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Ezequiel 11

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

Adem�s, el Esp�ritu me levant� y me llev� a la puerta oriental de la casa del Se�or, que mira hacia el oriente, donde se hab�a colocado toda la visi�n, 10:19; y he aqu� a la puerta de la puerta, el portal grande del. Temple, veinticinco hombres, probablemente no id�nticos a los de 8:16; entre los cuales vi a Jaazan�as, hijo de Azur, y Pelat�as, hijo de Bena�a, pr�ncipes del pueblo, hombres de influencia en la direcci�n de los destinos del pueblo, si no miembros de las autoridades civiles.

Versículos 1-13

El juicio sobre los gobernantes

Versículo 2

Entonces me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que traman maldad y dan malos consejos en esta ciudad, los que resultan mal y hacen que se cometa injusticia;

Versículo 3

que dicen: No est� cerca; construyamos casas, literalmente, "no en las proximidades de la construcci�n de casas", es decir, la ruina amenazada de la ciudad est� completamente fuera de cuesti�n, por lo que no es necesario preocuparse por la construcci�n o la reconstrucci�n de Jerusal�n; esta ciudad es el caldero, y nosotros somos la carne, es decir, ellos se consideraban tan seguros y protegidos en su ciudad como la carne en la olla.

Versículo 4

Por tanto, profetiza contra ellos, profetiza, oh hijo de hombre, la repetici�n dando mayor �nfasis al mandamiento del Se�or.

Versículo 5

Y el Esp�ritu del Se�or cay� sobre m� y me dijo: Habla, as� ha dicho Jehov�, citando sus mismas palabras, como en toda la Escritura inspirada: As� hab�is dicho: Casa de Israel, porque yo s� las cosas que suceder�n. en su mente, cada uno de ellos, el Dios omnisciente leyendo sus corazones y mentes como un libro abierto.

Versículo 6

Hab�is multiplicado vuestros muertos en esta ciudad, en la ejecuci�n de personas inocentes como resultado de sus perversos juicios, y hab�is llenado sus calles de muertos, por su injusta opresi�n de los incapaces de defenderse de la tiran�a.

Versículo 7

Por tanto, as� ha dicho Jehov� el Se�or: Los muertos que pusisteis en medio de ella, son la carne, y esta ciudad es el caldero, interpret�ndose as� su blasfemia a la manera del Se�or, y Jerusal�n es llamada la olla de la carne. de aquellos a quienes hicieron morir; pero yo os sacar� de en medio de ella, los mismos malvados transgresores ser�an arrastrados y cortados en pedazos en otra parte.

Versículo 8

Hab�is temido a la espada, porque se negaron a seguir el consejo de Jerem�as de entregarse a los babilonios, por miedo a ser ejecutados por ellos; y traer� una espada sobre ti, dice el Se�or Dios, para castigarlos de la misma manera que temieron.

Versículo 9

Y los sacar� de en medio de ella, de la ciudad donde se jactaban de que estaban a salvo, y los entregar� en manos de extra�os, y ejecutar� juicios entre ustedes, trayendo sobre ellos el castigo que merec�an.

Versículo 10

Caer�is a espada, muertos por los invasores; Te juzgar� en el t�rmino de Israel, en el l�mite , en Ribla, en la tierra de Hamat, Jeremias 52:24 ; y sabr�is que yo soy el Se�or, convencido por esta evidencia de su furor vengador.

Versículo 11

La ciudad no ser� vuestro caldero, es decir, en el sentido en que hab�an hablado de ella, ni vosotros ser�is carne en medio de ella, para estar a salvo de la destrucci�n; pero te juzgar� en la frontera de Israel, lejos de la protecci�n de los muros del tiempo de la capital,

Versículo 12

y sabr�is que yo soy el Se�or, por los juicios que �l ha impuesto; porque no hab�is andado en Mis estatutos, o "en cuyos estatutos", en su aplicaci�n especial al caso de Israel, "no hab�is andado", ni ejecutado Mis juicios, para vivir sus vidas de acuerdo con su justicia, sino que hab�is hecho conforme a las costumbres de las naciones que os rodean, al hacerse culpables de la idolatr�a que practicaban las naciones gentiles. Cf. Ezequiel 5: 7. La verdad y el poder de esta palabra ahora se revelaron de la manera m�s impresionante.

Versículo 13

Y sucedi� que, cuando profetic�, muri� Pelat�as, hijo de Bena�a, lo que confirma la amenazante profec�a pronunciada por inspiraci�n del Se�or. Entonces ca� sobre mi rostro, vencido por esta evidencia de la justicia vengativa del Se�or, y clam� a gran voz y dije: �Ah, Se�or Dios! �Acabar�s por completo con el remanente de Israel? Los hijos del Se�or interceder�n incluso por sus enemigos, con la esperanza de que siempre haya algunos que se salven de la destrucci�n general. A este respecto, Abraham, quien le rog� al Se�or que desistiera de destruir Sodoma y Gomorra, es un ejemplo sobresaliente.

