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Bible Commentaries
1 Samuel 16

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

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Versículos 1-23

El duelo de Samuel por Sa�l fue profundo y real; sin embargo, no debe ser demasiado prolongado. El Se�or lo impulsa ahora a una acci�n positiva. Dios ha escogido un rey de entre los hijos de Isa�, un bel�n, y se le dice a Samuel que vaya a ungirlo. La audacia de la fe de Samuel vacila por el momento. Hab�a sido firme y decidido al decirle a Sa�l que otro ocupar�a su lugar como rey, pero ahora teme que su unci�n a David antagonice a Sa�l hasta el punto de matar a Samuel.

El Se�or responde amablemente a esto con la provisi�n del sacrificio de una novilla. Esto no fue un enga�o, sino la protecci�n de Samuel. En esta ocasi�n lo m�s importante fue el sacrificio, no la unci�n. Primero se debe reconocer el honor de Dios y, por lo tanto, la unci�n fue santificada por Su presencia. A Samuel se le dijo que llamara a Isa� al sacrificio y que dependiera de Dios en cuanto a qu� hacer ya qui�n ungir.

Su llegada a Bel�n despierta el miedo entre los ancianos del pueblo. La desobediencia de Israel. ha dejado una conciencia inquieta: sab�an de la fuerte censura de Samuel contra Sa�l, y se preguntan si ha venido a Bel�n para tomar medidas severas. Pero les responde que ha venido en paz con la intenci�n de ofrecer sacrificios al Se�or, invit�ndolos a todos a venir al sacrificio. �l personalmente santific� a Isa� y a sus hijos (por qu� proceso no se nos dice) y los llam� al sacrificio. Sin embargo, esto no era un asunto solo para la familia de Isa�, porque los ancianos de Bel�n al menos tambi�n estaban presentes.

Eliab, aparentemente el hijo mayor de Isa�, le parece a Samuel ser el rey elegido por Dios. Evidentemente, era alto y de apariencia imponente (como lo era Saulo). Pero Samuel no hab�a aprendido la lecci�n lo suficientemente bien en cuanto a la impresionante apariencia del hombre en la carne. Como el Se�or le dice, esto no decide nada, porque el Se�or mira el coraz�n, no lo que aparece en la superficie.

Isa� luego presenta a Abinabab, evidentemente el segundo hijo, luego a Sama, luego al resto de sus siete hijos, sin duda en orden de edad. Pero el Se�or le aclara a Samuel que no ha elegido a ninguno de ellos. �No vemos aqu� una analog�a del Se�or pasando por todos esos hombres que se ven en el Antiguo Testamento, ninguno de ellos es la elecci�n de Dios para rey? Isa� ni siquiera hab�a considerado a su hijo menor para tal honor, as� como el Se�or Jes�s es el �ltimo hombre en el que la gente piensa que es el que los gobierna. El m�s joven estaba criando ovejas. No se le consider� de tanta importancia como para estar presente en el sacrificio.

Sin embargo, el significado t�pico de tener ovejas es precioso para Dios. Esto contrasta con Sa�l, que estaba buscando los burros de su padre, que nunca encontr�. El pensamiento de Dios de un rey es tener uno con coraz�n de pastor, que se preocupe genuinamente por la gente. Samuel insiste en que se llame al m�s joven, porque �l tambi�n debe tener parte con ellos cuando se sientan a comer. Cuando llega, se le ve "rubicundo", acostumbrado al aire libre ", y adem�s de un semblante encantador y una apariencia hermosa.

"Por supuesto, esto tiene la intenci�n de recordarnos la belleza del Se�or Jes�s. La belleza exterior de David no fue el factor decisivo, porque Dios mira el coraz�n; pero cuando el coraz�n est� en lo correcto, es normal que haya belleza exterior. Por supuesto que puede haber belleza genuina donde el hombre natural no la ve (Cf. Isa�as 53:2 ).

Dios le da su palabra directa a Samuel de que esta es su elecci�n. Entonces Samuel "lo ungi� en medio de sus hermanos". No fue un asunto privado como la unci�n de Sa�l (cap�tulos 9: 27-10: 1), porque David era un hombre conforme al coraz�n de Dios, claramente un tipo de Cristo, quien es la elecci�n concluyente de Dios para el Rey. Desde ese momento se nos dice que el Esp�ritu del Se�or descendi� sobre David. Este fue un empoderamiento especial que Dios le dio para permitirle actuar de una manera y con una sabidur�a adecuada a la dignidad real. No pas� mucho tiempo despu�s que la gente discerni� que David estaba m�s calificado para reinar que Sa�l, y Sa�l se sinti� aprensivo debido a esto (cap. 18: 6-18).

