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Miqueas 4

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

Pero en los �ltimos d�as, en el gran per�odo mesi�nico, suceder� que la monta�a de la casa del Se�or, antigua t�pica de la Iglesia del Dios verdadero, se establecer� en la cima de las monta�as, el ideal. Si�n elevada sobre todo en el mundo, Cf Isa�as 2:17 , Isa�as 2:17 ; 2 Corintios 10:5 , y ser� exaltado sobre los collados, visible ante los ojos de todos los hombres; y la gente fluir� a ella, los miembros de todas las naciones del mundo ser�n agregados a la comuni�n de los santos.

Versículos 1-7

La Gloria de la Casa del Se�or

Versículo 2

Y vendr�n muchas naciones, a saber, en los representantes que el Se�or quiera elegir y llamar, y dir�n: Venid y subamos al monte del Se�or, el lugar donde se proclama la salvaci�n, y a la casa del Dios de Dios. Jacob, la Iglesia del Mes�as; y nos ense�ar� sus caminos, el �nico camino de liberaci�n y santificaci�n, y caminaremos por sus sendas, de acuerdo con la verdad revelada acerca de la santificaci�n del pueblo del Se�or; porque la Ley, como revelaci�n de la santa y justa voluntad de Dios, saldr� de Sion y la Palabra del Se�or, particularmente en la revelaci�n del camino de salvaci�n, de Jerusal�n,el anuncio de la Palabra, al hablar del pecado y de la gracia, est� en manos de la Iglesia.

Versículo 3

Y �l, el Dios del pacto, juzgar� entre muchos pueblos, ense��ndoles la verdadera justicia seg�n su voluntad, y reprender� a las naciones poderosas de lejos, para que cesen su enemistad contra �l; y convertir�n sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas, no en una paz terrenal, temporal, milenaria con la que los hombres sue�an de vez en cuando, sino en la paz espiritual en Aquel que es nuestra Paz, Efesios 2:14 , en quien verdaderamente hay paz en la tierra; naci�n no alzar� espada contra naci�n, ni aprender�n m�s la guerra, dicho esto de la paz interior y la armon�a de la Iglesia de Cristo. Cfr. Juan 17:21 .

Versículo 4

Pero cada uno se sentar� debajo de su vid y debajo de su higuera, para gozar de las ricas bendiciones del Nuevo Testamento; y nadie los atemorizar�, todos los enemigos de la humanidad habiendo sido vencidos por el poder del Mes�as; porque la boca del Se�or de los ej�rcitos lo ha hablado, siendo su solemne declaraci�n el consuelo de todos los creyentes hasta el fin de los tiempos.

Versículo 5

Porque todas las personas, todos los involucrados en esta profec�a, caminar�n cada uno en el nombre de su Dios, en el poder del �nico Dios verdadero en quien �l cree, cuya esencia as� se da a conocer, y caminaremos en el nombre de el Se�or, Dios nuestro, por los siglos de los siglos, con plena confianza en su fuerza de apoyo y poderosa protecci�n, que desv�a todos los esfuerzos de los enemigos por perturbar la paz interior de la Iglesia.

Versículo 6

En ese d�a, en el gran per�odo mesi�nico, dice el Se�or, reunir� a la que detiene, a todos los que est�n en angustia, sufriendo con la miseria de este mundo, y a la que es expulsada, a los que est�n dispersos. entre las naciones, ya la que yo aflig�, a quien castig� por sus pecados;

Versículo 7

y la que detuvo a un remanente, el n�cleo de Su Iglesia, y la que fue arrojada lejos, una naci�n fuerte, los reunidos del exilio espiritual; y el Se�or reinar� sobre ellos en el monte Sion, en Su Iglesia, desde ahora y para siempre, por toda la eternidad. As�, este boceto, compuesto de figuras audaces tomadas de los aspectos generales de la historia de Jud�, expone la gloria de la Iglesia del Nuevo Testamento, comenzando aqu� en el tiempo y continuando por toda la eternidad, como la Iglesia Triunfante.

Versículo 8

Y t�, oh torre del reba�o, el t�rmino se aplica a una torre de refugio para reba�os en tiempo de peligro, aqu� como un fuerte desde el cual el gran Rey y Pastor, el Mes�as mismo, observa y guarda Su reba�o, la fortaleza de la hija de Si�n, el palacio inexpugnable de la Iglesia de Cristo, a ti vendr�, el primer dominio, la gloria de la Iglesia del Nuevo Testamento comparada con la del reino de Israel bajo su rey m�s poderoso; el reino vendr� a la hija de Jerusal�n. Dado que la Jerusal�n terrenal est� siempre en el fundamento del tipo, las vicisitudes y aflicciones de la capital jud�a se hacen t�picas de las experiencias del pueblo del Se�or.

Versículos 8-13

Si�n establecida en toda la Tierra

Versículo 9

Ahora, �por qu� gritas tan fuerte? al acercarse la invasi�n caldea. �No hay rey ??en ti? �ning�n representante visible de las promesas mesi�nicas ?. �Ha muerto tu consejero? este nombre tambi�n se aplica al miembro reinante de la casa de David ?. Porque dolores te han tomado como mujer de parto, sintiendo los verdaderos creyentes en Israel el dolor y el dolor m�s profundos por la desolaci�n del reino.

Versículo 10

Siente dolor y trabajo para dar a luz, oh hija de Sion, como mujer de parto, siendo inminente la cat�strofe de la destrucci�n de Jerusal�n y del destierro del pueblo; porque ahora saldr�s de la ciudad, despu�s que los enemigos la hayan tomado, y habitar�s en el campo, e ir�s hasta Babilonia, siendo llevado cautivo; all� ser�s librado, es decir, cuando Ciro emiti� el decreto que liberaba a los jud�os y as� sent� las bases sobre las que m�s tarde surgi� la Iglesia del Nuevo Testamento; all� el Se�or te redimir� de la mano de tus enemigos, para que el pueblo del pacto sea restaurado a la Tierra Prometida, la tierra donde el Mes�as iba a aparecer.

Versículo 11

Ahora tambi�n, es decir, en el tiempo de la m�s profunda humillaci�n de Jud� antes y en el tiempo de su exilio, muchas naciones se han reunido contra ti, en audaz hostilidad, que dicen: Sea contaminada, y nuestros ojos miren a Sion, a saber: en maliciosa alegr�a por su ca�da.

Versículo 12

Pero no conocen los pensamientos del Se�or, el objetivo que �l tiene en mente al tratar as� con Su pueblo, ni entienden Su consejo, que ten�a la intenci�n de llevar a Su pueblo al arrepentimiento y a sentar las bases para una Iglesia renovada en la cual el los jud�os creyentes ser�an el n�cleo; porque �l los recoger� como gavillas en el suelo, y los enemigos ser�n amontonados para destrucci�n en el juicio del Se�or.

Versículo 13

Lev�ntate y trilla, oh hija de Sion, seg�n la costumbre oriental de trillar las gavillas en la era abierta con ayuda de bueyes; porque har� tu cuerno de hierro y tus pezu�as de bronce, dando a su pueblo una fuerza nueva e inconquistable; y har�s pedazos a muchos pueblos, no con victorias de la carne, sino con las del esp�ritu; y consagrar� su ganancia, lo que los enemigos obtuvieron con el robo y el saqueo, al Se�or, seg�n lo consagraron a �l, y sus bienes, todas sus posesiones, al Se�or de toda la tierra,a quien los paganos eventualmente tendr�an que reconocer como el �nico Gobernante, incluso si constantemente se negaban a aceptarlo como el Dios de su salvaci�n. Cf Filipenses 2:11 .

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Micah 4". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/micah-4.html. 1921-23.