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Ezequiel 3

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

Adem�s, me dijo: Hijo de hombre, come lo que encuentres, siendo el libro algo que no busc�, sino que fue puesto delante de �l; come este rollo y habla con la casa de Israel, a quien se dirige la primera parte de la profec�a de Ezequiel.

Versículos 1-11

Fuerza divina ante cierta oposici�n

Versículo 2

As� que abr� mi boca y �l me hizo comer ese panecillo, la comida del profeta significaba su aceptaci�n de la comisi�n del Se�or.

Versículo 3

Y me dijo: Hijo de hombre, haz que tu vientre coma y llena tus entra�as con este rollo que te doy, para que la Palabra de Dios contenida en el rollo se convierta en la sustancia misma de su ser. . Entonces lo com�; y estaba en mi boca como miel por dulzura, porque, debido a que su contenido era la Palabra de Dios, expresaba la voluntad de Jehov�, Ezequiel se deleitaba en ellos, aunque su importancia era dolorosa con respecto a sus compatriotas.

Cf Salmo 19:10 ; Salmo 119:103 . El sabor del panecillo en su boca lo llen� de una alegre presteza. Cf 1 Samuel 14:29 .

Versículo 4

Y me dijo: Hijo de hombre, ve, ve a la casa de Israel, los miembros de la propia naci�n del profeta, y h�blales con Mis palabras, siendo todo el mensaje dado por inspiraci�n de Dios.

Versículo 5

Porque no eres enviado a un pueblo de habla extra�a y de lenguaje duro, literalmente, "de labios oscuros y de lengua dif�cil", es decir, una naci�n cuya lengua le era desconocida, cuya corriente de pensamiento entera era oscura, cuya interpretaci�n ofrecer�a dificultades inusuales, pero a la casa de Israel, en cuyo caso el idioma, al menos, no ofrecer�a ning�n obst�culo insuperable;

Versículo 6

no a mucha gente de habla extra�a y de lengua dif�cil, de modo que el aprendizaje de varios idiomas y dialectos aumentar�a las dificultades de comunicaci�n y, por tanto, de proclamar la voluntad del Se�or, cuyas palabras no puedes comprender. Seguramente, si te hubiera enviado a ellos, ellos, a pesar de todos los obst�culos y obst�culos que acabamos de enumerar, te habr�an escuchado, mostrando menos obstinaci�n y, por lo tanto, un mayor inter�s en el mensaje del profeta que los miembros de su propio pueblo.

Versículo 7

Pero la casa de Israel no te escuchar�, no mostrar� inter�s en el mensaje del profeta, se negar� a obedecer; porque no me escuchar�n, como lo ha mostrado la historia de los �ltimos siglos; porque toda la casa de Israel es insolente y de coraz�n duro, literalmente, "de frente y de coraz�n endurecido son", completamente obstinados y rebeldes. Era necesaria una firmeza inusual al lidiar con esta situaci�n, y esto el Se�or provey� para Su siervo.

Versículo 8

He aqu�, he hecho tu rostro fuerte contra sus rostros, llen�ndolo de indomable valor, y tu frente fuerte contra sus frentes, con determinaci�n inquebrantable.

Versículo 9

Como diamante, la m�s dura de las piedras preciosas, m�s dura que el pedernal he hecho tu frente; no les temas, ni desmayes ante sus miradas, aunque sean blasfemos y hostiles, aunque sean una casa rebelde. Cf. Ezequiel 2: 4-6.

Versículo 10

Adem�s, �l me dijo, en preparaci�n adicional para la obra de su ministerio peculiar, Hijo de hombre, todas mis palabras que yo te hablar�, recibe en tu coraz�n y oye con tus o�dos, en perfecta obediencia, en pronta aceptaci�n, con un entendimiento voluntario, para que se traduzcan en acciones correctas.

Versículo 11

Y ve, ve a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, a quienes se refer�a la primera parte de su mensaje, y h�blales y diles: As� ha dicho Jehov� el Se�or; si oir�n o dejar�n de escuchar. Esta es la actitud que debe caracterizar a los siervos del Se�or en todo momento: predicar la Palabra sin importar las consecuencias. El alegato de la necesidad de tacto pastoral, que a menudo hacen los oportunistas, tiende a convertirlo en un manto para proteger la cobard�a moral.

Versículo 12

Entonces el Esp�ritu me levant�, para que lo colocaran de inmediato en una posici�n en la que pudiera realizar la obra de su llamamiento, y escuch� detr�s de m� una voz de gran ajetreo, un ruido tumultuoso, que dec�a: Bendita sea la gloria. del Se�or desde Su lugar, saliendo, desde Su trono, a todo el mundo, manifestado incluso en los grandes desastres que golpear�an a los jud�os rebeldes.

Versículos 12-27

Ezequiel como Watchman

Versículo 13

Escuch� tambi�n el ruido de las alas de los seres vivientes que se tocaban, literalmente, "se besaban", el de su hermana, dicho del suave roce de los extremos de las alas, y el ruido de las ruedas sobre en contra de ellos y un ruido de un gran apresuramiento, la visi�n del cap�tulo 1 se puso as� en la m�s estrecha relaci�n con la comisi�n de Ezequiel.

Versículo 14

As� que el Esp�ritu me levant�, lo puso en un estado de �xtasis y me llev�; y fui con amargura, en el ardor de mi esp�ritu, en una profunda tristeza a causa de las calamidades de las que se requer�a que �l fuera el mensajero no deseado; pero la mano del Se�or era fuerte sobre m�, sosteni�ndolo firmemente en este extra�o conflicto dentro de �l.

