierra, dicen otros (seg�n Gal 2: 9 Ap 3:12 Pro 9: 1-2), que tiemblan ante la palabra de Dios, Isa�as 66:2 , y tienen muchas conmociones cerebrales por aflicciones.

Pero comprenda mejor el firmamento de los cielos, Hag 2: 6-7 Mateo 24:29 . Los poderes del cielo ser�n conmovidos, temblar�n con el estruendo de sus truenos. O los montes altos y poderosos, sobre los cuales los cielos parecen descansar, como sobre tantos pilares, sacudidos por la tierra, temblores, ya veces con gran asombro sacados de su lugar.

Y se asombran de su reprensi�n ] Como todas las bestias del campo est�n ante el rugido del le�n; Ut quis a gravi et magnae potestatis vire, obiurgatus, tremit et vehementer solicitus est, como un esclavo reprendido por un pr�ncipe, tiembla y se espanta.

Versículo 12

Dividi� el mar con su poder, y con su inteligencia hiri� a los soberbios.

Ver. 12. �l divide el mar con su poder ] es decir, con sus fuertes vientos que causan tempestades: ver como Isa�as 51:15 : de modo que yace como en crestas, la cima de una ola lejos de otra, Jeremias 31:35 .

Eso fue algo extra�o que se inform� que se pele� en Londres la semana pasada. El lunes 14 de agosto de 1654, debido a los fuertes vientos, la marea estaba tan baja en el T�mesis, que los muchachos lo vadearon de un lado a otro, afirmando los viejos marineros que nunca antes lo hab�an visto as�.

Y con su inteligencia hiere a los soberbios ] Heb. Orgullo, o Rahab, que a menudo se usa para Egipto, como Salmo 87:4 ; Salmo 89:10 Isa�as 51:9 , de donde algunos habr�an querido decir Fara�n; otros, el diablo; otros, la ballena chocando contra una roca o empujada a la orilla donde es llevada; otros, las orgullosas olas del mar, como Job 38:11 , incapacitado por Dios para agitar m�s, como un hombre herido de muerte debe luchar m�s.

Un ejemplo de esto lo tenemos en la historia de Jon�s, y otro en el Evangelio, Mateo 8:14 . As� como Dios es lo suficientemente poderoso como para provocar tormentas, tambi�n es lo suficientemente sabio para lanzarlas de nuevo, Salmo 107:25 ; Salmo 107:29 . �l tiene el mar tan asombrado como un gigante tiene un pigmeo.

Versículo 13

Con su esp�ritu adorn� los cielos; su mano form� la serpiente tortuosa.

Ver. 13. Por su Esp�ritu ha adornado los cielos ] Spiritu eius caeli sunt ipsa pulchritudo, Por su Esp�ritu los cielos son la belleza misma, as� Vatablus lo traduce, Adoravit, decoravit, pulchrefecit. Hinc ??????. Ese tres en uno, y uno en tres, obraron en la creaci�n: ver Salmo 33:6 , "Por la palabra de Jehov� fueron hechos los cielos, y todo el ej�rcito de ellos por el aliento de su boca.

"Aqu� Jehov�, su Palabra y su Esp�ritu son conocidos como el Hacedor del mundo; as� G�nesis 1:1,31 . Los paganos ten�an algunas nociones ciegas de esto, como aparece por Plutarco, quien informa que en Tebe, una ciudad de Egipto, adoraban a un Dios a quien reconoc�an inmortal; pero, �c�mo lo pintaban? A semejanza de un hombre que sopla un huevo de su boca, para significar que hizo el mundo redondo con el esp�ritu de su boca.

Especialmente sobre los cielos Dios ha otorgado una gran habilidad y habilidad, como aparece, Heb 11:10 Salmo 8:3 , donde se llama el cielo, Obra de los dedos de Dios; una curiosa obra divina; una met�fora de ellos que hacen tapiz. Adornado est� con estrellas, como un palacio con cuadros majestuosos, adem�s de la belleza interior, que es inconcebible.

Hay algo de un Saphir en la palabra hebrea que aqu� se traduce adornado, y Apocalipsis 21:19 se hace una b�squeda a trav�s de todas las entra�as de la tierra para encontrar todos los tesoros preciosos que se podr�an tener, oro, perlas y piedras preciosas de todos. ordena; y �para qu� pueden servir? s�lo para ensombrecer la gloria de los muros de la Nueva Jerusal�n y las puertas, y pavimentar las calles de la ciudad. Ver tambi�n Isa�as 54:11,12 .

