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Bible Commentaries
2 Reyes 5

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

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Versículo 1

Ahora, Naam�n, capit�n del ej�rcito del rey de Siria, el comandante en jefe de las fuerzas sirias, era un gran hombre con su amo, ocupaba una posici�n influyente en el servicio del rey, y honorable, muy respetado, porque por �l, el Se�or hab�a dado liberaci�n a Siria, al obtener la victoria sobre Acab y sus fuerzas, 1 Reyes 22:35 . Tambi�n era un hombre valiente, un excelente jefe militar; pero era leproso, hecho que lo inhabilitaba para el cumplimiento de muchos de sus deberes.

Versículos 1-7

El testimonio de la esclava

Versículo 2

Y los sirios hab�an salido en compa��as, en expediciones con el prop�sito de saquear, y hab�an llevado cautiva de la tierra de Israel a una doncella, una jovencita; y atendi� a la esposa de Naam�n, haciendo el trabajo de una esclava.

Versículo 3

Y ella dijo a su se�ora: Ojal� Dios mi se�or, Naam�n, estuviera con el profeta que est� en Samaria, porque Eliseo ten�a su casa all�, porque lo curar�a de su lepra, para que fuera curado y pudiera cumplir con sus deberes. como de anta�o.

Versículo 4

Y uno, es decir, Naam�n, entr� y dio aviso a su se�or el rey, diciendo: As� y as� dijo la sierva que es de la tierra de Israel. Puso la propuesta ante el rey para su aprobaci�n o desaprobaci�n.

Versículo 5

Y el rey de Siria dijo: Ve, ve, y enviar� una carta al rey de Israel. Estaba muy ansioso por que Naam�n recuperara su salud y vigor anteriores. Y �l, Naam�n, parti� y se llev� diez talentos de plata (casi $ 20.000) y seis mil piezas de oro (estimadas entre $ 36.000 y $ 44.000) y diez mudas de ropa, vestidos especiales de fiesta.

Versículo 6

Y trajo la carta al rey de Israel, quien desde la derrota de Acab estaba en cierto estado de dependencia del rey sirio, diciendo: Ahora, cuando llegue esta carta, he aqu�, he enviado con ella a mi siervo Naam�n, a ti para que lo sanes de su lepra. El rey de Siria responsabiliz� al rey de Israel de esta curaci�n, ya que probablemente pens� que ten�a que llamar al profeta y ordenarle que realizara el milagro.

Versículo 7

Y sucedi� que cuando el rey de Israel hubo le�do la carta, se rasg� la ropa, por miedo y tristeza, y dijo: �Soy yo Dios para matar y dar vida, que este hombre me env�a para que me recobre? un hombre de su lepra? Exigi� algo que solo Dios pod�a hacer y, por lo tanto, claramente hizo que el asunto fuera un problema. Por tanto, te ruego que consideres y veas c�mo �l busca una pelea contra m�. Tenga en cuenta que la peque�a esclava aprovech� la oportunidad de testificar al profeta de Jehov�, convirti�ndose as� en un instrumento para guiar a Naam�n a encontrar la verdad como un excelente ejemplo para la gente de nuestros d�as.

Versículos 7-19

La curaci�n de Naam�n

Versículo 8

Y sucedi� que cuando Eliseo, el hombre de Dios, oy� que el rey de Israel se hab�a rasgado la ropa, desesperado por la haza�a aparentemente imposible que se esperaba de �l, envi� al rey, diciendo: �Por qu� has rasgado tu ropa? en su opini�n, un acto de miedo insensato. Venga ahora a m�, y sabr� que hay un profeta en Israel, un siervo del Dios verdadero y todopoderoso.

Versículo 9

Entonces Naam�n vino con sus caballos y su carro, con todo su s�quito, y se par� a la puerta de la casa de Eliseo, demasiado orgulloso, como parece, para entrar en la choza de los pobres, pero esperando que el profeta lo tratara en una manera acorde con su rango.

Versículo 10

Y Eliseo, en absoluto impresionado por la demostraci�n de riqueza y poder, le envi� un mensajero, diciendo: Ve y l�vate en el Jord�n siete veces, y tu carne volver� a ti, vuelve al estado anterior de firmeza y salud, y t� Ser�s limpio. De esto, Naam�n aprender�a que su curaci�n no ser�a un asunto de magia ni depender�a de la persona de Eliseo, sino que era un regalo gratuito del Dios de Israel.

Versículo 11

Pero Naam�n se enoj�, lo que muestra en qu� estado de �nimo hab�a venido a Samaria, como el general orgulloso que exig�a ayuda, no como un suplicante suplicando ayuda, y se fue y dijo: He aqu�, pens�, seguramente saldr� a m�, y ponte de pie e invoca el nombre del Se�or, su Dios, y golpea con la mano el lugar, movi�ndola de un lado a otro sobre la mancha infectada con un gesto de conjuro, y recupera al leproso. Pensaba que tales ceremonias religiosas, junto con alguna aplicaci�n de magia, eran esenciales, especialmente en su caso.

Versículo 12

�No son Abana (o Amana) y Farpar, arroyos de monta�a con agua limpia y fresca, r�os de Damasco, mejores que todas las aguas de Israel? �No puedo lavarme en ellos y quedar limpio? Pens� que la cura consist�a en eliminar la suciedad de la carne mediante la aplicaci�n exterior de agua. As� que se volvi� y se march� furioso.

Versículo 13

Y sus siervos se acercaron y le hablaron, y dijeron: Padre m�o, un discurso al mismo tiempo �ntimo y respetuoso, si el profeta te hubiera mandado hacer algo grande, algo particularmente dif�cil de realizar, no lo hubieras hecho. ? �Cu�nto m�s, entonces, cuando te dice: L�vate y queda limpio?

Versículo 14

Luego descendi� del monte en que estaba situada Samaria, y se sumergi� siete veces en el Jord�n, seg�n la palabra del hombre de Dios, siendo el n�mero siete la firma de las obras de Dios; y su carne volvi�, fue restaurada a su condici�n completamente saludable, como la carne de un ni�o peque�o, y estaba limpio.

Versículo 15

Y volvi� al hombre de Dios, a Samaria, �l y toda su compa��a, y vino y se par� delante de �l. Y �l dijo, en la convicci�n que le hab�an impuesto sus experiencias recientes: He aqu�, ahora s� que no hay Dios en toda la tierra sino en Israel, la fe en el Dios verdadero se hab�a forjado en su coraz�n. Ahora, por tanto, te ruego que recibas una bendici�n de tu siervo, en forma de un rico presente.

Versículo 16

Pero �l dijo: Vive el Se�or, ante quien estoy, como su siervo humilde y devoto, que no recibir� a nadie. Y le inst� a que lo tomara; pero se neg�, no deseando tener siquiera la sospecha de ego�smo y de buscar ganancias personales descansando sobre �l.

Versículo 17

Y Naam�n dijo, en un tono humilde, que contrastaba extra�amente con su anterior comportamiento autoritario: �No se le dar� entonces, te ruego, a tu siervo la carga de tierra de dos mulas? Porque de ahora en adelante tu siervo no ofrecer� holocausto ni sacrificio a dioses ajenos, sino al Se�or. No atribuy� poderes m�gicos al suelo de Israel, sino que quer�a que su acto de construir un altar en esta tierra fuera una confesi�n de su fe en Jehov�.

Versículo 18

En esto el Se�or perdone a tu siervo, que cuando mi se�or entra en la casa de Rimm�n, el �dolo principal de Siria, para adorar all�, y se apoya en mi mano, y yo me postro en la casa de Rimm�n, es decir, mientras asistiendo al rey en su acto de adoraci�n: cuando me postro en la casa de Rimm�n, no en adoraci�n personal, sino en servir a su se�or, el Se�or perdona a tu siervo en esto. Confes� libremente este escr�pulo de una conciencia tierna, para que no pareciera que estaba negando al Se�or a quien ahora hab�a aceptado tan abiertamente.

