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Bible Commentaries
2 Samuel 20

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

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Versículo 1

Y sucedi� que hab�a all� un hombre de Belial, un sinverg�enza vanidoso y sin valor, cuyo nombre era Sheba, el hijo de Bichri, un benjamita, evidentemente uno del grupo rabioso de Sa�l; y toc� una trompeta, como una llamada a todos los que pensaban como �l a causa de las tensas relaciones entre Jud� e Israel, y dijo: No tenemos parte con David, ni heredad en el hijo de Isa�, el norte las tribus no ten�an nada en com�n con �l, nada que ver con �l; cada uno a sus tiendas, oh Israel! Fue un llamado a la rebeli�n.

Versículos 1-13

El asesinato de Amasa

Versículo 2

As� que todos los hombres de Israel, de las diez tribus del norte, subieron despu�s de David, renunciando a su lealtad al rey, y siguieron a Seba, hijo de Bicri; pero los de Jud� se unieron a su rey, desde el Jord�n hasta Jerusal�n. Permanecieron leales, no permitieron que su fidelidad se tambaleara.

Versículo 3

Y vino David a su casa en Jerusal�n, despu�s del estallido de esta rebeli�n; y tom� el rey a las diez mujeres, sus concubinas, que hab�a dejado para guardar la casa, 2 Samuel 15:16 ; 2 Samuel 16:21 , y los puso en un pupilo, en una casa para ellos solos, y los aliment�, mantuvo , pero no entr� a ellos, porque eran impuros para �l, habiendo sido abordados por Absal�n. Fueron, pues, encerrados hasta el d�a de su muerte, viviendo en viudez, en viudez perpetua.

Versículo 4

Entonces el rey dijo a Amasa: Re�ne a los hombres de Jud� dentro de tres d�as, se le dio orden de movilizarlos con el prop�sito de castigar al rebelde Sab�, y estar t� aqu� presente, porque David ten�a la intenci�n formal de nombrarlo comandante en jefe. jefe, 2 Samuel 19:13 ,

Versículo 5

Entonces Amasa fue a reunir a los hombres de Jud�; pero se demor� m�s del tiempo establecido que le hab�a se�alado, se demor� m�s de los tres d�as que se le hab�an dado, sin mencionar la raz�n de esta situaci�n.

Versículo 6

Y David dijo a Abisai, uno de sus comandantes: Ahora Seba, hijo de Bicri, nos har� m�s da�o que Absal�n, a causa de la tardanza en pedirle cuentas; Toma a los sirvientes de tu se�or, la parte del ej�rcito permanente estacionado en Jerusal�n, y pers�guelo, no sea que �l tome ciudades valladas y se escape de nosotros, literalmente, "y se librar� de nuestros ojos", o "no oscurezca nuestros ocho, "escondi�ndose y eventualmente da�ando la causa de David,

Versículo 7

Y salieron en pos de �l los hombres de Joab, porque como tal era conocido el ej�rcito permanente, los cereteos y peleteos, 2 Samuel 8:18 , y todos los valientes; y salieron de Jerusal�n para perseguir a Seba, hijo de Bicri.

Versículo 8

Cuando llegaron a la gran piedra que est� en Gaba�n, al noroeste de Jerusal�n, Amasa se adelant� a ellos y se dirigi� hacia ellos con las tropas que hab�a levantado. Y se ci�� el manto de Joab que se hab�a puesto; su manto militar estaba sujeto al cuerpo por el cinto, y sobre �l un cinto con una espada atada sobre sus lomos en la vaina; y al salir, m�s bien, la vaina se desliz�, se cay�, es decir, la espada cay� al suelo. Este aparente accidente ocurri� justo antes de que Amasa llegara a Joab, y el hecho de que este �ltimo tomara y sostuviera la espada en su mano izquierda no despert� sospechas.

Versículo 9

Y Joab, aparentemente con sincera amabilidad, dijo a Amasa: �Est�s bien, hermano m�o? Y Joab tom� a Amasa de la barba con la mano derecha para besarlo, bajando su rostro con gesto de caricia.

Versículo 10

Pero Amasa no hizo caso de la espada que estaba en la mano de Joab, es decir, en la izquierda, con la que acababa de levantarla; as� que �l, Joab, lo golpe� con ella en la quinta costilla, en el abdomen, y derram� sus entra�as en el suelo, y no volvi� a golpearlo, porque no hab�a necesidad de repetir el golpe; y �l muri�. Fue un asesinato a sangre fr�a, un acto de malicia, producto de los celos y el deseo de venganza. Entonces Joab y Abisai, despu�s del asesinato de Amasa, persiguieron a Seba, hijo de Bicri.

Versículo 11

Y uno de los hombres de Joab se par� a su lado, Amasa, y dijo: El que favorece a Joab se complace y conf�a en �l, y el que est� por David, que vaya en pos de Joab, identific�ndose as� la causa de David con la de Joab. Joab.

