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2 Reyes 6

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

Y los hijos de los profetas, probablemente los que viv�an en Jeric�, dijeron a Eliseo: He aqu�, ahora, el lugar donde moramos contigo, literalmente, "delante de tu rostro", bajo su supervisi�n, es demasiado estrecho para nosotros, los edificios actuales. ya no ofrec�a suficiente espacio para su creciente n�mero.

Versículos 1-7

La nataci�n de la cabeza del hacha.

Versículo 2

Vayamos, te rogamos, al Jord�n y de all� cada uno tome una viga, cortando algunos de los �rboles grandes cerca del r�o y prepar�ndolos para las paredes del nuevo edificio, y hagamos un lugar all� donde podamos puede morar. Y �l respondi�: Id, con mucho gusto dio su consentimiento.

Versículo 3

Y uno dijo: Cont�ntate, te ruego que te agrade , y ve con tus siervos, ellos cre�an que la presencia del profeta traer�a bendici�n y �xito a su trabajo. Y �l respondi�: Ir�.

Versículo 4

As� que se fue con ellos. Y cuando llegaron al Jord�n, cortaron le�a, talando algunos de los �rboles que crec�an a lo largo de sus m�rgenes.

Versículo 5

Pero cuando uno estaba derribando una viga, la cabeza del hacha, resbalando su yelmo, cay� al agua; y grit� y dijo: �Ay, se�or, porque fue prestado! Hab�a rogado que se utilizara para el trabajo que ten�a entre manos, ya que era demasiado pobre para comprar un hacha.

Versículo 6

Y el hombre de Dios dijo: �D�nde cay�? Y le mostr� el lugar. Y �l, Eliseo, cort� un palo y lo ech� all�, donde el hierro se hab�a hundido hasta el fondo; y el hierro nadaba, levantado por el agua contra el curso de la naturaleza, flotaba en la superficie.

Versículo 7

Por eso dijo: Ll�vatelo. Y extendi� la mano y la tom�. Vemos aqu� que el Se�or est� dispuesto a ayudar incluso en las peque�as cosas, en las peque�as verg�enzas de la vida.

Versículo 8

Entonces el rey de Siria, a�n durante el reinado de Joram de Israel, pele� contra Israel, m�s con expediciones que ten�an por objeto el saqueo del pa�s que con campa�as regulares, y consult� con sus siervos, diciendo: En tal o cual tal un lugar ser� mi campamento. �l fij� la ubicaci�n de sus diversos campamentos con anticipaci�n e inform� a sus capitanes en consejo secreto.

Versículos 8-23

La ceguera de los sirios

Versículo 9

Y el hombre de Dios, Eliseo, envi� al rey de Israel, diciendo: Ten cuidado de no pasar por tal lugar, es decir, con el prop�sito de ocuparlo con un cuerpo de hombres suficientemente fuerte para mantener alejados a los sirios; porque all� descendieron los sirios, sab�a los lugares que hab�an elegido para sus campamentos.

Versículo 10

Y el rey de Israel envi� al lugar que el hombre de Dios le dijo y advirti�, ocupando siempre estos lugares con anticipaci�n, y se salv� all�, frustrando as� los planes de los sirios, ni una ni dos veces, sucedi� una y otra vez. de nuevo.

Versículo 11

Por tanto, el coraz�n del rey de Siria se angusti� mucho por esto, el asunto lo afligi� severamente. Y llam� a sus siervos y les dijo: �No quer�is mostrarme cu�l de nosotros es del rey de Israel? Cre�a que hab�a un traidor en su propio campo, que dio a conocer sus planes al enemigo.

Versículo 12

Y uno de sus siervos dijo: Ninguno, rey se�or m�o; pero Eliseo, el profeta que est� en Israel, le cuenta al rey de Israel las palabras que hablas en tu dormitorio; pose�a tal cantidad de sabidur�a prof�tica que conoc�a todos los secretos del rey sirio.

