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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Grant sobre la Biblia Comentario de Grant
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Corinthians 5". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-corinthians-5.html. 1897-1910.
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Corinthians 5". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-13
El �nfasis en la sabidur�a humana en Corinto estuvo tristemente acompa�ado por un caso de repugnante corrupci�n moral. La filosof�a est� muy alejada del poder espiritual, muy com�nmente. Pablo habla aqu� de un caso bien conocido, el de un hombre que tiene su propia madrastra. Una fornicaci�n como esta ni siquiera se consideraba entre las naciones imp�as. Esto ilustra el hecho de que la gracia, una vez conocida, puede aprovecharse de la manera m�s imp�a, si no tiene poder viviente sobre el alma. Y un creyente puede caer en tal maldad que incluso escandaliza la conciencia de un incr�dulo.
Pero m�s grave a�n es la indiferencia autocomplaciente de la asamblea de Corinto ante tal maldad en medio de ellos. El sentido moral apropiado los habr�a humillado con el coraz�n quebrantado ante Dios, y al menos en oraci�n por su intervenci�n. Si no supieran c�mo manejar el caso, sin embargo, ciertamente podr�an suplicar la ayuda del Se�or, para que se les quitara el ofensor; porque era evidente que toda la asamblea estaba corrompida por este mal.
Habi�ndose establecido indiscutiblemente los hechos del caso, Paul, aunque personalmente ausente, hab�a juzgado absolutamente, como si hubiera estado presente, con respecto a este asunto. Si hubiera habido alguna duda sobre los hechos o circunstancias reales involucrados, por supuesto, no habr�a escrito de manera tan positiva. Pero cuando el caso est� claro, la acci�n no debe demorarse.
Pero es la asamblea la que debe actuar, no simplemente cumpliendo con la palabra de Pablo, sino "en el nombre de nuestro Se�or Jesucristo", es decir, represent�ndolo directamente. Es su solemne responsabilidad, con Su autoridad detr�s. Ninguna asamblea puede ser eximida de la responsabilidad de juzgar el mal cuando est� manifiestamente presente. Y todos los santos son responsables: el asunto no debe delegarse a unos pocos en la asamblea.
La asamblea debe "reunirse" para expresar un pronunciamiento unificado sobre la exclusi�n de entre ellos al culpable de este mal. Tambi�n en este caso, Pablo asume toda la responsabilidad de la instrucci�n que les da: su esp�ritu estar�a en total concordancia con el juicio de ellos, junto con la autoridad del Se�or Jesucristo.
Rechazar a este hombre ser�a entregarlo a Satan�s. Porque ser�a puesto fuera de toda comuni�n cristiana, en el reino de Satan�s. No tendr�a lugar en ninguna asamblea cristiana, porque no hab�a denominaciones en las que pudiera ser recibido descuidadamente; como es el caso hoy. De modo que hoy no podr�amos pretender entregarle uno a Satan�s, aunque repudiar a un hombre as� es ciertamente tan vinculante ahora como entonces.
Sin embargo, no se puede insistir demasiado en que el bien del delincuente es lo m�s importante en este caso. Tal disciplina deber�a tender apropiadamente a humillar y quebrantar la carne con su actividad maligna, a fin de causar al final una restauraci�n apropiada para el Se�or y para la asamblea. El bienestar del esp�ritu es una necesidad vital aqu�, y con este fin se debe juzgar la carne y sus concupiscencias. Para algunas personas, esto puede parecer cruel, pero en realidad es la �nica forma que el amor verdadero puede tomar honestamente para el bien final del ofensor.
Es el camino de Dios y no permite ning�n sustituto. En ese momento, su gloria era impropia, un mero espect�culo que ignoraba una seria responsabilidad. �No sab�an que un poco de levadura impregnar�a toda la masa?
La levadura es claramente el mal al que se le permite actuar. Si se permite llevar a cabo pr�cticas manifiestamente malas, sin restricci�n por parte de la asamblea, entonces la asamblea se convierte en parte de la maldad. Para convertirse en una masa nueva, deben purgar la vieja levadura, y en este caso, el mal no se puede purgar excepto repudiendo al culpable. La expresi�n "como vosotros sin levadura" es un recordatorio para ellos de que su propio car�cter como "en Cristo" es aquel en el que el pecado no tiene lugar alguno; y para ser consecuentes con este car�cter santo, deben juzgar y desechar el mal.
Entonces se habla de Cristo como "nuestra Pascua ... sacrificada por nosotros". La levadura estaba totalmente prohibida en la fiesta de la Pascua ( �xodo 12:8 ). Porque en el sacrificio de Cristo el pecado es totalmente juzgado; y al guardar la fiesta que es un memorial de ese bendito sacrificio, ciertamente se nos pide que lo hagamos de manera consistente con la bendici�n del sacrificio mismo.
Por supuesto, es la cena del Se�or la que es una fiesta conmemorativa, y "la vieja levadura de malicia y maldad" debe ser juzgada y rechazada por completo, ya que tenemos el privilegio de recordar los sufrimientos de nuestro Se�or. "Los sin levadura de la sinceridad y la verdad" es s�lo correcto y coherente aqu�, y la asamblea debe ejercitarse para ver que esto se practique. Es la cena del Se�or, y ciertamente no sirve comida contaminada; pero es una fiesta que puede dar el m�s puro deleite a los participantes, aunque nuestro objetivo principal es deleitarlo a �l.
Pero aunque la Cena del Se�or, que es la expresi�n central de la comuni�n en la asamblea, se le niega espec�ficamente a un fornicario, esto no es todo. Los santos de Dios no deb�an tener comuni�n con �l en absoluto, ni siquiera comer una comida com�n con �l. Sin embargo, aqu� hay una distinci�n necesaria. Fornicadores del mundo, codiciosos, extorsionadores, id�latras, al creyente no se le dice que evite, porque est�n por todas partes.
Su maldad no fue una deshonra directa para Dios, como fue el caso de uno que fue llamado hermano, y fue culpable de un curso de pr�ctica pecaminosa. Esta fue una negaci�n en la pr�ctica del Se�or al que dec�a servir. El amor por �l impondr�a este serio trato disciplinario, as� como la fidelidad a Dios y la preocupaci�n por la pureza de la asamblea. De hecho, a esto se suma la preocupaci�n de que el mundo mismo reconozca que el cristianismo se niega a abrazar el mal, y especialmente a quien profesa ser cristiano.
No era responsabilidad de Pablo (ni nuestra) juzgar a los que estaban fuera de la asamblea. Esto est� enteramente en la mano de Dios, pero el juicio dentro de la asamblea es enf�ticamente responsabilidad de la asamblea misma y, por lo tanto, de todos en la asamblea. Por lo tanto, todos fueron llamados a estar en concordia para desechar de entre ellos al hombre que aqu� se llama "ese malvado". No se les permite otra alternativa. Ciertamente, una acci�n de este tipo debe estar siempre en un esp�ritu de quebrantamiento y humillaci�n, no de mera ira o desprecio; Pero hay que hacerlo.