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3 Juan 1

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

El mayor al bienamado Gayo, a quien amo en la verdad.

Versículos 1-4

Discurso y encomio de Cayo:

Versículo 2

Amado, deseo sobre todas las cosas que seas prosperado y tengas salud, as� como prospera tu alma.

Versículo 3

Porque me regocij� mucho cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de la verdad que hay en ti, as� como andas en la verdad.

Versículo 4

No tengo mayor gozo que escuchar que mis hijos caminan en la verdad.

La direcci�n, o el encabezado, de la carta es muy breve: El mayor de Gayo el amado, a quien amo en verdad. El ap�stol aqu� nuevamente se llama a s� mismo simplemente el anciano, aunque podr�a haber enfatizado su autoridad apost�lica. Est� satisfecho con llevar el nombre que ten�an todos los pastores en aquellos d�as y no ten�a aspiraciones jer�rquicas. Se dirige a Gayo como a un hermano amado. Siendo ambos miembros de Cristo por la fe, estaban unidos por una comuni�n de amor muy �ntima, de la cual Juan dice que fluye de la fe y de la verdad de Dios.

El ap�stol abre su carta con un deseo en oraci�n: Amado, en cuanto a todas las cosas, oro para que seas prosperado y tengas buena salud, as� como tu alma est� prosperando. Este deseo muestra la autenticidad del amor del ap�stol. Desea que Gayo prospere, tenga �xito en todos los aspectos, en todos los asuntos relacionados con este mundo, y que siempre goce de buena salud. Hab�a resistido la prueba de los problemas y la adversidad y ten�a derecho a una vida tranquila y pac�fica, con toda piedad y honestidad.

San Juan hab�a sido informado de su piedad y, por lo tanto, afirma que su alma se encuentra en una condici�n pr�spera. Su disposici�n a incurrir en la hostilidad de Di�trefes, a arriesgarse a perder el negocio a causa de su postura, y los incansables esfuerzos por los hermanos, que incluso amenazaban su salud, eran prueba suficiente de la autenticidad del amor cristiano que viv�a en su coraz�n. . De las sugerencias que se dan aqu�, la situaci�n en la ciudad donde viv�a Gayo era probablemente la siguiente: Algunos hermanos cristianos hab�an salido de �feso en un viaje misionero al interior.

Juan les hab�a entregado cartas de encomio dirigidas a las distintas congregaciones, a fin de que estos misioneros pudieran ser recibidos con la debida hospitalidad. A su regreso a �feso, los hermanos informaron que Di�trefes no solo hab�a despreciado sus cartas, hablado mal de Juan y rechazado su hospitalidad, sino que tambi�n hab�a hecho muy desagradable para Gayo que este �ltimo cumpliera con su deber cristiano con alegre disposici�n. De ah� el reconocimiento del ap�stol.

San Juan no escatima en sus palabras de alabanza: Me regocij� mucho cuando los hermanos vinieron y dieron testimonio de tu verdad, as� como t� vives una vida en la verdad. El ap�stol estaba muy contento, lleno de alegr�a, cada vez que recib�a otro mensaje de la piedad de Gayo. Siempre que los hermanos itinerantes regresaban a �feso desde los distritos provinciales, llegaban estos informes, escuchando el testimonio del hecho de que Gayo estaba viviendo en la verdad, que no solo hab�a aceptado la verdad del Evangelio por fe, sino que tambi�n estaba llevando una vida. de conformidad con la Verdad eterna de Dios, Su santa Palabra.

Juan est� tan profundamente afectado por esta evidencia del verdadero amor cristiano que agrega: No tengo un gozo mayor que este, que oiga que mis hijos andan en la verdad. Probablemente convertido a trav�s del mensaje del Evangelio que predic� Juan, Gayo pertenec�a a sus hijos espirituales, G�latas 4:19 . Por tanto, fue motivo de gran satisfacci�n, de la mayor alegr�a y felicidad, para el anciano ap�stol saber que la Palabra de Dios tuvo un efecto tan poderoso en este caso, que Gayo caminaba por las sendas de la verdad, en el camino de santificaci�n.

Hasta el d�a de hoy es una fuente de gozo y deleite inefables para un pastor fiel ver a los ni�os a quienes ha bautizado y confirmado y probablemente se unieron en un santo matrimonio que permanecen fieles a su Salvador en palabra y obra.

