Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
Tired of seeing ads while studying? Now you can enjoy an "Ads Free" version of the site for as little as 10¢ a day and support a great cause!
Click here to learn more!

Bible Commentaries
1 Corintios 10

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Buscar…
Enter query below:

Versículos 1-33

As� como, al final del cap�tulo 9, Pablo se muestra dispuesto a someterse a una seria prueba en cuanto a la realidad de su cristianismo, as� en el primero del cap�tulo 10 est� claro que todos los que reclamen el lugar de cristiano ser�n sometidos a una prueba similar. Y se apela a la historia temprana de Israel como ejemplo de esto. Todos los hijos de Israel tuvieron el beneficio de la nube protectora al salir de Egipto.

Todos pasaron por el Mar Rojo, "y todos fueron bautizados en Mois�s en la nube y en el mar". Estas cosas los vinculaban p�blicamente con Mois�s, as� como el bautismo en agua identifica a uno exteriormente con Cristo. Todos comieron el man�, no porque fuera espiritual en s� mismo; pero ten�a un significado espiritual al hablar de Cristo, el verdadero Pan del Cielo. Bebieron de la Roca espiritual. Nuevamente, se enfatiza el significado de la Roca como espiritual: la roca era un tipo de Cristo.

No es que la roca los siguiera literalmente, pero la bendici�n que est� simbolizada en el agua de la roca sigui� a toda la compa��a a trav�s del desierto. "Esa Roca era Cristo". Les provey� bendiciones, como hoy brinda bendiciones en el c�rculo del cristianismo; y todos los que profesan el nombre de Cristo est�n en esa esfera de bendici�n externamente, as� como todo Israel fue bendecido externamente debido a su asociaci�n con Mois�s y la naci�n.

"Pero Dios no se agrad� de muchos de ellos, porque fueron derribados en el desierto". Cuando lleg� la prueba, se encontraron faltos: no completaron la carrera. Si la realidad no est� presente, esto eventualmente quedar� al descubierto. Si es as� en Israel, ciertamente es as� en la actualidad. Porque estas cosas eran tipos, directamente aplicables a nosotros, advirti�ndonos seriamente de no codiciar las cosas malas, como ellos.

Este es el primero de cinco aspectos negativos y trata sobre el estado del coraz�n que est� en la ra�z de todos los males siguientes. El ant�doto positivo para esto es, por supuesto, mantener el "primer amor" hacia la Persona de Cristo.

A continuaci�n, se advierte contra la idolatr�a. Israel introdujo esto para tener una justificaci�n religiosa para satisfacer sus propios apetitos y placeres. Hablaron de celebrar una fiesta "para el Se�or" ( �xodo 32:5 ); pero era contrario a �l, y un dios meramente de su propia invenci�n. En toda adoraci�n de �dolos existe necesariamente el elemento de hipocres�a. Y ya sea que se d� cuenta o no, es un entretenimiento real del diablo, que usa este medio para desplazar a Dios.

Y sigue la fornicaci�n. Si la fidelidad a nuestro �nico Maestro se ve comprometida, resultar� en asociaci�n con cualquier tipo de maldad. Balaam le aconsej� a Balac que usara a los moabitas para seducir a Israel, y ellos sucumbieron a esta asociaci�n falsa y malvada. Pero Dios odia tales mezclas, y en un d�a murieron veintitr�s mil israelitas como resultado. N�meros 25:9 habla de 24.000 muertos en la plaga, pero no dice, en un d�a. Evidentemente, los otros 1.000 murieron en un d�a diferente. Recordemos que la fornicaci�n espiritual no es menos grave que la literal.

A continuaci�n, se nos amonesta a no tentar a Cristo. Israel hizo esto despreciando el man� como un alimento ligero e insatisfactorio ( N�meros 21:5 ). Pero es un tipo de Cristo humillado como el humilde Hijo del Hombre. Jugando en las manos de Satan�s al hacer su obra tentadora, fueron destruidas por serpientes, el s�mbolo del enga�o sat�nico.

La �ltima de las cinco amonestaciones aqu� no es menos seria: "Ni murmur�is". Los esp�as de Israel que trajeron un informe de la tierra de Cana�n mezclado con sus propias murmuraciones, "murieron por la plaga delante de Jehov�" ( N�meros 14:36 ). Tales murmuraciones eran la terrible maldad de juzgar a Dios como indigno de confianza en su seguridad de que les permitir�a conquistar la tierra.

Que el creyente recuerde que toda mera queja es, en esencia, contra Dios. �No se preocupa correctamente por su pueblo y todos sus intereses? Note aqu� que no son las serpientes las que destruyen, sino el destructor: fue una imposici�n divina, el propio juicio de Dios.

