�Ay de m�! as� grita el profeta en nombre de la congregaci�n, porque soy como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando quedan unos pocos tallos solitarios en el campo de la cosecha, como los rebuscos de la vendimia, cuando s�lo quedan algunas bayas, y todo el cuadro es de absoluta desolaci�n; no hay racimo para comer, ya que se ha quitado toda la fruta; mi alma deseaba las primeras frutas maduras, ansiando este manjar que gustaba especialmente a la gente. La oraci�n completa tambi�n puede interpretarse como una exclamaci�n: �Ni una uva para comer! �No un higo temprano, como mi alma deseaba! Ahora se explica la imagen.
Ha perecido de la tierra el hombre bueno, aquel en quien se puede confiar para su fidelidad, y no hay ninguno recto entre los hombres, habiendo escaseado el recto tan escaso como los higos tempranos despu�s de la vendimia. Todos est�n al acecho de sangre, Cf. Salmo 10:8 y sigs .; cada uno caza a su hermano con una red, aunque son hijos de un Padre y cada uno est� obligado por la Ley a amar al otro como a s� mismo.
Para que puedan hacer el mal con ambas manos con seriedad, literalmente, "sobre el mal est�n sus manos para realizarlo bien", est�n contentos, ansiosos, llenos de celo por el mal; el pr�ncipe pide, y el juez pide recompensa, buscando venganza para s� mismos cuando consideran su dignidad herida; y el gran hombre, expresa su malicioso deseo: as� lo envuelven, o, "y el gran hombre el mal de su alma pronuncia, y juntos lo trenzan", todos los valientes de la naci�n intrigando juntos para tejer redes de intrigas, trampas para sus v�ctimas incautos,
El mejor de ellos es como una zarza, de la que s�lo se puede esperar maldad y da�o; el m�s recto, el considerado ejemplo de virtud, es m�s afilado que un seto de espinos; el d�a de tus atalayas, el d�a predicho por los verdaderos profetas, y viene tu visitaci�n, el juicio est� cerca; ahora ser� su perplejidad, confusi�n, que los hombres no sabr�n ad�nde acudir en busca de consejo y ayuda. La extrema corrupci�n moral del pueblo est� ahora esbozada con algunos trazos audaces.
No conf�es en un amigo, en nadie con quien uno pueda relacionarse diariamente, no conf�es en un gu�a, en un amigo muy �ntimo; Aparta las puertas de tu boca de la que yace en tu seno, porque no era seguro depositar una confianza ilimitada en la propia esposa.
Porque el hijo deshonra al padre, despreci�ndolo abiertamente, la hija se levanta contra su madre, neg�ndole el amor y el honor que le debe, la nuera contra su suegra, siendo todas las relaciones m�s sagradas totalmente descompuesto Los enemigos del hombre son los hombres de su propia casa. Condiciones similares precedieron a la ca�da de Jerusal�n y preceder�n al fin del mundo. Cfr. Mateo 10:21 .
Por tanto, as� clama el profeta, porque tales eran las condiciones, mirar� al Se�or, levantando sus ojos para salvaci�n del Dios del pacto; Esperar� al Dios de mi salvaci�n, resistiendo a pesar de lo que parece una demora desalentadora; mi Dios me escuchar� con una respuesta eficaz y activa. Cf Salmo 27:9 ; Isa�as 17:10 .
No te regocijes contra m�, oh enemigo m�o, a la potencia mundial hostil en general se est� dirigiendo, como desde el punto de vista del pueblo del Se�or; cuando caiga, me levantar�, porque la restauraci�n de Israel fue pensada principalmente en el sentido espiritual; cuando est� sentado en tinieblas, sufriendo con la aflicci�n que traen los juicios de Dios, el Se�or ser� mi luz. Cf Salmo 27:1 .
