Bible Commentaries
1 Samuel 12

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Versículos 1-25

Este cap�tulo interviene en la historia como una reprimenda solemne a Israel y una advertencia de los peligros a los que se hab�an expuesto al pedir un rey La voz del profeta no debe dejarse en un segundo plano porque el pueblo tiene un rey, Samuel se�ala a la atenci�n de Israel algunos hechos claros, cuyo significado deber�an considerar seriamente. Se les hab�a dado su camino, con un rey establecido sobre ellos, Ahora �l hab�a envejecido.

Invita a sus cr�ticas. �Hab�a usado el lugar que Dios le hab�a dado para su propio beneficio? �Le hab�a quitado algo a alguien? �Hab�a defraudado a alguien? �Hab�a oprimido a alguien? �Hab�a recibido alguna vez un soborno? Dirigi� esto p�blicamente a todo Israel y habl� como en la presencia de Dios. �Hab�a alguien que pudiera se�alarlo con el dedo?

Su respuesta es clara y decisiva en el sentido de que �l no hab�a sido culpable de ninguna aberraci�n en su relaci�n con la gente. Para impresionar m�s profundamente esto, Samuel invoca el testimonio del Se�or, al que responden: "�l es testigo." Es triste decir que no muchos hombres con autoridad podr�an hacer frente a una prueba de este tipo. Pero Samuel hab�a aprendido temprano en la vida a depender de la pura gracia de Dios, y el resultado fue una vida constante y consistente de verdad y estabilidad. Esto demostr� ser cierto para todo siervo de Dios.

Luego habla de Mois�s y Aar�n, a quienes Dios hab�a puesto en el lugar de l�der para sacar a Israel de Egipto. No era menos cierto que no ten�a nombramiento oficial. No dijo esto, pero deber�an haberlo reconocido sin que �l lo reclamara. Les pide que se detengan y presten mucha atenci�n a su razonamiento con ellos ante el Se�or, no con respecto a su vida ante ellos, sino con respecto a todas las acciones justas del Se�or por las cuales Israel hab�a sido bendecido.

Cuando la familia de Jacob estuvo en Egipto (por supuesto por alg�n tiempo), clamaron al Se�or debido a su servidumbre, y el Se�or envi� a Mois�s y Aar�n para que los liberaran con el objeto de traerlos a su propia tierra. Este fue un logro, la conducci�n de (probablemente) entre dos y tres millones de personas durante cuarenta a�os a trav�s del desierto y establecerlos en una tierra de la cual Dios tuvo que expulsar a los habitantes anteriores.

La historia nunca ha visto nada igual. En ese momento, y m�s tarde, Israel lo acept� como un hecho, pero apenas se dio cuenta de la maravilla de la gracia de Dios al tratar con ellos en una bendici�n maravillosa.

El vers�culo 9 se refiere al libro de Jueces, cap�tulo 4: 1-2, as� como al cap�tulo 13-1 y 3-12. Samuel no usa el orden cronol�gico aqu�, por lo que sin duda tiene una raz�n, pero en los casos de todos esos enemigos, fue la desobediencia de Israel a Dios lo que llev� al cautiverio de Israel. En cada caso, Dios escuch� sus oraciones cuando su angustia fue suficiente para hacerlos clamar a �l en confesi�n de su pecado y en s�plica por liberaci�n.

�Cu�n fiel y misericordioso hab�a sido a pesar de su infidelidad! Se seleccionan tres hombres a quienes Dios envi� como libertadores, Jerubaal (o Gede�n), Bedan y Jeohthah. Estos eran l�deres militares en contraste con el mismo Samuel, a quien Dios envi� para la liberaci�n de Israel tambi�n por medio del poder espiritual y moral en lugar de la guerra. La liberaci�n fue eficaz para permitir que Israel habitara con seguridad.

