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Bible Commentaries
Ezequiel 14

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

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Versículo 1

Entonces vinieron a m� algunos de los ancianos de Israel, es decir, de los exiliados en Caldea, y se sentaron ante m�, evidentemente con el prop�sito de obtener alguna informaci�n sobre el destino de Jerusal�n y del pueblo jud�o, su actitud expresiva de la ansiedad que ellos sintieron.

Versículos 1-11

Jehov� se niega a responder a los id�latras

Versículo 2

Y vino a m� palabra de Jehov�, diciendo:

Versículo 3

Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus �dolos en su coraz�n, literalmente, "han hecho que sus dioses inmundos suban sobre su coraz�n", porque la corrupci�n del hombre comienza en su coraz�n, y pone el tropiezo de su iniquidad. delante de ellos, porque la iniquidad de su coraz�n se manifest� en sus acciones exteriores, y sus malos pensamientos los hac�an tropezar, Proverbios 3:21 ; �Deber�an preguntarme en absoluto por ellos? �Eran tales transgresores, que actuaban aqu� como hip�critas, dignos de una respuesta? La enf�tica pregunta del Se�or niega este hecho con inconfundible vehemencia.

Versículo 4

Por tanto, h�blales y diles, en un mensaje, cada palabra de la cual fue divinamente inspirada, como lo es el libro entero de profec�as: As� dice el Se�or Dios: Todo hombre de la casa de Israel, cada individuo es considerado responsable de cada acto, que coloca sus �dolos, sus dioses inmundos, en su coraz�n y pone el tropiezo de su iniquidad delante de su rostro y viene al profeta, aumentando la culpa de su idolatr�a por su insolente b�squeda de or�culos: Yo, el Se�or Responder� al que venga conforme a la multitud de sus �dolos, en proporci�n a la idolatr�a practicada por �l,

Versículo 5

para que tome la casa de Israel en su propio coraz�n, para doblegar y moldear sus corazones por medio de sus juicios, porque todos se han apartado de m� por sus �dolos. Si los juicios actuales no lograban hacer que la gente volviera a la normalidad, actuar�an como castigos apropiados por su idolatr�a.

Versículo 6

Por tanto, di a la casa de Israel: As� ha dicho Jehov� el Se�or: Arrepent�os y apartaos de vuestros �dolos, de los dioses inmundos que hab�an elegido para s� mismos, y apartaos de todas vuestras abominaciones con la debida repugnancia y aversi�n.

Versículo 7

Por cada uno de la casa de Israel, o del extranjero que mora en Israel, asociado con el pueblo de Dios, ya sea por nacimiento o por ascenso en la vida posterior, que se separe de M�, por idolatr�a, alej�ndose del Dios verdadero, a quien una vez confes�, y puso sus �dolos en su coraz�n, y puso la piedra de tropiezo de su iniquidad delante de su rostro, como se describi� anteriormente, y vino a un profeta para preguntarle acerca de m�, acerca de la voluntad y las intenciones de Dios frente a s� mismo. y otros: Yo, el Se�or, le responder� por M� mismo, d�ndole la respuesta que merecen su apostas�a e hipocres�a,

Versículo 8

y pondr� Mi rostro contra ese hombre, como un enemigo implacable, y le har� una se�al y un proverbio, para que su caso sirva como un ejemplo permanente de advertencia a los hombres en todas partes, y lo cortar� de en medio. de mi pueblo, Cf N�meros 26:10 ; Deuteronomio 28:37 ; y sabr�is que yo soy el Se�or. Tampoco el mensaje de ning�n profeta debe diferir del proclamado por el Se�or.

Versículo 9

Y si el profeta, uno que realmente se considera un ministro de Jehov�, es enga�ado cuando ha dicho algo, permiti�ndose, por cualquier motivo, ser descarriado y desviarse de la voluntad claramente expresada del Se�or, de modo que su mensaje confirma a los pecadores en su obstinaci�n, yo, el Se�or, he enga�ado a ese profeta, permitiendo que un esp�ritu de falsedad le transmita un mensaje acorde con la obstinaci�n del pueblo; y extender� mi mano sobre �l y lo destruir� de en medio de mi pueblo Israel.

Una de las razones de Dios para permitir que la profec�a falsa avanzara tanto en los �ltimos a�os de la existencia de Jud� fue que el proceso de separaci�n entre los israelitas verdaderos y falsos avanzara con el vigor y la velocidad adecuados.

Versículo 10

Y llevar�n el castigo de su iniquidad, el que merecieron por sus transgresiones voluntarias; el castigo del profeta ser� como el castigo del que lo busca, apoyando as� la hipocres�a y el enga�o,

Versículo 11

para que la casa de Israel no se desv�e m�s de m�, ni se contamine m�s con todas sus transgresiones, porque el efecto del pecado es traer corrupci�n y contaminaci�n sobre todo aquel que peca, pero para que sean mi pueblo, y yo sea ??su Dios, dice el Se�or Dios. El prop�sito del Se�or, incluso en Sus castigos m�s severos, es ganar al pecador, si es posible, y preservar su alma de la destrucci�n eterna.

Bien merecido como es cada castigo, sigue siendo un instrumento de misericordia en las manos de Dios, a menos que el pecador endurezca su coraz�n contra toda influencia para el bien y deliberadamente invite a la perdici�n.

Versículo 12

Vino a m� la palabra del Se�or, diciendo:

Versículos 12-23

La sentencia irrevocable de Dios

Versículo 13

Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra M� con grave transgresi�n, infidelidad y traici�n, extender� mi mano sobre ella para dar el merecido castigo a sus id�latras habitantes, y quebrar� el b�culo del pan. de ella, quitando aquello de lo que el hombre depende principalmente para alimentarse, y enviar� hambre sobre �l y cortar� de �l al hombre y a las bestias, v�ase Ezequiel 4:16; 5:16.

Versículo 14

Aunque estos tres hombres, No�, Daniel y Job, estuvieran en �l, el hecho de cuya existencia hist�rica, junto con la piedad de sus vidas, est� as� establecido, ellos deber�an librar sus propias almas por su justicia, dice el Se�or. Dios. Cada uno de estos tres hombres no solo salv� su propia vida por su temor al Se�or, sino que tambi�n fue fundamental para liberar a otros del peligro y la muerte. Pero en este caso ni siquiera su presencia en la ciudad condenada servir�a de nada, ya que la culpa de la idolatr�a pesaba demasiado al desafiar la ira de Dios.

Versículo 15

Si hago pasar por la tierra bestias malignas, varios reptiles y bestias de presa, haci�ndolas multiplicar y aumentar en un grado inusual, y la estropean, haciendo de los hombres y las bestias su presa, de modo que quede desolada, que nadie puede pasar a causa de las bestias:

Versículo 16

aunque estos tres hombres estuvieran en el mismo, los modelos de virtud que fueran, vivo yo, dice el Se�or Dios, el Soberano del mundo, utilizando la m�s solemne juramento posible para �l, que ni a sus hijos ni a sus hijas, que lo har�a les ser� imposible evitar el castigo de la tierra condenada por su propia culpa; s�lo ellos ser�n librados, pero la tierra ser� desolada.

Versículo 17

O si traigo una espada sobre esa tierra, en un tercer azote, y digo: Espada, atraviesa la tierra, siendo la figura deliberadamente fuerte para enfatizar la severidad del castigo del Se�or a trav�s de la matanza de la batalla, de modo que yo aparta de ella a los hombres y a las bestias;

Versículo 18

aunque estos tres hombres estuvieran en ella, vivo yo, dice el Se�or Dios, no librar�n ni hijos ni hijas, sino que ellos mismos ser�n librados.

Versículo 19

O si env�o una peste a esa tierra, la compa�era habitual de guerras devastadoras, y derramo sobre ella mi furor en sangre, para cortar de ella a hombres y bestias:

Versículo 20

aunque estuvieran en ella No�, Daniel y Job, vivo yo, dice el Se�or Dios, no librar�n ni hijo ni hija, ni siquiera un hijo; ellos s�lo librar�n sus propias almas por su justicia. Estos hechos, dice el profeta, son generalmente ciertos; se mantendr�an en todas las condiciones.

Versículo 21

Porque as� ha dicho Jehov� el Se�or: Cuanto m�s cuando env�e mis cuatro dolores de cabeza sobre Jerusal�n, los cuatro principales flagelos de su ira, la espada y el hambre, la bestia maligna y la pestilencia, para cortar de ella al hombre y bestia? El pueblo de Dios era como el siervo que conoc�a la voluntad de su Se�or y a�n persist�a en ir en contra de ella; por lo que fue castigado con m�s azotes que otros, utiliz�ndose los cuatro azotes a la vez en este caso.

"La guerra trae hambre a las ciudades, cad�veres afuera, que atraen a las bestias; y de todas ellas sigue la pestilencia". Nota: Si No�, Daniel y Job, conocidos por la piedad de sus vidas, no pudieron librar la tierra cuando merec�an pero un juicio, �cu�nto m�s cuando los cuatro juicios combinados se imponen justamente sobre la tierra por su pecado!

Versículo 22

Sin embargo, he aqu�, en �l quedar� un remanente, una porci�n escapada, que ser�n engendrados, hijos e hijas, a quienes la misericordia del Se�or perdonar� en la destrucci�n general, aunque el castigo del exilio los golpee; he aqu�, vendr�n a vosotros, es decir, los desterrados de Judea en Quebar, y ver�is sus caminos y sus obras, obteniendo as� el conocimiento de que la corrupci�n de esta magnitud merec�a plenamente tal destrucci�n; y ser�is consolados por el mal que he tra�do sobre Jerusal�n, conociendo la justicia de los castigos del Se�or, aun en cuanto a todo lo que he tra�do sobre ella.

Versículo 23

Y os consolar�n, ofreciendo prueba de la justicia de los actos de Dios, cuando ve�is sus caminos y sus obras; y sabr�is que no he hecho sin causa, con arbitraria crueldad, todo lo que he hecho en ella, dice el Se�or DIOS. Esto eventualmente ser� cierto en el caso de todos aquellos que sientan la mano dura de Dios sobre ellos por sus transgresiones; ellos y otros con ellos estar�n obligados a reconocer la justicia del castigo de Dios, como Abraham tambi�n le record� al rico. Cfr. Lucas 16:25 .

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Ezekiel 14". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/ezekiel-14.html. 1921-23.
 
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