Bible Commentaries
Salmos 90

Comentario Completo de TrappComentario de Trapp

Versículo 1

Salmo 90:1 �Oraci�n de Mois�s, var�n de Dios. Se�or, t� has sido nuestra morada en todas las generaciones.

Oraci�n de Mois�s ] Hecha por �l, como, cuando vio caer tan r�pido los cad�veres del pueblo en el desierto; comprometido a escribir para la instrucci�n de los que quedaron con vida, pero condenados a muerte, N�meros 14:26,38 , y aqu� colocados como una ilustraci�n de lo que se dijo en el salmo precedente, Salmo 89:48 , "�Qu� hombre �Es el que vive, y no ver� muerte? �Librar� su alma de la mano del sepulcro? Selah.

Ver. 1. Se�or, t� has sido nuestra morada ] En todos nuestros problemas y viajes a trav�s de este desierto, y antes, no hemos estado sin casa ni sin puerto, porque "T� has sido nuestra morada", nuestro lugar de refugio, como algunos dicen eso, Maon. Tutum habitaculum. Sol�amos decir, la casa de un hombre es su castillo. La ley civil dice: De domo sua nemo extrahi debet, aut in ius vocari, quia domus tutissimum cuique refugium atque receptaculum, Ning�n hombre debe ser sacado de su casa a petici�n de otro; porque su casa es su refugio y recept�culo m�s seguro.

El que habita en Dios no puede ser desalojado, porque Dios es m�s fuerte que todos; ni nadie puede quitarse a otro de sus manos, Jn 10:29 Aqu�, entonces, es mejor que lo tomemos como en nuestra mansi�n, y busquemos la provisi�n de todas nuestras necesidades solo en Dios. Fue un dicho ingenioso del erudito Picus Mirandula: Dios cre� la tierra para que habitaran las bestias, el mar para los peces, el aire para las aves, el cielo para los �ngeles y las estrellas.

El hombre, por tanto, no tiene otro lugar para habitar y habitar sino solo el Se�or. Ver Eze 11:16 2 Corintios 6:8,10 .

Versículo 2

Antes que nacieran los montes, o que hubieras formado la tierra y el mundo, desde la eternidad hasta la eternidad, t� [eres] Dios.

Ver. 2. Antes que nacieran los montes ] Y fueron hechos en la creaci�n, no arrojados por el diluvio, como algunos han sostenido. Mois�s primero celebra la eternidad de Dios, y luego establece la mortalidad del hombre; para que el uno sea puesto frente al otro, como dice Salom�n en otro caso, Eclesiast�s 7:14 , Dios sea glorificado y el hombre consolado, que es el fin principal de las Sagradas Escrituras, Romanos 15:4 , y mucho m�s all� de los consolatiunculae Philosophicae.

Versículo 3

T� conviertes al hombre en destrucci�n; y dice: Vu�lvete, hijos de los hombres.

Ver. 3. T� conviertes al hombre en destrucci�n ] Ad minutissimum quiddam, as� Beza lo convierte, en un negocio muy peque�o, en polvo y p�lvora. Otros, ad contritionem vel contusionem, desatando sobre �l diversas enfermedades y angustias; lo apartaste del mundo, Eclesiast�s 1:13 . Y generalmente, dices de todos los hijos singulares de los hombres,

Regresad, vosotros ] Vuestros cuerpos a la tierra, seg�n el decreto, G�nesis 3:17,19 , vuestras almas a Dios, que los dio, Eclesiast�s 12:7 . Y aqu� el curso de la vida del hombre se compara, dice uno, con una carrera en un tilt o torneo, donde pronto corremos hasta el final de la carrera, por as� decirlo, y luego regresamos de nuevo.