Versículo 12

Y Amasa se revolcaba en sangre en medio de la carretera, un objeto conspicuo. Y cuando el hombre que Joab hab�a dejado atr�s vio que toda la gente se detuvo, sac� a Amasa del camino al campo y le ech� un pa�o para que su cad�ver ya no llamara la atenci�n, cuando vio que todos los que ven�an a su lado se quedaban quietos. As� desapareci� el peligro de una impresi�n desfavorable para Joab y su causa, porque la multitud pas� al frente sin investigar el asunto.

Versículo 13

Cuando lo sacaron del camino, todo el pueblo sigui� a Joab para perseguir a Seba, hijo de Bicri. El acto de Joab al eliminar a su rival de esta manera es imperdonable. Cuanto m�s alto sea el cargo p�blico que ocupa una persona, m�s debe poder pasar por alto la ingratitud y los desaires.

Versículo 14

Y �l, Joab, pas� por todas las tribus de Israel, movi�ndose siempre hacia el norte por el pa�s de las diez tribus, hasta Abel y Bet-maaca, en el territorio de Neftal�, y todos los baritas; y se reunieron y tambi�n fueron tras �l. Su ej�rcito se increment� continuamente con la adici�n de j�venes escogidos que acud�an en masa a sus estandartes.

Versículos 14-26

La muerte de Saba

Versículo 15

Y vinieron y lo sitiaron, Seba, en Abel de Bet-maaca, y levantaron un banco, levantaron un terrapl�n alto, contra la ciudad, y se par� en la trinchera, alcanz� la altura de, y se uni� a , el muro exterior u obras de la fortaleza; y todo el pueblo que estaba con Joab golpe� el muro, el muro interior, para derribarlo.

Versículo 16

Entonces una mujer sabia grit� desde la ciudad: �Oye, oye! Te ruego que digas a Joab: Ac�rcate para que pueda hablar contigo.

Versículo 17

Y cuando �l, obedeciendo a su sugerencia, se acerc� a ella, la mujer dijo: �Eres t� Joab? Y �l respondi�: Yo soy �l. Entonces ella le dijo: Oye las palabras de tu sierva. Y �l respondi�: Escucho.

Versículo 18

Entonces ella habl�, diciendo: Sol�an hablar en los tiempos antiguos, diciendo, era un dicho proverbial: Ciertamente pedir�n consejo en Abel; y as� terminaron el asunto. La discreci�n y la sabidur�a de los habitantes de la ciudad eran tan conocidas que se siguieron sus consejos sin cuestionarlos. Entonces, en este caso, los habitantes de Abel primero deber�an haber sido consultados antes de sitiar la ciudad.

Versículo 19

Yo soy uno de los que son pac�ficos y fieles en Israel, porque ella habla en nombre de toda la ciudad. Procura destruir una ciudad y una madre en Israel, una de las principales ciudades de la naci�n; �Por qu� consumir�s la herencia del Se�or?

Versículo 20

Y Joab, impresionado por la sensibilidad del argumento, respondi� y dijo: Lejos, lejos est� de m� que trague o destruya, de una manera despiadada e insensata.

Versículo 21

El asunto no es as�, no ten�a intenci�n de ser deliberadamente cruel; pero un hombre del monte Efra�n, Seba, hijo de Bicri, de nombre, alz� su mano contra el rey, contra David; l�bralo s�lo a �l, y yo me ir� de la ciudad. Y la mujer dijo a Joab: He aqu�, su cabeza te ser� arrojada por encima del muro, o "por el muro", por una de las aberturas o aspilleras.

Versículo 22

Entonces la mujer fue a todo el pueblo, los ciudadanos de Abel, en su sabidur�a, y les present� la proposici�n de Joab, la cual los persuadi� a aceptar. Y le cortaron la cabeza a Seba, hijo de Bicri, y la arrojaron a Joab. Y �l, habiendo cumplido su prop�sito, toc� una trompeta y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. La marcha de regreso se inici� de inmediato. Y Joab volvi� a Jerusal�n al rey.

Versículo 23

Ahora, Joab estaba sobre todo el ej�rcito de Israel, el comandante en jefe de los ej�rcitos; y Bena�a, hijo de Joiada, estaba sobre los cereteos y peleteos, la escolta del rey, incluidos sus corredores y los verdugos oficiales;

Versículo 24

y Adoram estaba sobre el tributo, supervisor de las obras p�blicas; y Josafat, hijo de Ahilud, era registrador ; canciller;

Versículo 25

y Sheva era escriba, secretaria de estado; y Sadoc y Abiatar eran sacerdotes;

Versículo 26

e Ira, tambi�n, el jaireo era un gobernante principal de David, el primo de confianza. A pesar de los muchos errores de los hombres, la obra del Se�or, tambi�n en Su Iglesia, debe seguir adelante de acuerdo con Sus intenciones.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 2 Samuel 20". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/2-samuel-20.html. 1921-23.
 
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