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1 Samuel 8

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículos 1-9

Samuel disgustado por el insistente deseo Rev. 1. Y sucedi� que cuando Samuel fue anciano, nombr� a sus hijos jueces sobre Israel, y las crecientes enfermedades de la vejez lo impulsaron a dar este paso, por el cual sus hijos se convirtieron en sus ayudantes.

Versículo 2

Ahora, el nombre de su primog�nito fue Joel (Jehov� es Dios), y el nombre de su segundo, Ab�as (Jehov� es Padre); eran jueces en Beerseba, en el extremo sur de Cana�n, importante en aquellos d�as como estaci�n en la ruta comercial entre Asia y Egipto. Los mismos nombres que Samuel dio a sus hijos son una evidencia de su piedad incluso en los d�as de la miseria y la desgracia de Israel.

Versículo 3

Y sus hijos no anduvieron en sus caminos, no siguieron el ejemplo piadoso de su padre, sino que se desviaron en busca de ganancias, fueron codiciosos, avaros, desearon dinero, aceptaron sobornos y pervirtieron el juicio, transgrediendo as� la Ley del Se�or. Se�or, �xodo 23:6 ; Deuteronomio 16:19 , y desprestigiar el cargo judicial a los ojos del pueblo, haciendo que este �ltimo desee una autoridad superior para guiar los asuntos de la naci�n.

Versículo 4

Entonces todos los ancianos de Israel se reunieron y vinieron a Samuel en Ram�, como una delegaci�n que representaba a todo el pueblo,

Versículo 5

y le dijo: He aqu�, eres viejo, y tus hijos no andan en tus caminos, su edad avanzada le estaba robando el vigor y la energ�a necesarios en el gobierno de la naci�n, y el mal gobierno de sus hijos result� en una degeneraci�n general. de toda autoridad; ahora haznos un rey que nos juzgue como todas las naciones. Todas las naciones paganas alrededor ten�an reyes para gobernarlas, y esta fue la petici�n de los ancianos, que sin duda ten�a en mente Deuteronomio 17:14 , enfatiz�, especialmente porque Mois�s virtualmente ten�a tal contingencia en mente .

Versículo 6

Pero aquello le desagrad� a Samuel cuando dijeron: Danos un rey que nos juzgue. No fue la referencia a la mala administraci�n de sus hijos ni a su propia edad avanzada lo que hiri� a Samuel, sino el hecho de que su fe no se basaba suficientemente en Jehov�, quien hasta ahora hab�a administrado directamente los asuntos de la naci�n. Quer�an un reino externo y visible como medio de seguridad y protecci�n contra sus enemigos, mientras que el gobierno real e invisible de Jehov� hasta ahora hab�a sido completamente suficiente para protegerlos.

Y Samuel or� al Se�or, llevando este asunto dif�cil a Jehov� para que lo solucionara. En lugar de simplemente insistir en su propio deseo, este h�roe humilde y consagrado, en esta importante crisis en la historia de su pueblo, demostr� que su confianza en Dios no pod�a ser quebrantada, que se pod�a confiar en que el Se�or tomar�a la decisi�n correcta.

Versículo 7

Y el Se�or dijo a Samuel: Escucha la voz del pueblo en todo lo que te digan, la demanda del pueblo estuvo de acuerdo con el consejo de Dios. �l estaba listo para establecer un reino temporal en Israel; porque no te han desechado a ti, sino que me han desechado a m� para que yo no reine sobre ellos. Aunque estaba dispuesto a concederles su petici�n, sin embargo, expres� su descontento con esa actitud de mente y coraz�n de su parte que mostraba que no apreciaban el gobierno divino, sino que se opon�an a la majestad real de Dios.

Versículo 8

Conforme a todas las obras que han hecho desde el d�a que los saqu� de Egipto hasta el d�a de hoy, con las cuales me abandonaron y sirvieron a otros dioses, as� tambi�n lo hacen contigo. As� que fue la disposici�n de sus corazones y mentes lo que desagrad� al Se�or, el estado de �nimo que les hab�a hecho rebelarse contra el gobierno de Jehov�, abandonar a Jehov� con el prop�sito de servir a otros dioses. En la persona de Samuel, rechazaron al Se�or y Su reino, porque tontamente creyeron que sus intereses no estaban suficientemente salvaguardados bajo el arreglo actual.

Versículo 9

Ahora, por tanto, escuche su voz, �l deb�a acceder a sus demandas; sin embargo, prot�gelos solemnemente y mu�strales la conducta del rey que reinar� sobre ellos. Samuel deb�a explicarle al pueblo en detalle qu� cargaban sobre sus propios hombros al pedir un rey, cu�les eran los derechos del rey y qu� poderes pod�a arrogarse a s� mismo; y �l deb�a dar testimonio y presentar ante ellos su pecado contra Jehov� para que pudieran purificar sus corazones de su temperamento orgulloso y desconfiado.

