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Apocalipsis 15

Comentario Popular de la Biblia de KretzmannComentario de Kretzmann

Versículo 1

Y vi otra se�al en el cielo, grande y maravillosa: siete �ngeles que ten�an las siete �ltimas plagas; porque en ellos se llena la ira de Dios.

Versículos 1-4

Los �ngeles con las siete copas y la apertura del templo.

El mar de vidrio y el c�ntico de alabanza:

Versículo 2

Y vi como un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que hab�an obtenido la victoria sobre la bestia y sobre su imagen y sobre su marca y sobre el n�mero de su nombre est�n sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios.

Versículo 3

Y cantan el c�ntico de Mois�s, siervo de Dios, y el c�ntico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Se�or Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.

Versículo 4

�Qui�n no te temer�, oh Se�or, y glorificar� tu nombre? Porque solo T� eres santo; porque todas las naciones vendr�n y adorar�n delante de ti; porque tus juicios se han manifestado.

Los males generales que iban a golpear la tierra y especialmente la Iglesia, directa o indirectamente, fueron descritos en visiones anteriores. Pero en la quinta visi�n, que se abre aqu�, se describen las plagas, o la revelaci�n de la ira de Dios sobre los enemigos de la Iglesia, y el presente cap�tulo sirve como introducci�n a la serie. El profeta escribe: Y vi otra se�al en el cielo, grande y maravillosa: siete �ngeles que ten�an las siete �ltimas plagas; porque en ellos se completa la ira de Dios.

Y vi lo que parec�a un mar de vidrio mezclado con fuego, y aquellos que hab�an salido vencedores de la bestia y de su imagen y del n�mero de su nombre de pie junto al mar de vidrio, con arpas de Dios. Este fue un presagio tan grande como cualquiera de los anteriores, y estuvo lleno de maravillas. Que las tornas ahora se hayan cambiado, y que el reino del Anticristo y todos los enemigos de Cristo ahora ser�n azotados por plagas, es un hecho grande y maravilloso, pero un hecho que deber�a llenar a los creyentes de consuelo y valor.

Las siete �ltimas plagas que tuvieron los siete �ngeles, incluida la plaga del Juicio final; porque la ira de Dios iba a encontrar su consumaci�n, su cumplimiento final, en estas plagas. El mar de cristal que se mencion� cap. 4: 6 se incluye aqu� nuevamente en la visi�n, mezclado con fuego, como s�mbolo de la majestad divina. En sus orillas todos los creyentes fieles, todos los cristianos que se hab�an negado a dejarse cegar por cualquier pompa y doctrina anticristiana, estaban reunidos, con arpas en la mano, dispuestos a cantar un himno de alabanza al Dios de su salvaci�n.

Este c�ntico se describe ahora: Y cantaron el c�ntico de Mois�s, siervo de Dios, y el c�ntico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Se�or Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de las naciones. �Qui�n no te temer�, Se�or, y glorificar� tu nombre? Porque solo T� eres santo; porque todas las naciones vendr�n y adorar�n delante de ti, porque tus justos juicios han sido revelados. Como Mois�s, el profeta y siervo de Dios, cant� un himno de alabanza despu�s de la liberaci�n final del ej�rcito del Fara�n, �xodo 15:1 , as� los santos en el cielo cantan un c�ntico en honor a Aquel que los libr� de todos. los peligros y tribulaciones de los �ltimos d�as.

No se mencionan sus propias obras ni siquiera sus propios sufrimientos; su �nico pensamiento es la exaltaci�n de Dios y del Cordero. Lo ensalzan por la grandeza y la maravilla de sus obras al tratar con ellas en su misericordia, por la justicia y la verdad de sus caminos al tratar con todas las naciones. Porque el resultado final de la obra del Se�or ser� que todas las naciones, todos los hombres, estar�n obligados a reconocer Su soberan�a y honrarlo como el Santo Juez de las naciones.

Los juicios del Se�or, cuando estaban a punto de ser revelados en esta visi�n, impresionar�an a todos los hombres para que finalmente, en medio de su obstinado odio hacia �l, y a pesar de ellos mismos, tuvieran que admitir que ten�an raz�n. y verdadero. Separado de los pecadores, puro y santo, m�s all� de toda censura, �l reina como el Rey Supremo.

