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2 Samuel 15

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

Y sucedi� despu�s de esto, poco despu�s de que Absal�n hubo recibido el perd�n de su padre, que Absal�n le prepar� carros, un carro estatal y caballos, y cincuenta hombres para correr delante de �l, para ser corredores o lacayos. As� apareci� ante el pueblo en estado real e influy� en sus mentes para que pensaran en �l como el gobernante venidero.

Versículos 1-12

La insurrecci�n comenzada

Versículo 2

Y Absal�n se levant� temprano para impresionar a la gente con su celo por ellos, y se par� junto al camino de la puerta, a la entrada del palacio real; y era as� que, cuando cualquier hombre que ten�a una controversia acud�a al rey para que lo juzgara, si ten�a un asunto en el que buscaba la decisi�n del rey, Absal�n, con toda muestra de condescendencia ganadora, lo llamaba y dec�a: que ciudad eres tu Una pregunta as� por parte de un pr�ncipe real era, por supuesto, muy halagadora para el miembro medio de la naci�n. Y �l dijo: Tu siervo es de una de las tribus de Israel, un miembro de la naci�n israelita, perteneciente a esta o aquella tribu espec�fica.

Versículo 3

Y Absal�n, que tambi�n hab�a preguntado acerca de su negocio, le dijo: Mira, tus asuntos son buenos y justos, y su decisi�n se tom� sin una investigaci�n exhaustiva del asunto; pero no hay ning�n diputado del rey que te escuche. Los "oyentes" de los reyes orientales eran funcionarios judiciales cuyo deber era investigar los asuntos llevados a la corte del rey, y el rey sol�a decidir sobre la base de sus hallazgos. Es posible que la negligencia y la parcialidad se hubieran infiltrado sin el conocimiento de David, de modo que Absal�n pudiera valerse de una insatisfacci�n ya existente.

Versículo 4

Absal�n dijo adem�s, aprovechando la buena impresi�n causada por esta oferta por el favor del pueblo: �Oh , si yo fuera hecho juez en la tierra, literalmente, "�Qui�n me establecer� como juez en la tierra?" para que todo hombre que tenga alg�n pleito o causa venga a m�, y yo le haga justicia. La imaginaci�n de Absal�n le hace ver a la gente api��ndose a su alrededor mientras se sienta en el trono del juicio ante ellos, ansioso por corregir todas las faltas que se hab�an infiltrado en el procedimiento judicial del reino.

Versículo 5

Y fue as� que cuando alguno se le acercaba para hacerle una reverencia, postrarse ante �l y rendirle homenaje, �l extend�a la mano, lo tomaba y lo besaba, fingiendo as� una afabilidad que estaba lista para morir. reconoce a todos los hombres como hermanos.

Versículo 6

Y as� hizo Absal�n a todo Israel que ven�a al rey para juicio; as� Absal�n rob� los corazones de los hombres de Israel, secretamente, con enga�o, los gan� para s� mismo, prepar� todo para la insurrecci�n que hab�a planeado.

Versículo 7

Y sucedi� que despu�s de cuarenta a�os, como cuatro marchas despu�s del regreso de Absal�n a Jerusal�n, Absal�n dijo al rey: Te ruego que me dejes ir y cumplir mi voto que hice al Se�or en Hebr�n. Fingi� que su voto requer�a un sacrificio en la ciudad de su nacimiento, pero en realidad consideraba a Hebr�n una ciudad especialmente adecuada para su capital temporal despu�s de haber sido proclamado rey.

Versículo 8

Porque tu siervo hizo un voto mientras yo resid�a en Gesur en Siria, durante su destierro, diciendo: Si el Se�or me llevara de nuevo a Jerusal�n, entonces servir� al Se�or, es decir, con un sacrificio especial.

