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Zacarías 12

Comentario Completo de TrappComentario de Trapp

Versículo 1

Carga de la palabra del SE�OR para Israel, dice el SE�OR, que extiende los cielos, cimenta la tierra y forma el esp�ritu del hombre dentro de �l.

Ver. 1. La carga de la palabra del Se�or ] Es decir, una declaraci�n de su mente y un consejo para el consuelo de Israel y la confusi�n de sus enemigos. Para el Israel de Dios es onus sine onere, una carga como las alas para el p�jaro, una carga sin carga. Para los enemigos, piedra pesada, Zacar�as 12:3 , m�s pesada que la arena del mar, Job 6:3 .

Por Israel ] No contra Israel, aunque Calvino as� lo considere; y por Israel entiende las diez tribus, y los otros cautivos que, sin dejar las casas que hab�an construido y los jardines que hab�an plantado en Babilonia, Jeremias 29:5 , descuidaron regresar a Jerusal�n por temor a los samaritanos y otros vecinos enfermos. ; cuya ruina, por tanto, se predice aqu� por tres excelentes semejanzas, despu�s de un majestuoso pre�mbulo, dibujado, 1.

Del poder de Dios, con el cual extiende los cielos, Job 37:18 ; Job 26:7 , esa enorme extensi�n, como una cortina o como un espejo fundido. 2. De la sabidur�a de Dios, al poner los cimientos de la tierra y colgarla, por geometr�a, como decimos, en medio del cielo, como la paloma de Arqu�medes, igualmente equilibrada con su propio peso.

Terra pilae similis, nullo fulcimine nixa,

Acre subiecto tam grave pendet onus. "

(Ovid. R�pido. L. 6.)

3. De la bondad de Dios,

quien forma el esp�ritu del hombre dentro de �l ] quien nos ha hecho estas almas, Isa�as 57:16 , que �l crea e infunde diariamente en los cuerpos de los hombres; s�, y solo eso, sin la ayuda de sus padres: por eso se le llama "el Padre de los esp�ritus", Hebreos 12:9 , y se dice que el esp�ritu de un moribundo regresa al Dios que lo dio, Eclesiast�s 12:7 .

Este �ltimo texto convenci� a Agust�n (quien sostuvo alguna vez, con Or�genes, que el alma y el cuerpo fueron engendrados por los padres) mucho m�s que la perentoria temeridad de Vincentius Victor; quien censur� audazmente la falta de resoluci�n del padre (cuando dudaba sobre el origen de un alma racional), y alarde� de que probar�a mediante la demostraci�n que las almas son creadas de novo, por Dios. Arist�teles, el secretario principal de la naturaleza, estaba muy desconcertado acerca de este punto del alma; que, de hecho, no puede ser enteramente concebido ni definido por el hombre. S�lo esto podemos decir, que el alma, como viene de Dios, as� es como �l; verbigracia. un esp�ritu inmaterial, inmortal y comprensivo; distinguido en tres poderes, que forman un solo esp�ritu.

Versículo 2

He aqu�, har� de Jerusal�n una copa de temblor para todo el pueblo de alrededor, cuando est�n en el sitio de Jud� [y] de Jerusal�n.

Ver. 2. He aqu�, har� de Jerusal�n una copa de temblor ] O de letargo o de veneno. Una met�fora tomada de una copa de vino generoso, pero empoderada; de modo que los que beben de �l tiemblan pronto, se marean, se adormecen, se enferman como puede soportar el o�do. El veneno en el vino act�a con m�s furia. Nos hiciste beber el vino del v�rtigo, dice la Iglesia, Salmo 60:3 .

En la mano del Se�or hay una copa, y el vino es tinto, est� bien mezclado, etc. El profeta aqu� parece aludir a Jer 25:15 Isa 29: 8 Jeremias 51:7 . Ovidio dice del r�o Galo, que quien bebe de �l se vuelve loco de inmediato. Jer�nimo cuenta de un lago, cerca de N�poles, en el que, si se arroja un perro, muere.

Josefo relata lo mismo de los asfaltitas del lago. Jerusal�n ser� un bocado asesino para los que la traguen. Su carne se revuelve en sus entra�as, es hiel de �spides dentro de �l. Se trag� el bot�n de ella, y lo vomitar� otra vez: Dios lo sacar� de su vientre, Job 20:14,15 ; tendr� tan poco gozo de sus bocados, de sus dulces tragos, como lo hab�a hecho Jonat�n. de su miel; de lo cual apenas lo hab�a probado, pero su cabeza estaba perdida.

Plinio habla de una especie de miel que envenena; porque es succionado de flores venenosas. Nuestro cronista nos cuenta que en Alvelana, a tres millas de Lisboa, muchos de nuestros soldados ingleses, bajo el mando del conde de Essex, perecieron comiendo miel, dejada a prop�sito en las casas y condimentada con veneno. Los enemigos de la Iglesia emprenden una peligrosa aventura, incluso ambicionan la destrucci�n; corren para encontrar su perdici�n, como lo hicieron los filisteos en Mizpa, 1 Samuel 7:7 .

Y si tuvieran tanto ingenio como la esposa de Pilato, en un sue�o, se preocupar�an de tener algo que ver con esos hombres justos, de devorar al pueblo de Dios como comen pan, Salmo 14:4 , de beber en los tazones de fuente de el santuario con Belsasar, quien cay� sobre �l temblando, de modo que se le aflojaron los lomos y se golpearon las rodillas una contra la otra, Daniel 5:6 .

Cu�ndo estar�n en el sitio ] Y as� est�n a punto de hacer lo �ltimo y lo peor contra la Iglesia. El pueblo de Roma era saepe praelio victus, nunquam bello, dice Floro; perdieron muchas batallas, pero nunca fueron vencidos en una guerra fija; al final, a la larga, como dicen, aplastaron a todos sus enemigos; as� tambi�n la Iglesia. Ver Salmo 129:1,8 , Salmo 129:1,8 , en todas partes; y la historia de los Macabeos.