Sobrellevar� la indignaci�n del Se�or, con la humilde sumisi�n que caracteriza al coraz�n arrepentido, porque he pecado contra �l, siendo imprescindible una confesi�n tan libre e inequ�voca si el dolor es genuino, hasta que �l defienda mi causa, tomando parte de Su pueblo contra los enemigos, y ejecute juicio por m�, manteniendo y estableciendo Su Iglesia a pesar de toda hostilidad; �l me sacar� a la luz, es decir, de las tinieblas del cautiverio y la opresi�n, y contemplar� Su justicia, porque la liberaci�n de Su pueblo estaba de acuerdo con las antiguas promesas del Se�or.
Entonces la que es mi enemiga lo ver�, siendo esta la esperanza confiada del pueblo del Se�or, y la cubrir� verg�enza que me dec�a: �D�nde est� el Se�or, tu Dios? en la pregunta desde�osa que suelen hacer los enemigos de la Iglesia. Mis ojos la contemplar�n con tranquila satisfacci�n; ahora ser� hollada como lodo de las calles.
En el d�a en que se construir�n tus muros, m�s bien, "un d�a de edificar tus muros" (se acerca), as� asegura el profeta a los miembros creyentes de Su pueblo, aquellos que realmente esperaban la venida del Mes�as, en ese d�a el decreto debe estar muy lejos, es decir, el decreto que fij� una marcada l�nea de divisi�n entre Israel y las naciones paganas.
En aquel d�a tambi�n vendr� a ti, la Sion restaurada, desde Asiria y desde las ciudades fortificadas, desde las ciudades de Egipto, y desde la fortaleza, a saber, Egipto, hasta el r�o �ufrates, para indicar todos los pa�ses que se encuentran entre, y de mar a mar, y de monta�a a monta�a, de todas las regiones y pa�ses de la tierra, todos aquellos que el Se�or hab�a elegido de los diversos pa�ses del mundo. Cfr Isa�as 19:18 .
No obstante, la tierra estar� desolada, la referencia muy probablemente sea a la Palestina terrestre, debido a los que la habitan, por el fruto de sus obras. Mientras que la Tierra Prometida, que antes flu�a leche y miel, ha perdido en gran medida su fertilidad, la Si�n espiritual, la Iglesia de Dios, est� edificada por miembros de todas las naciones de la tierra.
Apacienta a tu pueblo con tu vara, con verdadero cuidado de pastor, siendo la vara la marca del pastor, Zacar�as 11:4 ss .; Salmos 23, el reba�o de tu heredad, la posesi�n de Jehov�, que mora solitariamente en el bosque, en medio del Carmelo, m�s bien, "en el bosque en medio del Carmelo que pacen", rodeados de las m�s ricas bendiciones; que se alimenten en Bas�n y Galaad, cuyas ricas praderas eran proverbiales en Israel, como en los d�as de anta�o, cuando, bajo David, el reino gozaba de la plenitud de la prosperidad material y espiritual. El Se�or responde a esta s�plica con la seguridad de su misericordia, que se dar� en una medida mayor de la que pidi� su pueblo.
Seg�n los d�as de tu salida de la tierra de Egipto, cuando derrot� a los enemigos con mano poderosa y revel� su bondad a Israel, le mostrar� cosas maravillosas, habi�ndole dado a su Iglesia las maravillas de su gracia.
Las naciones ver�n y se avergonzar�n de todo su poder, porque todo su poder cacareado ser�a como nada a los ojos del Dios todopoderoso; se llevar�n las manos a la boca, en reverente silencio, con gran asombro; sus o�dos se ensordecer�n ante el trueno de las maravillas de Jehov�.
Lamer�n el polvo como una serpiente, en la m�s profunda humillaci�n; saldr�n de sus agujeros como gusanos de la tierra, literalmente, "como las cosas que se arrastran sobre la tierra"; temblar�n desde sus escondites; Temer�n al Se�or, nuestro Dios, acerc�ndose a �l con terror, y temer�n a causa de ti. Con estas palabras, el profeta se vuelve una vez m�s directamente a Jehov� y se dirige a �l con palabras de alabanza.
�Qui�n es Dios como t�, que perdona la iniquidad en el acto de justificaci�n, que es la base de la obra en Su Iglesia, y pasa por alto la transgresi�n del remanente de Su herencia? al conceder perd�n a los que en verdad son su pueblo. Cfr. �xodo 34:6 . No retiene su ira para siempre, porque se deleita en la misericordia, siendo sus grandes actos de misericordia la caracter�stica sobresaliente de su obra en Su Iglesia.
Se volver� de nuevo, as� asegura el profeta a los creyentes; �l tendr� compasi�n de nosotros, subyugar� nuestras iniquidades, pisote�ndolas como enemigos que se levantan contra los creyentes; y arrojar�s todos sus pecados a las profundidades del mar, para que sean cubiertos y no puedan levantarse m�s para condenar al pueblo del Se�or.
Cumplir�s la verdad a Jacob y la misericordia a Abraham, tal como est� contenida en las maravillosas promesas mesi�nicas, que juraste a nuestros padres desde los d�as de anta�o. Con este exaltado himno de alabanza, Miqueas cierra su libro, hablando en un tono similar al de Pablo en Romanos 11:33 . Tenemos aqu� la verdadera predicaci�n del Evangelio, que sostuvo a los creyentes del Antiguo Testamento en su ansiosa velaci�n por el tiempo del Mes�as, al cual tambi�n podemos acudir en busca de consuelo en medio de la corrupci�n de estos �ltimos d�as del mundo, sabiendo, sin embargo, que nuestra salvaci�n est� cerca.
Información bibliográfica Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Micah 7". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/micah-7.html. 1921-23.
Versículo 1
�Ay de m�! as� grita el profeta en nombre de la congregaci�n, porque soy como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando quedan unos pocos tallos solitarios en el campo de la cosecha, como los rebuscos de la vendimia, cuando s�lo quedan algunas bayas, y todo el cuadro es de absoluta desolaci�n; no hay racimo para comer, ya que se ha quitado toda la fruta; mi alma deseaba las primeras frutas maduras, ansiando este manjar que gustaba especialmente a la gente. La oraci�n completa tambi�n puede interpretarse como una exclamaci�n: �Ni una uva para comer! �No un higo temprano, como mi alma deseaba! Ahora se explica la imagen.
Versículos 1-13
La oraci�n del arrepentimiento
Versículo 2
Ha perecido de la tierra el hombre bueno, aquel en quien se puede confiar para su fidelidad, y no hay ninguno recto entre los hombres, habiendo escaseado el recto tan escaso como los higos tempranos despu�s de la vendimia. Todos est�n al acecho de sangre, Cf. Salmo 10:8 y sigs .; cada uno caza a su hermano con una red, aunque son hijos de un Padre y cada uno est� obligado por la Ley a amar al otro como a s� mismo.
Versículo 3
Para que puedan hacer el mal con ambas manos con seriedad, literalmente, "sobre el mal est�n sus manos para realizarlo bien", est�n contentos, ansiosos, llenos de celo por el mal; el pr�ncipe pide, y el juez pide recompensa, buscando venganza para s� mismos cuando consideran su dignidad herida; y el gran hombre, expresa su malicioso deseo: as� lo envuelven, o, "y el gran hombre el mal de su alma pronuncia, y juntos lo trenzan", todos los valientes de la naci�n intrigando juntos para tejer redes de intrigas, trampas para sus v�ctimas incautos,
Versículo 4
El mejor de ellos es como una zarza, de la que s�lo se puede esperar maldad y da�o; el m�s recto, el considerado ejemplo de virtud, es m�s afilado que un seto de espinos; el d�a de tus atalayas, el d�a predicho por los verdaderos profetas, y viene tu visitaci�n, el juicio est� cerca; ahora ser� su perplejidad, confusi�n, que los hombres no sabr�n ad�nde acudir en busca de consejo y ayuda. La extrema corrupci�n moral del pueblo est� ahora esbozada con algunos trazos audaces.