Versículo 9

Y el rey le dijo: Vete en paz. Dado que a�n no se hab�a restaurado el orden completo en las observancias religiosas de Israel y la estricta ley de Lev�tico 2 Samuel 17:3 , no estaba en operaci�n pr�ctica, tales sacrificios, especialmente en ciudades sacerdotales, no eran inusuales en ese momento. Entonces se levant� y fue a Hebr�n, para llevar a cabo su intenci�n de conquistar el reino.

Versículo 10

Pero Absal�n, habiendo conquistado el coraz�n del pueblo por los m�todos descritos anteriormente, envi� esp�as, emisarios por todas las tribus de Israel, diciendo: En cuanto oig�is el sonido de la trompeta, dir�is: Absal�n reina en Hebr�n. El sonido de la trompeta deb�a ser una se�al para todos los que lo favorec�an para proclamarlo rey de toda la naci�n.

Versículo 11

Y con Absal�n salieron de Jerusal�n doscientos hombres llamados, miembros de la casa del rey; los que sol�an acompa�ar a los pr�ncipes reales, invitados a la fiesta del sacrificio; y fueron en su sencillez, y no sab�an nada, estaban en total ignorancia de las intenciones de Absal�n.

Versículo 12

Y Absal�n envi� a buscar a Ahitofel, el gilonita, consejero de David, desde su ciudad, incluso desde Giloh, una ciudad cerca de Hebr�n, mientras ofrec�a sacrificios, porque sent�a que hab�a llegado el momento de la insurrecci�n abierta. Es probable que Ahitofel se hubiera unido al grupo de Absal�n alg�n tiempo antes, convirti�ndose en un traidor para David, ya sea por motivos de ambici�n o por el romance con Betsab�, que aparentemente era pariente suyo.

Y la conspiraci�n fue fuerte; porque el pueblo aumentaba continuamente con Absal�n. Su empresa pareci� tener mucho �xito. Absal�n es un tipo de rebelde que ignora el cuarto mandamiento. Estas personas son desobedientes a sus padres y se oponen al gobierno legalmente constituido. Su valor comercial consiste en enga�os y traici�n, y terminan siendo asesinos.

Versículo 13

Y vino un mensajero a David, diciendo: El coraz�n de los hombres de Israel est� detr�s de Absal�n. Antes de que David se diera cuenta de cualquier insatisfacci�n, mientras se ocupaba de los asuntos de su reino con tranquilidad y seguridad, el da�o ya estaba hecho.

Versículos 13-30

El vuelo de David

Versículo 14

Y David, presa de un repentino terror por este acontecimiento inesperado, dijo a todos sus siervos que estaban con �l en Jerusal�n: Levantaos y huyamos; porque no escaparemos m�s de Absal�n. Apres�rate para partir, no sea que nos alcance de repente y traiga el mal sobre nosotros, arroje sobre ellos de repente la desgracia amenazada y hiera la ciudad a filo de espada. Sin saber cu�n fuerte era el ej�rcito de Absal�n en ese momento ni cu�n vigoroso hab�a crecido el esp�ritu de la insurrecci�n, la medida de David ten�a la intenci�n de evitar un asalto a la ciudad con el consiguiente derramamiento de sangre.

Versículo 15

Y los siervos del rey dijeron al rey, demostrando una fidelidad espl�ndida en medio de la deserci�n general: He aqu�, tus siervos est�n dispuestos a hacer todo lo que mi se�or el rey mande. Le aseguraron su lealtad inquebrantable.

Versículo 16

Y sali� el rey, y toda su casa despu�s de �l, como ayudantes y seguidores. Y el rey dej� diez mujeres, que eran concubinas, como parte de su har�n, para que cuidaran la casa y custodiaran el palacio.

Versículo 17

Y el rey sali�, y todo el pueblo que lo segu�a, y se detuvieron en un lugar que estaba lejos, se detuvo por alg�n tiempo en Bet-merhak, posiblemente un fuerte que guardaba el paso del Cedr�n, para reunir a todos los fieles seguidores de �l.