Versículo 3

Y en aquel d�a convertir� a Jerusal�n en piedra de carga para todos los pueblos: todos los que se cargan con ella ser�n cortados en pedazos, aunque todos los pueblos de la tierra se junten contra ella.

Ver. 3. Har� de Jerusal�n una piedra pesada ] Una piedra como la con que la mujer quebr� el cerebro de Abimelec, en la torre de Jueces 9:53 , Jueces 9:53 . Hab�a matado a todos sus hermanos sobre una piedra, Jueces 9:5 , recibe, por tanto, su herida de muerte con una piedra; y eso de la mano de una mujer, que fue su mayor dolor.

Una muerte similar le sucedi� a Pirro, rey de Epirotes, asesinado en el sitio de Argos, con una teja arrojada por una mujer desde la pared. Tambi�n lo era el conde Simon Mountfort, ese sanguinario perseguidor de los albigenses en Francia. Una mujer le descarg� un motor desde las murallas de Toulouse, y junto a una piedra le separ� la cabeza de los hombros. La virgen hija de Sion har� todo lo que pueda por sus sitiadores, aunque toda la gente de la tierra se junte contra ella.

�Por qu� raz�n? tiene un campe�n fuerte; que, al mantener su pelea, los har� pedazos y los har� polvo, Lucas 20:18 . No son m�s capaces de pararse ante �l que una botella de vidrio ante un disparo de ca��n. De ah� su confianza, su risa y meneando la cabeza a modo de burla hacia sus m�s ac�rrimos enemigos, Isa�as 37:22 .

Ella sabe que todos los que se preocupan por ella ser�n despedazados. La esposa de Am�n pod�a decir mucho. Si Mardoqueo, dijo ella, es de la simiente de los jud�os, ante los cuales has comenzado a caer, no prevalecer�s contra �l, sino que ciertamente caer�s delante de �l, Ester 6:13 . Un jud�o puede caer ante un persa y levantarse y prevalecer; pero si un persa, o cualquiera de los gentiles, comienza a caer ante un jud�o, no puede quedarse ni levantarse.

Hay una mano invisible de omnipotencia que golpea la suya y confunde a sus opuestos. Esa peque�a piedra, cortada sin manos (la naturaleza humana de Cristo se llama tabern�culo no hecho con manos, no de este edificio, Hebreos 9:11 , es decir, no por un curso ordinario de generaci�n), golpea a las cuatro poderosas monarqu�as, y los hace a�icos, Daniel 2:34 .

Jer�nimo sobre este texto (y despu�s de �l otros int�rpretes, tanto antiguos como modernos) nos dicen que el Esp�ritu Santo aqu� alude a cierto ejercicio o juego que se usaba mucho entre los jud�os, a saber, tomar una gran piedra redonda para el juicio de un fuerza del hombre; levant�ndola del suelo, a veces hasta las rodillas, a veces hasta el ombligo, a veces hasta el pecho, y a veces hasta la cabeza o por encima de la cabeza.

En ese deporte, muchas veces se lastimaron gravemente o, al menos, se hicieron cortes y cicatrices en la carne. Ver Lev�tico 21:5 , donde se usa la misma palabra. Los enemigos de la Iglesia luchar�n y tratar�n de qui�n le har� m�s da�o; pero el m�s valiente de todos ellos ser� enga�ado y frustrado al final. La ruina irreparable de Roma se describe gr�ficamente e incluso se muestra a los ojos en Apocalipsis 18:21 con una gradaci�n notable.

Un �ngel, un �ngel poderoso, toma una piedra, una piedra grande, que no solo arroja, sino que arroja al fondo del mar, de donde no puede ser izada. Este �ngel bien podr�a ser Lutero (con su libro de Captivitate Babylonica; conferir Jer 51:63), a quien Dios preserv� extra�amente de la ira de Roma y del infierno; como lo hizo por ese peligro mortal por la ca�da de una piedra, del cual el Sr. Fox escribe as�: "En un tiempo", dice �l, "cuando Lutero estaba sentado en cierto lugar en un taburete estudiando, una gran piedra hab�a en la b�veda sobre su cabeza donde estaba sentado; que permaneci� milagrosamente firme mientras estuvo sentado, tan pronto como se levant� cay� inmediatamente sobre el lugar donde estaba sentado, capaz de haberlo aplastado en pedazos, si se hubiera encendido sobre �l.

"Pero ninguna malicia de hombre o diablo podr�a adelantar un minuto a su fin, mientras su Maestro ten�a trabajo para �l; ya que los dos testigos no pod�an ser asesinados hasta que se despacharan sus asuntos, Apocalipsis 11:7 .

Versículo 4

En aquel d�a, dice el SE�OR, herir� con espanto a todo caballo, y con locura a su jinete; y sobre la casa de Jud� abrir� mis ojos, y herir� con ceguera a todo caballo del pueblo.

Ver. 4. A todo caballo herir� con asombro ] Grande es la fuerza del caballo y la furia de su jinete: Jeh� marchaba furiosamente; Bajazet, el Gran Turco, de su feroz y furiosa cabalgata, se llamaba Gilderun o Rayo; pero Dios puede hacer que los egipcios parezcan hombres y no dioses, y que sus caballos sean carne y no esp�ritu; "Cuando el Se�or s�lo extienda su mano" (y eso no es un asunto dif�cil de mover), "caer� el ayudante y caer� el ayudado, y todos ellos desfallecer�n a una", Isa�as 31:8 .

Ver Salmo 76:5,6 "Un caballo es cosa vana para la seguridad", Salmo 33:17 , aunque una criatura guerrera llena de terror; pero la seguridad o la victoria son del Se�or, Proverbios 21:31 "En nada est�n aterrorizados", dice el ap�stol, Filipenses 1:28 .

La palabra griega es una met�fora de los caballos cuando tiemblan y se asustan; como sucedi� en el ej�rcito de los filisteos, cuando los �ngeles se alborotaron entre las moreras, 2 Samuel 5:24 ; en el ej�rcito de los sirios, cuando los �ngeles tambi�n hac�an ruido apresurado en el aire, de carros, de caballos y de un gran ej�rcito, 2 Reyes 7:6 ; en el ej�rcito de Senaquerib, cuando a la sola reprimenda de Dios "tanto el carro como el caballo fueron echado en un sue�o muerto", Salmo 76:6 .

Por �ltimo, en las guerras alemanas contra Zisca y los husitas en Bohemia, donde Dios golpe� a cada caballo con asombro ya su jinete con locura; tal p�nico se apoder� de los enemigos de la verdad, aunque entraron con tres poderosos ej�rcitos a la vez, que huyeron antes de mirar al enemigo a la cara. C�mo esta profec�a se cumpli� literalmente para los Macabeos, ver 2Ma 10:30.

Y abrir� mis ojos sobre la casa de Jud� ] Quien antes parec�a parpadear o estar dormido. Ahora me despertar�, dice el Se�or, ahora me levantar�, ahora me levantar�, Isa�as 33:10 , para socorro y rescate de mi pueblo pobre; y eso porque los llamaron marginados, diciendo: "Esta es Sion, a quien nadie mira", Jeremias 33:17 .

Versículo 5

Y los gobernadores de Jud� dir�n en su coraz�n: Los habitantes de Jerusal�n ser�n mi fortaleza en el SE�OR de los ej�rcitos su Dios.

Ver. 5. Y los gobernadores de Jud� ] Los duques o jefes (????); es decir, los macabeos, que no llevan ninguna corona real, sino que solo eran gobernadores, gobernantes, comandantes en jefe, como los que fueron antes que los dem�s; como en el alfabeto, Aleph es la primera letra; asi que,

" Omega nostrorum Mors est, Mars Alpha malorum "

dice el poeta ingeniosamente.

Dir�n en su coraz�n ] es decir, dir�n de todo coraz�n, desde la ra�z del coraz�n, y no s�lo desde el paladar. La profesi�n de la verdad y la oraci�n (porque algunos hacen que este vers�culo sea) no son un trabajo de labios, sino un trabajo del coraz�n. La voz que se hace en la boca no es nada tan dulce como la que sale del fondo del pecho. Como en la m�sica instrumental, cuanto m�s profundo y hueco es el vientre del la�d o la viola, m�s agradable es el sonido; cuanto m�s veloz, m�s chirriante y �spero en nuestros o�dos.

Los habitantes de Jerusal�n ser�n mi fortaleza ] Aunque ahora son pocos en ella; sin embargo, ser� mucho m�s poblado y fortificado; para que, bajo Dios, sea una fortaleza para todo el pa�s; y los gobernadores lo tomar�n as�: o as�,

Hay fuerza para m� y para los habitantes de Jerusal�n en el Se�or de los ej�rcitos su Dios ] Cada gobernador lo dir� por su propia cuenta (y esta me parece la mejor lectura). Los Macabeos as� lo hicieron, como se ve por su ramillete (de lo cual antes), sus oraciones y su singular �xito, como aparece por su historia y por Josefo. Deo confisi, nunquam confusi, Los que conf�an en Dios nunca ser�n confundidos.

"Nuestros padres confiaron en ti, y fueron librados. Conf�aos en el Se�or para siempre; porque en el Se�or Jehov� est� la fuerza eterna". No mires hacia los arroyos que corren y braman, no sea que te marees; pero mira a los cielos de donde viene tu ayuda, y af�rrate por la fe al poder y las promesas de Dios. La fe no fingida engendra la esperanza infalible, como la que nunca aborta. "Confiad en �l en todo tiempo, pueblos", Salmo 62:8 , porque en Dios est� la sabidur�a y la fuerza, Job 12:13 .

Plutarco dice de los escitas que no tienen vino ni m�sica; pero tienen dioses. Di que los santos no tienen poder ni pol�tica como enemigos, pero lo tienen todo en Dios, que es m�s que todo.

Versículo 6

En aquel d�a pondr� a los gobernadores de Jud� como hogar de fuego entre la le�a, y como antorcha de fuego en un haz; y devorar�n a todo el pueblo de alrededor, a la derecha ya la izquierda; y Jerusal�n volver� a ser habitada en su propio lugar, en Jerusal�n.

Ver. 6. En ese d�a nombrar� gobernadores, etc. ] Esta es la tercera semejanza, de la cual la Escritura est� llena; seg�n eso, abrir� mi boca en par�bolas. Estos son de excelente utilidad para adornar y explicar; y, sin embargo, son cada vez m�s inferiores al asunto que nos ocupa. Se toman prestados de cosas bien conocidas y f�ciles de concebir; como aqu� de un hogar de fuego entre le�a; ahora todos podemos decir cu�n grande materia (o le�a) enciende un peque�o fuego, Santiago 3:5 .

Cuando Ner�n, por placer, prendi� fuego a Roma, entre otros edificios se�oriales que se quemaron r�pidamente, el circo o el patio de carreras era uno, de aproximadamente media milla de largo, de forma ovalada, con filas de asientos una encima. otro, con capacidad para al menos 150.000 espectadores, sin hombros descorteses. "Como fuego que arde la madera, y como llama que prende fuego a los montes, as� pers�guelos con tu tempestad, y atemor�zalos con tu tempestad", dice la Iglesia, Salmo 83:14,15 .

As� oraron, y as� se promete aqu�; y en consecuencia se realiz� en aquellas primeras guerras de los Macabeos; como aparece en el primer libro de su historia, y en Josefo. Diodati y otros entienden que este texto son los ap�stoles y evangelistas, que deben llenar el mundo de guerras y disensiones predicando el evangelio, Lucas 12:49 , mediante el cual los enemigos deben ser arruinados y la Iglesia restablecida, Abd�as 1:18 , por el esp�ritu de juicio y de ardor, Isa�as 4:4 .