Intelligit Moses vitam humanam similem esse gyro, dice otro. La vida del hombre se compara con un anillo o una ronda; damos una vuelta corta; y luego Dios nos re�ne para s� mismo. Uno, preguntarse qu� era la vida. respondi� sin respuesta, porque en ese momento le dio la espalda y sigui� su camino. Traemos aqu� s�lo un giro, y Dios dice: "Vu�lvanse, hijos de los hombres". Algunos lo convierten en una iron�a; como si Dios dijera: Vuelve a vivir, si puedes. Algunos lo aplican a la resurrecci�n, otros a la mortificaci�n y la vivificaci�n.

Versículo 4

Porque mil a�os ante tus ojos [son] como ayer cuando pas�, y [como] vigilia en la noche.

Ver. 4. Por mil a�os ante tus ojos, etc. ] qd Viven los hombres un espacio m�s largo o m�s corto, Serius aut citius, acabas sus d�as; y en comparaci�n con tu eternidad, Puncture est quod vivimus et puncto minus, es un peque�o lapso de tiempo que el h�gado m�s largo tiene sobre la tierra, 2Pe 3: 8 Salmo 39:5 . Non multum cuerdo abest a nihilo. Algunos inferir�an, por tanto, que el d�a del juicio durar� mil a�os; fides sit penes autores.

Cuando ha pasado] Juzgamos mejor de la brevedad del tiempo, cuando ha pasado.

Y como vigilia en la noche ] que no son m�s que tres horas; porque los soldados dividen la noche en cuatro vigilias, y nuestra vida est� llena de la oscuridad del error y el terror.

Versículo 5

Los llevaste como a un diluvio; son [como] un sue�o: por la ma�ana [son] como la hierba [que] crece.

Ver. 5. Los llevas como con un diluvio ] De repente, violentamente, irresistiblemente, por juicios particulares, adem�s de la necesidad general de morir una vez, Hebreos 9:27 . Esto se establece mediante una comparaci�n triple, de inundaciones, sue�o y flores aqu�; y de hecho, la vanidad y la miseria de la vida del hombre es tal que ninguna semejanza puede establecer suficientemente. Ver Salmo 90:9,10 .

Son como un sue�o ] o un sue�o; el sue�o de una sombra (????? ????), dice P�ndaro, la sombra de humo, dice otro.

Son como la hierba ] Una comparaci�n ordinaria, Isa 40: 6 Santiago 1: 10-11

Versículo 6

Por la ma�ana florece y crece; al atardecer se corta y se seca.

Ver. 6. Por la ma�ana florece ] As� es el hombre en su plenitud y vigor, sus huesos llenos de tu�tano, sus pechos de leche.

Al anochecer es cortado ] As� es el hombre con la guada�a mortal de la muerte, que corta los lirios de la corona as� como la hierba del campo. Por la noche, la hierba se cortar� mejor y los cortac�spedes podr�n trabajar mejor en ella.

Versículo 7

Porque de tu ira somos consumidos, y de tu ira somos turbados.

Ver. 7. Porque somos consumidos por tu ira ] Justamente concebidos por nuestros pecados, Salmo 90:8 . Esta es una causa de muerte que la filosof�a no descubre, por ser ciega y no poder ver a lo lejos, y por lo tanto no puede prescribir ning�n remedio suficiente contra la l�grima de la muerte, como se establece aqu�, Salmo 90:12 , pero tal como hizo que Cicer�n se quejara, de que la enfermedad era demasiado dura para la medicina, y eso dej� a los hombres dudosos (S�crates, por ejemplo) o desesperados, y carentes de sentido, como Petronio en T�cito, Qui in ipsis atriis morris delicias quaesivit, consolado �l mismo cantando sonetos tan ligeros como �ste;

Vivamus men Lesbia atque amemus,

Rumoresque senum severiorum

Onmes unius aestimemus assis.

Y por tu ira estamos turbados ] Consternati sumus, La muerte nos pica y nos pega; la moci�n y menci�n de ella es terrible para nosotros, a trav�s del sentido del pecado y el temor a la ira, Hebreos 2:15 . Symmachus et Aquila transtulerant acceleravimus.

