Bible Commentaries
1 Corintios 2

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Versículos 1-16

Fue a trav�s de Pablo que los corintios fueron llevados a Dios; y aqu� les recuerda que cuando lleg� all� por primera vez, hab�a evitado el uso de discursos altisonantes y argumentos intelectuales: no fue a trav�s de estas cosas que se hab�an convertido, ni el testimonio de Dios requer�a tal cosa. Y ciertamente todo el curso cristiano debe ser coherente con su comienzo.

Porque Pablo hab�a tenido el prop�sito de venir all� para no desviarse de ninguna manera del �nico objeto vital de su mensaje: "Jesucristo, y este crucificado". Tengamos cuidado de notar aqu� que habla primero de la Persona de Cristo; pero no debe detenerse all�, como si Cristo hubiera venido para agregar Su voz a la sabidur�a de este mundo. No, ha sido crucificado por el mundo, rechazado por los sabios y poderosos, cortado en medio de sus d�as, dejando atr�s todo lo que exalta al hombre en la carne.

Por tanto, Pablo estaba con ellos "en debilidad, con temor y con mucho temblor". Esto no fue de ninguna manera una subordinaci�n a los hombres, sino una comprensi�n de la propia mano de Dios sobre �l; la debilidad como meramente el instrumento que depende del poder superior de Dios; miedo y temblor, la sobria realizaci�n de la grandeza y realidad de la revelaci�n de Dios que le hab�a sido confiada. Porque �l era simplemente un siervo del Dios Viviente, responsable de comunicar solo lo que Dios le hab�a dado a conocer; y ciertamente no a�adirle ninguna filosof�a humana. No utiliz� un arte de vender h�bil, ninguna persuasi�n psicol�gica; porque buscaba una respuesta real de fe, una fe que tuviera ra�ces s�lidas en el poder de Dios, no en la sabidur�a de los hombres.

Sin embargo, de ninguna manera el ap�stol despreci� o ignor� la sabidur�a; porque entre "los que son perfectos", los que fueron llevados al debido conocimiento de Dios, en verdad hablaron sabidur�a. Pero no fue sabidur�a en la forma en que el mundo lo considera, ni la sabidur�a de este mundo, ni la de los gobernantes de este mundo; pues, por muy prominentes que puedan ser tales hombres por un breve momento, tanto ellos como su sabidur�a se reducen muy pronto a la nada.

"Pero hablamos la sabidur�a de Dios en un misterio". Esto no tiene el sentido de un tipo de cosa misteriosa y extra�a, sino de algo no revelado previamente, es decir, "sabidur�a oculta que Dios orden� antes del mundo". Estaba oculto al entendimiento de los hombres, quienes posiblemente no podr�an entenderlo hasta que Cristo mismo se manifest� para quitar nuestros pecados. La sabidur�a de Dios hab�a sido anterior a la sabidur�a de los hombres, siendo simple en su grandeza y grandiosa en su simplicidad, pero no se pod�a descubrir mediante el ejercicio m�s elevado de la sabidur�a del hombre. No fue esto simplemente para mostrar la sabidur�a superior de Dios, sino que fue dise�ado "para nuestra gloria", es decir, para llevar a la humanidad pecadora a un lugar de dignidad y gloria antes inimaginable.

Ninguno de los gobernantes de este mundo lo hab�a sabido ni podr�a haberlo sabido. Si hubieran sabido previamente qu� maravillosos resultados en gloria a Dios y a la Persona del Se�or Jes�s surgir�an de la muerte de la cruz, no habr�an crucificado al Se�or de Gloria. No ten�an idea de que lo que consideraban su victoria sobre Cristo era su derrota real.

El vers�culo 9 es una cita de Isa�as 64:4 , que muestra cu�n totalmente oscuros para el hombre son los consejos de Dios, aparte de una revelaci�n directa de Dios. "Ojo no ha visto:" la observaci�n humana no pudo encontrar nada aqu�. Fue a esto a lo que Elifaz apel� en su reproche a Job ( Job 4:8 ); pero estaba equivocado.

"Ni o�do oy�". El o�do nunca hab�a recibido esto de toda la sabidur�a combinada de �pocas pasadas, la tradici�n a la que Bildad apel� en su juicio sobre Job ( Job 8:8 ). Estaba igualmente equivocado. "Ni han entrado en coraz�n de hombre". La intuici�n de ning�n hombre podr�a haber imaginado una sabidur�a como la de Dios; aunque Zofar ( Job 11:6 ) consider� que su propia intuici�n ten�a autoridad. Este es el m�s tonto de todos y, por supuesto, falso.

"Pero Dios nos las revel� a nosotros por el Esp�ritu". La respuesta entonces es exclusivamente una revelaci�n de Dios. Despu�s de que se demostr� que los tres amigos de Job estaban equivocados y fueron silenciados, entonces Eli� abord� el tema sobre esta base s�lida: "Hay un esp�ritu en el hombre; y la inspiraci�n del Todopoderoso les da sabidur�a" ( Job 32:8 ). Es el Esp�ritu de Dios quien ha comunicado esta sabidur�a divina y, por supuesto, por la inspiraci�n directa de aquellos a quienes eligi� para darnos la palabra escrita de Dios.