Para lo cual Chrysostem dice que Pedro era un hombre hecho de fuego que caminaba entre rastrojos. La albahaca se compar� con una columna de fuego. Nuestro Salvador dice que Juan Bautista es una l�mpara que arde y alumbra. Y El�as (en cuyo esp�ritu vino el Bautista) era un hombre de ese celo trascendente, que para realzar su expresi�n algunos han legendario de �l, que cuando dibujaba los pechos de su madre se le ve�a chupar fuego.

Y Jerusal�n volver� a ser habitada en su propio lugar ] sc. Donde fue construida al principio, y no en otro lugar cercano, como estaba Tiro; y Roma est� en este d�a bastante alejada de sus siete antiguas colinas; para que un hombre pueda buscar a Roma en Roma. Y la Jerusal�n actual tiene el monte Calvario en medio de ella (que antiguamente estaba fuera de la ciudad), y no se encuentran all� cien familias de jud�os.

Que un d�a echar�n fuera de all� a Gog y Magog, habitar�n en el lugar antiguo, y tendr�n excelente fuerza y ??valor ministrados por Dios a ellos, todos igualmente para su defensa com�n, ninguno se eleva por encima de otro, pero todos por igual atribuyendo el gloria a Dios, es concluida por algunos y esos no despreciables te�logos de este y los siguientes vers�culos.

Versículo 7

Y el SE�OR salvar� primero las tiendas de Jud�, para que la gloria de la casa de David y la gloria de los habitantes de Jerusal�n no se engrandezcan contra Jud�.

Ver. 7. El Se�or tambi�n salvar� primero las tiendas de Jud� ] O, como al principio, sc. cuando salieron de Egipto, y no ten�an fortalezas donde tomar para defenderse. "Se�or" (dice Mois�s), "t� has sido nuestra morada en todas las generaciones", Salmo 90:1 . �l era tan antiguo, y siempre lo ser�; la fe de la cual alegraba a los padres a morar en tiendas, Hebreos 11:13 , ya los santos rochabitas, Jeremias 35:7,8 , hasta que Nabucodonosor subi� a la tierra, Zacar�as 12:11 .

Pero aqu� Dios promete liberar a los jud�os que habitaban en los campos abiertos, fuera de la ciudad; y luego despu�s para librar a la misma Jerusal�n de la furia de Antiochi: y as� lo hizo (1 Maccab.) de una manera maravillosa; en verdad fueron ayudados con un poco de ayuda, Daniel 11:34 , para quitar la jactancia; como sigue.

Que la gloria de la casa de David, etc. ] Es decir, la casa gloriosa de David, y los habitantes gloriosos de Jerusal�n, por un hypallage. a Non est gloriosior populus sub caelo, quam Iudaicus. No hay pueblo m�s vano y glorioso debajo del cielo que los jud�os, dice Alsted. Eran tan de anta�o, Juan 8:33 Mateo 3:9 .

Se dice que los espa�oles son fanfarrones insolentes y extremadamente orgullosos en el �ltimo reflujo de la fortuna; tambi�n lo son los jud�os. Pero Dios les ense�ar� cosas mejores y har� que el que se glor�a se glor�e en el Se�or, 1 Corintios 1:31 .

a Una figura ret�rica en la que hay un intercambio de dos elementos de una proposici�n, las relaciones naturales de estos se invierten. �D

Versículo 8

En aquel d�a el SE�OR defender� a los habitantes de Jerusal�n; y el d�bil entre ellos en aquel d�a ser� como David; y la casa de David ser� como Dios, como el �ngel del SE�OR delante de ellos.

Ver. 8. En ese d�a defender� el Se�or, etc. ] Prosequitur eandem sententiam, dice Calvino. �l procede en el primer argumento para asegurar a los jud�os d�biles (como los llam� Sanbalat, ese orgulloso y altivo despreciador, Nehem�as 4:2 Pro 21:24) de seguridad y protecci�n. Dios bendecir� a los justos; como con escudo los rodear� con gracia, Salmo 5:12 .

Ahora no se llega al cuerpo sino a trav�s del escudo, si se maneja bien; no viniendo a los santos, sino a trav�s de los propios lados de Dios, como puedo decir. Lleva a su pueblo como en alas de �guila, �xodo 19: 4 Deuteronomio 32:11 . Ahora el �guila lleva a sus cr�as sobre sus alas (y no entre sus garras, como hacen otras aves), para que no puedan ser disparadas sino atravesando el cuerpo de la anciana.

�Oh, la dignidad y la seguridad de un santo! Bien podr�a cantar Mois�s: "Bienaventurado t�, Israel: �qui�n como t�, oh pueblo salvado por el Se�or, el escudo de tu ayuda, y la espada de tu excelencia? Y tus enemigos ser�n hallados como mentirosos contra ti. y pisar�s sus lugares altos ", Deuteronomio 33:29 .

Que todo lo que quiera estar seguro, como en una torre de bronce o un pueblo de guerra, trabaje para ser hallado escrito entre los que viven en Jerusal�n, Isa�as 4:3 , para ser de la Iglesia de los primog�nitos que est�n inscritos en el cielo, Hebreos 12:23 , como en Jerusal�n, se llevaban registros de los nombres de todos los ciudadanos, Salmo 48:3 .

Ponte bajo el ala de Dios y nada podr� molestarte. Como si estuviera enojado, �d�nde se refugiar� un hombre? El lat�n y el hierro pueden cercarlo contra una bala o una espada; pero si lo arrojan a un horno de fuego, ayudar�a a atormentarlo; si en un pozo de agua, para hundirlo. Ahora "nuestro Dios es fuego consumidor", Hebreos 12:29 , y su aliento un torrente de azufre, Isa�as 30:33 . Correr de �l a otro refugio no es m�s que que un hombre meta la cabeza en un barril de p�lvora como refugio contra la fuerza de un fuego que se encendi� sobre �l.

Y el que es d�bil entre ellos ] De modo que no puede pararse, sino tambalearse (como la palabra importeth), como hizo Miles Cobelite, un soldado cristiano, herido de tal manera que se tambale� como un borracho y cay� muchas veces, por falta de fuerza. Este hombre, acerc�ndose a Amurath, el tercer rey de los turcos, mientras miraba los cad�veres despu�s de una pelea sangrienta, haciendo como si hubiera anhelado su vida por �l, de repente lo apu�al� en la parte inferior del vientre con un daga corta que ten�a debajo de la chaqueta de soldado; de la cual muri� ese gran rey y conquistador.

Ser� como David ] que era un hombre valiente y valiente (como Husai le dijo a Absal�n, y le pidi� que se cuidara, 2 Samuel 23:8 17: 8), y ten�a una banda de dignos a su alrededor como no pod�a igualar, 2 Samuel 23:8 . Estos ten�an una casa por s� mismos para vivir y ejercitar las haza�as de las armas; como Lyra recoge de Nehem�as 3:16 , donde se menciona la casa de los valientes.

Los macabeos, menospreciados como abyectos, hicieron mayores haza�as y obtuvieron mayores victorias que las que hab�a obtenido David; y la condici�n de este pobre pueblo iba a ser poco despu�s ( es decir, bajo la predicaci�n del evangelio de Cristo) mucho mejor y m�s feliz que nunca bajo el rico y floreciente reino de David; porque entonces deber�an poder decir: Me basta la gracia de Dios; su fuerza se perfecciona en mi debilidad.

Me gloriar� en mis debilidades, para que repose sobre m� el poder de Cristo; porque cuando soy d�bil, entonces soy fuerte. Puedo hacer todo, sufrir todo, por Cristo, que me fortalece. Los d�biles dir�n: Fuerte soy, Joel 3:10 . Y, en verdad, c�mo pueden ser de otra manera, los que tienen un Dios fuerte y poderoso, Isa�as 9:6 ; palabra fuerte, brazo del Se�or, poder de Dios para salvaci�n, Rom 1:16 Hechos 20:32 ; un esp�ritu fuerte, 2 Timoteo 1:7 ; fuertes consuelos, Hebreos 6:18 ; armadura fuerte, tanto ofensiva como defensiva, Efesios 6:18; y el nombre del Se�or como torre fuerte, por la cual los justos corren y est�n seguros, y donde, esperando en el Se�or, renuevan sus fuerzas, se remontan con alas como �guilas, o mejor dicho como �ngeles, Pro 18:10 Isa�as 40:31 .

Porque la casa de David ser� como Dios, como el �ngel del Se�or delante de ellos ] es decir, como Cristo, el �ngel de la presencia de Dios, y que fue delante del pueblo en el desierto. Tales eran los de sangre real, y que sucedieron a David en el gobierno; pero especialmente tales eran los ap�stoles, los valientes de Cristo, que deb�an ser dotados de tantas gracias en majestad, autoridad, fuerza y ??verdad, para que los hombres los recibieran, como Cornelio, como tantos �ngeles de Dios, s�, como Cristo. Jes�s, G�latas 4:14 .

Versículo 9

Y suceder� en ese d�a, [que] procurar� destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusal�n.

Ver. 9. Procurar� destruir ] Har� inquisici�n y escrutinio diligente; Los sacar� de sus escondites para ejecutarlos; cuando Sa�l fue a buscar a David sobre las rocas de las cabras montesas, 1 Samuel 24:2 ; esas rocas altas, escarpadas y escarpadas, que no pod�an sino ser muy tediosas para �l y sus soldados para marchar; pero estaba decidido a ello y no dejaba lugar sin buscar.

Vea su encargo a los de Zif de que sepan todos los escondrijos en los que se esconde, y le informe de que podr�a buscarlo a trav�s de todos los millares de Jud�, 1 Samuel 23:23 . El Se�or no necesita hacerlo para descubrir a sus enemigos; porque en �l viven, se mueven y subsisten, Colosenses 1:17 , est�n siempre bajo su vista y a su alcance.

Se sienta sobre el c�rculo de la tierra, Isa�as 40:22 , y puede sacudirlos f�cilmente, como por un lienzo. S�, �l se sienta en lo alto del cielo, y en lo que tratan con orgullo, �l est� por encima de ellos, �xodo 18:11 , revelando los consejos de su gabinete, como hizo con Ben-adad, y �xodo 18:11 sus designios.

Para destruir todas las naciones ] Dios no est� sobre multitudes; no toma al d�cimo hombre, sino que destruye a todas las naciones, aunque nunca tantos de los que vienen contra Jerusal�n, que se oponen o afrentan a su pueblo, ya sea con su lengua virulenta o con sus manos violentas. Cuando una chusma de rebeldes se oponga al Se�or y a su Cristo, su Cristo m�stico, la Iglesia, �l los destruir� por completo; la palabra significa que los destruir�, ut nihil reliquum maneat, para que no quede ning�n resto.

Ay, por tanto, de los enemigos de la Iglesia; porque su destrucci�n siempre acompa�a a la salvaci�n de los santos, Fil 1: 28-29 Isa 8: 9 Proverbios 11:8 . Los celos de Dios, Zacar�as 1:14 , y la justicia, 2 Tesalonicenses 1:6 , lo afectar�n de manera segura, severa, repentina.

Versículo 10

Y derramar� sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusal�n esp�ritu de gracia y de s�plica; y mirar�n a m�, a quien traspasaron, y llorar�n por �l como quien llora por [su] solo [hijo], y tendr� amargura por �l, como quien tiene amargura por [su] primog�nito.