El vers�culo 1 insiste en que todas estas cosas le sucedieron a Israel para tipos. No es que hayan ocurrido por casualidad y se toman como lecciones convenientes; pero que la sabidur�a de Dios mismo dise�� la historia de tal manera que deber�amos tener estos tipos espec�ficos de los cuales aprender. Si bien es posible que no nos hayan sido escritos, sin embargo, est�n escritos espec�ficamente para nosotros. De hecho, Israel no pudo darse cuenta del significado de estos tipos del Antiguo Testamento de tal manera que lo pueden hacer los creyentes de hoy; y no debemos estimar a la ligera su valor actual.

Porque sobre nosotros ha llegado el fin de los tiempos. Las edades de prueba de la conciencia, el gobierno humano y la ley ten�an un fin a la vista, es decir, la pura gracia de Dios revelada en la Persona de Su Hijo; y nosotros, los destinatarios de esta gloriosa revelaci�n, somos, por tanto, aquellos que, por el Esp�ritu de Dios, tenemos el privilegio de beneficiarnos m�s grandemente de la historia pasada, que ha sido dise�ada por Dios para este mismo prop�sito. No ignoremos ni olvidemos una verdad tan trascendentemente maravillosa.

Y uno que piensa que est� de pie es advertido de que caiga. �Es su confianza en s� mismo? Pedro tuvo esto, y tristemente cay�, aunque no como Judas, quien no ten�a fe alguna. Para quien no ha nacido de nuevo, esa confianza en s� mismo solo conduce a la ruina eterna: por otro lado, como para un creyente, la confianza en s� mismo conducir� a una ca�da dolorosa, pero para la cual hay recuperaci�n por la gracia de Dios.

De modo que el vers�culo 12 presiona la fidelidad de Dios, y es s�lo en esto de lo que podemos depender con seguridad. Si la tentaci�n llega a un creyente, no es algo completamente nuevo: otros tambi�n han sido probados de manera similar, sin importar cu�n inusual pueda parecer la cosa. Pero Dios no permitir� que uno sea tentado por encima de su capacidad para soportarlo. Por tanto, recordemos la fidelidad de Dios y dependamos plenamente de ella.

�l proporcionar� una salida en Su propio tiempo, para que el individuo tenga la gracia de soportarlo. Lo importante aqu� es la confianza de la fe en el Dios Viviente que es lo opuesto a la confianza en uno mismo. No podemos estar solos, pero Dios puede hacernos estar firmes.

El vers�culo 14 resume esta secci�n con la advertencia urgente de "huir de la idolatr�a". Esto se remonta al vers�culo 7 como la primera manifestaci�n de la obra interior del mal, y de hecho es el principio subyacente involucrado desde el primero del cap�tulo 8 hasta el final del cap�tulo 10. Pablo mismo ten�a el prop�sito de ser plenamente para Cristo que ning�n elemento de idolatr�a tendr�a un lugar para entrar; y en este cap�tulo anima a los corintios de manera similar.

Esto conduce ahora a la expresi�n central de toda verdadera comuni�n en la asamblea, la comuni�n unida de los santos con Cristo mismo, y entre s�, como el cuerpo de Cristo. Pablo apela a la sabidur�a que tienen en Cristo Jes�s y les pide que juzguen sabiamente sus palabras.

�No fue la copa de la cena del Se�or la comuni�n de la sangre de Cristo? Al participar, uno expresa comuni�n con el valor y el significado de la sangre de Cristo, identificaci�n con la expiaci�n completada por el derramamiento de esa sangre. �Preciosa asociaci�n en verdad! Y el pan que se parte, �no es la comuni�n del cuerpo de Cristo? Ciertamente, Su cuerpo literal dado por nosotros, en el cual �l sufri� una agon�a m�s all� de todo pensamiento, debe ser considerado aqu�, expresando nuestra comuni�n con la bendici�n resultante de Sus terribles sufrimientos, con corazones llenos de aprecio y acci�n de gracias.

Pero el vers�culo 17 indica una aplicaci�n adicional para nosotros aqu�. Los creyentes, siendo muchos, son un solo pan, un solo cuerpo, y todos son part�cipes de ese �nico pan. Esto es lo m�s sorprendente e importante. El partimiento del pan es la expresi�n predominante del compa�erismo de la asamblea. Al hacer esto, debemos expresar la comuni�n con todo el cuerpo de Cristo, no con una mera parte de �l, local o de otro tipo. Esta es una base que no debemos ignorar nunca, o caeremos en el sectarismo.

