�Sacar�s al leviat�n, el gran y feroz cocodrilo de Egipto y de otros pa�ses mediterr�neos, con un anzuelo, o una red de cerco, o su lengua con una cuerda que soltaste? M�s bien, "En el sedal presionas su lengua hacia abajo", es decir, cuando ha mordido el anzuelo y el trazo del sedal empuja su lengua hacia un lado.
�Puedes poner un anzuelo, un anillo hecho de juncos trenzados, como los que se extraen de las branquias de los peces capturados para evitar que se escapen, en su nariz, o perforar su mand�bula con una espina, con un anzuelo o anzuelo de hierro, a fin de para domesticarlo?
�Te har� muchas s�plicas para recuperar su libertad ? �Te hablar� palabras suaves, suplicando el favor del amo con halagos, como lo har�a un animal domesticado?
�Jugar�s con �l como con un p�jaro, como se mima y se burla de un canario como mascota? �O lo atar�s para tus doncellas, haci�ndolo mascota de las esclavas? La respuesta est� impl�cita en todos los casos: No; porque es absolutamente indomable.
�Debieran los compa�eros hacerle un banquete? Es decir, �los miembros del gremio de pescadores lo convierten en objeto de comercio y trueque? �Lo repartir�n entre los mercaderes? �Lo repartir�n entre los cananeos? �Pueden manejarlo tan f�cilmente?
Pon tu mano sobre �l; recuerda la batalla, no hagas m�s, es decir, si uno tuviera la temeridad de intentar una pelea con un cocodrilo feroz, nunca volver�a a intentarlo, el recuerdo de ese intento durar�a para siempre.
He aqu�, la esperanza de �l es en vano, es decir, la esperanza del hombre que se arriesgar�a a encontrarse con tal monstruo. �No ser� uno abatido aun ante su vista? La sola vista del feroz anfibio llena de terror el coraz�n del espectador.
Nadie es tan feroz, temerario o temerario, que se atreva a despertarlo, aunque, despu�s de todo, es un mero animal. Entonces, �qui�n podr� estar delante de M�? �Qui�n se atrever� a presentarse ante el Se�or como su adversario?
�Qui�n me impidi�, habiendo dado algo a Dios en primer lugar, habi�ndome convertido en su acreedor, para que le pagara? �Qui�n de todos los hombres tiene derecho a reclamar algo de la mano de Dios? Todo lo que hay debajo de todo el cielo es m�o; por tanto, no le debe nada a ninguna criatura. A estos hechos, el Se�or agrega una descripci�n impresionante de la estructura y el modo de vida del cocodrilo.
No ocultar� sus partes. Se siente obligado a mencionar tambi�n sus miembros, ni su poder, ni su hermosa proporci�n, su gracia a pesar de su gran tama�o.
�Qui�n puede descubrir el rostro de su manto, la cota de malla escamosa en su espalda? Est� tan firmemente conectado con su cuerpo que ning�n hombre puede quit�rselo. �O qui�n puede acudir a �l con su doble brida? �Qui�n se atrever�a a entrar por las fauces abiertas del cocodrilo, mientras estira la boca con su doble hilera de afilados dientes?
�Qui�n puede abrir las puertas de su rostro, las poderosas mand�bulas cortantes? Sus dientes son terribles alrededor, su terror es tanto mayor cuanto que sus sesenta y seis dientes no est�n cubiertos por los labios.
Sus escamas son su orgullo, los escudos huesudos de su espalda, divididos por surcos, cerrados juntos como con un sello herm�tico, encajados con la exactitud de un sello presionado sobre papel o pergamino.
Por sus necesidades, cuando exhala su aliento, junto con agua y lodo, por sus fosas nasales, una luz brilla, parece un destello de luz, y sus ojos son como los p�rpados de la ma�ana, del amanecer, cuando el primer resplandor rojo aparece en el este.
