Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
For 10¢ a day you can enjoy StudyLight.org ads
free while helping to build churches and support pastors in Uganda.
Click here to learn more!

Bible Commentaries
Lamentaciones 5

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Buscar…
Enter query below:

Versículo 1

Acu�rdate, oh Se�or, de lo que nos ha sucedido, de los males que hab�an sobrevenido a la congregaci�n del Se�or con la ruina de toda la naci�n; consideren y contemplen nuestro oprobio, volviendo a su lamentable condici�n con misericordiosa atenci�n. Ahora se describe la miseria de Jerusal�n y Jud�, el hogar de la verdadera Iglesia.

Versículos 1-16

Descripci�n de la miseria presente

Versículo 2

Nuestra herencia se vuelve a los extra�os, nuestras casas a los extra�os, ya que los invasores caldeos se hab�an apoderado de toda la tierra.

Versículo 3

Somos hu�rfanos y hu�rfanos, como aquellos que han sido privados de sus protectores naturales; nuestras madres son como viudas, esta declaraci�n pone de manifiesto el hecho de que un gran n�mero de hombres, los defensores de la ciudad y el campo, o hab�an ca�do en la batalla o hab�an sido llevados al cautiverio.

Versículo 4

Hemos bebido nuestra agua por dinero, es decir, la que les pertenec�a por derecho; nuestra madera nos es vendida, se vieron obligados a comprar a los conquistadores lo necesario para la vida o pagar impuestos exorbitantes.

Versículo 5

Nuestros cuellos est�n bajo persecuci�n, sus perseguidores y atormentadores est�n continuamente sobre ellos, arroj�ndolos de cabeza; trabajamos y no descansamos, por muy cansados ??que estuvieran, el descanso les fue negado.

Versículo 6

Hemos dado la mano, tendi�ndola en humilde s�plica, a los egipcios y a los asirios, para que se sacieran de pan, ya que la naci�n como tal estaba reducida a la mendicidad absoluta.

Versículo 7

Nuestros padres han pecado y no lo son, y nosotros hemos llevado sus iniquidades, la generaci�n de jud�os en el momento de la destrucci�n de la ciudad se vio obligada a cargar no solo con su propia culpa, sino tambi�n con la de las generaciones anteriores, coloc�ndolos bajo una doble desgracia. Dios castig� las iniquidades de los padres sobre los hijos que siguieron a sus padres en sus caminos de iniquidad.

Versículo 8

Los sirvientes nos han gobernado, muchos de los capataces y suboficiales caldeos son en realidad esclavos; no hay quien nos libere de su mano, habiendo sido el antiguo reino de sacerdotes siervo de siervos.

Versículo 9

Recolectamos nuestro pan con el peligro de nuestras vidas a causa de la espada del desierto, porque el pa�s, escasamente poblado como estaba despu�s de la deportaci�n de los exiliados, estaba expuesto a los estragos de las hordas n�madas, cuyas incursiones eran una amenaza constante.

Versículo 10

Nuestra piel estaba negra como un horno a causa de la terrible hambruna, brillando con el calor de la fiebre provocada por su condici�n.

Versículo 11

Ellos, los ej�rcitos invasores y las hordas de asalto, violaron a las mujeres en Sion y a las doncellas en las ciudades de Jud�, el acompa�amiento habitual de la guerra b�rbara.

Versículo 12

Los pr�ncipes son colgados de la mano, y la verg�enza de su matanza se intensifica por su suspensi�n del �rbol maldito; los rostros de los ancianos no fueron honrados, los enemigos no mostraron respeto por la dignidad o la edad.

Versículo 13

Llevaron a los j�venes a moler, oblig�ndolos a realizar el trabajo de esclavos, y los ni�os cayeron debajo de la madera, mientras arrastraban las pesadas piedras de molino con las que se mol�a. A los j�venes y ni�os jud�os se les exig�a que hicieran los servicios m�s bajos y serviles.

Versículo 14

Los ancianos dejaron de estar en la puerta, ya no se reunieron en el lugar de costumbre para deliberaciones y juicios, los j�venes de su m�sica, porque las reuniones gozosas tambi�n se llevaron a cabo en el espacio abierto a las puertas de las ciudades.

Versículo 15

Ces� el gozo de nuestro coraz�n; nuestra danza se convierte en duelo, toda alegr�a y alegr�a son cosas del pasado.

Versículo 16

La corona ha ca�do de nuestra cabeza, su antigua posici�n de gloria y honor e influencia aparentemente ha sido quitada de ellos para siempre. �Ay de nosotros por haber pecado! La comprensi�n de la pecaminosidad y el reconocimiento de la culpa, como en una confesi�n de este tipo, es el primer paso hacia el verdadero arrepentimiento.

Versículo 17

Por esto, a causa de las grandes aflicciones, bien merecidas como fueron, nuestro coraz�n est� desfallecido, con la amargura del dolor del alma; porque estas cosas son nuestros ojos nublados, el dolor del coraz�n que encuentra su expresi�n en l�grimas.

Versículos 17-22

S�plica por la renovaci�n del amor de Jehov�

Versículo 18

A causa de la monta�a de Sion, donde antes hab�a estado el Templo, que est� desolada, las zorras caminan sobre ella, chacales haciendo sus guaridas en sus ruinas. Sin embargo, en medio de todo este dolor, los corazones de los creyentes se vuelven hacia la verdadera fuente de consuelo y consuelo.

Versículo 19

T�, oh Se�or, permaneces para siempre, sentado como el �nico y verdadero Monarca que gobierna el mundo entero; Tu trono de generaci�n en generaci�n, por toda la eternidad.

Versículo 20

�Por qu� nos olvidas para siempre y nos desamparas tanto tiempo? Que Jehov� se inclinara as� est� m�s all� de la concepci�n del poeta inspirado; cree firmemente que el Se�or a�n recordar� Su misericordia.

Versículo 21

Vu�lvenos a ti, oh Se�or, por una verdadera conversi�n, que es obra �nicamente del Se�or, y seremos convertidos; renuevan nuestros d�as como en el pasado , restaur�ndolos a su posici�n como sus hijos, como su Iglesia, como en los tiempos pasados .

Versículo 22

Pero, o "A menos que" nos hayas rechazado por completo; Est�s muy enojado contra nosotros. Dif�cilmente es plausible que la ira de Dios sea tan excesivamente grande como para hacer que excluya a sus hijos arrepentidos para siempre. As�, el canto de s�plica, la oraci�n de misericordia, termina con una declaraci�n de seguridad, que espera un pronto cumplimiento de su deseo. Aqu� es una oraci�n modelo para todos los tiempos; porque en medio de la miseria y la aflicci�n, los creyentes est�n todav�a obligados a confiar en la compasi�n de su Padre celestial.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Lamentations 5". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/lamentations-5.html. 1921-23.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile