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1 Samuel 9

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

Ahora, hab�a un hombre de Benjam�n cuyo nombre era Cis, el hijo de Abiel, el hijo de Zeror, el hijo de Becorat, el hijo de Sof�a, un benjamita, literalmente, "un hijo de un hombre de Jemini", un poderoso hombre de poder, literalmente, "un hombre de sustancia", un hombre que vive en circunstancias c�modas. Tenemos aqu�, aparentemente, un caso de tabla cronol�gica abreviada, en la que a veces se omiten miembros menos importantes.

Cfr. 1 Cr�nicas 8:29 ; 1 Cr�nicas 9:35 .

Versículos 1-10

Sa�l busca los traseros perdidos

Versículo 2

Y ten�a un hijo que se llamaba Sa�l, un joven escogido y bueno, alto, fuerte y bien proporcionado; y no hab�a entre los hijos de Israel una persona m�s buena que �l, que poseyera una hermosura m�s varonil; desde sus hombros y hacia arriba era m�s alto que cualquiera de las personas, sobresal�a en altura corporal, correspondiente a su otro desarrollo f�sico.

Versículo 3

Y los asnos de Kish, el padre de Sa�l, se perdieron, se hab�an extraviado. Y Kish dijo a Sa�l, su hijo: Toma ahora a uno de los siervos contigo, y lev�ntate, ve a buscar las asnas. Evidentemente, Kish era un hombre en�rgico, r�pido en decisiones y acciones.

Versículo 4

Y �l, Sa�l, pas� por el monte Efra�n, las tierras altas que se extend�an hasta el territorio de Benjam�n, movi�ndose primero en direcci�n noroeste, y pas� por la tierra de Salisa, en las colinas hacia el oeste, pero no las encontraron; luego pasaron por la tierra de Shalim, en direcci�n sureste, y all� no estaban; y pas� por la tierra de los benjamitas, su extremo occidental, pero no los encontraron.

Versículo 5

Y cuando llegaron a la tierra de Zuf, al suroeste del territorio de Benjam�n propiamente dicho, Sa�l dijo a su siervo que estaba con �l: Ven, volvamos; no sea que mi padre se vaya cuidando los culos y se preocupe por nosotros. La tierna consideraci�n por los sentimientos de su padre era un rasgo excelente en el car�cter de Sa�l en ese momento.

Versículo 6

Y le dijo: He aqu�, hay en esta ciudad un hombre de Dios, y es un hombre honorable, muy estimado y honrado por todos los hombres ; todo lo que �l dice ciertamente se cumplir�; ahora vayamos all�; tal vez �l pueda mostrarnos el camino que debemos seguir. La ciudad a la que se hace referencia aqu� bien pudo haber sido Ram� o Ramathaim, porque estaba en el distrito de Zuph, en la tribu de Benjam�n, 1 Samuel 1:1 ; Josu� 18:25 .

Versículo 7

Entonces dijo Sa�l a su criado: Pero, he aqu�, si vamos, �qu� le llevaremos al hombre? Estaba preocupado por un posible regalo o tarifa. Porque el pan se ha gastado en nuestras vasijas, se hab�an consumido todas las provisiones que se hab�an llevado, y no hay presente para llevar al hombre de Dios; que tenemos Saulo no hab�a previsto tal contingencia.

Versículo 8

Y el criado respondi� de nuevo a Sa�l, y dijo: He aqu�, tengo aqu� a mano la cuarta parte de un siclo de plata, una pieza o moneda de determinado peso y valor (unos diecis�is centavos); que le dar� al hombre de Dios para que nos indique nuestro camino.

Versículo 9

(Antes en Israel, como el autor se�ala aqu� para que sus lectores entiendan la siguiente parte de la historia, cuando un hombre fue a consultar a Dios, as� dijo: Ven y vayamos al vidente; porque el que ahora se llama profeta antes se llamaba vidente).

