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Ageo 2

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

En el s�ptimo mes, el d�a uno y veinte del mes, ni siquiera un mes despu�s de que se hubiera reanudado la construcci�n del templo, lleg� la palabra del Se�or por medio del profeta Hageo, diciendo:

Versículos 1-9

Una seguridad reconfortante

Versículo 2

Habla ahora a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Jud�, y a Josu�, hijo de Josedec, el sumo sacerdote, y al resto del pueblo, a los dem�s que ahora se hab�an vuelto de Babilonia, diciendo:

Versículo 3

�Qui�n queda entre vosotros que vio esta casa en su primera gloria? el Templo de Salom�n con su rica ornamentaci�n casi inigualable. �Y c�mo lo ves ahora? �Qu� impresi�n les caus� este segundo templo mientras lo observaban? �No es a tus ojos, en comparaci�n con �l, como nada? Cualquier tipo de comparaci�n era tan desventajosa para este segundo templo que los ancianos se hab�an puesto a llorar incluso cuando vieron los cimientos terminados y el altar del holocausto colocado, Esdras 3:10 ss.

Versículo 4

Sin embargo, ahora esfu�rzate, oh Zorobabel, dice el Se�or, llena de consolador consuelo; y esfu�rzate, Josu�, hijo de Josedec, el sumo sacerdote; y sed fuertes, todos los habitantes de la tierra, dice el Se�or, todos llenos de la misma tranquilidad y obra, para completar la construcci�n del Templo; porque yo estoy con vosotros, dice Jehov� de los ej�rcitos;

Versículo 5

conforme a la palabra que hice convenio con ustedes cuando salieron de Egipto, cuando Israel fue formalmente aceptado como pueblo de Jehov� en la gran asamblea en el monte Sina�, as� Mi Esp�ritu permanece entre ustedes para fortalecerlos para que concluyan con �xito su obra. �No tem�is!

Versículo 6

Porque as� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos, el mismo Dios poderoso del pacto que hab�a entrado en comuni�n con ellos en Horeb: Sin embargo, una vez, es un poquito, pero un corto tiempo como los hombres calculan el tiempo, y har� temblar los cielos y la tierra y el mar y la tierra seca, en una gran conmoci�n que involucr� pr�cticamente a todo el mundo conocido, como la que tuvo lugar cuando los emperadores romanos ordenaron sus censos peri�dicos del imperio,

Versículo 7

y sacudir� a todas las naciones, todas ellas siendo arrastradas a esta agitaci�n, y vendr� el Deseado de todas las naciones, el Mes�as tan esperado ; y llenar� de gloria esta casa, ahora tan humilde y sin pretensiones , dice el Se�or de los ej�rcitos.

Versículo 8

M�a es la plata, y m�o es el oro, dice el Se�or de los ej�rcitos, por lo que le resultar�a de poca importancia llenar cualquier casa terrenal con ornamentos y tesoros m�s all� de los sue�os de la avaricia. Pero esa no es la principal preocupaci�n del Se�or.

Versículo 9

La gloria de esta �ltima casa, de la Iglesia del Nuevo Testamento, de la cual este segundo Templo era s�lo un tipo d�bil y sombra, ser� mayor que la de la primera, de la Iglesia Jud�a del Antiguo Testamento, de la cual fue el Templo de Salom�n. un tipo, dice el Se�or de los ej�rcitos; y en este lugar dar� la paz, es decir, la paz de la redenci�n obtenida por el Mes�as prometido, dice el Se�or de los ej�rcitos.

De esta manera, el contenido del mensaje evang�lico del Nuevo Testamento fue proclamado incluso en el Antiguo Testamento, y los creyentes en ambos casos descansan su fe en la misma esperanza. Cf. Lucas 2:14 ; Efesios 2:14 .

Versículo 10

En el d�a veinticuatro del noveno mes, poco m�s de dos meses despu�s, en el segundo a�o de Dar�o, lleg� la palabra del Se�or por medio de Hageo, el profeta, nuevamente por inspiraci�n directa, diciendo:

Versículos 10-19

Una advertencia amonestadora sobre la justicia falsa

Versículo 11

As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo:

Versículo 12

Si alguien lleva carne santa en la falda de su manto, es decir, la carne de los sacrificios que se ha ofrecido, y con su falda toca pan o potaje, cualquier alimento sagrado que se empap�, o vino, aceite o cualquier carne, tal como se us� para ofrecer sacrificios o en conexi�n con comidas de sacrificio, �ser� santo? Y los sacerdotes respondieron y dijeron: No. Esto estaba de acuerdo con la Ley, Lev�tico 6:20 ; porque aunque el vestido mismo fue santificado por tal comida consagrada, no pod�a impartir santidad a alguien que, al descuidar la voluntad del Se�or, se hab�a vuelto imp�o.

Versículo 13

Entonces dijo Hageo: Si alguien que es inmundo por un cad�ver, tocando un cad�ver, toca alguno de estos, �ser� inmundo? Y los sacerdotes respondieron y dijeron: Ser� inmunda, otra vez en perfecto acuerdo con la Ley Ceremonial de los Jud�os, Lev�tico 22:4 ; N�meros 5:2 ; N�meros 9:10 .