Su mano form� la serpiente tortuosa ] Enixa est, peperit, dio a luz como de nacimiento, form� la criatura m�s deforme y terrible de la tierra; o esos dragones llameantes que vuelan por el aire (me refiero a meteoros); o la constelaci�n en el cielo llamada Drag�n, entre los dos Osos, y no lejos del polo norte ( Est hoc sane maximum, et maxime conspicuum in caelo sidus, etc.

); o, por �ltimo, esos dragones marinos, las ballenas, que Mercer cree que es m�s probable que se refieran aqu�, y compare Isa 27: 1 Salmo 104:26 Job 40:20 . Tampoco debemos extra�arnos, dice �l, de que el principio del vers�culo sea del cielo y el fin del mar; porque Job mostrar�a y expondr�a dos obras admirables de Dios en dos extremos del mundo; verbigracia.

en el cielo arriba y en las aguas debajo de la tierra; su poder y sabidur�a brillan en todas partes en las criaturas, ni un hombre puede mirar f�cilmente al lado de un milagro. Job, por lo tanto, no insiste mucho en los detalles, pero, como alguien perdido en el laberinto de la admiraci�n por cosas tan grandes, as� calla:

Versículo 14

He aqu�, estas son partes de sus caminos, pero �qu� poco se oye de �l? pero el trueno de su poder, �qui�n puede entender?

Ver. 14. He aqu�, estas son partes de sus caminos ] O m�s bien, part�culas de sus obras. Extrema sunt viarum eius, as� lo traducen los Tigurines; Estos son los extremos, extremidades o partes extremas de ellos, el ?? ???????, como lo llama San Pablo, lo que puede ser conocido de Dios, per species creaturarum, Romanos 1:19,20 , como el sol se ve en el agua despu�s de una especie; pero en rota, c�rculo, como hablan las escuelas, en el c�rculo por donde discurre, no podemos contemplarlo; para que algo de Dios pueda verse en sus obras, en su palabra; sus espaldas podemos ver y vivir, como Mois�s, �xodo 33:18,20 ; su tren en el templo, como Isa�as, Isa�as 6:1

Pero, �qu� poco se sabe de �l? ] Heb. Qu� peque�ez, o fragmento de una palabra o cosa, se oye de �l, Quam exiguitatem (Pis. Cat.). Parvam stillam (Vulg.). ?????? (septiembre). Paucum de pauco, pusillum et parum admodum (Merc.). Como cuando uno oye el �ltimo final s�lo de una frase, lo que resuena el eco, y nada m�s; es un m�nimo, lo principal no podemos saber, somos como vasos de boca estrecha: No pod�is soportar lo que tengo que deciros, dice Cristo a sus ap�stoles, Juan 16:12 .

Y al pueblo les habl� como pod�an o�r, Marco 4:33 , y no como �l pudo haber hablado. Loquimur de Deo non quantum debemus, sed quantum possumus, dice el emperador Graciano: Hablamos de Dios, no tanto como deber�amos, sino tanto como podemos (En Epist. Ad Ambrose). Profetizamos pero en parte, y qu� maravilla, ya que conocemos solo en parte, 1 Corintios 13:9 .

En las cosas humanas, los hombres m�s sabios han profesado que la mayor parte de lo que sab�an era lo m�nimo de lo que no sab�an; cuanto mas en las cosas divinas? Ninguna expresi�n presentamos a Dios tan plenamente, dice Scaliger, como las que exponen nuestra ignorancia. Nuestra elocuencia m�s segura acerca de Dios es nuestro silencio, dice el erudito Hooker.

Pero el trueno de su poder, �qui�n lo entender�? ] Heb. De sus poderes; es decir, su poderoso trueno; que, mientras Alladio, rey de los latinos, lo har�a con ciertas m�quinas que le hab�a hecho imitar, pereci� justamente por un rayo del cielo; tambi�n su casa, en la que hab�a intentado hacerlo, fue consumida por el fuego del cielo, como atestiguan Dionisio Halicarnaso y Orosio. Algunos entienden aqu� por el trueno la asombrosa presencia y expresi�n de Dios de s� mismo.

Otros, su fuerza y ??grandeza, sus haza�as notables y atronadores, que brillan en todo el mundo, y a los que, si se compara todo lo que se ha ejemplificado, parecer�n ser s�lo como unas pocas gotas de calor en una gran lluvia de lluvia. El que vaya a declararlos se ver� obligado a decir con el poeta (Lucret.):

Claudicat ingenium, delirat linguaque, mensque.

Información bibliográfica
Trapp, John. "Comentario sobre Job 26". Comentario Completo de Trapp. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jtc/job-26.html. 1865-1868.