Versículo 10

Entonces dijo Saulo a su criado: Bien dicho, es una buena idea; ven, v�monos. Fueron, pues, a la ciudad donde estaba el hombre de Dios. Saulo aparece aqu� como un hombre piadoso, temeroso de Dios, que valoraba la palabra del siervo de Dios. Por eso, el Se�or a menudo selecciona a los hombres a trav�s de los cuales tiene la intenci�n de lograr grandes cosas de los humildes entre la gente. Solo el que teme a Dios y su Palabra es realmente apto para trabajar en el reino de Dios.

Versículo 11

Y mientras sub�an la colina hacia la ciudad, encontraron doncellas j�venes que sal�an a sacar agua, las encontraron fuera de las puertas de la ciudad, cuando se dirig�an a cumplir con el deber que a�n les incumb�a a las mujeres de Oriente, y dijeron a ellos: �Est� aqu� el vidente? es decir, �est� en casa ahora?

Versículos 11-27

Sa�l el invitado de Samuel

Versículo 12

Y ellos les respondieron y dijeron: Lo es; he aqu�, �l est� delante de ti. Date prisa ahora, porque ha venido hoy a la ciudad, habiendo regresado de uno de sus viajes peri�dicos, 1 Samuel 7:16 ; porque hay un sacrificio, una ofrenda de paz con una comida de sacrificio, del pueblo hoy en el lugar alto, la elevaci�n cerca de la ciudad en la que se hicieron las ofrendas;

Versículo 13

tan pronto como llegu�is a la ciudad, yendo directamente por la calle principal, lo encontrar�is inmediatamente antes de que suba al lugar alto para comer, para tomar parte en la comida del sacrificio; porque el pueblo, es decir, los invitados, no comer� hasta que �l venga, porque �l bendice el sacrificio con oraci�n de acci�n de gracias ; y luego comen lo que se les ordena. Ahora, pues, lev�ntese; porque aproximadamente a esta hora, en este mismo d�a, lo encontrar�s.

Versículo 14

Y subieron a la ciudad, pasando por la puerta; y cuando llegaron a la ciudad, he aqu�, Samuel sali� contra ellos, se encontr� con ellos en la calle principal, para subir al lugar alto. Al parecer, Sa�l era demasiado t�mido o t�mido para dirigirse a Samuel de inmediato, pero se dio la vuelta y lo sigui�.

Versículo 15

Ahora el Se�or le hab�a dicho a Samuel en su o�do, literalmente, "destap� su o�do", le revel�, un d�a antes de que llegara Sa�l, diciendo:

Versículo 16

Ma�ana a esta hora te enviar� un hombre de la tierra de Benjam�n, y lo ungir�s para que sea el capit�n de mi pueblo Israel, para que salve a mi pueblo de la mano de los filisteos, porque estos �ltimos estaban acosando a los israelitas. Israelitas m�s o menos, tratando de recuperar el dominio total sobre ellos; porque he mirado a mi pueblo, porque su clamor ha llegado a m�. Los hab�a mirado con misericordia y con la clara intenci�n de traerles liberaci�n.

Versículo 17

Y cuando Samuel vio a Sa�l, al encontrarse con �l en la calle principal de la ciudad, el Se�or le dijo: Samuel, � He aqu� el hombre de quien te habl�! Este mismo reinar� sobre mi pueblo, lo sujetar� con un gobierno severo y estricto.

Versículo 18

Entonces Sa�l, habiendo seguido a Samuel calle abajo, se acerc� a Samuel en la puerta y dijo: Te ruego que me digas d�nde est� la casa del vidente Isa�as.

Versículo 19

Y Samuel respondi� a Sa�l y dijo: Yo soy el vidente; sube delante de m� al lugar alto, siendo esta invitaci�n una se�al de respeto; porque hoy comer�s conmigo, la bondad de Samuel hizo que incluyera tambi�n al siervo, y ma�ana te dejar� ir y te contar� todo lo que hay en tu coraz�n, revel�ndole sus pensamientos m�s �ntimos y dando as� evidencia de su habilidad prof�tica.

