y sali� al encuentro de Asa, al volver este �ltimo de su victoriosa persecuci�n de los et�opes, y le dijo: O�dme, Asa, y todo Jud� y Benjam�n, todo el ej�rcito: el Se�or est� contigo mientras est�s con �l; y si lo busc�is, ser� hallado por vosotros, m�xima que tambi�n se sostiene en otras ocasiones; pero si le abandon�is, �l os abandonar�, 2 Cr�nicas 24:20 .
Ahora, durante una larga temporada, Israel ha estado sin el Dios verdadero y sin un sacerdote que ense�e y sin la ley. Las palabras m�s bien se refieren al futuro, en una profec�a de advertencia: Muchos d�as ser�n para Israel sin el Dios verdadero, y la declaraci�n tiene la intenci�n de influir en el pueblo para que posponga ese tiempo lo m�s posible.
Pero cuando en su angustia se volvieron al Se�or Dios de Israel y lo buscaron, fue hallado por ellos. Esto sucedi� una y otra vez en la historia posterior de Jud�. Contin�a ahora la descripci�n de los lamentables efectos de la futura apostas�a.
Y en esos tiempos no hubo, m�s bien, no habr� paz para el que sali�, ni para el que entr�, no hubo intercambio libre, sin trabas y pac�fico dentro de la naci�n, pero grandes vejaciones estaban sobre todos los habitantes de los pa�ses. , confusi�n y conflicto en todas las provincias de Israel a causa de la actitud de las naciones vecinas hostiles.
Y naci�n de naci�n fue destruida, literalmente, "naci�n de naci�n ser� derrotada" y ciudad de ciudad; porque Dios los afligi�, m�s bien los afligir� con toda adversidad. Estas palabras se cumplieron de una manera muy llamativa en la �poca de Nabucodonosor, e incluso antes, cuando los gobernantes egipcios llegaron a su antojo y devastaron la tierra.
Sed, pues, vosotros fuertes, y no dej�is que vuestras manos se debiliten, una perseverancia consagrada ser�a necesaria para vencer todos los peligros que se deparaban para el futuro; porque tu trabajo ser� recompensado. Las manos que se aflojan en el servicio del Se�or son in�tiles para los prop�sitos de Su reino.
Y cuando Asa oy� estas palabras y la profec�a de Oded, el profeta, es decir, del hijo de Oded, verso 1, se anim�, se llen� de un celo santo y valent�a, y se despoj� de los �dolos abominables, el estatuas y columnas de los dioses y diosas paganos, de toda la tierra de Jud� y Benjam�n, y de las ciudades que hab�a tomado del monte Efra�n, porque probablemente era un oficial de su padre en la guerra con Israel, 2 Cr�nicas 13:19 , y renov� el altar del Se�or que estaba delante del p�rtico del Se�or, 2 Cr�nicas 4:1 ; 2 Cr�nicas 6:12 , repar�ndola y embelleci�ndola.
Y reuni� a todo Jud� y a Benjam�n, y a los extranjeros con ellos de Efra�n y Manas�s, los que se hab�an asentado en Jud� cuando la idolatr�a se introdujo oficialmente en Israel, y de Sime�n, porque los miembros de esta tribu tambi�n se hab�an vuelto adictos a la idolatr�a. ; porque le cayeron de Israel en abundancia cuando vieron que el Se�or, su Dios, estaba con �l. Nota: Incluso hoy en d�a, hombres y mujeres de todos los �mbitos de la vida, al ver cu�n claramente el Se�or bendice la predicaci�n pura de la Palabra, son ganados para la verdad y la confiesan abiertamente ante los hombres.
As� que ellos, todos los que se mencion� que hab�an sido ganados por las medidas reformadoras de Asa, se reunieron en Jerusal�n en el tercer mes, en el a�o quince del reinado de Asa, para una gran fiesta de confesi�n y acci�n de gracias.
Y ofrecieron al Se�or al mismo tiempo, en el curso de esa fiesta, del bot�n que hab�an tra�do, setecientos bueyes y siete mil ovejas, la fiesta de acci�n de gracias muy probablemente se combin� con la gran fiesta de Pentecost�s.
Y hicieron un pacto de buscar al Se�or Dios de sus padres con todo su coraz�n y con toda su alma, para estar unidos a �l en los lazos del m�s �ntimo amor, servicio y lealtad,
que todo aquel que no busque al Se�or Dios de Israel sea condenado a muerte, sea peque�o o grande, con influencia y poder o no, sea ??hombre o mujer, como lo requiere la Ley del Se�or, Deuteronomio 13:5 a Deuteronomio 9:15 .
