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Bible Commentaries
Deuteronomio 11

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

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Versículo 1

Amar�s, pues, al Se�or tu Dios, y guardar�s su ordenanza, todo lo que �l ha ordenado que se observe, y sus estatutos, sus juicios y sus mandamientos, siempre. Esta amonestaci�n se repite una y otra vez, como base de todas las dem�s exhortaciones.

Versículos 1-9

Un incentivo para guardar sus leyes

Versículo 2

Y sabed este d�a, pensadlo detenidamente para comprenderlo correctamente; porque no hablo con tus hijos que no han conocido y que no han visto el castigo del Se�or, tu Dios, las muchas vicisitudes del viaje por el desierto, cuyo prop�sito era instruir, educar al pueblo en los deberes para con Dios, Su grandeza, Su mano poderosa y Su brazo extendido. Aquellos de las personas que ten�an menos de veinte a�os cuando el ej�rcito lleg� a Cades por primera vez, y por lo tanto ahora ten�an entre cuarenta y sesenta a�os, se dirigen aqu�; para ellos, el viaje por el desierto hab�a sido una escuela y un entrenamiento.

Versículo 3

Y sus milagros y hechos que hizo en medio de Egipto a Fara�n, rey de Egipto, y a toda su tierra,

Versículo 4

y lo que hizo con el ej�rcito de Egipto, con sus caballos y sus carros; c�mo hizo que el agua del Mar Rojo los desbordara, literalmente, "sobre cuyos rostros dej� correr las aguas del Mar Rojo", mientras ellos te persegu�an, y c�mo el Se�or los ha destruido hasta el d�a de hoy, su redenci�n de el yugo de Egipto hab�a sido perfecto;

Versículo 5

y lo que les hizo en el desierto, hasta que llegaron a este lugar, todas las manifestaciones del poder divino relacionadas con el viaje por el desierto;

Versículo 6

y lo que hizo con Dat�n y Abiram, hijos de Eliab, hijo de Rub�n, en la rebeli�n de Cor�, N�meros 16; c�mo la tierra abri� su boca y se los trag� a ellos, a sus casas, y sus tiendas, y toda la sustancia que estaba en su posesi�n, literalmente, "toda la posesi�n, la propiedad que estaba a sus pies", es decir, sus esclavos y sirvientes, en medio de todo Israel;

Versículo 7

pero vuestros ojos han visto todos los grandes actos del Se�or que hizo, y cuyo prop�sito fue educar a Israel en el temor y el amor de Dios.

Versículo 8

Por tanto, guardar�is todos los mandamientos que yo, como representante de Dios, os mando hoy, para que os hag�is fuertes y entr�is y pose�is la tierra adonde vay�is para poseerla; porque necesitaban una gran fuerza espiritual para guardar los preceptos del Se�or y permanecer Su pueblo en la Tierra Prometida;

Versículo 9

y para que prolongueis vuestros d�as en la tierra que el Se�or jur� a vuestros padres, los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, que les dar�an a ellos ya su descendencia una tierra que mana leche y miel. Cf. Deuteronomio 4:26 ; Deuteronomio 6:3 .

Una vida larga y feliz como recompensa de la fidelidad y la obediencia se convierte aqu� nuevamente en un aliciente para los hijos de Israel, incluso cuando se ofrecen bendiciones temporales a los creyentes del Nuevo Testamento a fin de estimularlos en sus esfuerzos por agradar a los israelitas. Se�or.

Versículo 10

Porque la tierra adonde entras para poseerla no es como la tierra de Egipto, de donde saliste, donde sembraste tu semilla, y la regaste con tu pie, donde la necesidad de riego hizo necesario constante trabajo y vigilancia, como un huerto de hierbas, de verduras. Que la irrigaci�n de Egipto se hizo literalmente con los pies todav�a se puede ver en las im�genes de algunos de los monumentos; porque muchas de las m�quinas utilizadas para el riego se hicieron funcionar seg�n el principio de la cinta de correr, por lo que el agua se elev� de un nivel m�s bajo a otro m�s alto.