Versículo 20

Y en cuanto a tus asnos que se perdieron hace tres d�as, habiendo sido as� la b�squeda desde el segundo d�a anterior, no pongas tu mente en ellos, no debe preocuparse por ellos; porque son encontrados. �Y sobre qui�n est� todo el deseo de Israel? �No es sobre ti y sobre toda la casa de tu padre? El honor m�s deseable, la posesi�n m�s noble de todo Israel, iba a ser suyo, no buscado ni deseado: la dignidad real.

Versículo 21

Y Sa�l, aunque ignoraba todo el significado de las palabras de Samuel, respondi� y dijo: �No soy yo un benjamita, de la m�s peque�a de las tribus de Israel, y mi familia la m�s peque�a de todas las familias de la tribu de Benjam�n? Entonces, �por qu� me hablas as�? La guerrera tribu de Benjam�n, por la terrible ejecuci�n llevada a cabo sobre ellos, Jueces 20:20 , hab�a sido reducida a un poder insignificante, y Sa�l estaba consciente de este hecho. Adem�s, su modestia en ese momento no le permitir�a considerarse digno de ning�n honor especial en Israel.

Versículo 22

Y Samuel, sin profundizar m�s en el tema, ya que quer�a despertar expectaci�n y esperanza en la mente de Sa�l, tom� a Sa�l y a su criado y los llev� a la sala, la sala donde se celebraba la comida del sacrificio, y los hizo sentarse en el sal�n. el lugar m�s importante entre los que fueron propuestos, que eran unas treinta personas, probablemente los hombres m�s influyentes de la ciudad. Aqu� hab�a otra distinci�n para Sa�l.

Versículo 23

Y Samuel dijo al cocinero: Trae la raci�n que te di, cuando se hubo ofrecido el sacrificio, m�s temprano en el d�a, del cual te dije: Ponla para ti, reserva, sujeto a nuevas �rdenes.

Versículo 24

Y el cocinero tom� la paleta, evidentemente la paleta, porque Samuel ejerc�a las funciones de un sacerdote en Israel, y lo que estaba sobre ella, la grasa de la carne, y la puso delante de Sa�l , otro honor distintivo. Y Samuel dijo: He aqu� lo que queda, reservado. Ponlo delante de ti y come; porque hasta ahora te ha sido guardado, desde que dije: He invitado al pueblo, otra prueba de la previsi�n prof�tica de Samuel. Entonces Sa�l comi� con Samuel ese d�a.

Versículo 25

Y cuando descendieron del lugar alto a la ciudad, al final de la comida del sacrificio, Samuel habl� con Sa�l en la parte superior de la casa, en el techo plano, donde no fueron molestados, Deuteronomio 22:8 , el prop�sito prepar�ndose gradualmente a Saulo para el anuncio del d�a siguiente.

Versículo 26

Y se levantaron temprano; Y sucedi� que alrededor de la primavera del d�a, al amanecer, Samuel llam� a Sa�l a la azotea de la casa, m�s bien, Samuel llam� a Sa�l, quien evidentemente hab�a dormido en la azotea, de ninguna manera inusual en esa tierra, diciendo: Lev�ntate, para que te despida. Y Sa�l se levant�, se prepar� para el viaje, y ambos, �l y Samuel, salieron al campo abierto.

Versículo 27

Y mientras bajaban al final de la ciudad, Samuel, que acompa�aba a su invitado como otra muestra de respeto, le dijo a Sa�l: Dile al criado que pase delante de nosotros, porque no iba a ser testigo del pr�ximo acto de Samuel (y �l pas�), pero qu�date quieto un momento para que pueda mostrarte la palabra de Dios. Todos aquellos que est�n destinados al servicio del pueblo de Dios deben ser instruidos en la Palabra y la verdad de Dios para poder hacer su trabajo correctamente.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 1 Samuel 9". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/1-samuel-9.html. 1921-23.