Bible Commentaries
1 Corintios 9

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

�No soy ap�stol? �No soy libre? �No he visto a Jesucristo, nuestro Se�or? �No sois vosotros mi obra en el Se�or?

Versículos 1-7

Pablo, el siervo libre de Cristo.

Defendiendo su libertad cristiana:

Versículo 2

Si no soy ap�stol para otros, sin duda lo soy para ustedes; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Se�or.

Versículo 3

Mi respuesta a los que me examinan es esta:

Versículo 4

�No tenemos poder para comer y beber?

Versículo 5

�No tenemos poder para dirigir sobre una hermana, una esposa, as� como otros ap�stoles, y como los hermanos del Se�or y Cefas?

Versículo 6

O s�lo yo y Bernab�, �no tenemos poder para abstenernos de trabajar?

Versículo 7

�Qui�n va a la guerra en cualquier momento a su cargo? �Qui�n planta una vi�a y no come de su fruto? �O qui�n apacienta un reba�o y no come de la leche del reba�o?

Pablo hab�a declarado que el principio rector de su vida era: Todo me es l�cito, pero no todo conviene, cap. 6:12. De acuerdo con este principio, hab�a estado practicando la abnegaci�n por amor al Se�or y a sus hermanos, hab�a renunciado a sus propios derechos y privilegios a fin de ganar almas para Cristo y difundir el Evangelio. Y por eso ahora defiende su posici�n y su libertad cristiana en uno de los pasajes m�s elevados y bellos de todo el Nuevo Testamento.

Tiene los mismos derechos que los dem�s cristianos, como los dem�s ap�stoles, y si opta por no ejercer estos derechos, este hecho no lo priva de sus privilegios, sino que debe hacer que los cristianos corintios lo estimen a�n m�s por s� mismo. -negaci�n en su nombre. Estas eran sus prerrogativas: era libre, se hab�a convertido en part�cipe de la libertad con la que Cristo lo hab�a hecho libre, y en el ejercicio de esta libertad no pod�a rendir cuentas a nadie; era ap�stol, y esto a pesar de que algunos enga�adores lanzaban sospechas sobre la certeza de su llamado, 2 Corintios 11:13 .

En lo que respecta a los corintios, su apostolado se sustenta de dos maneras: �l ha visto al Se�or con los ojos del cuerpo, su Se�or com�n, Jesucristo, Hechos 9:1 , cuando el Se�or se le apareci�. camino a Damasco; los mismos corintios son su obra, la evidencia concreta de su vocaci�n, a trav�s de su obra el Se�or los hab�a creado para ser nuevas criaturas, la predicaci�n del Evangelio hab�a sido eficaz en su caso, lo que hab�an recibido era la gracia y la bendici�n del Se�or que se da a trav�s de la palabra y obra de sus siervos.

El ap�stol se siente obligado a enfatizar este punto: Si para otros no soy un ap�stol, en todo caso, ciertamente lo soy para ustedes. En otras congregaciones, donde los maestros judaizantes eran muy fuertes, podr�an negar su apostolado, en su opini�n o en su opini�n, sus afirmaciones pueden no estar bien fundadas. Pero en lo que respecta a los corintios, seguramente no pueden dejar de reconocerlo, ya que el simple hecho de su conversi�n era una constante confirmaci�n de su afirmaci�n: eran el sello de su apostolado en el Se�or.

El Se�or puso Su sello en la obra de Su siervo al hacer que sus palabras fueran poderosas para la conversi�n de los corintios. Ver Juan 3:33 . Pablo hab�a estado entre los creyentes de Corinto con las se�ales de un ap�stol, 2 Corintios 12:12 , y el Se�or hab�a dado el aumento de una manera tan notablemente maravillosa como para confirmar la comisi�n de Pablo a los ojos de todos los hombres que no estaban cegados por perjudicar.

Y esta es la disculpa, la respuesta a sus cr�ticos, a aquellos que cuestionan su apostolado, que desean investigar sus afirmaciones; simplemente se�ala a la congregaci�n de Corinto, ya que no necesitaba otra defensa.

Pablo ahora reivindica otros derechos: �Es que no tenemos derecho a comer y beber? �Alguien cuestiona nuestro reclamo de mantenimiento? Marco 6:10 ; Lucas 10:7 ; Lucas 22:30 .