Ver. 10. Y derramar� sobre la casa de David ] Derramar�, como en cubos llenos; Dios no es un padre de un centavo; no caen peque�os obsequios de una mano tan grande; da generosamente, Santiago 1:15 , y es rico con todos los que invocan su nombre, Romanos 10:12 ; abundante en bondad, �xodo 34:6 , abundante en misericordia, Salmo 103:8 ; la gracia de nuestro Se�or Jesucristo sobreabund� (?????????????), desbord� todas las orillas, 1 Timoteo 1:14 , en verdad, no tiene orilla ni fondo.

Oh, ora por esa vista dichosa, Efesios 1:18 ; Efesios 3:18,19 , ese esp�ritu de sabidur�a y revelaci�n.

De gracia y de s�plicas ] O desprecios de esa destrucci�n total que sobrevendr� a otras naciones. Dios salvar� a su pueblo, pero as� como mediante la oraci�n, Sal 32: 6 2Cr 7:14 Zacar�as 13:9 , �l honrar� su propia ordenanza, atraer� muchos pretendientes y obtendr� muchas alabanzas para s� mismo. Ver Eze 36:37 Salmo 50:15 ; Salmo 116:2 .

Algunos lo traducen, esp�ritu de gracia y de lamentaciones, sc. ante el Se�or, cuando sintieron los clavos con los que hab�an traspasado a Cristo, pinchando sus propios corazones, Hechos 2:37 , punz�ndolos y traspas�ndolos puntualmente, ??????????? ?? ?????? (Obispo Andrews, 333).

Y mirar�n a m�, a quien traspasaron ] Dacaru, a quien hirieron o cavaron, como Salmo 22:16 , a �l mirar�n y se lamentar�n, ???????, ????????, sus ojos afectar�n su coraz�n, Apocalipsis 1: 7 Lamentaciones 3:51 ; porque el ojo es instrumento tanto de la vista como del dolor; y lo que el ojo nunca ve, el coraz�n nunca lo dice.

El sol mira la tierra, saca de all� los vapores y los destila de nuevo; as� es el sol del entendimiento; lo cual, hasta que no est� convencido, el coraz�n no puede ser compungido. La visi�n del pecado debe preceder al dolor por el pecado. El hijo pr�digo volvi� en s� mismo antes de arrepentirse de sus pr�cticas relajadas; los hombres deben pensar en s� mismos, o traer de vuelta a sus corazones (como dice el hebreo, 1Re 8:47), antes de que digan: Hemos pecado y obrado perversamente, hemos cometido iniquidad; ver Jer 8: 6 Salmo 38:18 .

Un ni�o en el �tero no llora porque no ve; pero tan pronto como sale a la luz, prepara su nota. Por tanto, unge tus ojos con colirio, con este esp�ritu de gracia y de s�plica; as� ver�s pronto (dice el se�or Bradford, m�rtir) tu rostro sucio y tan vergonzoso, descarado, sarnoso, lleno de picaduras y con costras, que no puedes dejar de lamentarte al contemplarlo. Es el Esp�ritu que convence al mundo de pecado; ni pueden correr las aguas hasta que sople su viento, Salmo 147:18 . No se exhala un suspiro por el pecado hasta que el Esp�ritu lo inhala en nosotros.

Y llorar�n por �l ] O, por eso, a saber. porque crucificaron al Se�or de la gloria en sus antepasados, y tuvieron mano poderosa en ello; ya que sus pecados y los nuestros fueron espinas y clavos que lo traspasaron, la lanza que dej� salir la sangre de su coraz�n, etc. Lo atamos con cuerdas; lo golpeamos con varas; lo golpeamos con los pu�os, lo insultamos con la boca, lo saludamos con la cabeza, etc.

Fuimos los principales actores y causas principales que pusieron a trabajar a Judas, Pilato, etc. Oh, qu�date un rato con las devotas, y m�ralo sangrando, gimiendo, muriendo, por las heridas que le hicimos; y llorar afectuosamente por �l, como aqu�.

Llorar�n ] Con la pompa exterior y los ritos que se usan en los funerales; como retorcerse las manos, golpearse los senos, sacudir la cabeza, y los mismos gestos externos y expresiones de pesadez.

Y ser� en amargura ] Por interior de dolor extremo; como cuando el coraz�n de David se ferment� con �l, Salmo 73:21 ; estaba amargado por la tristeza de Dios, y empapado en las l�grimas del verdadero arrepentimiento. Entonces Pedro sali� y llor� amargamente, Mateo 26:15 ; aguas de Mara brotaron de los ojos de Mar�a Magdalena, que eran como una fuente para los pies de Cristo: aqu� el dolor era profundo y franco, produciendo arrepentimiento para nunca arrepentirse.

El dolor que concebimos por la falta de bondad ofrecida a Cristo no debe ser leve y repentino, sino triste y empapado; como la de los israelitas reunidos en Mizpa, cuando sacaron agua delante del Se�or, 1 Samuel 7:6 , a lo que el profeta Jerem�as parece aludir cuando desea seriamente que su cabeza fueran aguas, Jeremias 9:1 , y David, con su r�o de l�grimas, Salmo 119:136 .

Su coraz�n era blando y soluble. Ahora la dulzura del coraz�n descubre el pecado; como las manchas se extienden al exterior y parecen m�s grandes en papel mojado; y como cuando se aplasta el huevo de la v�bora se rompe en v�bora, Isa�as 59:5 . Ahora bien, para hacer y mantener el coraz�n suave y tierno, la consideraci�n de la dolorosa pasi�n de Cristo debe ser de singular utilidad y eficacia; el hecho de que la vista de las ropas ensangrentadas de C�sar se manifestara afect� mucho al pueblo de Roma y lo empuj� a la venganza. El coraz�n m�s duro, profundamente empapado en la sangre de Cristo, el verdadero chivo expiatorio, no puede sino ceder y arrepentirse de tan horrible vileza.

