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Isaías 10

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

�Ay de los que decretan decretos injustos, en legislaci�n tir�nica, y escriben las penas que han prescrito, haciendo y haciendo cumplir leyes que traen opresiones insoportables a la gente m�s pobre de la tierra,

Versículos 1-4

Ay de los tiranos

Versículo 2

apartar del juicio a los necesitados, es decir, privarlos de sus derechos, de la justicia que les corresponde, y quitarles el derecho a los pobres de mi pueblo, quit�ndoselo voluntaria y maliciosamente, para que las viudas sean su presa, y para robar a los hu�rfanos, haci�ndose los tiranos poseedores de la propiedad de los indefensos. Han alcanzado las alturas mismas de la opresi�n y la injusticia.

Versículo 3

�Y qu� har�is en el d�a de la visitaci�n, cuando Dios visitar� su injusticia sobre ellos, y en la desolaci�n, la tormenta repentina, el estallido y el colapso que vendr� de lejos? Aqu� se insin�a que Dios enviar�a al enemigo, que deber�a vengar a los pobres destruyendo a sus opresores, desde un pa�s lejano. �A qui�n huir�is en busca de ayuda? siendo esto una referencia a la costumbre de Israel de buscar ayuda de naciones extranjeras. �Y d�nde dejar�is vuestra gloria? es decir, los tesoros, objetos de valor que hab�an acumulado al practicar la injusticia y pisotear a los pobres.

Versículo 4

Sin M�, m�s bien, nada queda sino que se postrar�n debajo de los prisioneros, siendo su suerte a�n peor que la de otros cautivos, y caer�n debajo de los muertos, pisoteados por otros, talados a sangre fr�a por sus captores. . Tal es la suerte de aquellos que antes eran honorables y poderosos, pero abusaron de su autoridad con medidas tir�nicas. Por todo esto, su ira no se apaga, sino que su mano est� todav�a extendida, porque es imposible escapar del castigo del Se�or cuando una vez se propone vengar los agravios cometidos contra los pobres y los indefensos.

Versículo 5

Oh Asiria, la vara de mi ira, y la vara en su mano es mi indignaci�n, literalmente: "�Ay de Asur (que es) la vara de mi ira, y la vara, que en su mano, mi indignaci�n!" aqu� pronuncia un ay sobre Asiria; porque mientras que �l quer�a usar a esta naci�n simplemente como Su instrumento para castigar a Israel, los asirios aprovecharon la oportunidad para satisfacer su propio deseo de conquista y derramamiento de sangre.

Versículos 5-19

Ay de Asiria

Versículo 6

Lo enviar� contra una naci�n hip�crita, impura, corrupta y perversa, y contra el pueblo de mi ira le dar� un cargo, pidiendo a Asiria que hiera a Israel por sus pecados, que tome el bot�n y se apodere de los presa, y pisotearlos como el lodo de las calles, destruir su poder, dejarlos completamente indefensos. Tanto el encargo del Se�or a Asiria inclu�a, no, de hecho, como si el Se�or hubiera enviado este mandamiento por alg�n mensajero, sino que pone incluso a las naciones paganas a Su servicio para llevar a cabo Sus planes, para castigar a los desobedientes.

Versículo 7

Sin embargo, �l, es decir, Asiria, no quiere decir eso, no tiene la misma idea que el Se�or tiene, ni su coraz�n lo cree as�, sino que est� en su coraz�n para destruir y cortar naciones no pocas, es decir, Asiria. fue impulsado solo por el pensamiento de conquista y destrucci�n y, por lo tanto, fue culpable ante Dios, incluso mientras ejecutaba Sus planes. Los planes de los pecadores no son menos dignos de condena, aunque, por medio de ellos, cumplen inconscientemente los designios de Dios. Ahora se describe el orgullo ego�sta y culpable de Asiria.

Versículo 8

Porque dice: Mis pr�ncipes, �no son todos reyes? Asiria era una potencia mundial, e incluso sus provincias ten�an la extensi�n y el poder de los reinos, de modo que sus gobernadores pod�an estar bien alineados con los reyes.