Versículo 13

Y �l dijo: Ve y esp�a d�nde est� para que pueda enviarlo a buscarlo, con la intenci�n de poner a Eliseo en su poder y as� evitar que d� a conocer sus planes al rey de Israel. Y se le inform�, diciendo: He aqu�, est� en Dot�n, a unas doce millas al norte de Samaria.

Versículo 14

Por tanto envi� �l, el rey de Siria, caballos y carros y un gran ej�rcito, un gran cuerpo de infanter�a; y vinieron de noche y rodearon la ciudad.

Versículo 15

Y cuando el siervo del var�n de Dios, ya sea Giezi o alg�n profeta disc�pulo, se levant� temprano y sali�, he aqu� un ej�rcito rode� la ciudad con caballos y carros. Y su criado le dijo: Ay, se�or m�o, �c�mo haremos? Sinti� que ahora estaban en poder de los enemigos y no pod�an escapar.

Versículo 16

Y �l, Eliseo, respondi�: No temas; porque m�s son los que est�n con nosotros que los que est�n con ellos. Cf N�meros 14:9 ; 2 Cr�nicas 32:7 ; Salmo 3:6 ; Salmo 27:3 .

Versículo 17

Y Eliseo or� y dijo: Se�or, te ruego que abras sus ojos para que vea, para que sus ojos f�sicos vean lo que su esp�ritu deber�a haber conocido. Y el Se�or abri� los ojos del joven; y vio lo que normalmente se ocultaba a los ojos de los mortales; y he aqu�, la monta�a estaba llena de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo; las huestes de los �ngeles celestiales hab�an sido enviadas para protegerlo.

Versículo 18

Y cuando ellos, los sirios, descendieron hacia �l, Eliseo or� a Jehov� y dijo: Te ruego que hieres a este pueblo con ceguera. Y �l, Jehov�, los hiri� con ceguera conforme a la palabra de Eliseo; estaban en una condici�n en la que sus ojos no pod�an distinguir correctamente, aunque no se les quit� la capacidad de ver.

Versículo 19

Y Eliseo les dijo: Este no es el camino, ni esta es la ciudad, que �l prepar� deliberadamente para extraviarlos. S�ganme y los llevar� al hombre que buscan. Pero los condujo a Samaria, mientras estaban pr�cticamente cautivos.

Versículo 20

Y sucedi� que cuando llegaron a Samaria, Eliseo dijo: Se�or, abre los ojos de estos hombres, de los sirios que lo hab�an seguido con tanta confianza y ceguera, para que vean. Y el Se�or les abri� los ojos y vieron; y he aqu�, estaban en medio de Samaria.

Versículo 21

Y el rey de Israel dijo a Eliseo cuando los vio: Padre m�o, es decir, en el sentido espiritual, �los herir�? �Los golpeo? Estaba ansioso por aprovechar la ventaja que le ofrec�a la presencia del enemigo, porque ahora estaban en su poder.

Versículo 22

Y �l, con la debida humanidad que considerar�a sumamente impropio aprovecharse mezquinamente de un enemigo, respondi�: No los golpear�s. �Herir�as con tu espada y con tu arco a los que tomaste cautivos? El significado es: si los mataras, �podr�a justificarse tu acci�n como en el caso de los prisioneros de guerra? Ponles pan y agua, prepar�ndoles una abundante comida, para que coman y beban y vayan a su amo.

Versículo 23

Y les prepar� gran provisi�n; y cuando hubieron comido y bebido, los despidi�, y fueron a su se�or. As� que las bandas de Siria no entraron m�s en la tierra de Israel; se dieron cuenta de que tales expediciones eran in�tiles mientras Eliseo estuviera en el pa�s y revelaron todos sus planes. El �ngel del Se�or acampa alrededor de los que le temen. Los verdaderos hijos de Dios guardan muchas desgracias de pa�ses enteros.

Versículo 24

Y sucedi� despu�s de esto, algunos a�os despu�s de que cesaron estas expediciones, que Ben-adad, rey de Siria, reuni� a todo su ej�rcito, subi� y siti� Samaria, evidentemente con el objeto de hacer tributaria por completo la tierra de Israel.