Versículo 14

Entonces respondi� Hageo y dijo: As� es este pueblo, y as� es esta naci�n delante de m�, dice el Se�or, en su presencia como gobernante y juez; y as� es toda obra de sus manos, todo lo que puedan emprender; y lo que ofrecen all� es inmundo. Los hijos de Israel estaban en desgracia por no haber terminado la casa del Se�or, y aunque su tierra era tierra santa, consagrada al Se�or, sus frutos no hallaron gracia ante Sus ojos y no pudieron servir para limpiar al pueblo. por un mero servicio externo, siempre y cuando sus corazones no estuvieran en la relaci�n correcta con �l, de modo que estuvieran obligados a darle el culto que deseaban.

Versículo 15

Y ahora, les ruego, consideren desde este d�a en adelante, aplicando sus corazones a este problema, desde antes de que se pusiera una piedra sobre otra piedra en el Templo del Se�or, antes de que se reanudara su reconstrucci�n;

Versículo 16

ya que aquellos d�as eran, cuando uno llegaba a un mont�n de veinte medidas, un mont�n de gavillas que promet�an un rendimiento de veinte fanegas o picotazos, hab�a s�lo diez; cuando uno vino a la prensa para sacar cincuenta vasijas de la prensa, pensando que la cosecha deber�a haber tra�do esa cantidad, s�lo hab�a veinte.

Versículo 17

Te her� con voladura, con tiz�n de los frutos y granos, y con moho, por exceso de humedad, y con granizo en todos los trabajos de tus manos, las cosechas sobre las cuales hab�an trabajado tan duro; pero no me volvisteis, dice el Se�or, ninguno de sus castigos surti� el efecto deseado.

Versículo 18

Considere ahora desde este d�a en adelante, aplicando su coraz�n a la consideraci�n de lo que correspond�a a sus mejores intereses, desde el d�a veinticuatro del noveno mes, incluso desde el d�a en que se echaron los cimientos del Templo del Se�or, consid�relo. , durante todo el per�odo de tiempo desde que los jud�os, de acuerdo con el decreto de Ciro, hab�an puesto los cimientos por primera vez hasta el d�a de la asamblea en la que se pronunciaron estas palabras, fue un tiempo durante el cual no se derram� la bendici�n del Se�or. en su m�xima medida, porque todo su trabajo para el nuevo templo hab�a sido intermitente.

Versículo 19

�Est� la semilla todav�a en el granero? Segu�an sufriendo como consecuencia de la escasez. S�, todav�a la vid, la higuera, el granado y el olivo no hab�an producido, los resultados de su anterior falta de celo todav�a estaban en evidencia; desde este d�a te bendecir�. Los tiempos cambiar�an ahora, ya que estaban mostrando evidencia del cambio que se hab�a apoderado de sus corazones. Si los hombres se vuelven al Se�or en verdadero arrepentimiento, �l puede volverse a ellos con misericordia y darles las bendiciones de esta vida en abundancia.

Versículo 20

Y vino nuevamente palabra de Jehov� a Hageo en el d�a veinticuatro del mes, siendo esta una segunda revelaci�n en el mismo d�a, diciendo:

Versículos 20-23

Una promesa especial a Zorobabel

Versículo 21

Habla con Zorobabel, gobernador de Jud�, diciendo, en un mensaje de aliento que sin embargo estaba destinado a toda la asamblea de los exiliados que regresaron, har� temblar los cielos y la tierra, poniendo en marcha su maquinaria en inter�s de sus planes para su pueblo. ;

Versículo 22

y derribar� el trono de reinos, todas las potencias mundiales que se oponen a Su reinado, y destruir� la fuerza de los reinos de los paganos, todas las fuerzas del mal que se oponen a la Iglesia del Se�or; y derribar� los carros. y los que cabalgan en ellos, los jefes de las fuerzas hostiles; y los caballos y sus jinetes descender�n, derribados y destruidos, cada uno por la espada de su hermano; porque eso, al final, es una condici�n que favorece el reino del Se�or, el hecho de que los enemigos a menudo no est�n en paz entre ellos, sino que vuelven sus armas unos contra otros.

Versículo 23

En aquel d�a, dice Jehov� de los ej�rcitos, te tomar�, oh Zorobabel, siervo m�o, hijo de Salatiel, dice Jehov�, Zorobabel como miembro de la familia de David, s�mbolo del Mes�as venidero, y har� t� como un sello, una posesi�n muy preciosa a los ojos de su poseedor oriental; porque yo te he escogido, dice Jehov� de los ej�rcitos. El cumplimiento de la profec�a de Tills se encuentra en Jesucristo, el hijo de David y descendiente de Zorobabel, porque �l estableci� el reino de Su padre David en a. de la manera m�s singular, como regla y reino espiritual, que durar� por toda la eternidad. Cfr. Lucas 1:32 .

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Haggai 2". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/haggai-2.html. 1921-23.