Versículo 8

Pusiste nuestras iniquidades delante de ti, nuestros [pecados] secretos a la luz de tu rostro.

Ver. 8. Has puesto nuestras iniquidades delante de ti ] Como juez hace las fechor�as de un malhechor, junto con las pruebas y evidencias.

Nuestros pecados secretos ] De los que nunca nos dimos cuenta o los hab�amos olvidado por completo (los pecados de nuestra juventud, algunos lo hacen, pero no tan bien), esos pecados que esper�bamos haber secretado, tal era nuestra hipocres�a.

A la luz de tu semblante ] Esta luz la has utilizado para descubrir nuestros males m�s �ntimos, los que se encuentran en el coraz�n del pa�s, por as� decirlo, como las murmuraciones y la incredulidad de nuestros corazones, etc. Estos tus ojos puros, m�s claros y radiantes que el sol mismo, han discernido claramente. La naturaleza nos ense�a que el ojo ardiente no necesita luz exterior, sino que ve extramitiendo, enviando un rayo, etc.

Versículo 9

Porque todos nuestros d�as pasaron en tu ira; gastamos nuestros a�os como un cuento [que se cuenta].

Ver. 9. Porque todos nuestros d�as pasaron ] Heb. aparta la cara. Ver Salmo 90:3 .

Pasamos nuestros a�os como un cuento que se cuenta ] La gracia de lo cual es brevedad, qd dicto citius. Algunos lo traducen, como un pensamiento, que surge y pasa. En este sentido el poeta griego;

A??? ??? ???? ????? ?????????? ?????? ???.

El caldeo lo tiene, Ut flatus oris en Hyeme, como el aliento de la boca en invierno. Ver Santiago 4:14 .

Versículo 10

Los d�as de nuestros a�os [son] sesenta a�os y diez; y si por raz�n de las fuerzas [son] ochenta a�os, sin embargo [es] su fuerza trabajo y dolor; porque pronto se corta y volamos.

Ver. 10. Los d�as de nuestros a�os son sesenta, etc. ] As� dice Sol�n en Laercio, el t�rmino de la vida del hombre es de setenta a�os, estos pocos superan y pocos alcanzan. En el mismo sentido habla tambi�n Macrobio (Lib. 1., Som. Cap. 6), diciendo: Septies deni anni a Physicis creditur meta vivendi, et hoc vitae humanae perfectum spacium terminatur, etc. Los Padres vivieron m�s; pero a medida que aumentaba la maldad de los hombres, disminu�an sus d�as; y ahora sus vidas se acortan cada d�a, las generaciones se env�an, para que el mundo llegue a su fin lo antes posible.

Si Mois�s y Aar�n de la antig�edad, y Iohannes de temporibus, y algunos otros de los �ltimos tiempos, viven m�s, incluso hasta cien o m�s, estos son ejemplos singulares, y es de la generalidad que el salmista habla aqu�.

Y si por fuerza, etc. ] Uno lo lee as�; Y si por la fortaleza ochenta a�os, incluso su latitud es trabajo y dolor; es decir, esta ampliaci�n del tiempo no trae m�s que trabajo y miseria, porque ahora el cuerpo est� enfermo (Dr. Major).

Porque pronto se corta ] Como telara�a o como hierba.

Y volamos ] Como un p�jaro en vuelo , o como una hora del d�a.

Qui nescit quo vita modo volat, audiat horas;

Quam sit vita fugax, nos docet iste sonus.

No soy la eternidad, dijo Epicteto, sino un hombre; es decir, una peque�a parte del todo, como es la hora del d�a; Por tanto, debo ir y venir como la hora lo hace (Enchirid.).

Versículo 11

�Qui�n conoce el poder de tu ira? aun conforme a tu temor, [as� es] tu ira.

Ver. 11. �Qui�n conoce el poder de tu ira? ] Ninguno lo hace, ya que es algo que ning�n hombre puede evitar o soportar; y tal es la estupidez de los hombres, que pocos creer�n hasta que la sientan; no, aunque sus vidas sean tan cortas e inciertas.

Incluso seg�n tu temor, as� es tu ira ] Ira tua non est minor timore nostro; No dejes que un hombre te desgarre tanto, seguro que te sentir� mucho m�s, si una vez cae en tus dedos.

Versículo 12

Ens��anos, pues, a contar nuestros d�as, para que apliquemos [nuestro] coraz�n a la sabidur�a.

Ver. 12. Ens��anos , pues, a contar nuestros d�as ] El fil�sofo afirma que el hombre es, por tanto, la m�s sabia de las criaturas, porque s�lo �l puede contar , Bruta non numerant. Pero en esta aritm�tica divina de contar nuestros d�as (a la que no se pueden comparar todos los dem�s, no, aunque podr�amos, como se jactaba Arqu�medes, contar las estrellas del cielo o las arenas a la orilla del mar), Dios mismo debe ser nuestro maestro, o nunca lo haremos a prop�sito.

R. Solomon observa que la palabra ?? traducida "as�" aqu�, si se toma como letras num�ricas, hace setenta, y los a�os de nuestra vida son setenta; de los cuales, dicen otros rabinos, si deducimos el tiempo de la ni�ez y la juventud, que es la vanidad, el tiempo de dormir, descansar, comer y divertirse (que es m�s de la mitad), y el tiempo de aflicci�n y dolor que no disfrutamos, �a qu� pobre miseria se ver� reducida la vida!

Para que apliquemos nuestro coraz�n ] Heb. para que los hagamos venir; porque naturalmente cuelgan y hacen extra�os.

A la sabidur�a ] Al verdadero temor de Dios, y la mortificaci�n del pecado, que es el aguij�n de la muerte y lo convierte en una trampilla al infierno. Esto es dif�cil de hacer, pero debe hacerse; o los hombres se deshacen para siempre. Vivir con pensamientos moribundos es la forma de morir con comodidades de vida.

Versículo 13

Vuelve, oh SE�OR, �hasta cu�ndo? y que se arrepienta de tus siervos.

Ver. 13. Que se arrepienta ] O consuela a tus siervos.

Versículo 14

S�cianos temprano con tu misericordia; para que podamos regocijarnos y alegrarnos todos nuestros d�as.

Ver. 14. S�cianos temprano ] Como hiciste con el man� a nuestros padres.

Versículo 15

Al�granos seg�n los d�as [en que] nos afligiste, [y] los a�os [en que] hemos visto el mal.

Ver. 15. Al�grenos de acuerdo ] Tengamos al menos una proporci�n.

Versículo 16

Aparezca tu obra a tus siervos, y tu gloria a sus hijos.

Ver. 16. Que aparezca tu obra ] Tu propia obra, que es mostrar misericordia; porque hacer justicia es obra tuya, obra tuya extra�a, Isa�as 28:21 .

Y tu gloria a sus hijos ] Para que al menos puedan entrar en la tierra de Cana�n, seg�n N�meros 14:31 .

Versículo 17

Y la hermosura del SE�OR nuestro Dios sea sobre nosotros, y confirma la obra de nuestras manos sobre nosotros; s�, la obra de nuestras manos lo confirma.

Ver. 17. Y que la hermosura del Se�or, etc. ] es decir, la recompensa; el italiano la traduce, La Giocondita, jucunditas Domini sit in nn.

Y establece la obra, etc.] As� que todos ten�amos necesidad de orar; por,

Nullius est felix conatus et utilis unquam,

Consilium si non detque iuvetque Deus.

Información bibliográfica
Trapp, John. "Comentario sobre Psalms 90". Comentario Completo de Trapp. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jtc/psalms-90.html. 1865-1868.