De sus fosas nasales sale humo, como de una olla o caldero hirviente, como cuando una tetera se calienta sobre un fuego de juncos que humea fuertemente, todo esto describe el bufido y la inquietud del cocodrilo cuando est� enojado.
Su aliento enciende brasas y una llama sale de su boca, siendo esta una descripci�n muy po�tica del aliento ardiente del cocodrilo, del vapor de sus fosas nasales.
En su cuello queda la fuerza, morando all�, haciendo all� su hogar permanente, y el dolor se convierte en alegr�a ante �l, antes de que su avance, el terror y la desesperaci�n salten con pasos espantosos, mostrando esto el efecto de su aparici�n sobre los hombres y las bestias.
Las escamas de su carne est�n unidas, sus propios flancos y papadas no dan impresi�n de flojedad o flacidez; son firmes en s� mismos; no se pueden mover, ya que se fijan sobre �l en filas de escamas m�s peque�as, s�lidas como un escudo.
Su coraz�n es tan firme como una piedra, moldeado en una pieza s�lida, s�, tan duro como un trozo de la piedra de molino inferior, que siempre fue particularmente dura, para soportar el movimiento de la molienda.
Cuando se levanta, con todo este ardor de su coraz�n, los valientes tienen miedo; a causa de las roturas se purifican, es decir, est�n tan abrumados por el asombro y el terror que pierden su objetivo.
La espada del que lo ataca, en un esfuerzo por herirlo o matarlo, no puede sostenerlo, rebota sin efecto; la lanza, el dardo, ni la mercer�a, no importa qu� arma o misil se utilice.
Considera el hierro como paja, porque no tiene efecto en su piel envuelta en malla, y el bronce como madera podrida, ya que se dobla y se rompe en el escudo de su espalda.
La flecha, literalmente, "el hijo de la aljaba", no puede hacerlo huir; las piedras de honda se convierten con �l en rastrojo, completamente impotentes para da�arlo.
Piedras afiladas est�n debajo de �l, la parte ventral, o plastr�n, de su piel consiste en fragmentos puntiagudos, escamas afiladas; esparce cosas afiladas y puntiagudas sobre el fango, y las escamas puntiagudas de su plastr�n dejan marcas en el suelo blando como las que hacen las p�as de hierro del antiguo trillador.
�l hace hervir el abismo como una olla, es decir, con sus trillos y cortes del agua; hace que el mar sea como una vasija de ung�ento, todo espumoso y espumoso como resultado de sus vueltas y revueltas en el agua.
Hace un camino para brillar tras �l, su rastro, o estela, en la superficie del agua es brillante; uno pensar�a que las profundidades son canosas, la espuma parece un cabello gris esparcido por el agua.
�l contempla todas las cosas elevadas, mir�ndolas con valent�a a la cara, sin el menor estremecimiento; es un rey sobre todos los hijos del orgullo, un tirano y gobernante incluso en medio de los animales que no tienen miedo. Siendo esto cierto, y siendo el hombre impotente para controlar a esta criatura, �c�mo se atreve a criticar al gran Creador?
Información bibliográfica Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Job 41". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/job-41.html. 1921-23.
Versículo 1
�Sacar�s al leviat�n, el gran y feroz cocodrilo de Egipto y de otros pa�ses mediterr�neos, con un anzuelo, o una red de cerco, o su lengua con una cuerda que soltaste? M�s bien, "En el sedal presionas su lengua hacia abajo", es decir, cuando ha mordido el anzuelo y el trazo del sedal empuja su lengua hacia un lado.
Versículos 1-34
La debilidad de Job en comparaci�n con la fuerza del cocodrilo
Versículo 2
�Puedes poner un anzuelo, un anillo hecho de juncos trenzados, como los que se extraen de las branquias de los peces capturados para evitar que se escapen, en su nariz, o perforar su mand�bula con una espina, con un anzuelo o anzuelo de hierro, a fin de para domesticarlo?