Versículo 18

Y todos sus siervos pasaron junto a �l; y todos los cereteos y todos los peleteos, 2 Samuel 8:18 , y todos los geteos, los hombres que hab�an estado con David en el desierto y lo hab�an seguido desde Gat en adelante, seiscientos hombres que vinieron despu�s de �l desde Gat, pasaron. ante el rey. Estos compa�eros de sus vagabundeos por el desierto eran la vieja guardia, los h�roes de David, que estaban listos ahora como siempre para defender a su amo con sus vidas.

Versículo 19

Entonces el rey dijo a Ittai Getheo, un filisteo que hab�a unido sus fuerzas: �Por qu� vas tambi�n t� con nosotros? Vuelve a tu lugar y qu�date con el rey, con el que ocupar�a ese puesto; porque eres un forastero y tambi�n un desterrado, por lo que no ser�a aconsejable que tomara partido en este momento.

Versículo 20

Mientras que viniste ayer, despu�s de haber arrojado sus fortunas con David, pero recientemente, �debo este d�a hacerte subir y bajar con nosotros? Viendo que voy a donde puedo, vuelve t� y toma a tus hermanos; la misericordia y la verdad sean contigo. Dado que la suerte de David ser�a, en el mejor de los casos, m�s incierta en el futuro cercano, no quer�a que Ittai compartiera esta incertidumbre, que participaba de la naturaleza de un destierro, sino que lo encomendaba a la gracia y fidelidad de Dios.

Versículo 21

E Ittai respondi� al rey y dijo, con un juramento solemne. Vive Jehov�, y vive mi se�or el rey, que ciertamente en el lugar donde estar� mi se�or el rey, ya sea en muerte o en vida, all� tambi�n estar� tu siervo. As� le expres� su devoci�n incondicional y su fidelidad hasta la muerte.

Versículos 21-37

Husai va a Jerusal�n

Versículo 22

Y David, aceptando este espl�ndido voto de lealtad, dijo a Ittai: Ve y pasa. Y pas� Ittai el Gitita y todos sus hombres, porque ten�a compa��a propia, y todos los peque�os que estaban con �l, los miembros de su familia.

Versículo 23

Y todo el pa�s, los habitantes del campo al oriente de Jerusal�n, a lo largo de la l�nea de marcha, lloraron a gran voz, lamentando la desgracia de su rey; y pas� todo el pueblo, los que estaban en compa��a del rey . El rey tambi�n pas� por encima del arroyo Cedr�n, el valle entre Jerusal�n y el monte de los Olivos, cuyo curso se llena de agua s�lo durante el invierno o la temporada de lluvias; y pas� todo el pueblo hacia el camino del desierto, al norte del desierto de Jud�, entre Jerusal�n y Jeric�.

Versículo 24

Y he aqu� que tambi�n Sadoc y todos los levitas estaban con �l, llevando el arca del pacto de Dios; y depositaron el arca de Dios, para dar tiempo a la procesi�n al pueblo que a�n ven�a. Y Abiatar subi� por el camino que pasaba por el monte de los Olivos hacia el oriente, hasta que todo el pueblo termin� de salir de la ciudad. Abiatar era el sumo sacerdote y Sadoc el oficial principal a cargo del arca.

Versículo 25

Y el rey dijo a Sadoc: Lleva el arca de Dios a la ciudad, a su lugar en el santuario. Si hallo gracia ante los ojos del Se�or, �l me traer� de nuevo y me mostrar� tanto ella como su morada;

Versículo 26

pero si as� dice: No me complazco en ti, he aqu�, aqu� estoy; hazme lo que bien le parezca. As� David se resign� al Se�or para bien o para mal, para favor o para mal; porque vio en estos eventos la mano del Se�or, como hab�a predicho el profeta Nat�n.

Versículo 27

El rey dijo tambi�n al sacerdote Sadoc: �Tienes un vidente? Vuelve en paz a la ciudad, y tus dos hijos contigo, Ahimaas, tu hijo, y Jonat�n, hijo de Abiatar. David le pidi� a Sadoc, como segundo sumo sacerdote y como profeta del Se�or, que regresara a su lugar en el santuario, donde adem�s podr�a observar los eventos a medida que suced�an.