En medio de la Iglesia cristiana tambi�n se encuentran una y otra vez hombres que se oponen al yugo f�cil de Cristo y a la instrucci�n ben�fica de la Palabra divina, exigiendo, en cambio, que el honor y el orgullo de este mundo sean introducidos en la Iglesia. Tales tendencias son una fuente de dolor para el Se�or y para todos los cristianos sinceros.

Versículo 10

Y Samuel cont� todas las palabras del Se�or al pueblo que le ped�a un rey, exhort�ndolos al arrepentimiento.

Versículos 10-22

Las desventajas se manifiestan en la gente

Versículo 11

Y �l dijo: Esta ser� la manera del rey, la manera en que probablemente se comportar�, que reinar� sobre ti: tomar� a tus hijos y los nombrar� para �l, los pondr� en su propio servicio, para sus carros. , es decir, como conductores, y para ser sus jinetes, para formar la caballer�a en su ej�rcito o en su guardaespaldas; y algunos correr�n delante de sus carros, como corredores o heraldos. Es una descripci�n de la habitual cabalgata real oriental en ocasiones estatales.

Versículo 12

Y lo nombrar�, simplemente presiona en el servicio, capitanes de miles y capitanes de cincuenta, hombres para cada posici�n en su ej�rcito, desde el m�s alto hasta el m�s bajo; y los pondr� a orar su tierra, a labrar la tierra del dominio real, y a recoger su cosecha, y a hacer sus instrumentos de guerra y los instrumentos de sus carros, las herramientas, vasijas y veh�culos que usaba en tiempos de paz. .

Versículo 13

Y tomar� a vuestras hijas para que sean reposteras, para preparar aceites y ung�entos finos para perfumer�a, cocineras y panaderas, porque la casa de un pr�ncipe oriental estaba organizada en una escala gigantesca, con mucho lujo y pompa.

Versículo 14

Y tomar� sus campos y sus vi�edos y sus olivares, incluso lo mejor de ellos, la tierra m�s selecta para fines agr�colas y hort�colas, y se los dar� a sus siervos, a sus cortesanos.

Versículo 15

Y tomar� la d�cima parte de tu semilla y de tus vi�as, y se la dar� a sus oficiales, los eunucos de los atrios orientales, y a sus siervos.

Versículo 16

Y tomar� a tus siervos y a tus siervas, los mismos esclavos que hab�an comprado para su propio trabajo, y a tus mejores j�venes, m�s bien, tus bueyes y tus asnos, y los pondr� a trabajar.

Versículo 17

Tomar� la d�cima parte de tus ovejas, el ganado menor, incluidas las cabras; y ser�is sus siervos, perder�an toda su libertad pol�tica y social y pondr�an un yugo en el cuello que no podr�an quitar.

Versículo 18

Y clamar�is en aquel d�a a causa de vuestro rey que hab�is elegido; encontrando su condici�n insoportable, orar�an por liberaci�n; y el Se�or no te escuchar� en ese d�a, todas sus lamentaciones ser�an in�tiles, como un justo castigo del Se�or; el yugo una vez asumi� que deb�an soportar para siempre. La descripci�n dada por Samuel resume la tiran�a y el despotismo del monarca oriental promedio, especialmente en la antig�edad, y algunas de las opresiones mencionadas fueron luego experimentadas por Israel en su totalidad.

Versículo 19

Sin embargo, el pueblo se neg� a obedecer la voz de Samuel, no se desanim� de su intenci�n; y ellos dijeron: No; pero tendremos un rey sobre nosotros,

Versículo 20

para que tambi�n nosotros seamos como todas las naciones, como todas las gentes que las rodean; ya no quer�an la orgullosa distinci�n de ser gobernados �nicamente por Jehov�; y que nuestro rey nos juzgue y salga delante de nosotros y pelee nuestras batallas. Esos eran los deberes del rey, tal como ellos los ve�an, ser el l�der y el gobernador del pueblo, en la paz y en la guerra.

Versículo 21

Y Samuel escuch� todas las palabras del pueblo, y las repiti� en los o�dos del Se�or, y volvi� a exponer todo el asunto al Se�or, despu�s de su infructuoso trato con el pueblo.

Versículo 22

Y el Se�or dijo a Samuel: Escucha su voz y hazlos rey. Y Samuel dijo a los hombres de Israel: Id, cada uno a su ciudad. Necesitaba alg�n tiempo para considerar, con el consejo del Se�or, los pasos necesarios para la selecci�n de un rey. As�, el Se�or, al ceder a la demanda del pueblo, les impuso un castigo. Los hombres pecadores no pueden ser reprimidos sino por la fuerza y ??la opresi�n; eso es el resultado de la desobediencia natural del hombre.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 1 Samuel 8". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/1-samuel-8.html. 1921-23.