Y todo Jud�, con un solemne entusiasmo que casi llega al �xtasis, se regocij� con el juramento; porque hab�an jurado con todo su coraz�n, no era una mera confesi�n de los labios, y lo buscaron con todo su deseo; y fue hallado de ellos. Y el Se�or les dio descanso alrededor, recompens� su piedad concedi�ndoles la bendici�n de la paz.
Y tambi�n en cuanto a Maacah, la madre, es decir, la abuela, del rey Asa, la sac� de ser reina, ya no pod�a ocupar el cargo de viuda, porque hab�a hecho un �dolo en una arboleda, erigi� una estatua para la diosa pagana Astart�. Y Asa cort� su �dolo, el poste de madera consagrado a la diosa femenina, y lo sell�, o lo aplast�, probablemente cort�ndolo en pedacitos, y lo quem� en el arroyo Cedr�n.
Pero los lugares altos no fueron quitados de Israel, es decir, los edificios que se hab�an erigido como casas de culto en las colinas; sin embargo, el coraz�n de Asa fue perfecto todos sus d�as, consagrado al Se�or en verdadera lealtad.
Y trajo a la casa de Dios las cosas que su padre hab�a consagrado, apartadas como ofrendas votivas, y que �l mismo hab�a dedicado, plata , oro y vasos, del bot�n tomado de los et�opes.
Y no hubo m�s guerra hasta el a�o treinta y cinco del reinado de Asa. El hecho de que la paz en la tierra es un regalo de la bondad de Dios a menudo es pasado por alto por los hombres; sin embargo, es �l quien controla el coraz�n de los hombres para la paz o la guerra.
Información bibliográfica Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 2 Chronicles 15". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/2-chronicles-15.html. 1921-23.
Versículo 1
Y el Esp�ritu de Dios, que es tambi�n el Esp�ritu de profec�a, vino sobre Azar�as, hijo de Oded, desconocido de otra manera;
Versículos 1-9
La idolatr�a erradicada.
Versículo 2
y sali� al encuentro de Asa, al volver este �ltimo de su victoriosa persecuci�n de los et�opes, y le dijo: O�dme, Asa, y todo Jud� y Benjam�n, todo el ej�rcito: el Se�or est� contigo mientras est�s con �l; y si lo busc�is, ser� hallado por vosotros, m�xima que tambi�n se sostiene en otras ocasiones; pero si le abandon�is, �l os abandonar�, 2 Cr�nicas 24:20 .
Versículo 3
Ahora, durante una larga temporada, Israel ha estado sin el Dios verdadero y sin un sacerdote que ense�e y sin la ley. Las palabras m�s bien se refieren al futuro, en una profec�a de advertencia: Muchos d�as ser�n para Israel sin el Dios verdadero, y la declaraci�n tiene la intenci�n de influir en el pueblo para que posponga ese tiempo lo m�s posible.
Versículo 4
Pero cuando en su angustia se volvieron al Se�or Dios de Israel y lo buscaron, fue hallado por ellos. Esto sucedi� una y otra vez en la historia posterior de Jud�. Contin�a ahora la descripci�n de los lamentables efectos de la futura apostas�a.
Versículo 5
Y en esos tiempos no hubo, m�s bien, no habr� paz para el que sali�, ni para el que entr�, no hubo intercambio libre, sin trabas y pac�fico dentro de la naci�n, pero grandes vejaciones estaban sobre todos los habitantes de los pa�ses. , confusi�n y conflicto en todas las provincias de Israel a causa de la actitud de las naciones vecinas hostiles.
Versículo 6
Y naci�n de naci�n fue destruida, literalmente, "naci�n de naci�n ser� derrotada" y ciudad de ciudad; porque Dios los afligi�, m�s bien los afligir� con toda adversidad. Estas palabras se cumplieron de una manera muy llamativa en la �poca de Nabucodonosor, e incluso antes, cuando los gobernantes egipcios llegaron a su antojo y devastaron la tierra.
Versículo 7
Sed, pues, vosotros fuertes, y no dej�is que vuestras manos se debiliten, una perseverancia consagrada ser�a necesaria para vencer todos los peligros que se deparaban para el futuro; porque tu trabajo ser� recompensado. Las manos que se aflojan en el servicio del Se�or son in�tiles para los prop�sitos de Su reino.