Cuando Pablo escribi�, las separaciones no hab�an dividido a la Iglesia en numerosos partidos, por supuesto, aunque la actitud de independencia y divisi�n amenazaba con da�ar en Corinto y ten�a que ser reprobada. Siendo este el caso, cu�n importante era que volvieran al precioso reconocimiento del �nico principio s�lido, b�sico para toda unidad en la Iglesia de Dios. Nosotros tambi�n debemos prestar la mayor atenci�n a este asunto crucial.

En la actualidad, cada denominaci�n tiene su base de reuni�n distinta y separada; pero cualquier base que no sea la del cuerpo entero de Cristo en todo el mundo es en su esencia sectaria, por buena o pobre que sea la actitud o el esp�ritu de quienes se re�nen sobre tales bases. Muchos pueden reconocer la verdad de un solo cuerpo; e instamos a que, por este motivo, haya comuni�n interdenominacional; pero esto no es en absoluto reconocer la �nica base del compa�erismo, porque en este caso, se mantienen varias bases y se ignora su inconsistencia entre s�.

Y lo que es m�s grave, se ignora la base de Dios, una base mucho m�s importante que nuestro disfrute de la comuni�n. Por lo tanto, la fe har�a que el creyente abandonara todas las dem�s bases y se reuniera sobre la �nica base de Dios, sin agregar nada a las verdades declaradas de las Escrituras en estos asuntos. El partimiento del pan, en estos vers�culos, se ve claramente que no es en absoluto individual, sino que est� relacionado con la Asamblea, el cuerpo de Cristo, y solo se observa correctamente cuando su base del cuerpo �nico se reconoce como su principio de unidad. , y de reuni�n.

Israel seg�n la carne se usa nuevamente para ilustrar estas cosas. Cuando se sacrificaba un animal en el altar, los que com�an del sacrificio se identificaban con el altar. La cuesti�n seria de la asociaci�n es la que aqu� se insiste. Si tenemos comuni�n con Cristo y Su cuerpo, como se expresa en el partimiento del pan, �es consistente al mismo tiempo tener comuni�n con lo que es contrario a �l?

Se podr�a decir que un �dolo de todos modos no es nada y, por lo tanto, no tiene importancia ninguna identificaci�n externa con �l. Pero este no es un razonamiento correcto. Es cierto que el �dolo no es nada, y la carne ofrecida a los �dolos no cambia realmente por esto. Pero detr�s del �dolo en todos los casos, hay un esp�ritu maligno, y los gentiles, en su adoraci�n de �dolos, estaban sacrificando a los demonios. �Puede el creyente participar en esto? No se trata de si su propia conciencia est� contaminada o si su propia alma est� afectada; sino de su comuni�n exterior con un �dolo. Exteriormente est� comprometiendo el honor de su Se�or.

Este principio ciertamente se puede aplicar a una asociaci�n denominacional. Muchas denominaciones han estado tan mezcladas con la idolatr�a que cualquier cristiano deber�a discernir esto claramente y no tener comuni�n con tales cosas. El mismo esfuerzo por exaltar y justificar cierta denominaci�n tiene en s� el elemento de idolatr�a; porque pone la denominaci�n en el lugar de Cristo. Ciertamente debemos amar a los cristianos que pueden ser enga�ados por tales cosas, pero debemos evitar la cosa en s�.

Porque es imposible beber la copa del Se�or, y tambi�n la copa de los demonios: imposible ser participantes de la mesa del Se�or, y tambi�n de la mesa de los demonios. Este es un asunto de nuestra verdadera y vital comuni�n. No es aqu� de la Cena del Se�or de lo que est� hablando: esto se encuentra m�s adelante en el cap�tulo 11: 20-33. Pero todo verdadero creyente bebe la copa del Se�or y participa de la mesa del Se�or por el mismo hecho de ser salvo.

Es espiritualmente cierto, en el momento en que uno cree, que come de la carne del Se�or y bebe de Su sangre. Comp�rese con Juan 6:53 . �sta se ha convertido en su propia y vital esfera de compa�erismo. Por tanto, le es imposible beber la copa de los demonios o participar de su mesa. Dios, de hecho, lo ha liberado de ese reino al que no puede regresar. Si Dios ha hecho esto con la m�xima perfecci�n, entonces es correcto que nuestras acciones pr�cticas sean consistentes con el hecho establecido.

