Y el ni�o Samuel serv�a al Se�or delante de El�, como siervo especial del Santuario, bajo la direcci�n inmediata del sumo sacerdote. Y la Palabra del Se�or era preciosa en esos d�as, rara vez suced�a que el Se�or enviaba un mensaje mediante un anuncio prof�tico directo; no hubo una visi�n abierta, literalmente, "no hubo una visi�n difundida en el extranjero", se hizo p�blico con frecuencia. Faltaba, por un lado, un sacerdocio piadoso y temeroso de Dios y, por otro lado, una apreciaci�n de la obra del Esp�ritu divino a trav�s de la Palabra.
"Ciertamente Jehov� hab�a prometido a su pueblo enviar profetas, quienes les revelar�an su voluntad y consejo, Deuteronomio 18:15 y sigs .; Cf N�meros 23:23 ; pero dado que la Revelaci�n divina presupone la voluntad de aceptar la verdad por parte del hombre, la incredulidad y la desobediencia del pueblo pudo obstaculizar el cumplimiento de esta y otras profec�as similares, y Dios podr�a en castigo privar al pueblo id�latra de Su Palabra. "(Keil).
Y sucedi� en ese momento, cuando El� se acost� en su lugar, es decir, para dormir por la noche en la habitaci�n reservada para �l, y sus ojos comenzaron a oscurecerse y no pod�a ver, esto se agreg� a modo de par�ntesis, para explicar la acci�n de Samuel, quien supuso que El� lo estaba llamando para ayudarlo de alguna manera,
y antes de la l�mpara de Dios, el candelero grande con sus siete l�mparas, cuyo aceite se repon�a cada ma�ana, desde que salieron hacia la ma�ana, sali� en el templo del Se�or, donde estaba el arca de Dios, y Samuel estaba acostado. dormir,
que el Se�or llam� a Samuel; y �l respondi�: Aqu� estoy. Samuel estaba durmiendo en una de las habitaciones que se construyeron en el patio del Tabern�culo para uso de los sacerdotes y levitas que estaban de guardia, y era hacia la ma�ana.
Y corri� hacia El� y dijo: Aqu� estoy; porque t� me llamaste. Esa fue la conclusi�n a la que naturalmente lleg�, y su fiel disposici�n lo llev� a la habitaci�n de El� tan pronto como pudo llegar all�, un buen ejemplo para muchos j�venes de nuestros d�as. Y �l, El�, dijo: No llam�; Acu�state de nuevo, suponiendo evidentemente que Samuel simplemente hab�a so�ado que lo llamaban. Y �l fue y se acost�.
�Y el Se�or volvi� a llamar a Samuel! Y se levant� Samuel, fue a El� y dijo: Aqu� estoy; porque t� me llamaste. Estaba de nuevo, como un siervo fiel, dispuesto a cumplir las �rdenes de su amo; no hab�a ning�n malhumorado descontento en su voz por haber sido llamado a salir de su descanso. Y �l, El�, respondi�: No llam�, hijo m�o; tumbarse de nuevo, todav�a creyendo que el joven estaba siendo enga�ado por alguna ilusi�n de los sentidos.
Ahora, Samuel a�n no conoc�a al Se�or, ni la Palabra del Se�or le hab�a sido revelada todav�a. Esto se agrega a modo de explicaci�n. Samuel a�n no pose�a el conocimiento directo y especial de Dios, porque esto fue dado solo por una Revelaci�n extraordinaria de Jehov�, en sue�os y visiones, y esta forma de manifestaci�n era en ese momento pr�cticamente desconocida en Israel; de ah� su ignorancia.
Y el Se�or volvi� a llamar a Samuel por tercera vez. Y se levant� y fue a El�, todav�a con la misma disposici�n alegre que desatend�a su propio consuelo, y dijo: Aqu� estoy; porque t� me llamaste. Estaba listo para el servicio de d�a o de noche, y sin la menor irritaci�n. Y comprendi� El� que el Se�or hab�a llamado al ni�o. �sta fue la conclusi�n a la que lleg� El� de su conocimiento de la manera en que Dios trataba a sus profetas.