Versículo 5
No conf�es en un amigo, en nadie con quien uno pueda relacionarse diariamente, no conf�es en un gu�a, en un amigo muy �ntimo; Aparta las puertas de tu boca de la que yace en tu seno, porque no era seguro depositar una confianza ilimitada en la propia esposa.
Versículo 6
Porque el hijo deshonra al padre, despreci�ndolo abiertamente, la hija se levanta contra su madre, neg�ndole el amor y el honor que le debe, la nuera contra su suegra, siendo todas las relaciones m�s sagradas totalmente descompuesto Los enemigos del hombre son los hombres de su propia casa. Condiciones similares precedieron a la ca�da de Jerusal�n y preceder�n al fin del mundo. Cfr. Mateo 10:21 .
Versículo 7
Por tanto, as� clama el profeta, porque tales eran las condiciones, mirar� al Se�or, levantando sus ojos para salvaci�n del Dios del pacto; Esperar� al Dios de mi salvaci�n, resistiendo a pesar de lo que parece una demora desalentadora; mi Dios me escuchar� con una respuesta eficaz y activa. Cf Salmo 27:9 ; Isa�as 17:10 .
Versículo 8
No te regocijes contra m�, oh enemigo m�o, a la potencia mundial hostil en general se est� dirigiendo, como desde el punto de vista del pueblo del Se�or; cuando caiga, me levantar�, porque la restauraci�n de Israel fue pensada principalmente en el sentido espiritual; cuando est� sentado en tinieblas, sufriendo con la aflicci�n que traen los juicios de Dios, el Se�or ser� mi luz. Cf Salmo 27:1 .
Versículo 9
Sobrellevar� la indignaci�n del Se�or, con la humilde sumisi�n que caracteriza al coraz�n arrepentido, porque he pecado contra �l, siendo imprescindible una confesi�n tan libre e inequ�voca si el dolor es genuino, hasta que �l defienda mi causa, tomando parte de Su pueblo contra los enemigos, y ejecute juicio por m�, manteniendo y estableciendo Su Iglesia a pesar de toda hostilidad; �l me sacar� a la luz, es decir, de las tinieblas del cautiverio y la opresi�n, y contemplar� Su justicia, porque la liberaci�n de Su pueblo estaba de acuerdo con las antiguas promesas del Se�or.
Versículo 10
Entonces la que es mi enemiga lo ver�, siendo esta la esperanza confiada del pueblo del Se�or, y la cubrir� verg�enza que me dec�a: �D�nde est� el Se�or, tu Dios? en la pregunta desde�osa que suelen hacer los enemigos de la Iglesia. Mis ojos la contemplar�n con tranquila satisfacci�n; ahora ser� hollada como lodo de las calles.
Versículo 11
En el d�a en que se construir�n tus muros, m�s bien, "un d�a de edificar tus muros" (se acerca), as� asegura el profeta a los miembros creyentes de Su pueblo, aquellos que realmente esperaban la venida del Mes�as, en ese d�a el decreto debe estar muy lejos, es decir, el decreto que fij� una marcada l�nea de divisi�n entre Israel y las naciones paganas.
Versículo 12
En aquel d�a tambi�n vendr� a ti, la Sion restaurada, desde Asiria y desde las ciudades fortificadas, desde las ciudades de Egipto, y desde la fortaleza, a saber, Egipto, hasta el r�o �ufrates, para indicar todos los pa�ses que se encuentran entre, y de mar a mar, y de monta�a a monta�a, de todas las regiones y pa�ses de la tierra, todos aquellos que el Se�or hab�a elegido de los diversos pa�ses del mundo. Cfr Isa�as 19:18 .