Ten�a derecho a esperar que la gente a la que serv�a le hiciera las provisiones necesarias para su sustento, para que pudiera vivir a expensas de la congregaci�n en cuyos intereses trabajaba. Otro derecho: �No tenemos poder para tomar con nosotras a una hermana cristiana como esposa? Mantiene su derecho a casarse si as� lo desea. No es solo un derecho de los ministros cristianos que puedan contraer matrimonio santo, sino que el ap�stol incluso declara que es una cuesti�n de libertad cristiana que un predicador viajero, un misionero, se case y lleve a su esposa a las distintas estaciones. .

El hecho de que una congregaci�n prefiera un pastor soltero porque su mantenimiento no requerir� cantidades tan grandes de dinero es imponer una condici�n que no puede ajustarse a las Escrituras. Los dem�s ap�stoles hicieron uso de su derecho y sus esposas sol�an acompa�arlos. Los hermanos (hermanastros, primos) del Se�or Jes�s siguieron la costumbre de los jud�os al casarse, y de Pedro se dice expresamente que ten�a esposa.

Nota: La expresi�n "hermanos del Se�or" puede tomarse literalmente. Porque, como dice un comentarista, "la declaraci�n, 'nacido de la Virgen Mar�a', es un art�culo del credo de la Iglesia; pero la cuesti�n de si ella tuvo hijos despu�s no tiene nada que ver con la fe cristiana". �Que s�lo Bernab� y yo no tenemos el poder de dejar de trabajar, de renunciar al trabajo manual para nuestro propio sustento? Bernab�, quien hab�a estado asociado con Pablo en los primeros trabajos en Asia Menor, Hechos 4:36 ; Hechos 11:22 ; Hechos 13:14 , hab�a dispuesto de su propiedad en Jerusal�n para beneficio de la congregaci�n y hab�a seguido el ejemplo de Pablo al mantenerse a s� mismo, incluso en viajes misioneros, con el trabajo de sus manos,

Por cierto, esta referencia a su antiguo colega muestra que su diferencia de opini�n, Hechos 15:37 , no result� en un distanciamiento duradero, pero que los dos l�deres ajustaron su dificultad, a pesar de que continuaron manteniendo su opini�n individual en cuanto a su preferencia en el asunto. Pablo insiste en que no ten�an la obligaci�n de trabajar para ganarse la vida mientras predicaban, lo que implicaba que no deb�an malinterpretarlo, sino que deb�an darse cuenta de que su intenci�n no era agobiarlos, 2 Corintios 12:16 .

As� que los tres derechos que Pablo defiende "de hecho equivalen al que Pablo defiende en la secuela: �l podr�a haber impuesto con justicia su apoyo personal, y eso en el car�cter m�s caro de un hombre casado, sobre las comunidades cristianas por las cuales trabaj�, evit�ndose as� las desventajas y las dificultades del trabajo manual ".

Con tres par�bolas, el ap�stol ilustra su derecho y su poder de recibir manutenci�n a expensas de la congregaci�n, tomando las figuras del campamento, la vi�a y el reba�o: �Qui�n sirve en el ej�rcito a sus expensas? �Qui�n planta una vi�a y no come su fruto? �O qui�n act�a como pastor de un reba�o y no come de la leche del reba�o? En caso de que alguien deba servir como soldado a sus propias cargas, en caso de que alguien se tome la molestia de plantar un vi�edo y no use la fruta, en caso de que un pastor se haga cargo de un reba�o y no use la parte de la leche que fuera su porci�n, estar�a haciendo algo fuera de lo com�n y podr�a jactarse de una bondad que ning�n hombre exig�a de �l, porque la regla era completamente al rev�s.

Tenga en cuenta que las tres figuras encuentran su aplicaci�n en la obra de un ministro fiel: el valiente soldado, luchando en las batallas del Se�or; el vi�ador infatigable, ocupado con las plantas de la vi�a del Se�or; el pastor fiel, sintiendo la responsabilidad de cada oveja y cordero del reba�o del Se�or.

Versículo 8

�Digo estas cosas como hombre? �O no dice lo mismo tambi�n la ley?