Entonces El� dijo a Samuel: Ve, acu�state; y suceder� que, si �l te llama, dir�s: Habla, Se�or, que tu siervo oye. De modo que Samuel, siempre obediente, aunque se hubiera preguntado por la extra�eza de la orden, fue y se acost� en su lugar.
Y el Se�or, que al principio se hab�a manifestado simplemente por Su voz, vino y se par� en una visi�n que debi� haber sido claramente visible para Samuel al despertar, y llam� como en otras ocasiones, �Samuel! �Samuel! Entonces Samuel respondi�: Habla, que tu siervo oye. Samuel no es solo un ejemplo de obediencia, sino tambi�n de disposici�n a escuchar la voz del Se�or. Como �l, todos los creyentes deben abrir sus o�dos y corazones a Dios y prestar atenci�n a la voz que nos llega en la Palabra.
Y el Se�or le dijo a Samuel, en una Revelaci�n que fue su llamado al oficio de profeta en Israel: He aqu�, har� una cosa en Israel que har� que los o�dos de todo el que la oiga hormigueen, con pavor y horror repentinos. , que casi hacen que una persona pierda los sentidos ante el temor de la inminente perdici�n.
En aquel d�a cumplir� contra El� todas las cosas que he dicho acerca de su casa, la destrucci�n anunciada por el profeta, 1 Samuel 2:27 ; cuando empiece, tambi�n terminar�, �l comenzar�a y tambi�n concluir�a lo que hab�a decidido como castigo.
Porque le he dicho que juzgar� su casa para siempre por la iniquidad que �l conoce, lo castigar� a �l ya toda su familia por la transgresi�n de sus hijos, de cuya culpa se hab�a hecho part�cipe ; porque sus hijos se hicieron viles, se pusieron deliberadamente bajo la maldici�n de la Ley, y �l no los refren�, no hizo ning�n movimiento serio y enf�tico para interferir con ellos.
Por tanto, jur� a la casa de El�, mediante un juramento que hizo que la sentencia del castigo fuera irrevocable, que la iniquidad de la casa de El� no ser� purgada con sacrificio ni ofrenda para siempre. Ya no era una advertencia, sino una declaraci�n definitiva de una maldici�n que estaba a punto de caer sobre El� y su casa por su negligencia del deber que deber�a haber cumplido con sus hijos como padre, sumo sacerdote y juez, al emplear severos castigo y castigo sobre ellos.
El da�o causado por los cr�menes de los sacerdotes afect� a toda la familia, incluso a sus descendientes. Esta historia deber�a ser m�s atendida en nuestros d�as, cuando el sentimentalismo sensiblero est� convirtiendo la crianza de los hijos en una farsa.
Y Samuel estuvo acostado hasta la ma�ana, durmiendo en su cama, sin que la mala conciencia le molestara, y abri� las puertas de la casa del Se�or, las de la entrada al atrio, para que el pueblo entrara al culto matutino. Y Samuel temi� contarle a El� la visi�n, la Revelaci�n que hab�a recibido desde entonces. amenaz� mal a la casa de su amo.
Entonces El� llam� a Samuel y le dijo. �Samuel, hijo m�o! Y �l respondi�: Aqu� estoy. Ni siquiera la revelaci�n divina que le hab�a sido concedida cambi� la simple obediencia de Samuel.
Y �l, Eli, dijo. �Qu� es lo que el Se�or te ha dicho? Sinti� que el Apocalipsis le preocupaba y estaba ansioso por conocerlo. Te ruego que no me lo ocultes; As� te haga Dios, y m�s a�n, en un castigo severo, si me ocultas algo de todas las cosas que te ha dicho. La emoci�n de Eli se ve en el cl�max formado por sus palabras. "Pide la palabra del Se�or; exige una declaraci�n exacta y completa; le pide a Samuel que no le oculte nada" (Lange).