Versículo 8
Y cuando Asa oy� estas palabras y la profec�a de Oded, el profeta, es decir, del hijo de Oded, verso 1, se anim�, se llen� de un celo santo y valent�a, y se despoj� de los �dolos abominables, el estatuas y columnas de los dioses y diosas paganos, de toda la tierra de Jud� y Benjam�n, y de las ciudades que hab�a tomado del monte Efra�n, porque probablemente era un oficial de su padre en la guerra con Israel, 2 Cr�nicas 13:19 , y renov� el altar del Se�or que estaba delante del p�rtico del Se�or, 2 Cr�nicas 4:1 ; 2 Cr�nicas 6:12 , repar�ndola y embelleci�ndola.
Versículo 9
Y reuni� a todo Jud� y a Benjam�n, y a los extranjeros con ellos de Efra�n y Manas�s, los que se hab�an asentado en Jud� cuando la idolatr�a se introdujo oficialmente en Israel, y de Sime�n, porque los miembros de esta tribu tambi�n se hab�an vuelto adictos a la idolatr�a. ; porque le cayeron de Israel en abundancia cuando vieron que el Se�or, su Dios, estaba con �l. Nota: Incluso hoy en d�a, hombres y mujeres de todos los �mbitos de la vida, al ver cu�n claramente el Se�or bendice la predicaci�n pura de la Palabra, son ganados para la verdad y la confiesan abiertamente ante los hombres.
Versículo 10
As� que ellos, todos los que se mencion� que hab�an sido ganados por las medidas reformadoras de Asa, se reunieron en Jerusal�n en el tercer mes, en el a�o quince del reinado de Asa, para una gran fiesta de confesi�n y acci�n de gracias.
Versículos 10-19
La verdadera adoraci�n restaurada
Versículo 11
Y ofrecieron al Se�or al mismo tiempo, en el curso de esa fiesta, del bot�n que hab�an tra�do, setecientos bueyes y siete mil ovejas, la fiesta de acci�n de gracias muy probablemente se combin� con la gran fiesta de Pentecost�s.
Versículo 12
Y hicieron un pacto de buscar al Se�or Dios de sus padres con todo su coraz�n y con toda su alma, para estar unidos a �l en los lazos del m�s �ntimo amor, servicio y lealtad,
Versículo 13
que todo aquel que no busque al Se�or Dios de Israel sea condenado a muerte, sea peque�o o grande, con influencia y poder o no, sea ??hombre o mujer, como lo requiere la Ley del Se�or, Deuteronomio 13:5 a Deuteronomio 9:15 .
Versículo 14
Y juraron al Se�or a gran voz y con gritos, en c�ntico solemne y con trompetas y cornetas, instrumentos utilizados para la m�sica del templo.
Versículo 15
Y todo Jud�, con un solemne entusiasmo que casi llega al �xtasis, se regocij� con el juramento; porque hab�an jurado con todo su coraz�n, no era una mera confesi�n de los labios, y lo buscaron con todo su deseo; y fue hallado de ellos. Y el Se�or les dio descanso alrededor, recompens� su piedad concedi�ndoles la bendici�n de la paz.
Versículo 16
Y tambi�n en cuanto a Maacah, la madre, es decir, la abuela, del rey Asa, la sac� de ser reina, ya no pod�a ocupar el cargo de viuda, porque hab�a hecho un �dolo en una arboleda, erigi� una estatua para la diosa pagana Astart�. Y Asa cort� su �dolo, el poste de madera consagrado a la diosa femenina, y lo sell�, o lo aplast�, probablemente cort�ndolo en pedacitos, y lo quem� en el arroyo Cedr�n.
Versículo 17
Pero los lugares altos no fueron quitados de Israel, es decir, los edificios que se hab�an erigido como casas de culto en las colinas; sin embargo, el coraz�n de Asa fue perfecto todos sus d�as, consagrado al Se�or en verdadera lealtad.
Versículo 18
Y trajo a la casa de Dios las cosas que su padre hab�a consagrado, apartadas como ofrendas votivas, y que �l mismo hab�a dedicado, plata , oro y vasos, del bot�n tomado de los et�opes.
Versículo 19
Y no hubo m�s guerra hasta el a�o treinta y cinco del reinado de Asa. El hecho de que la paz en la tierra es un regalo de la bondad de Dios a menudo es pasado por alto por los hombres; sin embargo, es �l quien controla el coraz�n de los hombres para la paz o la guerra.