Versículo 3
�Te har� muchas s�plicas para recuperar su libertad ? �Te hablar� palabras suaves, suplicando el favor del amo con halagos, como lo har�a un animal domesticado?
Versículo 4
�Har� un pacto contigo, un pacto de someterse? �Lo tomar�s por siervo para siempre, haci�ndolo esclavo?
Versículo 5
�Jugar�s con �l como con un p�jaro, como se mima y se burla de un canario como mascota? �O lo atar�s para tus doncellas, haci�ndolo mascota de las esclavas? La respuesta est� impl�cita en todos los casos: No; porque es absolutamente indomable.
Versículo 6
�Debieran los compa�eros hacerle un banquete? Es decir, �los miembros del gremio de pescadores lo convierten en objeto de comercio y trueque? �Lo repartir�n entre los mercaderes? �Lo repartir�n entre los cananeos? �Pueden manejarlo tan f�cilmente?
Versículo 7
�Puedes llenar su piel con hierros de p�as, tratando de matarlo con una lanza o un dardo? �O su cabeza con lanzas de pescado, al cazarlo con arp�n?
Versículo 8
Pon tu mano sobre �l; recuerda la batalla, no hagas m�s, es decir, si uno tuviera la temeridad de intentar una pelea con un cocodrilo feroz, nunca volver�a a intentarlo, el recuerdo de ese intento durar�a para siempre.
Versículo 9
He aqu�, la esperanza de �l es en vano, es decir, la esperanza del hombre que se arriesgar�a a encontrarse con tal monstruo. �No ser� uno abatido aun ante su vista? La sola vista del feroz anfibio llena de terror el coraz�n del espectador.
Versículo 10
Nadie es tan feroz, temerario o temerario, que se atreva a despertarlo, aunque, despu�s de todo, es un mero animal. Entonces, �qui�n podr� estar delante de M�? �Qui�n se atrever� a presentarse ante el Se�or como su adversario?
Versículo 11
�Qui�n me impidi�, habiendo dado algo a Dios en primer lugar, habi�ndome convertido en su acreedor, para que le pagara? �Qui�n de todos los hombres tiene derecho a reclamar algo de la mano de Dios? Todo lo que hay debajo de todo el cielo es m�o; por tanto, no le debe nada a ninguna criatura. A estos hechos, el Se�or agrega una descripci�n impresionante de la estructura y el modo de vida del cocodrilo.
Versículo 12
No ocultar� sus partes. Se siente obligado a mencionar tambi�n sus miembros, ni su poder, ni su hermosa proporci�n, su gracia a pesar de su gran tama�o.
Versículo 13
�Qui�n puede descubrir el rostro de su manto, la cota de malla escamosa en su espalda? Est� tan firmemente conectado con su cuerpo que ning�n hombre puede quit�rselo. �O qui�n puede acudir a �l con su doble brida? �Qui�n se atrever�a a entrar por las fauces abiertas del cocodrilo, mientras estira la boca con su doble hilera de afilados dientes?
Versículo 14
�Qui�n puede abrir las puertas de su rostro, las poderosas mand�bulas cortantes? Sus dientes son terribles alrededor, su terror es tanto mayor cuanto que sus sesenta y seis dientes no est�n cubiertos por los labios.
Versículo 15
Sus escamas son su orgullo, los escudos huesudos de su espalda, divididos por surcos, cerrados juntos como con un sello herm�tico, encajados con la exactitud de un sello presionado sobre papel o pergamino.
Versículo 16
Uno est� tan cerca del otro que no puede interponerse aire entre ellos.
Versículo 17
Est�n unidos entre s�, se pegan entre s� para que no se puedan escindir, forman un escudo perfecto e impenetrable.
Versículo 18
Por sus necesidades, cuando exhala su aliento, junto con agua y lodo, por sus fosas nasales, una luz brilla, parece un destello de luz, y sus ojos son como los p�rpados de la ma�ana, del amanecer, cuando el primer resplandor rojo aparece en el este.
Versículo 19
De su boca salen l�mparas encendidas, corrientes de agua que brillan como antorchas y brotan chispas de fuego.
Versículo 20
De sus fosas nasales sale humo, como de una olla o caldero hirviente, como cuando una tetera se calienta sobre un fuego de juncos que humea fuertemente, todo esto describe el bufido y la inquietud del cocodrilo cuando est� enojado.
Versículo 21
Su aliento enciende brasas y una llama sale de su boca, siendo esta una descripci�n muy po�tica del aliento ardiente del cocodrilo, del vapor de sus fosas nasales.
Versículo 22
En su cuello queda la fuerza, morando all�, haciendo all� su hogar permanente, y el dolor se convierte en alegr�a ante �l, antes de que su avance, el terror y la desesperaci�n salten con pasos espantosos, mostrando esto el efecto de su aparici�n sobre los hombres y las bestias.
Versículo 23
Las escamas de su carne est�n unidas, sus propios flancos y papadas no dan impresi�n de flojedad o flacidez; son firmes en s� mismos; no se pueden mover, ya que se fijan sobre �l en filas de escamas m�s peque�as, s�lidas como un escudo.
Versículo 24
Su coraz�n es tan firme como una piedra, moldeado en una pieza s�lida, s�, tan duro como un trozo de la piedra de molino inferior, que siempre fue particularmente dura, para soportar el movimiento de la molienda.
Versículo 25
Cuando se levanta, con todo este ardor de su coraz�n, los valientes tienen miedo; a causa de las roturas se purifican, es decir, est�n tan abrumados por el asombro y el terror que pierden su objetivo.
Versículo 26
La espada del que lo ataca, en un esfuerzo por herirlo o matarlo, no puede sostenerlo, rebota sin efecto; la lanza, el dardo, ni la mercer�a, no importa qu� arma o misil se utilice.
Versículo 27
Considera el hierro como paja, porque no tiene efecto en su piel envuelta en malla, y el bronce como madera podrida, ya que se dobla y se rompe en el escudo de su espalda.
Versículo 28
La flecha, literalmente, "el hijo de la aljaba", no puede hacerlo huir; las piedras de honda se convierten con �l en rastrojo, completamente impotentes para da�arlo.
Versículo 29
Los dardos se cuentan como rastrojo, los grandes palos se consideran paja; se r�e del movimiento de una lanza, burl�ndose de todas las armas humanas.
Versículo 30
Piedras afiladas est�n debajo de �l, la parte ventral, o plastr�n, de su piel consiste en fragmentos puntiagudos, escamas afiladas; esparce cosas afiladas y puntiagudas sobre el fango, y las escamas puntiagudas de su plastr�n dejan marcas en el suelo blando como las que hacen las p�as de hierro del antiguo trillador.
Versículo 31
�l hace hervir el abismo como una olla, es decir, con sus trillos y cortes del agua; hace que el mar sea como una vasija de ung�ento, todo espumoso y espumoso como resultado de sus vueltas y revueltas en el agua.
Versículo 32
Hace un camino para brillar tras �l, su rastro, o estela, en la superficie del agua es brillante; uno pensar�a que las profundidades son canosas, la espuma parece un cabello gris esparcido por el agua.
Versículo 33
En la tierra no hay semejante, o "uno que se ense�orea de �l", que est� hecho sin miedo, es completamente intr�pido.
Versículo 34
�l contempla todas las cosas elevadas, mir�ndolas con valent�a a la cara, sin el menor estremecimiento; es un rey sobre todos los hijos del orgullo, un tirano y gobernante incluso en medio de los animales que no tienen miedo. Siendo esto cierto, y siendo el hombre impotente para controlar a esta criatura, �c�mo se atreve a criticar al gran Creador?