Versículo 19

una. Y �l, Eliseo, le dijo: Vete en paz. Vemos en toda esta historia, primero, que el Se�or exige obediencia simple y absoluta a Su Palabra; en segundo lugar, que tuvo misericordia. tambi�n sobre los pobres paganos; y finalmente, que �l espera que velemos con mucho cuidado para que no seamos part�cipes de los pecados de otros hombres.

B. As� que se apart� un poco de �l. Naam�n emprendi� su viaje de regreso a Damasco.

Versículo 20

Pero Giezi, el siervo del var�n de Dios, dijo, pensando en su coraz�n: He aqu�, mi se�or ha perdonado a Naam�n, este sirio, al no recibir de sus manos lo que tra�a, habiendo despertado los ricos presentes la codicia de Giezi. ; pero, seg�n viva el Se�or, un juramento blasfemo a este respecto, correr� tras �l y tomar� algo de �l, a fin de poseer al menos una parte de esa riqueza.

Versículos 20-27

La codicia de Giezi

Versículo 21

Entonces Giezi sigui� a Naam�n, corriendo r�pidamente para alcanzarlo. Y cuando Naam�n lo vio correr tras �l, se baj� del carro para recibirlo, una se�al de respeto; porque honr� al se�or en el siervo, y dijo: �Va todo bien? La evidente excitaci�n de Giezi hizo que pareciera que algo hab�a sucedido.

Versículo 22

Y �l dijo: Todo est� bien. Mi amo me ha enviado, diciendo: He aqu�, incluso ahora han venido a m� del monte Efra�n dos j�venes de los hijos de los profetas, esta declaraci�n, por supuesto, es una deliberada falsedad; les ruego que les den un talento de plata (casi $ 2,000) y dos mudas de ropa.

Versículo 23

Y Naam�n dijo: Cont�ntate, d�jate persuadir, g�zate en aceptar, toma dos talentos. Y lo inst�, y at� dos talentos de plata en dos bolsas, probablemente sacos en forma de canasta, con dos mudas de ropa, y las puso sobre dos de sus siervos, una carga bastante pesada; y los trajeron delante de �l.

Versículo 24

Y cuando lleg� a la torre, la colina delante de la ciudad, los tom� de sus manos y los deposit� en la casa, guard�ndolos en un lugar seguro. Y dej� ir a los hombres y ellos se fueron.

Versículo 25

Pero �l entr� y se par� ante su amo. Y Eliseo le dijo: �De d�nde vienes, Giezi? Y dijo, mintiendo de nuevo: Tu siervo ya no fue, literalmente ni de aqu� ni de all�, "protestando que ni siquiera se fue del local.

Versículo 26

Y �l le dijo: �No iba mi coraz�n contigo, no estando presente su cuerpo, en verdad, sino su esp�ritu, cuando el hombre se volvi� de su carro para encontrarte? �Es hora de recibir dinero, y recibir vestidos, y olivares, vi�edos, ovejas, bueyes, siervos y siervas? Porque todos estos podr�an comprarse con el dinero obtenido por Giezi, a la manera de los falsos profetas, con quienes los verdaderos siervos del Se�or seguramente nunca ser�an identificados, ni en ese momento ni nunca.

Versículo 27

Por tanto, la lepra de Naam�n se te pegar� a ti ya tu descendencia para siempre. Ese fue el castigo de Dios por su enga�o y su avaricia. Y sali� de su presencia un leproso blanco como la nieve. Los hombres entre los siervos del Se�or que han negado la fe y la buena conciencia y han puesto su afecto en las cosas de este mundo recibir�n su castigo por la mano de Dios, si no ahora, seguramente en el m�s all�.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 2 Kings 5". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/2-kings-5.html. 1921-23.
 
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