Versículo 5

Y despu�s mir�, y he aqu�, se abri� el templo del tabern�culo del testimonio en el cielo;

Versículos 5-8

Los siete �ngeles con las siete copas:

Versículo 6

y salieron del templo los siete �ngeles que ten�an las siete plagas, vestidos de lino blanco y puro, y ce�idos el pecho con cinturones de oro.

Versículo 7

Y una de las cuatro bestias dio a los siete �ngeles siete copas de oro llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos.

Versículo 8

Y el templo se llen� de humo por la gloria de Dios y por su poder; y nadie pod�a entrar en el templo hasta que se cumplieran las siete plagas de los siete �ngeles.

El himno de los santos perfeccionados sirvi� como pr�logo de la revelaci�n cuyos incidentes preparatorios se muestran ahora. Fue un espect�culo maravilloso lo que encontraron los ojos de Juan: Y despu�s de estas cosas vi, y se abri� el templo del tabern�culo del testimonio en el cielo. Este era el santuario y santuario m�s �ntimo, el lugar m�s sagrado del templo celestial. El templo se llama aqu� el tabern�culo del testimonio, ya que simboliza la presencia y la revelaci�n de la justicia de Dios, y su apertura indicaba que el Dios sant�simo ya estaba listo para hablar y actuar a trav�s de sus representantes o mensajeros.

Esto lo describe el profeta: Y salieron del santuario los siete �ngeles que ten�an las siete plagas, vestidos de lino blanco y resplandeciente, y ce�idos el pecho con un cinto de oro. El hecho de que estos �ngeles estuvieran vestidos de oro y luz da una indicaci�n de su origen, mientras que el lino denota su oficio sagrado como sacerdotes del Se�or. Estos siete �ngeles fueron los portadores de las siete �ltimas plagas contra los enemigos del Se�or.

Y otro hecho se relata en los incidentes preliminares: Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete �ngeles siete copas de oro llenas de la ira de Dios, el que vive por los siglos de los siglos, y el santuario se llen� con el humo de la gloria. de Dios y de su poder, y nadie puede entrar en el santuario hasta que se completen las siete plagas de los siete �ngeles. Uno de los cuatro querubines que estaban alrededor del trono, actuando por mandato de Dios, entreg� a los siete �ngeles copas o copas, llenas de la ira del Dios eterno.

Y los siete �ngeles no deb�an contener esta ira, sino que la derramar�an sobre los enemigos del Se�or. Esta revelaci�n de la justicia de Dios fue acompa�ada de alabanza y honor para �l mismo, como indica el humo que llenaba el santuario. Ver Isa�as 6:4 . Hasta que terminen las plagas, la presencia de Dios es insoportable y Su majestad inaccesible.

El significado de esta imagen parece bastante evidente. Del santuario de Dios, de en medio de la Iglesia cristiana, los hombres deben levantarse como testigos y soldados de Cristo para atacar y vencer el reino del Anticristo y toda ense�anza anticristiana. Estaban vestidos de lino y con cinturones de oro, con las vestiduras del exaltado Cristo. Porque desde el principio estaban seguros de que su testimonio y su batalla ser�an victoriosos, ya que estaban tratando con enemigos que realmente hab�an sido vencidos por la victoria de Cristo.

As�, estos �ngeles, testigos de Dios y para el Se�or, deb�an ser instrumentos de la ira de Dios para transmitir a todos los enemigos de la Iglesia la condenaci�n de Dios. Con el humo de la gloria y el poder de Dios levant�ndose y sigui�ndolos, �qu� enemigo podr� resistirlos?

Resumen

En dos im�genes preliminares o introductorias, la de los santos perfeccionados alabando al Se�or, y la de los siete �ngeles que reciben las copas de la ira de Dios, se introducen las siete �ltimas plagas sobre los enemigos del Se�or.

Información bibliográfica
Kretzmann, Paul E. Ph. D., D. D. "Comentario sobre Revelation 15". "Comentario Popular de Kretzmann". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/kpc/revelation-15.html. 1921-23.