Y Samuel se lo cont� todo, poniendo la pat�tica demanda de El� por encima de su propio miedo y dolor, y no le ocult� nada. As� Samuel entr� en su oficio prof�tico. Y �l, El�, dijo: Es el Se�or; que haga lo que bien le parezca. Expres� su humilde sumisi�n a la voluntad del Se�or, porque con toda su debilidad y a pesar de su transgresi�n era un creyente en Jehov� de Israel, y se dio cuenta de la justicia del castigo.
Y Samuel creci�, alcanz� la plena madurez, y el Se�or estaba con �l, no solo por las manifestaciones generales de Su bondad y misericordia, sino tambi�n por las Revelaciones especiales y los dones del Esp�ritu que el Se�or le imparti� como Su profeta, y lo hizo. que ninguna de sus palabras caiga a tierra, se cumpli� lo que prof�ticamente anunci� como la Palabra de Jehov�.
Y todo Israel desde Dan, en el l�mite del extremo norte, hasta Beerseba, la ciudad en el extremo sur, sab�a que Samuel estaba establecido para ser un profeta del Se�or, en todo Israel, en toda la tierra de Cana�n, Samuel era conocido. como un profeta fiel y digno de confianza, en cuyas palabras se pod�a confiar.
Y el Se�or apareci� de nuevo en Silo, continu� manifest�ndose all�; porque el Se�or se revel� a Samuel en Silo por la Palabra del Se�or. Dios dio a conocer Su voluntad al pueblo mediante la Revelaci�n de Su Palabra a Samuel, quien fue as� el primer exponente del orden prof�tico permanente. Ha sucedido repetidamente en la historia que el Se�or visit� amablemente a Su pueblo despu�s de una temporada de sequ�a espiritual y les dio Su Evangelio en gran medida.
Información bibliográfica Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 1 Samuel 3". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/1-samuel-3.html. 1921-23.
Versículo 1
Y el ni�o Samuel serv�a al Se�or delante de El�, como siervo especial del Santuario, bajo la direcci�n inmediata del sumo sacerdote. Y la Palabra del Se�or era preciosa en esos d�as, rara vez suced�a que el Se�or enviaba un mensaje mediante un anuncio prof�tico directo; no hubo una visi�n abierta, literalmente, "no hubo una visi�n difundida en el extranjero", se hizo p�blico con frecuencia. Faltaba, por un lado, un sacerdocio piadoso y temeroso de Dios y, por otro lado, una apreciaci�n de la obra del Esp�ritu divino a trav�s de la Palabra.
"Ciertamente Jehov� hab�a prometido a su pueblo enviar profetas, quienes les revelar�an su voluntad y consejo, Deuteronomio 18:15 y sigs .; Cf N�meros 23:23 ; pero dado que la Revelaci�n divina presupone la voluntad de aceptar la verdad por parte del hombre, la incredulidad y la desobediencia del pueblo pudo obstaculizar el cumplimiento de esta y otras profec�as similares, y Dios podr�a en castigo privar al pueblo id�latra de Su Palabra. "(Keil).
Versículos 1-10
El Se�or se revela a Samuel
Versículo 2
Y sucedi� en ese momento, cuando El� se acost� en su lugar, es decir, para dormir por la noche en la habitaci�n reservada para �l, y sus ojos comenzaron a oscurecerse y no pod�a ver, esto se agreg� a modo de par�ntesis, para explicar la acci�n de Samuel, quien supuso que El� lo estaba llamando para ayudarlo de alguna manera,
Versículo 3
y antes de la l�mpara de Dios, el candelero grande con sus siete l�mparas, cuyo aceite se repon�a cada ma�ana, desde que salieron hacia la ma�ana, sali� en el templo del Se�or, donde estaba el arca de Dios, y Samuel estaba acostado. dormir,
Versículo 4
que el Se�or llam� a Samuel; y �l respondi�: Aqu� estoy. Samuel estaba durmiendo en una de las habitaciones que se construyeron en el patio del Tabern�culo para uso de los sacerdotes y levitas que estaban de guardia, y era hacia la ma�ana.