Versículo 15

Luego llegu� a los del cautiverio, la principal colonia de los jud�os exiliados, en Tel-abib, que habitaban junto al r�o de Quebar, y me sent� donde ellos se sentaron, uni�ndome a ellos en su miseria, y permanec� asombrado entre ellos siete d�as, casi inm�vil, mirando hacia abajo ante �l, como uno casi paralizado por el dolor y el horror.

Versículo 16

Y sucedi� que al cabo de siete d�as, el per�odo habitual de preparaci�n para actos de adoraci�n especial, vino a m� la palabra del Se�or, diciendo:

Versículo 17

Hijo de hombre, te he puesto por centinela de la casa de Israel, el vidente en la atalaya que aplica las revelaciones que se le hacen para el bien y la aflicci�n del pueblo que se le ha confiado. Por tanto, escuchen la palabra de Mi boca, el mensaje de mandamiento y juicio amenazado, y advi�rtanles de M�, apelando continuamente a las instrucciones divinas recibidas.

Versículo 18

Cuando digo al imp�o: Ciertamente morir�s, es decir, pagando la pena por las transgresiones manifiestas de la santa voluntad de Dios, y no le das advertencias ni hablas para advertir al imp�o de su camino perverso, en un intento urgente de s�lvelo de su maldad y sus resultados, para salvar su vida, que de otro modo estar�a amenazada con la perdici�n eterna, el mismo malvado morir� en su iniquidad, siendo obligado, en verdad, a pagar el castigo de sus pecados; pero pedir� su sangre de tu mano, por haber causado la matanza de un alma inmortal por su negligencia.

Versículo 19

Sin embargo, si adviertes al imp�o, cumpliendo el deber solemne que se le ha impuesto como centinela, por desagradable que sea, y �l no se aparta de su maldad, la maldad interior de su coraz�n, ni de su mal camino, la manifestaci�n exterior de su alma. coraz�n malvado, morir� en su iniquidad, a causa de su iniquidad deliberada y habitual, pero has entregado tu alma, habiendo cumplido con su deber de hacer sonar la advertencia a tiempo.

Versículo 20

Una vez m�s, cuando un justo, uno que siempre ha vivido una vida recta y honrada, se aparta de su justicia y comete iniquidad, y yo pongo delante de �l una piedra de tropiezo, morir�, porque se ha hundido al nivel de la tierra. malvado; porque no le has dado advertencia, para guardarlo del camino del pecado, morir� en su pecado, cuya culpa ciertamente le ser� cargada, y su justicia que ha hecho no ser� recordada, ya no contar� en su favor; pero pedir� su sangre de tu mano, acusando nuevamente al centinela de negligencia por no haber evitado la apostas�a.

Versículo 21

Sin embargo, si adviertes al justo que el justo no peca, no cede a ninguna tentaci�n que se le presente en su camino, y no peca, ciertamente vivir� porque ha sido advertido, ha prestado atenci�n a la advertencia a tiempo; tambi�n has entregado tu alma, en el cumplimiento del deber solemne incluido en su comisi�n prof�tica. Dios, en verdad, no tienta a nadie a pecar, Santiago 1:13 , pero permite que incluso los creyentes se vean rodeados de condiciones que ponen a prueba su fe, como en el caso de Job. As� fue transmitida a Ezequiel la gran y solemne comisi�n.

Versículo 22

Y la mano del Se�or estaba all� sobre m�, simbolizando el hecho de que Su poder y autoridad fueron transferidos al profeta para su esfera especial de trabajo; y me dijo: Lev�ntate, sal a la llanura, desde la altura en la que estaba situado Tel-abib hasta el valle de abajo, y all� hablar� contigo.

Versículo 23

Entonces me levant� y sal� a la llanura, cuya soledad era favorable al plan del Se�or; y he aqu�, la gloria del Se�or estaba all�, como la gloria que vi junto al r�o de Quebar, 1: 1; y ca� de bruces, una vez m�s abrumado por la majestuosidad de la visi�n.

Versículo 24

Entonces el Esp�ritu, como en el otro caso, entr� en m� y me puso de pie, y habl� conmigo y me dijo: Ve, enci�rrate en tu casa, el prop�sito de esta reclusi�n se hace evidente por la conexi�n, excluidos de las relaciones sociales, pero no como si estuvieran encarcelados.

Versículo 25

Pero t�, hijo de hombre, he aqu�, te pondr�n ligaduras, poni�ndole el mismo Se�or el freno de un extra�o �xtasis, y te atar� con ellos, y no saldr�s entre ellos, siendo este mismo hecho destinado a llamar su atenci�n,

Versículo 26

y har� que tu lengua se pegue al paladar, delante de los ojos mismos del pueblo rebelde, para que enmudeces y no seas para ellos un reprobador, no sea que las palabras de su reprensi�n ganen a los pecadores empedernidos. espalda; porque son una casa rebelde, que se confirma en su apostas�a y obstinaci�n.

Versículo 27

Pero cuando yo hable contigo, abrir� tu boca para manifestar el juicio de Dios sobre sus compatriotas, y les dir�s: Jehov� el Se�or ha dicho as�: El que oye, oiga; y el que se abstiene, �l se abstiene; porque son una casa rebelde, y por lo tanto, solo ellos mismos ser�an culpables de la calamidad que seguramente los golpear�a. Todo pastor, como atalaya del Se�or en medio de su congregaci�n, tiene una tremenda responsabilidad sobre �l, tanto en llamar a los pecadores al arrepentimiento como en advertir a los creyentes contra los caminos de la injusticia. Un negligente en este deber es un asesino de almas.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Ezekiel 3". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/ezekiel-3.html. 1921-23.