Versículos 10-17

Las excelencias de la tierra prometida

Versículo 11

Pero la tierra adonde vais para poseerla es una tierra de colinas y valles, no una gran llanura como el valle del Nilo, y bebe agua de la lluvia del cielo, siendo la cantidad de lluvia suficiente para todos los prop�sitos. de agricultura y horticultura;

Versículo 12

una tierra que el Se�or, tu Dios, cuida, sobre la cual vela y se preocupa con ansiedad; los ojos del Se�or, tu Dios, est�n siempre sobre ella, su tierna solicitud nunca cesa, desde el comienzo del a�o hasta el final del a�o.

Versículo 13

Y suceder� que si escuch�is atentamente mis mandamientos que os mando hoy, amar al Se�or, vuestro Dios, y servirle con todo vuestro coraz�n y con toda vuestra alma, Deuteronomio 10:12 ,

Versículo 14

que te dar� la lluvia de tu tierra a su debido tiempo, cuando llegue justo para el beneficio de las cosechas, la primera lluvia, despu�s de la siembra, de octubre a diciembre, y la lluvia tard�a, antes de la cosecha. en marzo y abril, para que recojas tu trigo, tu vino y tu aceite, una cosecha abundante de todos los productos de la tierra.

Versículo 15

Y enviar�, como regalo de su generosa abundancia, hierba en tus campos para tu ganado, para que comas y te sacies; la cr�a de ganado tambi�n ser�a rentable.

Versículo 16

Mirad por vosotros mismos, velad cuidadosamente por vuestros corazones y mentes, para que vuestro coraz�n no sea enga�ado, es decir, permaneciendo abiertos e invitando neciamente a seducci�n de diversas clases, y os desvi�is y sirv�is a otros dioses y los ador�is, Deuteronomio 5:29 ; Deuteronomio 7:4 ; Deuteronomio 6:14 ;

Versículo 17

y entonces se encienda la ira del Se�or contra vosotros, y cierre los cielos para que no llueva, y la tierra no d� su fruto, y no perezc�is pronto de la buena tierra que el Se�or os da. de la hambruna y las epidemias que suelen acompa�ar a tal visitaci�n, 1 Reyes 8:35 ; 2 Cr�nicas 6:26 . Estos mismos hechos son v�lidos tambi�n en nuestros d�as, a pesar de todos los intentos de los hombres de negar la intervenci�n del Se�or.

Versículo 18

Por tanto, pondr�is estas mis palabras en vuestro coraz�n y en vuestra alma, las estampar�is indeleblemente tanto en la raz�n como en la voluntad, y las atar�is como se�al en vuestra mano, y ser�n por insignias entre vuestros ojos,

Versículos 18-25

Obediencia disfrutada

Versículo 19

y les ense�ar�s a tus hijos, hablando de ellos cuando te sientes en tu casa, y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.

Versículo 20

Y las escribir�s en los postes de tu casa y en tus puertas. Cf Deuteronomio 6:6 . Este pasaje es un excelente resumen de sugerencias para la crianza de los hijos en la crianza y amonestaci�n del Se�or, es decir, mediante el uso y la aplicaci�n constantes de la Palabra de Dios,

Versículo 21

Para que vuestros d�as se multipliquen y los d�as de vuestros hijos, volvi�ndose a destacar esta bendici�n en la tierra que el Se�or jur� a vuestros padres que les dar�a, como los d�as del cielo sobre la tierra, es decir, mientras el cielo, con sus ricas bendiciones, est� sobre la tierra, mientras Israel, si es fiel al Se�or y su pacto, disfrutar� de las riquezas de Cana�n.