Versículo 5
Y corri� hacia El� y dijo: Aqu� estoy; porque t� me llamaste. Esa fue la conclusi�n a la que naturalmente lleg�, y su fiel disposici�n lo llev� a la habitaci�n de El� tan pronto como pudo llegar all�, un buen ejemplo para muchos j�venes de nuestros d�as. Y �l, El�, dijo: No llam�; Acu�state de nuevo, suponiendo evidentemente que Samuel simplemente hab�a so�ado que lo llamaban. Y �l fue y se acost�.
Versículo 6
�Y el Se�or volvi� a llamar a Samuel! Y se levant� Samuel, fue a El� y dijo: Aqu� estoy; porque t� me llamaste. Estaba de nuevo, como un siervo fiel, dispuesto a cumplir las �rdenes de su amo; no hab�a ning�n malhumorado descontento en su voz por haber sido llamado a salir de su descanso. Y �l, El�, respondi�: No llam�, hijo m�o; tumbarse de nuevo, todav�a creyendo que el joven estaba siendo enga�ado por alguna ilusi�n de los sentidos.
Versículo 7
Ahora, Samuel a�n no conoc�a al Se�or, ni la Palabra del Se�or le hab�a sido revelada todav�a. Esto se agrega a modo de explicaci�n. Samuel a�n no pose�a el conocimiento directo y especial de Dios, porque esto fue dado solo por una Revelaci�n extraordinaria de Jehov�, en sue�os y visiones, y esta forma de manifestaci�n era en ese momento pr�cticamente desconocida en Israel; de ah� su ignorancia.
Versículo 8
Y el Se�or volvi� a llamar a Samuel por tercera vez. Y se levant� y fue a El�, todav�a con la misma disposici�n alegre que desatend�a su propio consuelo, y dijo: Aqu� estoy; porque t� me llamaste. Estaba listo para el servicio de d�a o de noche, y sin la menor irritaci�n. Y comprendi� El� que el Se�or hab�a llamado al ni�o. �sta fue la conclusi�n a la que lleg� El� de su conocimiento de la manera en que Dios trataba a sus profetas.
Versículo 9
Entonces El� dijo a Samuel: Ve, acu�state; y suceder� que, si �l te llama, dir�s: Habla, Se�or, que tu siervo oye. De modo que Samuel, siempre obediente, aunque se hubiera preguntado por la extra�eza de la orden, fue y se acost� en su lugar.
Versículo 10
Y el Se�or, que al principio se hab�a manifestado simplemente por Su voz, vino y se par� en una visi�n que debi� haber sido claramente visible para Samuel al despertar, y llam� como en otras ocasiones, �Samuel! �Samuel! Entonces Samuel respondi�: Habla, que tu siervo oye. Samuel no es solo un ejemplo de obediencia, sino tambi�n de disposici�n a escuchar la voz del Se�or. Como �l, todos los creyentes deben abrir sus o�dos y corazones a Dios y prestar atenci�n a la voz que nos llega en la Palabra.
Versículo 11
Y el Se�or le dijo a Samuel, en una Revelaci�n que fue su llamado al oficio de profeta en Israel: He aqu�, har� una cosa en Israel que har� que los o�dos de todo el que la oiga hormigueen, con pavor y horror repentinos. , que casi hacen que una persona pierda los sentidos ante el temor de la inminente perdici�n.
Versículos 11-21
La profec�a contra Eli
Versículo 12
En aquel d�a cumplir� contra El� todas las cosas que he dicho acerca de su casa, la destrucci�n anunciada por el profeta, 1 Samuel 2:27 ; cuando empiece, tambi�n terminar�, �l comenzar�a y tambi�n concluir�a lo que hab�a decidido como castigo.
Versículo 13
Porque le he dicho que juzgar� su casa para siempre por la iniquidad que �l conoce, lo castigar� a �l ya toda su familia por la transgresi�n de sus hijos, de cuya culpa se hab�a hecho part�cipe ; porque sus hijos se hicieron viles, se pusieron deliberadamente bajo la maldici�n de la Ley, y �l no los refren�, no hizo ning�n movimiento serio y enf�tico para interferir con ellos.