Versículos 24-33

La gran hambruna en Samaria

Versículo 25

Y hubo una gran hambre en Samaria; y he aqu�, la sitiaron, hasta que la cabeza de un asno, la parte m�s pobre de un animal inmundo, se vendi� por ochenta piezas de plata (unos 50 d�lares), y la cuarta parte de un taxi (unas diez pulgadas c�bicas) de esti�rcol de paloma por cinco piezas de plata (un poco m�s de $ 3).

Versículo 26

Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le grit�, diciendo: �Socorro, rey se�or m�o!

Versículo 27

Y �l dijo, con amargura que rayaba en la desesperaci�n: Si el Se�or no te ayuda, �de d�nde te ayudar� yo, a sacar del piso del granero, el producto de la trilla, el grano o la harina, o del lagar? Era la amarga iron�a de un alma sin esperanza.

Versículo 28

Y el rey le dijo: �Qu� tienes? Y ella respondi�: Esta mujer, se�alando a uno a quien acusaba, me dijo: Da a tu hijo para que lo comamos hoy, y comeremos a mi hijo ma�ana. Lo que el Se�or hab�a predicho y amenazado Deuteronomio 28:57 , se hab�a cumplido con todo su horror.

Versículo 29

As� que hervimos a mi hijo y nos lo comimos, la forma m�s repugnante de canibalismo. Y le dije al d�a siguiente: Da a tu hijo para que lo comamos; y escondi� a su hijo. Entonces esta madre antinatural, conducida pr�cticamente a la locura por un hambre excesiva, exigi� justicia, el cumplimiento del horrible trato.

Versículo 30

Y sucedi� que cuando el rey oy� las palabras de la mujer, se rasg� la ropa, con incontrolable dolor y horror; y pas� por el muro, y la gente mir�, y he aqu�, �l ten�a un cilicio dentro, como su ropa interior, sobre su carne, el s�mbolo de la humildad, que en su caso, sin embargo, era m�s en la forma de un mec�nico ejercicio de penitencia.

Versículo 31

Luego dijo, en una ira irrazonable contra el profeta a quien, de alguna manera, responsabiliz� por las terribles condiciones ahora reveladas, Dios lo haga y m�s tambi�n a m� si la cabeza de Eliseo, el hijo de Safat, se levanta sobre �l. �este d�a! Se comprometi� a s� mismo, mediante un terrible juramento, a asesinar a Eliseo.

Versículo 32

Pero Eliseo se sent� en su casa, y los ancianos, los magistrados de la ciudad, se sentaron con �l, probablemente con el prop�sito de pedirle consejo y ayuda. Y el rey envi� a un hombre de delante de �l; pero antes de llegar a �l el mensajero, dijo a los ancianos, habiendo recibido una revelaci�n de Dios: �Ven c�mo este hijo de homicida, a saber, Joram, hijo de Acab, ha enviado a quitarme la cabeza? Mira cuando llega el mensajero, cierra la puerta y aprietalo en la puerta, no permiti�ndole entrar y cometer el crimen que se le hab�a encomendado. �No est� detr�s de �l el sonido de los pies de su amo? Joram segu�a los pasos del mensajero.

Versículo 33

Y mientras a�n hablaba con ellos, he aqu�, el mensajero descendi� hacia �l; y �l, el rey, dijo: He aqu�, esta maldad es de Jehov�; �Qu� debo esperar m�s al Se�or? Este fue probablemente el camino aconsejado por Eliseo, ya que el rey hab�a estado listo para capitular alg�n tiempo antes. Las palabras del rey fueron el grito de alguien en las profundidades de la desesperaci�n. Nota: Aunque es costumbre hasta el d�a de hoy culpar a los cristianos de muchas desgracias, estas �ltimas son, en verdad, una bendici�n y una protecci�n para todos los pa�ses.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 2 Kings 6". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/2-kings-6.html. 1921-23.