Versículo 5

Amado, t� haces fielmente todo lo que haces a los hermanos y a los extra�os,

Versículos 5-8

La hospitalidad de Gayo:

Versículo 6

que han dado testimonio de tu caridad ante la iglesia; a quien si llevas adelante en su viaje seg�n una especie de santidad, har�s bien,

Versículo 7

porque por amor de su nombre salieron sin tomar nada de los gentiles.

Versículo 8

Por lo tanto, debemos recibirlos para que podamos ser colaboradores de la verdad.

El ap�stol aqu� especifica la virtud en la que sobresali� Gayo: Amado, est�s actuando como un hermano fiel al prestar servicio a los hermanos, extra�os en eso. Fue un acto de fidelidad que estuvo de acuerdo con la fe que Gayo estaba profesando y que realiz� cuando prest� un servicio tan destacado a los hermanos, que eran totalmente desconocidos para �l. No los hab�a conocido antes, no estaba ligado a ellos por lazos externos, pero el hecho de que fueran creyentes con �l, como lo demostraban las cartas de Juan, era un incentivo suficiente para recibirlos con los brazos abiertos y hacer todo lo posible. en su poder para hacer que su viaje y su estad�a sean placenteros.

Fue de algunos de estos hermanos que San Juan hab�a recibido el informe que ocasion� esta carta: Quien testific� del amor ante la congregaci�n; y har�s bien en apresurarlos en su viaje de una manera digna de Dios. Tan grande fue la impresi�n que caus� la cordial hospitalidad de Gayo en los misioneros que lo informaron de inmediato a su regreso; fueron efusivos en el elogio de su anfitri�n, del amor que les hab�a mostrado.

Al reconocer esto, el ap�stol prev� de paso una continuaci�n futura de este esfuerzo caritativo: si Gayo contin�a esta pol�tica de ayudar a los misioneros apresur�ndolos en su camino, y de una manera digna de su llamado de ministros de Dios, entonces lo har�. bien. Ver Hechos 15:26 . Porque, como dice Juan, fue por causa de su nombre que salieron y no aceptaron nada de los paganos.

Estos misioneros, como todos los hombres dignos de ese nombre, no salieron a buscar su propia gloria y adelanto. Solo les preocupaba la Palabra del Evangelio, ensalzar el nombre de Jesucristo como Salvador del mundo. Predicaban sin recibir ninguna compensaci�n de los paganos, probablemente para no despertar sospechas sobre su cargo, como si estuvieran simplemente en el negocio de predicar por el dinero que podr�an ganar de esa manera.

Siendo este el caso: nosotros, por lo tanto, tenemos la obligaci�n de apoyar a tales hombres, para que podamos demostrar que somos colaboradores con la verdad. Ese es el deber de los cristianos en todo momento y en todo lugar, proveer para las necesidades corporales de los hombres que salen a predicar el Evangelio. De esta manera los cristianos cumplen su parte con la verdad y por la verdad del Evangelio, ayudan a difundir la gloriosa noticia de la salvaci�n a trav�s de la redenci�n de Jesucristo.

Versículo 9

Escrib� a la iglesia; pero Di�trefes, que ama tener la preeminencia entre ellos, no nos recibe.

Versículos 9-11

La insolencia de Di�trefes:

Versículo 10

Por tanto, si voy, me acordar� de las obras que hace, parloteando contra nosotros con malas palabras; y no contento con eso, ni �l mismo recibe a los hermanos, y proh�be a los que quieran, y los echa fuera de la iglesia.

Versículo 11

Amado, no sigas lo malo, sino lo bueno. El que hace el bien es de Dios; pero el que hace el mal, no ha visto a Dios.

Di�trefes parece haber ocupado alg�n cargo en la iglesia; pudo haber sido un anciano en la congregaci�n a la que pertenec�a Gayo. Su comportamiento muestra hasta d�nde llegar� una persona que busque el engrandecimiento personal en la obra de la iglesia: escrib� algo a la iglesia; pero Di�trefes, que busca obtener el liderazgo entre ellos, no nos recibe. John les hab�a dado a los misioneros itinerantes breves cartas de presentaci�n, dirigidas a todas las congregaciones, tal como ahora se entregan con frecuencia cartas de ese tipo.