Todos estos escritores escriben con una sabidur�a manifiestamente superior a la suya propia, aunque cada uno tiene una manera y un estilo distintivos de s� mismo: cada uno no era meramente un aut�mata, sino que el Esp�ritu de Dios ejercitaba a cada uno para escribir con total libertad personal, sin embargo, cada palabra custodiado y guiado por su poder soberano.

Porque el Esp�ritu de Dios penetra en las profundidades de Dios, como ninguna criatura podr�a hacerlo jam�s; y, por tanto, es �l quien es capaz de revelarlos. Esto se ilustra en el vers�culo 11 con la analog�a del esp�ritu de un hombre. Es el esp�ritu de un hombre que conoce las cosas de un hombre. El conocimiento, el intelecto, la comprensi�n est�n conectados con el esp�ritu, no con el alma, que se caracteriza m�s por el deseo y el sentimiento.

En cuanto a las cosas de Dios, por tanto, es el Esp�ritu de Dios quien las conoce: el hombre, naturalmente, no sabe nada de ellas.

Pero los creyentes han recibido, no el esp�ritu del mundo, sino el Esp�ritu que es de Dios, con el objeto de que conozcamos las cosas que Dios nos ha dado gratuitamente. Esto no significa que el conocimiento consciente de todos los creyentes sea, por tanto, el mismo, sino que todos tienen el mismo Esp�ritu, que es capaz de comunicar las cosas de Dios, de modo que las conozcamos en la medida en que seamos ense�ados y guiados voluntariamente por el Esp�ritu. Esp�ritu.

Sin embargo, se pone especial �nfasis en el hecho de que los ap�stoles tienen el Esp�ritu de Dios, por medio del cual comunican la verdad de Dios a los dem�s. Hablaron con palabras, no de la sabidur�a del hombre, sino como las ense�� el Esp�ritu Santo, "comunicando cosas espirituales por medios espirituales" (JN Darby Trans.). Deber�a ser evidente que las cosas espirituales no pueden comunicarse m�s por medios naturales que si pudieran ser entendidas por el intelecto natural.

Por lo tanto, debe ser por el poder del Esp�ritu de Dios que ambos sean entendidos y comunicados a otros. Observemos tambi�n de cerca que no son meramente los pensamientos o conceptos involucrados los que son inspirados por Dios, sino las "palabras". Cada palabra, tal como fue dada, fue exactamente correcta, expresando exactamente (en los idiomas originales) la mente de Dios. Por lo tanto, los traductores no tienen la libertad de traducir simplemente lo que conciben como el significado de un pasaje determinado. Una traducci�n honesta debe traducir las palabras con la mayor fidelidad posible, en estricta coherencia con el significado de las palabras en el idioma original.

Los escritores originales de las Escrituras fueron entonces total y absolutamente guiados por el Esp�ritu de Dios en sus escritos, y fueron preservados totalmente de cualquier error humano, aunque en muchos casos, si no todos, no sab�an en ese momento que en realidad estaban escribiendo las Escrituras que durar�a por la eternidad. Es importante que tambi�n nosotros, que podemos ministrar la Palabra de Dios a otros, aprendamos a depender de la direcci�n del Esp�ritu de Dios, y no de ning�n intelecto humano, al hablar as�; aunque sabemos absolutamente que nuestro hablar ahora nunca puede resultar en ser Escritura actual, porque la Palabra de Dios es completa.

El vers�culo 14 insiste en que el hombre natural no puede recibir ni conocer las cosas del Esp�ritu de Dios; porque no ha nacido de nuevo, y depende de sus propios sentidos naturales con respecto a lo que comprende. Las cosas espirituales est�n fuera del �mbito de su experiencia y de su conocimiento, y las considera s�lo una tonter�a, porque se disciernen s�lo espiritualmente, no por sus sentidos naturales.

El vers�culo 15 es totalmente opuesto a esto. "El espiritual" no describe a todos los creyentes, porque algunos de ellos son "carnales, aunque tienen el Esp�ritu de Dios (cap. 3: 1). Se refiere a aquellos que en la pr�ctica dependen de la direcci�n del Esp�ritu". , como todo creyente debe hacerlo Un creyente carnal no discernir� todas las cosas, porque, si bien algunos de sus pensamientos pueden ser espirituales, la carne est� tan mezclada con estos que su perspectiva ser� confusa.

Pero el que es espiritual discierne todas las cosas. De hecho, no solo discierne las cosas espirituales, sino que discernir� el verdadero significado de las cosas naturales de una manera que el hombre natural no puede. "Sin embargo, �l mismo no se discierne de ning�n hombre". Es un enigma para los hombres, porque piensa y act�a en un nivel diferente, no impulsado por el egocentrismo, sino por un genuino respeto por la gloria de Dios.

"Porque", se cuestiona, "�qui�n conoci� la mente del Se�or? �Qui�n le instruir�?" Este es un conocimiento inescrutable, porque est� muy por encima de cualquier nivel de criatura. "Pero tenemos la mente de Cristo". �Maravillosa y preciosa declaraci�n de hecho! Teniendo el Esp�ritu de Dios, esta es la revelaci�n de la mente de Cristo. El creyente tiene esto. Entonces, sin duda, deber�a intentar utilizarlo en la experiencia diaria. Si no, no es "espiritual".

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Corinthians 2". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-corinthians-2.html. 1897-1910.