Como quien llora por su �nico hijo� por su primog�nito] sc. Con un dolor f�nebre; como la de la sunamita, de la viuda de Na�n y de Raquel, que rehus� ser consolada. Hay un oc�ano de amor en el coraz�n de un padre; como vemos en Jacob hacia Jos�, en David hacia Absal�n, en el padre del hijo pr�digo, etc. Cristo era el �nico Hijo de Dios con respecto a su naturaleza divina; tambi�n fue el primog�nito entre muchos hermanos.

Y, sin embargo, "tanto am� Dios al mundo", etc. �Entonces? �C�mo? Entonces, como no puedo decir c�mo; porque esto es un Sic So, sin un Sicut: De la misma manera, as� deber�a ser nuestro dolor, por tener una mano perversa en su dolorosa muerte. El profeta aqu� parece estar en una posici�n, por as� decirlo, de donde tomar prestadas comparaciones para sombrearlo. Grande es el dolor de los ni�os por sus padres fallecidos, como el de Jos� por Jacob, G�nesis 50:1 , cay� sobre el rostro de su padre, como dispuesto a haberlo llorado vivo de nuevo si fuera posible.

As� que nuestro Eduardo I, al regresar de las guerras en Palestina, descans� en Sicilia; donde la muerte de su hijo y heredero lleg� primero a su o�do, y despu�s del rey, su padre, lament� mucho m�s la partida de su padre que la de su hijo; ante lo cual el rey Carlos, de Sicilia, se maravill� mucho y, exigiendo la raz�n, tuvo de �l esta respuesta: La p�rdida de hijos es leve, porque se multiplican todos los d�as; pero la muerte de los padres es irremediable, porque nunca m�s se los podr� volver a tener.

As� �l. Sin embargo, el amor es m�s descendiente que ascendente, y Abraham podr�a separarse mejor de su padre, la Tor�, que de su hijo, su �nico hijo Isaac, a quien amaba, G�nesis 22:2 . Antes de tenerlo, Se�or Dios, dijo Abraham, �qu� me dar�s mientras no tenga hijos? G�nesis 15:2 .

Su boca estaba tan desagradable con la sensaci�n de su deseo, que no pod�a disfrutar de ning�n consuelo. Pero ahora estar despojado de �l, y que de tal manera, como pudo concebir por ese precepto probatorio, G�nesis 22:2 , esto debe llegar al coraz�n mismo de �l, porque aunque se hab�a revestido de gracia, sin embargo, no hab�a pospuesto a la naturaleza.

Tanto Jacob como el padre de Jacob (como Junius entiende ese pasaje, G�nesis 37:35) lloraban con gusto por Jos�, y bajaban a la tumba a llorar a su hijo. Es cierto que la p�rdida de una esposa puede ser mayor que la p�rdida de un hijo (Abraham vino de su propia tienda a la tienda de Sara para llorar por ella, G�nesis 22:2 , y ella fue la primera que leemos en las Escrituras. llorado por), pero el profeta aqu� habla del duelo de marido y mujer juntos; y no pueden perder mayor bendici�n externa que su primog�nito, aunque sea una sola en especial.

Versículo 11

En aquel d�a habr� gran duelo en Jerusal�n, como el duelo de Hadadrimm�n en el valle de Meguido.

Ver. 11. En ese d�a habr� gran duelo en Jerusal�n ] Magnificabitur luctus (as� lo tiene el hebreo), su duelo ser� mayor, su tristeza aumentar�, se levantar�n en su arrepentimiento por encima de todo lo ordinario. Los casuistas y los escol�sticos afirman que el dolor por el pecado es el mayor de todos los dolores. 1. In conatu: en el esfuerzo, el alma entera parece enviarle manantiales, de todas las facultades.

2. En extensi�n: en la tensi�n, es un manantial que en esta vida cae m�s o menos continuamente; ni querr�a Dios que las heridas de la tristeza piadosa fueran cerradas de tal modo que no sangraran de nuevo en toda buena ocasi�n. 3. En aprecio: En entendimiento, el verdadero penitenciario siempre juzga que un Dios bueno ofendido, un Salvador crucificado, debe ser la causa principal del mayor dolor.

4. In intensione: en fin, por intenci�n de desinter�s en la voluntad; no habiendo otras cosas con las cuales, o por las cuales, la voluntad est� m�s disgustada consigo misma que por pecar contra Dios. Hay m�s causa de dolor, dicen, por pecar que por la muerte de Cristo; porque en �l hab�a placens l�quidos, agradar a cualquiera, pero el pecado es simpliciter displicens, simplemente desagradable.

Pero, �no es un duelo piadoso, dir�n algunos, a menos que sea tan grande? Respondo, que otros lamentos pueden hacer m�s ruido, como una lluvia torrencial o una inundaci�n de tierra que por un peque�o canal poco profundo desciende de una colina. Cuando un hombre llora por su �nico hijo, o algo similar, esto viene de Dios como un juicio; viene cuesta abajo, por as� decirlo, tiene la naturaleza para trabajar con �l, y nada que lo estorbe; pero este lamento y este derretimiento por Cristo es como un arroyo que va cuesta arriba, y a trav�s de muchas ca�as y banderas, como lo expresa el Sr. Cotton.

Como el luto de Hadadrimmon en el valle de Meguido ] Donde el buen Jos�as fue asesinado, y donde la gente vio, para su indescriptible dolor y coraz�n roto, la familia, la Iglesia y la comunidad arrancada de ra�z por la p�rdida de ese hombre, quien fue el aliento de todas sus narices, como Jerem�as con tristeza reconoce en sus Lamentaciones, compuestas en esa misma ocasi�n, y cuando muri�, toda su prosperidad aqu� muri� con �l; y ellos mismos no eran mejores que fantasmas vivientes, sepulcros andantes de s� mismos; un ser que ten�an, pero no una vida; los que antes parec�an tocar el cielo con el dedo, cayeron a la tierra como si hubieran sido golpeados por un planeta, como Budaeus habla de los cortesanos franceses a la muerte de Luis XII - nunc humi derepente serpere sideratos esse diceres.

Cuando muri� Augusto, orbis ruinam timueramus, dice Paterculus, pensamos que todo se hab�a perdido y que el mundo se habr�a ca�do sobre nuestros o�dos. Cuando se llevaron a nuestro Eduardo VI (ese segundo Jos�as), Cardan cant� este doloroso Epicedion;

" Flete nefas magnum, sed tote flebitis orbe

Mortales; vestrum corruit omnis honos. "

Versículo 12

Y la tierra har� duelo, cada familia aparte; la familia de la casa de David aparte, y sus esposas aparte; la familia de la casa de Nat�n aparte, y sus esposas aparte;

Ver. 12. Y la tierra se lamentar� ] No la generalidad de los jud�os (a menos que sea en su �ltima conversi�n general, esa resurrecci�n de entre los muertos, como se llama, Rom 11:15), sino los elegidos seg�n la gracia, que son aqu� se llama la tierra, porque es m�s estimada por Dios que todos los dem�s jud�os adem�s; porque cuenta a los hombres por su justicia, como hizo con Lot en Sodoma.

Cada familia aparte ] Para mostrar la solidez de su dolor, la sinceridad por el secreto; para Ille dolor vere qui sine teste dolor. Se duele con un testigo que se duele sin un testigo. Hay un dolor mundano que endurece el coraz�n y lo indispone al arrepentimiento; como hizo el de Nabal. Tambi�n hay un dolor infernal, un dolor desesperado por el pecado, poenitentia iscariotica, como el de Judas.

No hay nacimiento sin dolores de parto; pero algunos ni�os mueren al nacer, mueren con los dolores del parto. Por �ltimo, hay un dolor seg�n Dios (? ???? Y??? ????, 2Co 7:10), por el cual lloramos amablemente en pos de Dios, preguntando por el camino de Sion, con nuestros rostros puestos hacia all� y renovando nuestro pacto, Jeremias 50:4,5 "Contra ti, contra ti solo he pecado", dice David, Salmo 51:4 .

Ah� estaba esta pizca de dolor por haber ofendido a un Dios tan bueno. Fue la mirra y su olor que Cristo hab�a dejado caer sobre los barrotes de la puerta, lo que despert� al c�nyuge somnoliento y le provoc� un malestar en las entra�as, Cant. v. Esto la hizo llorar primero en secreto, y luego buscar a aquel a quien amaba su alma. Primero fue a consultar al Se�or, como hizo Rebeca, G�nesis 25:22 , y luego escucha de �l esas dulces palabras, Cantares de los Cantares 2:14 "Paloma m�a, que est�s en las hendiduras de las pe�as". que te has labrado una madriguera, un recept�culo de descanso en la Roca de las Edades, "en los lugares secretos de las escaleras", donde est�s retirado, tanto por seguridad como por secreto, para llorar como una paloma, y ??orar por perd�n .

Mu�strame tu rostro, que ahora parece m�s orientalmente hermoso, porque est� lleno de dolor por el pecado; "d�jame o�r tu voz", que nunca suena tan melodiosamente como cuando tu coraz�n est� m�s quebrantado penitencialmente; "porque dulce es tu voz, y hermoso tu rostro".

Y sus esposas aparte ] Sara ten�a su tienda peculiar, G�nesis 24:67 , donde viv�a, G�nesis 18:6 , y muri�, G�nesis 23:2 . Rebeca, igualmente, ten�a su cuarto de retiro, adonde fue a consultar al Se�or, G�nesis 25:22 .

Raquel y Lea ten�an sus varias tiendas, adem�s de la de Jacob, G�nesis 31:33 . Miriam y sus mujeres, por s� mismas, alaban a Dios por la liberaci�n, �xodo 15:20 "Yo y mis doncellas tambi�n �xodo 15:20 ", dice Ester, Ester 4:16 .

En un momento de solemne humillaci�n, "salga el novio de su c�mara y la novia de su aposento", Joel 2:16 . Ver 1 Corintios 7:5 . Entre jud�os, griegos y romanos, las mujeres fueron separadas de los hombres en actos p�blicos y asambleas, especialmente en tiempos de calamidad com�n, como puede deducirse de Plutarco, Ateneo, Virgilio, Livio.

Stratae passim Matres crinibus Templa verrentes, veniam irarum coelestium exposcant, dice �l; Los hombres por s� mismos, y las mujeres por s� mismas, buscaron apaciguar a los dioses enojados - ad templum non aequae Palladis ibant Iliades - (Virg.). Aqu� se cortan, para mostrar que no lloraron por compa��a, sed sponte et proprio impactu, como Calvino lo tiene, sino por su propia voluntad y por puro afecto; se lamentaban libremente, no tanto por la dolorosa muerte de Cristo, sino por el hecho de que ellos mismos tuvieron una participaci�n principal en ella y fueron las principales causas de ella.

La mejor clase de humillaci�n es amar y llorar, como lo hizo esa mujer, Lucas 7:38 , que hizo de sus ojos una fuente para lavar los pies de Cristo, y abri� su costado para una fuente para lavar su alma, como es. Zacar�as 13:1 .

Versículo 14

Todas las familias que quedan, cada familia aparte y sus esposas aparte.

Ver. 14. Todas las familias que quedan ] De cada familia de este pueblo Dios tendr� algunos convertidos, "Un remanente seg�n la elecci�n de gracia", Romanos 11:5 . Algo tan incre�ble, que para persuadirlo, el profeta puede parecer aqu� a alg�n profano que usa m�s palabras de las necesarias.

Información bibliográfica
Trapp, John. "Comentario sobre Zechariah 12". Comentario Completo de Trapp. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/jtc/zechariah-12.html. 1865-1868.