Versículos 8-12

La prueba b�blica y su aplicaci�n:

Versículo 9

Porque en la ley de Mois�s est� escrito: No pondr�s bozal al buey que trilla. �Se ocupa Dios de los bueyes?

Versículo 10

�O lo ha dicho enteramente por nosotros? Por nuestro bien, sin duda, esto est� escrito, que el que ara debe arar con esperanza, y el que trilla con esperanza, participa de su esperanza.

Versículo 11

Si os hemos sembrado cosas espirituales, �es gran cosa si cosechamos vuestras cosas carnales?

Versículo 12

Si otros son part�cipes de este poder sobre ti, �no es as� m�s bien nosotros? Sin embargo, no hemos usado este poder, sino que lo padecemos todo, para que no estorbemos el evangelio de Cristo.

El ap�stol mediante un pasaje de las Escrituras aqu� fundamenta el principio de que los siervos del Se�or tienen derecho a esperar el apoyo material de sus congregaciones. Porque dice expresamente que no est� discutiendo el asunto como lo har�a cualquier hombre, de acuerdo con la pr�ctica humana general, y aduce una ordenanza divina positiva. De este modo, obvia el argumento de que est� tomando ejemplos de la vida diaria para respaldar su reclamo de apoyo a los pastores.

Est� escrito, y por tanto representa todos los tiempos, en la Ley de Mois�s, en el libro que lleva el nombre de Mois�s, Deuteronomio 25:4 : No pondr�s bozal al buey trillador. Ver 1 Timoteo 5:18 . En el texto del Antiguo Testamento, este es uno de los pasajes que prescriben el trato humano de los animales.

La trilla se realizaba generalmente haciendo que los bueyes pisaran los granos de los cascos, Miqueas 4:12 , o enganch�ndolos a un pesado trineo que arrastraban sobre la era, 2 Samuel 24:22 . La regla prohib�a poner bozal a los bueyes durante este trabajo, por lo que quedaban libres para recoger tallos de grano cuando tuvieran hambre.

Pablo defiende su aplicaci�n del pasaje del Antiguo Testamento hasta el punto en cuesti�n preguntando: �Es por los bueyes lo que a Dios le interesa, o no lo dice en absoluto por nuestro bien? "Es un dicho proverbial, que Pablo explica con cierta extensi�n, de modo que dice: �Se preocupa Dios por los bueyes? Como si dijera: Aunque Dios cuida de los bueyes, todav�a no tiene esto escrito por causa de de los bueyes, ya que no saben leer; este es el significado de Pablo: Este vers�culo debe entenderse no solo de los bueyes, sino de los trabajadores en general, para que vivan de su trabajo.

"As� que Pablo tiene raz�n al hacer la solicitud: porque est� escrito para nuestro bien, por nuestra cuenta, a saber, que es necesario que el arador ara con esperanza, y que el trillador haga su trabajo con la esperanza de participar. Ambos arar y trillar es un trabajo laborioso y, por lo tanto, la imagen encaja bien en el contexto; muestra t�picamente las labores de los maestros cristianos en el lenguaje del estatuto y bajo las formas del trabajo agr�cola.

La expectativa de participar del fruto se debe al trabajador, a la bestia o al hombre, y por lo tanto la aplicaci�n es obvia. La esperanza del que ara y trilla en el mundo espiritual est� ciertamente dirigida hacia un fruto espiritual, Juan 4:36 , pero como emplea el trabajo de su cuerpo, de su vida f�sica, en su vocaci�n, tiene un derecho a esperar, de acuerdo con la regla de Dios, que la fe que sigue a la predicaci�n tambi�n sea activa en el amor, y as� las necesidades f�sicas de los trabajadores espirituales ser�n atendidas de la manera apropiada.

Esta deducci�n el ap�stol hace francamente: Si para vosotros sembramos cosas espirituales, �es gran cosa, es demasiado, que cosechamos vuestras cosas carnales? Esta pregunta sorprende a los cristianos que valoran mucho los dones que comunican a sus pastores, ya que ellos mismos valoran poco lo que han recibido de ellos. Por todas las cosas espirituales que se encuentran en medio de una congregaci�n: los dones del Esp�ritu, fe, amor, esperanza, conocimiento, celo, fervor en la oraci�n, etc.

, son todos fruto del Evangelio tal como lo siembra la ense�anza del pastor, p�blica y privadamente. Seguramente el cristiano que se d� cuenta, aunque sea levemente, del inestimable valor de estos dones, no dudar� en hacer al menos un intento de devolver las bendiciones espirituales ofreciendo el fruto de sus manos, ya que hacer una devoluci�n plena es imposible. Lutero dice: "No me gusta explicar los textos que est�n de nuestro lado, como servidores de la Palabra.

Puede parecer, cuando tales textos se exponen adecuadamente ante la gente, como si fuera a causa de la codicia. Pero es necesario que el pueblo sea instruido para que sepa qu� honor y apoyo le deben a sus maestros bajo la obligaci�n de Dios �.

Pablo ahora expone su propio caso en una luz a�n m�s fuerte compar�ndose con otros maestros que hicieron uso del apoyo de las congregaciones: Si otros participan de este poder, hagan uso de su derecho sobre usted, �por qu� no nosotros? Pablo ten�a m�s derecho a compartir sus dominios, en una forma de ejercer dominio sobre ellos, como el primer maestro de la congregaci�n de Corinto, ya que �l fue el hombre que abri� la tierra y plant�.

Pero, dice, no hicimos uso de este derecho, no porque fuera demasiado orgulloso o porque no se atreviera, sino porque quer�a soportarlo todo en silencio, opt� por aguantar sin quejarse, para que no pudiera. ofrecer un obst�culo al Evangelio de Cristo. En el mundo gentil, la aceptaci�n de pago por parte de un maestro errante se explicaba como avaricia, un hecho que naturalmente da�aba la causa.

Adem�s, Pablo no quer�a estar atado a ninguna congregaci�n determinada, ya que su llamado inclu�a el cuidado de todas las congregaciones fundadas por �l y el establecimiento de otras como ocasi�n ofrecida. He aqu� una excelente prueba de la abnegaci�n de Pablo, por lo que incluso renunci� a un derecho que estaba en sus manos, para que no fuera mal entendido y la predicaci�n del Evangelio sufriera como consecuencia.

Versículo 13

�No sab�is que los que ministran en las cosas santas viven de las cosas del templo, y los que esperan en el altar participan con el altar?

Versículos 13-15

El deber de los oyentes:

Versículo 14

As� tambi�n el Se�or ha ordenado que los que predican el Evangelio vivan del Evangelio.

Versículo 15

Pero no he usado ninguna de estas cosas, ni he escrito estas cosas para que me sea hecho as�; porque mejor me ser�a morir antes que nadie anulara mi gloria.

Para que ning�n miembro de la congregaci�n de Corinto lo malinterprete y haga hincapi� en la necesidad del altruismo en los predicadores, Pablo nuevamente los remite a la regla fundamental que siempre debe observarse, a saber, que en condiciones normales las congregaciones deben suministrar todos los medios. necesidades corporales de sus pastores. �l deriva otra raz�n para su argumento del servicio del Templo: �No sab�is que los empleados en los oficios sagrados, los que est�n ocupados con las cosas sagradas en el Templo, comen lo que viene del lugar sagrado? El ap�stol habla del servicio del templo, especialmente el relacionado con la ofrenda de sacrificios.

Los hombres que se dedicaban a esta obra en todas partes, no solo entre los jud�os, sino tambi�n entre los gentiles, obten�an su apoyo del templo, de las ofrendas y ofrendas del pueblo. Ver N�meros 18:8 y sigs .; Deuteronomio 18:1 y sigs.

Y los que esperan en el altar, que se dedican realmente a realizar los ritos de los sacrificios, tienen su porci�n con el altar, reserv�ndose una parte del sacrificio para el uso de los sacerdotes, Lev�tico 10:12 . Seg�n este precedente, la regla tambi�n es v�lida en el Nuevo Testamento: as� tambi�n el Se�or determin� que los que predican el Evangelio vivan del Evangelio.

Marcos: Este es un mandamiento del Se�or, y no se puede dejar de lado con impunidad. Dado que todas las cosas en el mundo son realmente suyas, simplemente confiadas a los usuarios por el momento, es su funci�n y privilegio decidir de qu� manera se deben usar los bienes de este mundo. Como los pastores se dedican exclusivamente al negocio de la predicaci�n del Evangelio, dedicando todo su tiempo al estudio del glorioso mensaje de salvaci�n y a la aplicaci�n de sus reconfortantes verdades, el Se�or quiere que sus necesidades f�sicas sean suplidas por las personas a las que se sirve con el Evangelio; los medios, no de una mera existencia o subsistencia, sino de un sustento decente, deben provenir de la rica reserva de las bendiciones de Dios, tal como las da a Sus hijos.

Paul se apresura a agregar que su propio caso es una excepci�n: pero en lo que a m� respecta, no he usado ninguna de estas cosas. Ten�a el derecho y la autoridad de esperar de la congregaci�n de Corinto un mantenimiento de acuerdo con su bosquejo anterior, vv. 4-6. Estos privilegios los ha renunciado deliberadamente; se hab�a decidido por esta pol�tica por algunas razones bien definidas, la principal de las cuales era el deseo de servir al Evangelio con mayor eficacia.

Y as� explica m�s: No obstante, no he escrito esto para que esto deba suceder, debe hacerse, en mi caso. No habla por s� mismo, en su propio inter�s. �l declara enf�ticamente: �Porque es bueno, honorable, ventajoso que yo muera antes que mi jactancia nadie invalidar�! En su entusiasmo, el ap�stol olvida incluso la construcci�n gramatical. Los sentimientos fuertes, la impaciencia, la indignaci�n, a menudo influyeron en Pablo de esa manera.

Hab�a puesto su coraz�n en predicar el Evangelio sin remuneraci�n por parte de las congregaciones, y su deseo era m�s bien estar muerto que que se le quitara esta gloria. Cualquier p�rdida o deseo temporal que consideraba sin importancia adem�s de la p�rdida de su especial jactancia, que ten�a la intenci�n de llevar m�s all� de la tumba. No es que Pablo quisiera sobresalir de manera prominente ante los otros ap�stoles, pero su humildad era tal que habr�a llamado ingratitud en s� mismo lo que exig�a para ellos como su derecho.

Versículo 16

Porque aunque predico el Evangelio, no tengo nada de qu� gloriarme; porque me es impuesta necesidad; s�, �ay de m� si no predico el Evangelio!

Versículos 16-18

Su jactancia no es de su predicaci�n:

Versículo 17

Porque si hago esto de buena gana, tengo recompensa; pero si contra mi voluntad, se me encomienda una dispensaci�n del Evangelio.

Versículo 18

Entonces, �cu�l es mi recompensa? En verdad, que cuando predique el Evangelio, pueda hacer el Evangelio de Cristo sin cargo, para que no abuse de mi poder en el Evangelio.

Pablo aqu� nuevamente obvia un posible malentendido. Era demasiado humilde para sentirse digno de predicar el Evangelio, y mucho menos quer�a que su predicaci�n se convirtiera en un tema de jactancia: porque si predico el Evangelio, eso no es motivo para jactarme. Su ventaja radicaba en esto, que renunci� a su derecho de apoyo y predic� sin remuneraci�n. Porque en el asunto de la predicaci�n se le impuso la necesidad, fue empujado al servicio del Evangelio, la voluntad soberana de Dios determin� su apostolado y, adem�s, estaba bajo inconmensurables obligaciones para con el Se�or por su gracia perdonadora.

Pero si el servicio se presta en tales condiciones, no puede ser cuesti�n de jactancia. Y m�s: �Ay de m� si no predico el Evangelio! Estaba obligado en el esp�ritu, estaba comprometido, como siervo de Cristo, y hasta el l�mite de sus poderes y habilidades, a alabar a Dios a trav�s del ministerio del Evangelio. Y debe esperar que los juicios del Se�or caigan sobre �l si se atreve a desobedecer el llamado celestial. La actitud de Pablo fue completamente diferente a la de muchos predicadores y maestros de nuestros d�as que agradecen cada excusa para dejar el servicio del Se�or.

El ap�stol explica su actitud: Porque si lo hago de buena gana, si me dedico a esta obra por mi propia voluntad, tengo recompensa. El mismo hecho de que una persona est� comprometida en el glorioso ministerio de ense�ar y salvar almas para Cristo hace que valga la pena y constituye una recompensa; pero, adem�s, est� la recompensa de la gracia, Mateo 19:28 , que el Se�or ha destinado a los que permanecen fieles en el desempe�o de su oficio hasta el fin.

Pero si, por otro lado, hace su trabajo de mala gana, bajo restricci�n, todav�a se le ha confiado la mayordom�a. El mayordomo ocupaba un puesto de confianza en la casa del amo; pero no importa cu�l fue su actitud hacia su obra, fue elegida por �l, y se esperaba de �l obediencia fiel. Ver 1 Timoteo 1:12 .

No pod�a esperar recompensa de m�rito por el trabajo realizado fielmente, porque eso nunca ir�a m�s all� de su deber, pero podr�a buscar un castigo en caso de fracaso. Incidentalmente, el pensamiento parece estar incluido, como lo dice un comentarista: "siervo de Cristo, no reclamo ning�n salario por mi mayordom�a; la confianza de Dios es suficiente para m�".

Pablo explica en qu� consiste su recompensa: Dado que esta es la situaci�n, �cu�l es mi recompensa, la recompensa de la misericordia, la recompensa que hace que el trabajo valga la pena en todo momento? Y �l responde: Para que, al predicar el Evangelio, pueda exponer el Evangelio de forma gratuita. La satisfacci�n que siente por prestar un servicio real y la satisfacci�n de dar este servicio gratuitamente, de ofrecer la salvaci�n sin dinero y sin precio a todos aquellos a quienes se dirige, eso en s� mismo es una recompensa.

Y lo hace para no abusar de su derecho evang�lico, ese derecho que est� relacionado con la proclamaci�n del Evangelio. Para �l era motivo de gozo y honor, no s�lo ser considerado digno de predicar el Evangelio, sino tambi�n hacer esta obra gratuitamente. Los corintios no gastaron nada en �l, pero �l gast� todo, incluido �l mismo, en ellos. Tal actitud de devoci�n desinteresada a la causa de Cristo bien puede inspirar a todos los pastores y cristianos en todo momento.

Versículo 19

Pues aunque. Soy libre de todos, pero me he hecho siervo de todos para ganar m�s.

Versículos 19-23

Obra dedicada por el bien del Evangelio:

Versículo 20

Y para los jud�os me hice jud�o para ganar a los jud�os; a los que est�n bajo la ley, como bajo la ley, para ganarme a los que est�n bajo la ley;

Versículo 21

a los que est�n sin ley, como sin ley, (no estando sin ley para Dios, sino bajo la ley para Cristo), para ganar a los que est�n sin ley.

Versículo 22

Para los d�biles me volv� tan d�bil para ganar a los d�biles. Para todos fui hecho de todo, para salvar a algunos.

Versículo 23

Y esto lo hago por causa del Evangelio para ser part�cipe de �l.

Aqu� se explica en detalle la pol�tica de abnegaci�n de Pablo. Retomando el pensamiento de 1 Corintios 9:1 nuevamente, dice: Porque, estando libre de todos, me he hecho siervo de todos, para ganar m�s. Un verdadero siervo de Cristo no usa su libertad en el Evangelio de otra manera que para la edificaci�n de su pr�jimo y para la alabanza de Dios.

Pablo era libre, no estaba atado al gobierno arbitrario de ning�n hombre, sino que sigui� su camino independientemente del juicio de los hombres, impulsado y controlado enteramente por el Esp�ritu de Cristo que viv�a en �l. Pero esta libertad la afirm� de una manera muy peculiar, desde el punto de vista del hombre, es decir, en completa abnegaci�n. A trav�s del amor, todo cristiano es deudor de su pr�jimo, se pone al servicio de su pr�jimo, tiene presente su verdadero bienestar espiritual en todo momento, Romanos 13:8 .

Y el �nico objetivo de Pablo era ganar m�s almas para Cristo mediante este servicio. Se trataba de una b�squeda de ganancias que no pod�a dejar de obtener la aprobaci�n incluso de aquellos que siempre se inclinaban a sospechar de sus motivos. Con energ�a y sabidur�a caracter�sticas, se dedic� a esta tarea, haciendo un an�lisis cuidadoso de la situaci�n y trazando sus planes en consecuencia. Para los jud�os se convirti� en jud�o para ganar a los jud�os; sin negar ni dejar de lado una palabra de la verdad eterna, acomod� sus m�todos a las circunstancias, siempre con la intenci�n de ganar almas para Cristo, Hechos 16:3 ; Hechos 18:18 ; Hechos 21:23 y sigs.