Versículo 9

�No es Calno, una gran ciudad del Tigris, como Carquemis, un importante centro comercial en una isla del �ufrates? �No es Ramath, una ciudad importante y anteriormente una capital en el Orontes, como Arpad, una ciudad en Siria propiamente dicha? �No es Samaria como Damasco? Tres pares de ciudades se nombran de tal manera que la jactancia de Asiria enfatiza la gran facilidad con que se hicieron sus conquistas.

Versículo 10

Como mi mano encontr� los reinos de los �dolos, conquistando a aquellos a quienes el pueblo de Jud� miraba como adoradores de �dolos, y cuyas im�genes esculpidas superaron a las de Jerusal�n y Samaria, siendo m�s abundantes que ellos y, por lo tanto, supuestamente m�s capaces de defender sus ciudades;

Versículo 11

�No har� as� con Jerusal�n y sus �dolos , como hice con Samaria y sus �dolos, que fueron destruidos en el saqueo de la ciudad ? El Dios de Jerusal�n, seg�n afirma jactanciosamente el orador, ya no podr�a proteger a esta ciudad tit�n que los dioses de las otras ciudades hab�an logrado hacer. Cf. Isa�as 36:18 ; Isa�as 37:11 . Esta blasfema jactancia no pod�a quedar impune, como ahora muestra el Se�or.

Versículo 12

Por tanto, suceder� que cuando el Se�or haya realizado toda su obra en el monte Si�n y en Jerusal�n, siendo Asiria su instrumento de castigo sobre los que hab�a escogido para su pueblo, y un resto de los cuales permaneci� fiel a �l en general. apostas�a y ahora inclinado bajo su mano castigadora, castigar� el fruto del coraz�n valiente del rey de Asiria, el orgullo blasfemo que se manifest� en su jactancia, y la gloria de su alta apariencia, literalmente, "la altivez de la altivez de sus ojos ", la descripci�n que muestra la naturaleza autocomplaciente de su gloria asumida.

Versículo 13

Porque dice: Con la fuerza de mi mano lo he hecho, y con mi sabidur�a, atribuyendo su �xito enteramente a su propia capacidad; porque soy prudente, siempre haciendo uso de la debida comprensi�n; y he quitado los l�mites del pueblo, cambiando sus l�mites a su gusto, y he robado sus tesoros, tomando a voluntad todo lo que hab�an acumulado, y he derribado a los habitantes como un hombre valiente, derribando a los que ocupan tronos como un h�roe poderoso o un novillo enojado;

Versículo 14

y mi mano hall� como nido las riquezas de los pueblos, y los localiz� con mano experta; y como se recolectan los huevos que quedan abandonados por la madre ave, yo recog� toda la tierra, y no hubo quien moviera el ala, en defensa, o abriera la boca, o mir�, en protesta aterrorizada. Todas las naciones se hab�an inclinado en muda resignaci�n bajo la mano del poderoso asirio, y por esto se atribuy� todo el m�rito. Pero el profeta responde con una reprimenda de amarga iron�a:

Versículo 15

�Se gloriar� el hacha contra el que con ella corta? �O se engrandecer� la sierra contra el que la sacude, arrastr�ndola de un lado a otro al cortar la madera? Es tan tonto que una herramienta se jacte frente al obrero como que el rey de Asiria se atribuya a s� mismo todo el poder que posee solo con el permiso divino. Como si la vara se sacudiera contra los que la levantan, o como si la vara se levantara sola, como si no fuera madera, literalmente, "como si una vara levantara" (lo que es) " no madera ", es decir, la persona que la manipula.

Que la vara o el bast�n levante o sacuda a quienes los agarran presenta el extremo de la presunci�n absurda. As� que fue completamente absurdo que el rey de Asiria, quien, aunque no lo conoc�a, llev� a cabo el castigo de Dios sobre Israel, atribuirse a s� mismo la sabidur�a y el poder, el dise�o y el �xito de esta campa�a. Dios usa la mism�sima maldad en el mundo para servir a sus objetivos. Cfr G�nesis 50:20 . El castigo sobre Asiria ahora se pronuncia:

Versículo 16

Por tanto, el Se�or, el Todopoderoso, el Se�or de los ej�rcitos, que manda a las incontables legiones del cielo, enviar� flaqueza entre sus gordos, consumiendo a los poderosos de Asiria, y bajo su gloria encender� un fuego como la quema de un fuego, para consumirlo en un momento, con un poderoso crepitar y silbar.