Versículo 22

Porque si guardareis diligentemente todos estos mandamientos que yo os mando, para ponerlos en pr�ctica, amar al Se�or, vuestro Dios, andar en todos sus caminos y adherirse a �l, Deuteronomio 10:20 ;

Versículo 23

Entonces el Se�or echar� a todas estas naciones de delante de ti, Deuteronomio 4:38 , y poseer�s naciones m�s grandes y m�s poderosas que t�, es decir, entrar�s en sus posesiones, heredar�s su tierra.

Versículo 24

Todo lugar donde pisen las plantas de tus pies, ser� tuyo; desde el desierto, es decir, el de Arabia al sur y al sureste, y el L�bano al norte, desde el r�o �ufrates hasta el �ltimo mar, ser� tu costa, que se extiende hasta el mar Mediterr�neo al oeste.

Versículo 25

Nadie podr� estar delante de ti; porque el Se�or, Dios vuestro, pondr� el temor de vosotros, Deuteronomio 2:25 , y el terror de vosotros sobre toda la tierra que hollar�is, en el coraz�n de todos los habitantes de estos pa�ses, como �l ha dicho a t�, Deuteronomio 7:24 ; �xodo 23:27 . Todas estas promesas ten�an el prop�sito de llenar a los israelitas de buen �nimo y valor, de fortalecer su confianza en el Se�or.

Versículo 26

He aqu�, pongo ante ustedes en este d�a una bendici�n y una maldici�n, habi�ndoles dicho cu�l ser�a el resultado de la obediencia y la desobediencia, �l les da su propia elecci�n, quiere que tomen sus propias decisiones;

Versículos 26-32

La bendici�n y la maldici�n

Versículo 27

bendici�n, si obedec�is los mandamientos del Se�or, vuestro Dios, que yo os ordeno hoy, Deuteronomio 4:1 ;

Versículo 28

y una maldici�n, si no obedec�is los mandamientos del Se�or, vuestro Dios, y dej�is (deliberadamente) el camino que os mando hoy para que vay�is en pos de otros dioses que no conoc�is. La desobediencia a Dios es una especie de idolatr�a e invariablemente conduce a otros pecados de idolatr�a, otras transgresiones del Primer Mandamiento.

Versículo 29

Y suceder� que cuando el Se�or, el Dios tuyo, te haya tra�do a la tierra adonde vas para poseerla, pondr�s la bendici�n sobre el monte Gerizim y la maldici�n sobre el monte Ebal. Al pronunciar la bendici�n y la maldici�n del Se�or mientras estaban de pie en estas dos monta�as, los hijos de Israel encargar�an a la misma tierra llevar a cabo la bendici�n y la maldici�n del Se�or. De ese modo, la tierra quedar�a bajo la solemne obligaci�n de llevar a cabo los decretos de Jehov�.

Versículo 30

�Est�n ellos, los dos montes, no al otro lado, el lado occidental, el Jord�n, junto al camino donde se pone el sol, en la tierra de los cananeos, que habitan en el champaign, en las grandes estepas, enfrente de Gilgal? desde donde se ve�an las monta�as, las llanuras y el mar, junto a las llanuras de Moreh? cerca de las arboledas de terebintos donde hab�an vivido los patriarcas, G�nesis 12:6 ; G�nesis 35:4 . Las dos monta�as est�n casi en el centro de lo que m�s tarde fue Samaria, Ebal al norte y Gerizim al sur, de un valle f�rtil, donde estaba situada la ciudad de Siquem.

Versículo 31

Porque pasar�is el Jord�n para entrar a poseer la tierra que Jehov� vuestro Dios os da, y la poseer�is y habitar�is en ella. Esta certeza definitiva fue para animarlos en las luchas que ten�an por delante.

Versículo 32

Y guardar�is todos los estatutos y decretos que os presento hoy. El recuerdo de todas las misericordias del Se�or en el pasado y la certeza de recibir a�n m�s evidencias de Su bondad amorosa en el futuro deber�an servir como un incentivo constante para que todos los cristianos contin�en en la santificaci�n de acuerdo con Su voluntad.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Deuteronomy 11". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/deuteronomy-11.html. 1921-23.
 
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