Versículo 13
No obstante, la tierra estar� desolada, la referencia muy probablemente sea a la Palestina terrestre, debido a los que la habitan, por el fruto de sus obras. Mientras que la Tierra Prometida, que antes flu�a leche y miel, ha perdido en gran medida su fertilidad, la Si�n espiritual, la Iglesia de Dios, est� edificada por miembros de todas las naciones de la tierra.
Versículo 14
Apacienta a tu pueblo con tu vara, con verdadero cuidado de pastor, siendo la vara la marca del pastor, Zacar�as 11:4 ss .; Salmos 23, el reba�o de tu heredad, la posesi�n de Jehov�, que mora solitariamente en el bosque, en medio del Carmelo, m�s bien, "en el bosque en medio del Carmelo que pacen", rodeados de las m�s ricas bendiciones; que se alimenten en Bas�n y Galaad, cuyas ricas praderas eran proverbiales en Israel, como en los d�as de anta�o, cuando, bajo David, el reino gozaba de la plenitud de la prosperidad material y espiritual. El Se�or responde a esta s�plica con la seguridad de su misericordia, que se dar� en una medida mayor de la que pidi� su pueblo.
Versículos 14-20
La �ltima s�plica del profeta
Versículo 15
Seg�n los d�as de tu salida de la tierra de Egipto, cuando derrot� a los enemigos con mano poderosa y revel� su bondad a Israel, le mostrar� cosas maravillosas, habi�ndole dado a su Iglesia las maravillas de su gracia.
Versículo 16
Las naciones ver�n y se avergonzar�n de todo su poder, porque todo su poder cacareado ser�a como nada a los ojos del Dios todopoderoso; se llevar�n las manos a la boca, en reverente silencio, con gran asombro; sus o�dos se ensordecer�n ante el trueno de las maravillas de Jehov�.
Versículo 17
Lamer�n el polvo como una serpiente, en la m�s profunda humillaci�n; saldr�n de sus agujeros como gusanos de la tierra, literalmente, "como las cosas que se arrastran sobre la tierra"; temblar�n desde sus escondites; Temer�n al Se�or, nuestro Dios, acerc�ndose a �l con terror, y temer�n a causa de ti. Con estas palabras, el profeta se vuelve una vez m�s directamente a Jehov� y se dirige a �l con palabras de alabanza.
Versículo 18
�Qui�n es Dios como t�, que perdona la iniquidad en el acto de justificaci�n, que es la base de la obra en Su Iglesia, y pasa por alto la transgresi�n del remanente de Su herencia? al conceder perd�n a los que en verdad son su pueblo. Cfr. �xodo 34:6 . No retiene su ira para siempre, porque se deleita en la misericordia, siendo sus grandes actos de misericordia la caracter�stica sobresaliente de su obra en Su Iglesia.
Versículo 19
Se volver� de nuevo, as� asegura el profeta a los creyentes; �l tendr� compasi�n de nosotros, subyugar� nuestras iniquidades, pisote�ndolas como enemigos que se levantan contra los creyentes; y arrojar�s todos sus pecados a las profundidades del mar, para que sean cubiertos y no puedan levantarse m�s para condenar al pueblo del Se�or.
Versículo 20
Cumplir�s la verdad a Jacob y la misericordia a Abraham, tal como est� contenida en las maravillosas promesas mesi�nicas, que juraste a nuestros padres desde los d�as de anta�o. Con este exaltado himno de alabanza, Miqueas cierra su libro, hablando en un tono similar al de Pablo en Romanos 11:33 . Tenemos aqu� la verdadera predicaci�n del Evangelio, que sostuvo a los creyentes del Antiguo Testamento en su ansiosa velaci�n por el tiempo del Mes�as, al cual tambi�n podemos acudir en busca de consuelo en medio de la corrupci�n de estos �ltimos d�as del mundo, sabiendo, sin embargo, que nuestra salvaci�n est� cerca.