Sin embargo, les dice que cuando temieron un ataque de Nahash el amonita, en lugar de darse cuenta de que solo su propio pecado los dejar�a vulnerables y, por lo tanto, apelaron en confesi�n y fe a su fiel Creador, �exigieron un rey! �Esto pr�cticamente le estaba diciendo a Dios que ya no se pod�a confiar en �l como su rey!

Sin embargo, no pensaron que estaban desplazando a Dios: pensaron que podr�an tener a su rey y tambi�n servir a Dios. Entonces Samuel les dice que si obedecen al Se�or y lo sirven, sin rebelarse contra ninguno de sus mandamientos, ahora que tienen a su rey, mientras lo hagan, ellos y su rey continuar�n siguiendo al Se�or. Si creen que es una ventaja real tener un rey, que lo prueben con su obediencia a Dios.

Por otro lado, se les advierte solemnemente que si no obedecen al Se�or, entonces la mano del Se�or estar�a contra ellos con disciplina seria, tal como hab�a sido el caso con sus padres cuando hab�an sido culpables de rebelarse contra el Se�or. mandamientos de Dios.

Sin embargo, era necesario que las palabras de Samuel fueran confirmadas por una clara se�al p�blica de Dios para presionar estos hechos solemnemente en sus conciencias. Les pide que se pongan de pie y vean la gran cosa que Dios har�a. Durante la cosecha de trigo en Israel, una tormenta de truenos era inaudita. Samuel les dijo que orar�a y que el Se�or enviar�a tal tormenta para que se dieran cuenta de que su maldad era grande al pedirle a un rey.

No hubo ninguna sugerencia de que cambiaran de opini�n ahora; porque desde que han recibido a su rey, es posible que no vuelvan a deshacerse de �l, sino que deben aprender las consecuencias de su propia locura. Dios responde a la oraci�n de Samuel enviando truenos y lluvia, una se�al tan clara que el pueblo tem�a mucho al Se�or ya Samuel.

Piden las oraciones de Samuel por ellos mismos, para que no mueran a causa de su pecado, un pecado a�adido a muchos m�s. Al menos sus conciencias fueron alcanzadas, y Samuel los tranquiliza, dici�ndoles que no teman. Porque a pesar de haber obrado mal, pueden depender de la fidelidad de Dios; y les insta a no dejar de seguirle, sino a servirle con todo su coraz�n. De este modo, agita su ejercicio sobrio, tenga o no la confianza de que obedecer�n cabalmente.

Se les dice que eviten esas cosas vanas que con demasiada frecuencia se convierten en �dolos, totalmente incapaces de liberar a nadie de la esclavitud y carentes de valor. El aliento que da se basa en la fidelidad de Dios. No abandonar�a a su pueblo: el honor de su propio nombre estaba involucrado en que continuara cuidando de ellos.

El vers�culo 23 muestra la seriedad con la que Samuel consider� su responsabilidad de orar por la gente. Dejar de orar por ellos ser�a pecado en su opini�n. Recordemos que los pecados por omisi�n no deben tomarse a la ligera. Junto con la oraci�n, les ense�ar�a el camino bueno y recto, porque si uno ora honestamente por los dem�s, lo que m�s le preocupa es que sean guiados en los caminos del Se�or.

Por tanto, les insta a temer al Se�or y a servirle en verdad con todo su coraz�n. �l bas� esta exhortaci�n en la abundancia de la gracia de Dios para ellos en el pasado. �l hab�a hecho grandes cosas por ellos, as� como hoy hemos sido bendecidos sin medida en virtud del gran sacrificio de Cristo. Que bien consideremos las grandes cosas que ha hecho por nosotros y le respondamos con obediencia voluntaria.

Por otro lado, Samuel les advierte fielmente que si eligen actuar con maldad, pueden esperar ser consumidos por ello, y tambi�n a su rey. La balanza de la justicia de Dios es justa e igual.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Samuel 12". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-samuel-12.html. 1897-1910.