Versículo 28

Mira, me quedar� en la llanura del desierto, cerca de los vados del Jord�n, hasta que recibas palabra tuya para certificarme; debe observar la tendencia de los acontecimientos e informar a David.

Versículo 29

Por tanto, Sadoc y Abiatar llevaron de nuevo el arca de Dios a Jerusal�n; y se quedaron all�, quedando para ver cu�l ser�a el resultado.

Versículo 30

Y David subi� por la subida del monte de los Olivos, el camino que sub�a m�s all� de su cumbre, y llor� mientras sub�a, con la cabeza cubierta, como s�mbolo de una mente afligida completamente retirada del mundo exterior, y se fue descalzo, como signo de gran dolor y humillaci�n; y toda la gente que estaba con �l, siguiendo su ejemplo, cada uno cubri� su cabeza, y subieron llorando mientras sub�an.

Al ceder el paso a una fuerza superior y asumir el sufrimiento enviado por el Se�or sobre �l, David prepar� el camino para la salvaci�n del pueblo. Aparece aqu� como un tipo de Cristo, quien tambi�n entr� en Su gran sufrimiento al pasar el arroyo Cedr�n.

Versículo 31

Y uno le dijo a David, diciendo: Ahitofel, en quien David hab�a confiado como su consejero secreto, est� entre los conspiradores con Absal�n. Y David dijo, en un breve suspiro, recomendando el asunto al Se�or: Te ruego , oh Se�or, que conviertas en necedad el consejo de Ahitofel. Inmediatamente se prepar� el camino para el cumplimiento de esta oraci�n.

Versículo 32

Y sucedi� que, cuando David lleg� a la cima del monte, donde ador� a Dios, o, donde los hombres sol�an adorar a Dios, porque las cumbres de las colinas, los llamados lugares altos, todav�a se usaban para ese prop�sito en el tiempo de David, he aqu�, Husai el Arquitecto, vino a recibirlo con su abrigo rasgado y tierra sobre su cabeza, como una muestra de su dolor compasivo;

Versículo 33

a quien David dijo, si sigues adelante conmigo, uniendo sus fuerzas en la campa�a que seguramente vendr�, entonces ser�s una carga para m�, probablemente a causa de su avanzada edad y su d�bil condici�n:

Versículo 34

pero si vuelves a la ciudad y dices a Absal�n, yo ser� tu siervo, oh rey; como he sido hasta ahora siervo de tu padre, en calidad de consejero particular, 2 Samuel 16:16 ; 1 Cr�nicas 27:33 , as� ser� yo tambi�n tu siervo, entonces t� por m�, en el inter�s de David, derrotar�s el consejo de Ahitofel. De esta manera, Husai podr�a ayudar a derrotar la insurrecci�n y restaurar al rey leg�timo en el trono.

Versículo 35

�Y no tienes all� contigo a Sadoc y Abiatar, los sacerdotes? Estos dos hombres tambi�n defendieron la causa de David. Por tanto, todo lo que oigas de la casa del rey, se lo dir�s a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, con quienes David hab�a acordado que se le enviaran tales informes.

Versículo 36

He aqu�, tienen all� con ellos a sus dos hijos, Ahimaas, hijo de Sadoc, y Jonat�n, hijo de Abiatar; y por ellos me enviar�is todo lo que pod�is o�r.

Versículo 37

As� que Husai, amigo de David, puesto que permaneci� como tal durante los sucesos que siguieron, entr� en la ciudad, y Absal�n entr� en Jerusal�n aproximadamente al mismo tiempo. Nota: Es deber de todos los cristianos no solo orar contra los proyectos malvados de los enemigos, sino tambi�n, hasta donde est� en ellos, hacer todo lo que est� en su poder para frustrar los designios malvados de los enemigos contra el reino de Cristo. .

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 2 Samuel 15". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/2-samuel-15.html. 1921-23.