Versículo 17

Y la Luz de Israel, el Santo de Israel mismo, ser� por fuego y su Santo por llama; y quemar� y devorar� sus espinas y sus cardos en un d�a, siendo devorada la naci�n asiria en una gran destrucci�n,

Versículo 18

y consumir� la gloria de su bosque y de su campo f�rtil, la majestad de sus l�deres y la riqueza de sus comerciantes, tanto en alma como en cuerpo, en una destrucci�n completa; y ser�n como cuando un abanderado se desmaya, m�s bien, como cuando un t�sico suspira , apresur�ndose hacia una muerte prematura.

Versículo 19

Y el resto de los �rboles de su bosque, los pocos que hayan sobrevivido a la devastaci�n del fuego, ser�n pocos, para que un ni�o los escriba, anote el n�mero que f�cilmente cont�. As�, el Se�or, incluso en medio de sus enemigos, tiene unos pocos a quienes ha elegido, que son salvos en la destrucci�n general que vendr� sobre los incr�dulos.

Versículo 20

Y suceder� en ese d�a, el tiempo que todo el Antiguo Testamento esperaba, el per�odo mesi�nico, que el remanente de Israel y los que han escapado de la casa de Jacob, el verdadero Israel espiritual, el pueblo de Dios, a quien ha elegido de entre las naciones, nunca m�s volver� a posarse sobre el que los hiri�, poniendo su confianza en Asiria, la naci�n a la que los reyes de Israel y Jud� se volvieron una y otra vez, sino que permanecer� en el Se�or. , el Santo de Israel, en verdad, haciendo de �l solo la base completa de su confianza.

Versículos 20-34

La redenci�n del remanente de Israel

Versículo 21

El remanente volver�, el remanente de Jacob, al Dios fuerte, siendo convertido a Dios en Jesucristo, junto con los elegidos de las naciones paganas.

Versículo 22

Porque aunque tu pueblo, Israel, sea como la arena del mar, una multitud incontable, sin embargo , un remanente de ellos volver�, desafortunadamente s�lo un remanente, la gran masa cegada y obstinada, Romanos 9:27 ; la consumaci�n decretada rebosar� justicia, literalmente, "la destrucci�n est� firmemente decidida, la justicia viene como un diluvio". La justicia punitiva de Dios desborda y sumerge a la masa impenitente del pueblo en el juicio de destrucci�n decretado sobre ella.

Versículo 23

Porque el Se�or, Dios de los ej�rcitos, consumir�, incluso determinado, literalmente, "y lo que est� decretado", en medio de toda la tierra. No hay escapatoria a la ira del Se�or cuando una vez que �l pone en movimiento la maquinaria de destrucci�n, cuando comienza a llevar a cabo Su decreto de castigo eterno sobre Sus enemigos, porque el juicio sobre Israel es meramente un acto preliminar y el comienzo del Juicio final.

Versículo 24

Por tanto, porque el Se�or juzgar� y destruir� al mundo incr�dulo, as� dice el Se�or Dios de los ej�rcitos, en un llamado lleno de consuelo reconfortante, oh pueblo m�o que moras en Sion, la verdadera Iglesia de Dios, morando en su presencia misericordiosa, s� sin miedo al Asirio, el opresor que tipifica a todos los enemigos del Se�or y de Su Iglesia; te herir� con vara, con comportamiento tir�nico, y alzar� contra ti su bast�n, como capataz de esclavos, a la manera de Egipto,cuando los hijos de Israel estaban en la casa de servidumbre y sufrieron severamente a causa de sus opresores. En medio de todas estas aflicciones, los creyentes no deben permitir que el miedo y el terror se apoderen de sus corazones.

Versículo 25

Por muy poco tiempo, 1 Pedro 1:6 , y la indignaci�n cesar�, el pueblo de Dios ser� liberado de la enemistad de los imp�os, y Mi ira en su destrucci�n, m�s bien, "Mi ira tiene por objeto destruirlos". los enemigos de Su Iglesia, para reducirlos a la nada.