Para los que estaban bajo la ley, ya fueran de la naci�n jud�a o de los gentiles (principalmente gentiles circuncidados), se hizo como uno bajo la ley, para ganar a los que estaban bajo la ley; estaba dispuesto a ajustarse a las costumbres, modos de vida y m�todos de instrucci�n en boga entre ellos, siempre que estos asuntos fueran realmente indiferentes. Para los que no tienen la Ley, para los paganos en el sentido estricto de la palabra, se volvi� como sin la Ley, aunque para su propia persona estaba obligado por la Ley de Cristo, para ganar a los que no ten�an la Ley; cuando en una comunidad pagana, Pablo no practicaba las costumbres jud�as, un hecho que simplemente habr�a antagonizado a los gentiles; omiti� toda referencia a las regulaciones del Antiguo Testamento que eran de car�cter estrictamente jud�o.

Y esto lo hizo porque estaba en la Ley de Cristo, siendo su Redentor, el Cumplidor de la Ley, su vida. El amor de Cristo fue el motivo de todas sus acciones, una vida implantada en �l y ansiosa por manifestarse al servicio de los gentiles; en medio de la idolatr�a del paganismo, Pablo encontr� puntos de contacto para la aplicaci�n de la Palabra de Gracia. Para los d�biles, el ap�stol se debilit� para ganar a los d�biles; su amorosa perspicacia le permiti� comprender los escr�pulos y las debilidades de aquellos que no hab�an avanzado mucho en el conocimiento cristiano.

Ver 2 Corintios 11:29 . Todo verdadero siervo de Cristo debe aprender del ap�stol a no despreciar a nadie, ni a permitir que el disgusto por necias debilidades entre en su coraz�n. Puede haber mucha incapacidad espiritual, pero la capacidad de escuchar la historia del Evangelio permanecer� en la mayor�a de los casos; y el objetivo es ganar tambi�n a los d�biles.

Y, por tanto, Pablo resume: A todos los hombres me he hecho todo, a fin de que por todos los medios salve a algunos. De esta manera resplandeci� la sabidur�a pr�ctica del amor pastoral y la abnegaci�n de Pablo. No fue duplicidad, como alegaban sus enemigos, 2 Corintios 1:12 ; 2 Corintios 4:2 ; 2 Corintios 12:16 ; G�latas 1:10 , sino la expresi�n de un coraz�n que actu� bajo la disciplina del Esp�ritu santificador.

Y todo fue hecho por causa del Evangelio, para que �l pudiera ser copart�cipe de �l. Cada alma nueva ganada para Cristo mostraba al ap�stol la gloria del Dios Uno y Trino y la belleza del Redentor, y en la comuni�n de todos estos santos las bendiciones del Evangelio reaccionaban sobre �l, le permit�an participar m�s plenamente de la vitalizaci�n del Evangelio. efectos. El siervo fiel del Evangelio cosechar� �l mismo los ricos beneficios de su trabajo.

Versículo 24

�No sab�is que los que corren en una carrera, todos corren, pero uno recibe el premio? De modo que corran para obtener.

Versículos 24-27

La necesidad de autodisciplina:

Versículo 25

Y todo hombre que se esfuerza por dominar es templado en todas las cosas. Ahora lo hacen para obtener una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible.

Versículo 26

Por tanto, corro as�, no con tanta inseguridad; por eso lucho yo, no como quien golpea el aire;

Versículo 27

pero lo guardo bajo mi cuerpo y lo pongo en sujeci�n, no sea que por cualquier medio, cuando haya predicado a otros, yo mismo sea un n�ufrago.

Una actitud y un h�bito de abnegaci�n como los que practicaba Pablo no se adquieren con facilidad, pero exige la aplicaci�n de la autodisciplina m�s severa, y �l ilustra con su propio caso c�mo un cristiano puede llegar a esta etapa y mantenerla. Para dejar claro su significado a los corintios, Pablo utiliza la figura de los juegos atl�ticos, con los que estaban familiarizados por el hecho de que los juegos �stmicos se realizaban en las cercan�as de su ciudad cada tres a�os: �No sab�is que �Los que corren en el estadio, en el hip�dromo, de hecho, todos corren, pero uno solo recibe el premio? As� que corre que seguramente lo conseguir�s.

El punto de comparaci�n es la aplicaci�n asidua al pensamiento de ganar, ganar, el premio. El premio en los juegos �stmicos era s�lo una guirnalda de pino griego, pero para los griegos su valor no pod�a medirse en t�rminos monetarios. El premio por el que los cristianos deben luchar con cada nervio y fibra de su ser es maravilloso sin comparaci�n y, por lo tanto, deben recordar que participar en la carrera no equivale a ganarla; no deben contentarse simplemente con correr, sino asegurarse de ganar el premio.

La carrera a pie ense�a una lecci�n, la competencia de box otra: cada combatiente, cada atleta, practica la templanza en todo; ellos, en verdad, para recibir una corona perecedera, pero nosotros un imperecedero. Todos los atletas de los juegos griegos, sin importar d�nde estuvieran, especialmente los boxeadores, no se permit�an nada que pudiera tender a debilitar sus m�sculos o su poder de resistencia; practicaron una severidad tan severa que se abstuvieron de la m�s m�nima concesi�n a la comida o bebida que pudiera retrasarlos alg�n d�a en su entrenamiento.

Y todo esto por una guirnalda que se marchit� en poco tiempo, por el honor de tener sus nombres cantados en las odas de las fiestas. �Cu�nto m�s, entonces, los cristianos, que tienen ante sus ojos el premio imperecedero de su llamamiento celestial, deben esforzarse con todo el poder de sus corazones y mentes santificados para obtener esa gloriosa recompensa! La bienaventuranza y la gloria eterna es la recompensa de la gracia, 2 Timoteo 4:8 ; Santiago 1:12 ; 1 Pedro 5:4 .

El ap�stol sostiene ante los cristianos corintios su propio ejemplo: Yo por mi persona, por tanto, corro, como de una manera inequ�voca; yo tambi�n boxeo, no como uno que golpea el aire. Como el corredor solo tiene una cosa en mente, ganar la carrera; as� como mantiene sus ojos con firmeza inquebrantable en la meta, as� el ap�stol mantiene su mente firmemente dirigida al premio que aguarda al cristiano fiel cuando su curso se ejecuta.

As� como el p�gil no desperdicia sus fuerzas en un vano golpear el aire con los pu�os, sino que trata de hacer que cada golpe cuente, el ap�stol, en su batalla con Satan�s, el mundo y su propia carne, no acarici� suavemente el enemigo con guantes de cabrito, pero dio golpes contundentes, sabiendo que de ganar la batalla depend�a la certeza de su salvaci�n. Por eso, tambi�n, Paul (literalmente) adormeci� su cuerpo, lo golpe� de negro y azul, se someti� a la m�s severa disciplina corporal en la consecuci�n de su objetivo; someti� su cuerpo para llevar a cabo los dictados de su voluntad.

Esa es una de las razones por las que este ap�stol, cuya constituci�n f�sica parece haber sido cualquier cosa menos robusta, pudo lograr tanto en la obra del Se�or. Pero lo hizo para que, al predicar a otros, �l mismo resultara r�probo, es decir, fuera descartado, rechazado, seg�n las leyes que reg�an el concurso, o, en caso de ser admitido a concurso, fracasara en su intento. para ganar el premio.

"�Qu� argumento y qu� reprensi�n es esta! Los corintios imprudentes y ap�ticos pensaron que pod�an permitirse sin peligro hasta el borde mismo del pecado, mientras que este devoto ap�stol se consideraba a s� mismo comprometido en una lucha de vida por su salvaci�n. Cristiano indolente y autoindulgente que siempre est� en duda ". (Hodge).

Resumen. El ap�stol defiende su apostolado y su derecho a ser mantenido por las congregaciones y muestra que su caso es excepcional por el bien de la predicaci�n del Evangelio; presenta a sus lectores el ejemplo de su propia autodisciplina para la emulaci�n.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 1 Corinthians 9". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/1-corinthians-9.html. 1921-23.