Versículo 14

Vino a m� palabra de Jehov�, diciendo:

Versículos 14-25

La promesa de salvar un remanente

Versículo 15

Hijo de hombre, tus hermanos, tus hermanos, los varones. de tu parentela, se implica una relaci�n muy cercana, m�s que la de la carne solamente, como muestra la repetici�n, y toda la casa de Israel en su totalidad, o "toda la casa de Israel", en su totalidad, aquellos que son israelitas en verdad , son a quienes los habitantes de Jerusal�n han dicho: Al�jate del Se�or; a nosotros es esta tierra entregada en posesi�n.

Estas fueron las palabras de desprecio que pronunciaron los habitantes de Jerusal�n en el momento en que los exiliados fueron llevados con Jecon�as. Se cre�an seguros en la posesi�n de la tierra y despreciaban a los hombres a quienes consideraban marginados de Jehov�.

Versículo 16

Por tanto, di: As� ha dicho Jehov� el Se�or: Aunque los arroj� lejos entre las naciones, y los esparc� por las tierras, siendo este castigo en verdad administrado por la mano de Jehov�, ser� para ellos como un poco. santuario en los pa�ses adonde vendr�n, para que, en medio de la dispersi�n, sea el refugio de los que en �l confiaban.

Versículo 17

Por tanto, di: As� ha dicho Jehov� el Se�or: Los reunir� de entre el pueblo y los reunir� de los pa�ses donde fueron esparcidos, y les dar� la tierra de Israel. Esto se habla en la vena mesi�nica del recogimiento de la Iglesia de Dios de la dispersi�n por todas partes, tal como lo encontramos en los otros profetas. Los jud�os creyentes que regresaron del exilio se convirtieron en el n�cleo de la banda de creyentes, muchos de cuyos descendientes aceptaron despu�s al Mes�as con fe sencilla, mientras que tambi�n los paganos, entre quienes difundieron el conocimiento del Dios viviente en el tiempo, retuvieron alg�n conocimiento de �l. , muchos de cuyos descendientes se reunieron despu�s en congregaciones cristianas.

Versículo 18

Y regresar�n all�, de regreso a la tierra de Israel, y quitar�n de all� todas sus cosas detestables y todas sus abominaciones, todas las evidencias de adoraci�n y costumbres id�latras, prepar�ndose para la adoraci�n en esp�ritu y en verdad. que fue ense�ado por Jesucristo.

Versículo 19

Y les dar� un solo coraz�n, uno unido en su temor, y pondr� un esp�ritu nuevo dentro de ustedes, por una conversi�n en la verdad; Y quitar� de su carne el coraz�n de piedra, su esp�ritu obstinado y perverso, y les dar� un coraz�n de carne, uno lleno en el tiempo del verdadero temor del Se�or, d�cil y d�cil en cuanto a su voluntad,

Versículo 20

para que caminen en Mis estatutos, para que modelen su conducta de acuerdo con la manera que le agrada, y guarden Mis ordenanzas y las cumplan; y ellos ser�n mi pueblo, y yo ser� su Dios, la verdadera regeneraci�n restaurando as� la relaci�n correcta entre Dios y el hombre.

Versículo 21

Pero en cuanto a aquellos cuyo coraz�n anda en pos del coraz�n de sus abominaciones y abominaciones, recompensar� su camino sobre su propia cabeza, dice el Se�or Dios, pronunciando as� sentencia sobre los id�latras obstinados y todos los que persisten en su enemistad contra Dios. .

Versículo 22

Entonces los querubines alzaron sus alas y las ruedas a su lado; y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos arriba, ocupando el magn�fico trono arriba, como se describi� antes.

Versículo 23

Y la gloria del Se�or subi� de en medio de la ciudad, donde hab�a estado estacionada en la puerta oriental del templo, y se detuvo sobre la monta�a que est� en el lado oriental de la ciudad, es decir, el monte de los Olivos. . As�, el Se�or hab�a abandonado por completo Su ciudad, design�ndola definitivamente como lista para la destrucci�n.

Versículo 24

Despu�s, el esp�ritu me levant� y me trajo en una visi�n por el Esp�ritu de Dios, bajo cuya influencia todo el suceso fue dise�ado, en Caldea, para los cautivos. As� que la visi�n que hab�a visto desapareci� de m�, siendo este el final de la presente revelaci�n.

Versículo 25

Entonces les habl� del cautiverio, a quienes realmente estaba destinado este mensaje, todas las cosas que el Se�or me hab�a mostrado. En s� mismo no fue tarea f�cil proclamar estos hechos a los exiliados, pero el verdadero siervo del Se�or no se deja influir por consideraciones de poca conveniencia, siendo su �nico objeto dar a conocer la voluntad del Se�or.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Ezekiel 11". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/ezekiel-11.html. 1921-23.