Versículo 14
Por tanto, jur� a la casa de El�, mediante un juramento que hizo que la sentencia del castigo fuera irrevocable, que la iniquidad de la casa de El� no ser� purgada con sacrificio ni ofrenda para siempre. Ya no era una advertencia, sino una declaraci�n definitiva de una maldici�n que estaba a punto de caer sobre El� y su casa por su negligencia del deber que deber�a haber cumplido con sus hijos como padre, sumo sacerdote y juez, al emplear severos castigo y castigo sobre ellos.
El da�o causado por los cr�menes de los sacerdotes afect� a toda la familia, incluso a sus descendientes. Esta historia deber�a ser m�s atendida en nuestros d�as, cuando el sentimentalismo sensiblero est� convirtiendo la crianza de los hijos en una farsa.
Versículo 15
Y Samuel estuvo acostado hasta la ma�ana, durmiendo en su cama, sin que la mala conciencia le molestara, y abri� las puertas de la casa del Se�or, las de la entrada al atrio, para que el pueblo entrara al culto matutino. Y Samuel temi� contarle a El� la visi�n, la Revelaci�n que hab�a recibido desde entonces. amenaz� mal a la casa de su amo.
Versículo 16
Entonces El� llam� a Samuel y le dijo. �Samuel, hijo m�o! Y �l respondi�: Aqu� estoy. Ni siquiera la revelaci�n divina que le hab�a sido concedida cambi� la simple obediencia de Samuel.
Versículo 17
Y �l, Eli, dijo. �Qu� es lo que el Se�or te ha dicho? Sinti� que el Apocalipsis le preocupaba y estaba ansioso por conocerlo. Te ruego que no me lo ocultes; As� te haga Dios, y m�s a�n, en un castigo severo, si me ocultas algo de todas las cosas que te ha dicho. La emoci�n de Eli se ve en el cl�max formado por sus palabras. "Pide la palabra del Se�or; exige una declaraci�n exacta y completa; le pide a Samuel que no le oculte nada" (Lange).
Versículo 18
Y Samuel se lo cont� todo, poniendo la pat�tica demanda de El� por encima de su propio miedo y dolor, y no le ocult� nada. As� Samuel entr� en su oficio prof�tico. Y �l, El�, dijo: Es el Se�or; que haga lo que bien le parezca. Expres� su humilde sumisi�n a la voluntad del Se�or, porque con toda su debilidad y a pesar de su transgresi�n era un creyente en Jehov� de Israel, y se dio cuenta de la justicia del castigo.
Versículo 19
Y Samuel creci�, alcanz� la plena madurez, y el Se�or estaba con �l, no solo por las manifestaciones generales de Su bondad y misericordia, sino tambi�n por las Revelaciones especiales y los dones del Esp�ritu que el Se�or le imparti� como Su profeta, y lo hizo. que ninguna de sus palabras caiga a tierra, se cumpli� lo que prof�ticamente anunci� como la Palabra de Jehov�.
Versículo 20
Y todo Israel desde Dan, en el l�mite del extremo norte, hasta Beerseba, la ciudad en el extremo sur, sab�a que Samuel estaba establecido para ser un profeta del Se�or, en todo Israel, en toda la tierra de Cana�n, Samuel era conocido. como un profeta fiel y digno de confianza, en cuyas palabras se pod�a confiar.
Versículo 21
Y el Se�or apareci� de nuevo en Silo, continu� manifest�ndose all�; porque el Se�or se revel� a Samuel en Silo por la Palabra del Se�or. Dios dio a conocer Su voluntad al pueblo mediante la Revelaci�n de Su Palabra a Samuel, quien fue as� el primer exponente del orden prof�tico permanente. Ha sucedido repetidamente en la historia que el Se�or visit� amablemente a Su pueblo despu�s de una temporada de sequ�a espiritual y les dio Su Evangelio en gran medida.