Pero este Di�trefes ignor� absolutamente la autoridad del ap�stol, se neg� a recibir a sus delegados. Y todo esto se deb�a a que Di�trefes ten�a la intenci�n de convertirse en l�der, probablemente en toda esa provincia. Fue un caso de ambici�n equivocada que no rehuy� ning�n grado de insolencia.

Pero Juan estuvo a la altura de la ocasi�n: por eso, si vengo, le recordar� las obras que hace, parloteando contra nosotros con malas palabras; y, no contento con eso, ni �l mismo recibe a los hermanos, ya los que est�n dispuestos a hacerlo, los estorba y los echa fuera de la iglesia. Esta era la forma de c�lculo que John ten�a en mente para este advenedizo. Visitaba la congregaci�n en persona y recitaba las diversas pruebas de insolencia y falsa ambici�n en una reuni�n de la iglesia: el mal que habla contra la persona y el oficio de Juan, la negativa a recibir a los misioneros como hermanos cristianos, el intento de obstaculizar a los verdaderos cristianos en el desempe�o de sus deberes, y la falsa excomuni�n que practic� Di�trefes en la facilidad de aquellos que se negaron a cumplir con su interferencia injustificada.

La ferviente amonestaci�n del ap�stol a Gayo en vista de tales condiciones es: Amados, no imiten lo malo, sino lo bueno; el que hace el bien es de Dios; el que hace el mal no ha visto a Dios. Gayo debe tener ante �l como modelo y ejemplo solo las cosas que tienen la aprobaci�n del Se�or, que son buenas a sus ojos, y debe evitar todo lo que es malo. Todo aquel que realmente vive una vida de santificaci�n al hacer lo que es bueno, da evidencia de que es de Dios, que ha nacido de Dios, que es un hijo de Dios.

De los que hacen el mal, es siempre cierto que est�n tan lejos de ser hijos de Dios que ni siquiera lo han visto, que no tienen la menor idea de que conocen al Se�or. Pero observe la mansedumbre del ap�stol, incluso en este caso, ya que no dice que los malhechores sean hijos del diablo.

Versículo 12

Demetrio tiene buen informe de todos los hombres y de la verdad misma; s�, y tambi�n damos testimonio; y sab�is que nuestro historial es verdadero.

Versículos 12-14

Elogio de Demetrius y conclusi�n:

Versículo 13

Ten�a muchas cosas que escribir, pero no te escribir� con tinta y pluma;

Versículo 14

pero conf�o en verte pronto y hablaremos cara a cara. La paz sea contigo. Nuestros amigos te saludan. Salude a los amigos por su nombre.

El ap�stol ahora elogia a Demetrio, quien aparentemente fue el portador de esta carta. El testimonio de Demetrio ha sido dado por todos y por la verdad misma; y tambi�n nosotros testificamos, y t� sabes que nuestro testimonio es verdadero. Demetrio fue tenido en la m�s alta consideraci�n y estima por todos los hermanos que lo conocieron; todos testificaron de la solidez de su conducta cristiana. Cumpli� los requisitos del Evangelio y testific� de su verdad salvadora.

Su fe en el mensaje del Evangelio se expres� durante toda su vida. Pero para asegurarse doblemente, San Juan agrega su propio testimonio, con la observaci�n de que, como Gayo sab�a, su testimonio era confiable, estaba escribiendo la verdad.

En conclusi�n, Juan afirma que en verdad ten�a muchas cosas que escribirle a Gayo; su coraz�n estaba tan lleno del mensaje del Evangelio y de su aplicaci�n bajo las diversas circunstancias de las congregaciones que podr�a haber escrito una larga carta con tinta y pluma. Pero ten�a la esperanza de ver a Gaius muy pronto, y ser�a mucho m�s f�cil y satisfactorio hablar cara a cara. El antiguo saludo "Paz a ti" ha adquirido ahora un nuevo significado, ya que la paz de los cristianos est� en los m�ritos de Jes�s, en quien ponen su �nica confianza para la salvaci�n.

Los amigos de Gayo de la congregaci�n de �feso enviaron saludos de la mano del ap�stol, porque la comuni�n cristiana en esos d�as era muy �ntima y sincera. Y el mismo Juan, como �ltima palabra, invita a Gayo a saludar a los amigos por su nombre en se�al del hecho de que el ap�stol pensaba en todos ellos con amor. Tal amor deber�a ser un modelo y un ejemplo para todos los cristianos hasta el fin de los tiempos.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre 3 John 1". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/3-john-1.html. 1921-23.