Y se les hace una pregunta que escudri�a la conciencia: "�Provocamos al Se�or a los celos?" �No est� celoso con raz�n de que le demos alg�n honor (honor que le pertenece) a los demonios? O, "�somos m�s fuertes que �l?" �Creemos que somos lo suficientemente fuertes para involucrarnos en tales mezclas sin peligro, mientras que Dios mismo est� totalmente separado de ellas?

�Se trata de lo que es meramente "l�cito"? De hecho, ninguna actitud legal de "no tocar, no gustar, no manipular" est� impl�cita en absoluto; porque ese tipo de cosas son contrarias al cristianismo. Pero, �no fueron lo suficientemente sabios para juzgar lo que les conviene a los redimidos por la sangre de Cristo? �No les ilumin� su propia fe y conciencia, as� como la Palabra de Dios, en estos asuntos? Pablo al menos busc� el car�cter positivo de las cosas, las cosas convenientes o convenientes, y eso podr�a ser para la verdadera edificaci�n, la edificaci�n de las almas.

Aqu� se insta a los santos a un principio de gran valor: "Nadie busque lo suyo, sino cada uno las riquezas de los dem�s". Si se busca honestamente la bendici�n de los dem�s, esto en s� mismo dar� una perspectiva m�s adecuada en cuanto a mi propia conducta personal; mientras que el mero ego�smo siempre me dejar� susceptible a la influencia sat�nica. Y evitemos la sugerencia sutil de que somos amables y altruistas si nos mezclamos con otros en asociaciones incorrectas: esto no es ni fidelidad a Dios ni verdadera bondad hacia los dem�s.

La conexi�n aqu� con el cap�tulo 8, donde comenz� este tema, es evidente. Si la carne se vend�a en las tiendas, no hab�a necesidad de cuestionar si se la hab�a ofrecido a un �dolo. Ciertamente, esto no hizo ninguna diferencia en cuanto a la carne en s�, y el cristiano tiene perfecta libertad para comerla; "porque de Jehov� es la tierra y su plenitud". Y el creyente lo recibe del Se�or con acci�n de gracias.

O, si un creyente acepta una invitaci�n a una comida con un incr�dulo, ser� completamente libre de comer lo que se le d� sin dudarlo. Pero si su anfitri�n, o cualquiera de los presentes, le dijera que esto se hab�a ofrecido en sacrificio a un �dolo, inmediatamente se plantea la cuesti�n de si reconocer� al �dolo. Su informante ciertamente tiene esto en mente y, por lo tanto, el creyente no debe comer. Este es el debido cuidado de la conciencia del informante.

Y de nuevo se dice, "porque de Jehov� es la tierra y su plenitud". Si mi comida le diera a otro la impresi�n de que yo cre�a que la comida era de un demonio y no del Se�or, entonces no deber�a comer. Entonces, ya sea que se coma en el primer caso o no se coma en el otro, la base de la verdad para ambos es id�ntica.

La conciencia de otro, entonces, no meramente la m�a, deber�a preocuparme; porque �por qu� mi libertad es juzgada por la conciencia de otro hombre? Si tengo libertad, d�jame expresarla de tal manera que la conciencia del otro no la juzgue. Porque si mi comida le hace tropezar, entonces d�jeme usar mi libertad para no comer, y su conciencia no juzgar� mi libertad. Si participo en acci�n de gracias a Dios, �por qu� deber�a hacerlo de tal manera que otro tenga la ocasi�n de hablar mal de m� a causa de la misma cosa por la que doy gracias?

De modo que, adem�s de la consideraci�n de la conciencia de otro, est� involucrada aqu� la cuesti�n de la gloria de Dios. Porque su gloria es ciertamente una consideraci�n suprema en la forma en que lo representamos ante los hombres. "Haz todo para la gloria de Dios" es un recordatorio aleccionador y tranquilizador para nuestras almas. Nuestra conducta no debe causar tropiezos a nadie, ya sean jud�os, gentiles o la Iglesia de Dios. Todos ellos son criaturas de Dios, y mi propia comodidad y placer son secundarios al bienestar apropiado de sus almas.

Pablo fue el ejemplo en esta actitud abnegada de agradar a todos en todas las cosas. Esto, por supuesto, no agrada a los hombres por estar sujetos a su dominaci�n, o simplemente buscando la aprobaci�n humana (como se refuta completamente en G�latas 1:10 ); sino como buscando genuinamente el bien m�s puro de sus almas, para que puedan ser salvos. No comprometer�a la verdad de Dios por nadie, pero renunciar�a a su propia ventaja personal por el bien de cualquiera, si pudiera llevarlos a Dios.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Corinthians 10". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-corinthians-10.html. 1897-1910.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile