Bible Commentaries
1 Samuel 26

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

Y los de Zif, que antes hab�an traicionado a David, vinieron a Sa�l en Guibe�, diciendo: �No se esconde David en el monte Hachila, que est� delante de Jesim�n, al sur del desierto?

Versículos 1-12

David en el campamento de Sa�l

Versículo 2

Entonces Sa�l se levant� y descendi� al desierto de Zif, habiendo olvidado, aparentemente, que deb�a su vida a la magnanimidad de David, 1 Samuel 24:18 , con tres mil hombres escogidos de Israel con �l, evidentemente su guardia permanente y el n�cleo de su ej�rcito permanente, 1 Samuel 13:2 , para buscar a David en el desierto de Zif.

Versículo 3

Y Sa�l acamp� en la colina de Hachilah, porque todo el vecindario llevaba este nombre, la monta�a con sus estribaciones y laderas m�s bajas, que est� delante de Jeshimon, por cierto, en el conocido camino alto que pasa cerca de la monta�a. Pero David se qued� en el desierto, habi�ndose retirado del monte Hachilah, y, o porque vio, se enter� por medio de sus exploradores, que Sa�l ven�a tras �l al desierto.

Versículo 4

David, por lo tanto, envi� esp�as, y entendi� que Sa�l hab�a venido de hecho, recibi� informaci�n definitiva en ese sentido, el asunto estaba fuera de toda duda.

Versículo 5

Y David se levant� y lleg� al lugar donde hab�a acampado Sa�l, �l mismo hizo un viaje de exploraci�n por la noche, acompa�ado por al menos algunos de sus hombres fieles; y David, habiendo llegado a un lugar desde donde pod�a pasar por alto todo el campamento de Sa�l, vio el lugar donde yac�an Sa�l, y Abner, el hijo de Ner, el capit�n de su ej�rcito; y Sa�l yac�a en la trinchera, dentro de la fortificaci�n de la carreta, o terrapl�n, y la gente lo rodeaba.

Versículo 6

Entonces respondi� David y dijo a Ahimelec, el hitita, porque partes de esta naci�n pagana hab�an permanecido y se fusionaron gradualmente con los israelitas, y con Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab, hijo de la hermana de David y luego uno de los hijos de David. capitanes, 1 Cr�nicas 2:16 ; 2 Samuel 18:2 ; 2 Samuel 20:6 ; 2 Samuel 23:19 , diciendo: �Qui�n me acompa�ar� a Sa�l en el campamento? Fue un viaje muy peligroso con el prop�sito de reconocer el campamento del rey. Y Abisai dijo: Ir� contigo.

Versículo 7

Entonces David y Abisai vinieron al pueblo de noche; y he aqu�, Sa�l yac�a durmiendo dentro de la trinchera, probablemente considerando el baluarte de los carros una salvaguardia suficiente, y su lanza , el signo de la autoridad real, clavada en el suelo junto a su cabecera, cerca de su cabeza, para estar listo para cualquier emergencia. ; pero Abner y la gente yac�an a su alrededor, profundamente dormidos.

Versículo 8

Entonces dijo Abisai a David: Dios ha entregado hoy a tu enemigo en tus manos; porque as�, seg�n el uso de la guerra, miraba a Saulo; ahora, pues, te ruego que lo golpee con la lanza hasta la tierra de una vez, y no lo golpear� por segunda vez. Este comentario sombr�o, de que no habr�a necesidad de un segundo golpe, muestra c�mo se sent�an los hombres de David acerca de la expedici�n de b�squeda de Sa�l.

Versículo 9

Y David dijo a Abisai: No lo mates; porque �qui�n extender� su mano contra el ungido del Se�or y ser� inocente? David no hab�a cambiado su posici�n con respecto a la persona de Sa�l, consider�ndola sagrada e inviolable en virtud de su reinado, 1 Samuel 24:6 .

Versículo 10

Y David dijo adem�s: Vive el Se�or, que el Se�or lo herir�, o, a menos que el Se�or lo hiera, porque el juramento de David puso la venganza enteramente en la mano de Dios, o su d�a llegar� a morir, o descender� a la batalla y perecer, siendo estas tres las contingencias que David tuvo en cuenta: muerte s�bita por un derrame cerebral, una muerte normal y muerte en la batalla.

Versículo 11

No permita el Se�or que extienda mi mano contra el ungido del Se�or; �l no quer�a, por parte del Se�or, por cuenta del Se�or, tomar venganza por su propia mano; pero te ruego que tomes ahora la lanza que est� a su cabecera, a su cabecera, y el c�ntaro de agua, el c�ntaro de agua, y v�monos.

Versículo 12

Entonces David, que actuaba en su lugar, Abisai, tom� la lanza y el c�ntaro de agua de la cabecera de Sa�l; y los recogen; y nadie lo vio, ni lo supo, ni despert�; porque todos estaban dormidos, porque un sue�o profundo de parte del Se�or hab�a ca�do sobre ellos, expresando as� Jehov� Su aprobaci�n por la expedici�n de David. Esa es la disposici�n de los hijos de Dios, no para buscar su propia venganza, sino para poner su asunto en manos del Se�or, porque �l ha dicho: "M�a es la venganza, yo pagar�".

Versículo 13

Entonces David pas� al otro lado y se par� en la cumbre de una colina a lo lejos; habiendo cruzado el valle, volvi� a subir a la cima de la colina de la que probablemente hab�a bajado al anochecer; hab�a un gran espacio entre ellos, porque David confiaba tan poco en Sa�l que prefer�a tener una gran distancia entre �l y el rey.

Versículos 13-25

Sa�l vencido por la s�plica de David

Versículo 14

Y David clam� al pueblo ya Abner, hijo de Ner, diciendo: �No respondes, Abner? Esto se parece mucho a nuestra expresi�n, �Eh! o, �Hola! Entonces Abner respondi� y dijo: �Qui�n eres t� que clamas al rey? A Abner le molest� este llamamiento al rey, por lo que su descanso se vio perturbado.

Versículo 15

Y David dijo a Abner: �No eres t� un hombre valiente, un guerrero al que se ha confiado la protecci�n y la seguridad del rey? �Y qui�n como t� en Israel? �Por qu�, pues, no has guardado al se�or, tu rey? El deber especial del general era velar por la vida del rey. Porque vino uno del pueblo para matar al rey, tu se�or; Sa�l hab�a estado en peligro real de vida.

Versículo 16

No es bueno lo que has hecho. Vive el Se�or, que sois dignos de morir, literalmente, "Hijos de muerte sois vosotros", porque no hab�is guardado a vuestro se�or, el ungido del Se�or; merec�an la muerte por su negligencia en el deber. Y ahora mira d�nde est� la lanza del rey y la vasija de agua que estaba junto a su cabecera.

Versículo 17

Y Sa�l conoci� la voz de David y dijo: �Es esta tu voz, hijo m�o David? Dado que David estaba tan lejos y a�n no hab�a amanecido, Sa�l solo pudo reconocerlo por su voz. Y David respondi�: �Es mi voz, rey se�or m�o!

Versículo 18

Y dijo, una vez m�s instando a su inocencia, que se destac� con m�s fuerza en vista del hecho de que hab�a salvado la vida de Sa�l una vez m�s: �Por qu� persigue as� mi se�or a su siervo? Por que he hecho �O qu� mal hay en mi mano? Su manera de dirigirse a Saulo es tan humilde, gentil y reverente como siempre.

Versículo 19

Ahora pues, te ruego que mi se�or el rey oiga las palabras de su siervo. Si el Se�or te ha incitado contra m�, que acepte una ofrenda, literalmente: "Si Jehov� te incit� contra m�, huela una ofrenda de paz", siendo la idea que Sa�l reconciliara a Dios consigo mismo mediante una ofrenda que hab�a el prop�sito de restaurar la relaci�n correcta entre Jehov� y Sus hijos; pero si los que incitaron al rey son hijos de hombres, malditos sean delante de Jehov�; porque me han echado hoy de vivir en la heredad del Se�or, diciendo: Ve, sirve a otros dioses.

Su enemistad ten�a como objetivo hacer que David huyera del pa�s donde el Se�or viv�a entre Su pueblo en Su Santuario y as� tentarlo a cometer idolatr�a, porque no pod�a adorar a Jehov� en los altares erigidos en Su honor.

Versículo 20

Ahora, por lo tanto, no dejes que mi sangre caiga a la tierra ante la faz del Se�or, Sa�l no continuar�a su enemistad hasta el punto de obligar a David a morir en una tierra extra�a; porque el rey de Israel ha salido a buscar una pulga, porque con este nombre David enfatiza su propia insignificancia en el pa�s, Cf 1 Samuel 24:14 , como cuando se caza una perdiz en los montes, por a. No vale la pena cazar una perdiz suelta en las monta�as, ya que las aves se pueden encontrar f�cilmente en bandadas en los campos.

Versículo 21

Entonces dijo Sa�l, con la misma emoci�n moment�nea que hab�a mostrado antes, 1 Samuel 24:16 , he pecado; Vuelve, hijo m�o David; porque no volver� a hacerte da�o, porque mi alma era preciosa a tus ojos este d�a. He aqu�, me he burlado y me he equivocado en gran manera. En lugar de volverse al Se�or en verdadero arrepentimiento y pedirle gracia y poder para vencer la maldad de su coraz�n, hace una promesa que no es m�s sincera que la del mismo tipo que hizo en la ocasi�n anterior.

Versículo 22

Y David respondi� y dijo: �He aqu� la lanza del rey! Y que venga uno de los j�venes a buscarlo.

Versículo 23

El Se�or dar� a cada uno su justicia y su fidelidad, dicho esto con referencias especiales a s� mismo; porque el Se�or te entreg� hoy en mi mano, pero yo no quise extender mi mano contra el ungido del Se�or. Hab�a resistido la prueba cuando le perdon� la vida a Saulo y mostr� su justicia y fidelidad.

Versículo 24

Y he aqu�, como tu vida estaba muy puesta en este d�a a mis ojos, literalmente, "engrandecida", estimada en gran medida , as� que mi vida sea mucho m�s puesta a los ojos del Se�or, en cuyas manos David se entreg� confiadamente, y que me libre de toda tribulaci�n, de toda la miseria y angustia que todav�a le preparar�a la hostilidad de Saulo.

Versículo 25

Entonces Sa�l dijo a David: Bendito seas, hijo m�o David, que a�n hablas bajo la influencia del fugaz sentimiento mejor que despert� en �l la noble conducta de David; ambos har�s grandes cosas, y tambi�n prevalecer�s, emprender�s y tambi�n cumplir�s plenamente, porque Sa�l no pod�a cerrar los ojos al hecho de que la bendici�n de Jehov� descansaba sobre David. Entonces David sigui� su camino, sin aceptar la invitaci�n de Sa�l de regresar con �l, y Sa�l regres� a su lugar.

Por lo tanto, estos dos hombres se separaron para siempre, porque la enemistad de Sa�l continu� y oblig� a David a huir a territorio pagano. Cuando una persona ha endurecido tanto su coraz�n que toda bondad no deja una impresi�n duradera, su condena final es solo cuesti�n de tiempo.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 1 Samuel 26". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/1-samuel-26.html. 1921-23.