Versículo 26

Y el SE�OR de los ej�rcitos levantar� contra �l azote, blandi�ndolo sobre Asiria, como la matanza de Madi�n en la pe�a de Oreb, cuando las fuerzas de Gede�n aniquilaron al ej�rcito de los madianitas, Jueces 7:25 ; y como su vara estaba sobre el mar, es decir, cuando Mois�s extendi� su mano sobre el Mar Rojo y lo dividi� para el paso seguro de los hijos de Israel, �xodo 14:26 , as� lo levantar� a la manera de Egipto. , levantando a Asiria y destroz�ndola mientras destru�a las fuerzas de Fara�n.

Versículo 27

Y suceder� en ese d�a, en el tiempo del reinado del Mes�as, que su carga ser� quitada de tu hombro y su yugo de tu cuello, el Se�or mismo quitar� la opresi�n de Asiria, de todos los enemigos de la Iglesia, y el yugo ser� destruido a causa de la unci�n, m�s bien, a causa de la grosura. La imagen es la de un buey que se vuelve tan gordo y fuerte a pesar del yugo que se le impone, que rompe en pedazos el yugo de su cuello.

Por tanto, la Iglesia debe vencer al mundo con la fuerza interior. As�, la liberaci�n de la Iglesia se describe como comienza en y con Emanuel, y como se completa en el �ltimo D�a, el d�a de la redenci�n. El profeta ahora, en un cuadro muy v�vido, describe el progreso de los asirios en el ataque a Jerusal�n y su completa destrucci�n por parte de Jehov�.

Versículo 28

�l, el asirio y su ej�rcito, llega a Aiat, apenas a diez millas al noreste de Jerusal�n, se pasa a Migr�n, una aldea a�n m�s cercana a la capital; en Micmash ha dejado sus carruajes, dejando el equipaje para avanzar con mayor rapidez;

Versículo 29

han atravesado el pasaje, un barranco profundo y accidentado, ahora conocido como Wady-es-Suweinit; se han alojado en Geba, m�s bien, "�Que Geba sea nuestro alojamiento!" deteni�ndose solo por la noche; Ram�, la casa de Samuel, tiene miedo; Guibe� de Sa�l huy�, sus habitantes abandonaron aterrorizados su ciudad.

Versículo 30

Alza tu voz, clama de consternaci�n por la inminente calamidad, oh hija de Galim, los habitantes de otra aldea en el camino del ej�rcito asirio; haz que se escuche en Lais, los gritos de terror resonando a lo largo y ancho del pa�s. �Oh pobre Anathoth! a s�lo tres cuartos de hora de distancia de Jerusal�n y, por tanto, obligado a sufrir a causa de los enemigos.

Versículo 31

Madmenah es removida, la gente abandona sus hogares; los habitantes de Gebim se re�nen para huir.

Versículo 32

Todav�a permanecer� en Nob ese d�a, una colina al norte de Jerusal�n, que domina la ciudad, a la que el enemigo llegar�a ese mismo d�a; �l dar� su mano contra el monte de la hija de Sion, la colina de Jerusal�n, todo listo para el ataque que seguramente traer� la ruina a la capital. As�, Asiria, que tipifica al ej�rcito de los imp�os, los enemigos de la Iglesia, se describe aqu� como avanzando hacia el ataque con una fuerza irresistible, y la ruina de la ciudad, de la Iglesia de Cristo, parece inminente. Pero aqu� interviene el Se�or.

Versículo 33

He aqu�, el Se�or, el Todopoderoso, el Se�or de los ej�rcitos, desgarrar� la rama con terror, cort�ndola como se talan las ramas con el hacha; y los altos de estatura ser�n talados, y los altivos ser�n humillados, frustrando todos sus planes en el mismo momento en que parec�an madurar seg�n los c�lculos.

Versículo 34

Y �l, el Se�or en su ira vengativa, cortar� la espesura del bosque con hierro, con un afilado instrumento de destrucci�n, y el L�bano, nombre bajo el cual est�n comprendidas todas las fuerzas hostiles, caer� por un Poderoso, por Aquel que posee la majestad del Dios todopoderoso y eterno, que es tanto el Defensor como el Libertador de Su Iglesia. Es �l tambi�n, quien en el �ltimo d�a cambiar� la Iglesia Militante en la Iglesia Triunfante.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Isaiah 10". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/isaiah-10.html. 1921-23.