Por otro lado, el Esp�ritu del Se�or se apart� de Sa�l, y un esp�ritu maligno del Se�or lo turb�. Dios le hab�a dado a Sa�l Su Esp�ritu para que pudiera funcionar correctamente como rey, pero Sa�l se hab�a rebelado contra la palabra de Dios, pensando que pod�a actuar correctamente independientemente de Dios. Por lo tanto, Dios le quit� el Esp�ritu para permitirle seguir adelante y actuar a su manera independiente.

Dios no solo permiti� que Saulo tomara su propio camino obstinado, sino que como Saulo hab�a rechazado el Esp�ritu de Dios, qued� abierto a lo opuesto a esto, un esp�ritu maligno. Dios permiti� que el esp�ritu maligno molestara a Saulo para despertarlo a la locura de su propia voluntad. La desobediencia a Dios no nos deja en un estado meramente negativo, sino en un estado de maldad positiva. Este hecho aleccionador deber�a haber impulsado a Saulo a buscar la gracia de Dios ya entregar voluntariamente su reino al hombre elegido por Dios; pero persisti� obstinadamente en su mala conducta hasta su tr�gica muerte.

Sus siervos discernieron que era Dios quien hab�a permitido que este esp�ritu maligno molestara a Saulo. Su soluci�n no es ir a la ra�z del problema, sino tratar sus s�ntomas. Esta es una caracter�stica de los gobiernos de hombres en todas partes. Un juglar capaz pod�a tocar el arpa de tal modo que calmara el esp�ritu del rey atribulado. Hoy conocemos el conocido adagio: "La m�sica tiene encantos para calmar el pecho salvaje". No hay duda de que la m�sica es una provisi�n maravillosa de Dios para la humanidad, a menudo utilizada correctamente, aunque tambi�n a menudo abusada gravemente.

A petici�n de Sa�l de un m�sico as�, uno de sus siervos sugiere un hijo de Isa�, que no era otro que David, a quien Samuel hab�a ungido sin el conocimiento de Sa�l. Sus credenciales eran de primer orden. Primero, era un m�sico habilidoso, en segundo lugar, un hombre valiente, en tercer lugar, un hombre de guerra, en cuarto lugar, h�bil en el habla, en quinto lugar, presentable en su persona y, por �ltimo, pero lo m�s importante, el Se�or estaba con �l. Cu�n claramente es un tipo de Cristo.

Debe haber sido para Isa� y David una se�al sorprendente de la direcci�n de Dios que Sa�l requiriera su servicio. En su venida, le trae a Saulo un regalo de pan, vino y un cabrito, todos t�picos de Cristo y su sacrificio. El car�cter de David era tal que Sa�l lo amaba mucho y lo emple� como su escudero. Sin embargo, veremos m�s adelante que su amor se convirti� en odio virtual cuando se dio cuenta de que David estaba mejor calificado para ser rey que �l, especialmente como se discerni� en la estimaci�n de las mujeres en sus canciones (cap. 18: 6). 8).

En este momento Sa�l le pide a Isa� que David pueda permanecer a su servicio; y el arpa de David proporciona un remedio reconfortante para la angustia de Sa�l ocasionada por el esp�ritu maligno. Esta m�sica es t�pica de la dulce m�sica del ministerio de la Palabra de Dios, el arpa de diez cuerdas que nos recuerda que las Escrituras proporcionan una hermosa variedad de verdades que son necesarias para la debida instrucci�n y gu�a de los hombres.

Las notas m�s bajas pueden hablarnos de las profundidades del dolor y la angustia a las que el Se�or Jes�s descendi� en puro amor por nosotros: las notas m�s altas, de la gran gloria a la que ha sido exaltado, sobre todos los cielos, causando la alegr�a m�s alta y pura. . Entre estos hay una gama de otras notas, todas agregando a la gloriosa armon�a de la Palabra de Dios. Debemos aprenderlo bien, si queremos usarlo bien.

Esa Palabra, cuando se escucha, tiene un efecto sobre las personas, incluso las personas que no son salvas, as� como Sa�l se refresc� y mejor� en su esp�ritu cuando David toc�, por lo que incluso los hombres del mundo se sentir�n tranquilos y calmados al escuchar las dulces melod�as de la Palabra de Dios de labios de quien la conoce bien. Si esto no los lleva por fe a recibir al Se�or Jes�s, el efecto es s�lo temporal, como le dijo Dios a Ezequiel: "Y he aqu�, eres para ellos como una canci�n sensual de alguien que tiene una voz hermosa y toca bien en un instrumento, porque oyen tus palabras, pero no las practican "( Ezequiel 33:32 - LBLA).

A pesar de esta mala acogida, el creyente debe seguir dando el ministerio de la Palabra de Dios a todos los que la recibir�n. El Se�or Jes�s es el ejemplo supremo de este hermoso personaje. Continu� hablando la Palabra a la gente, incluso a los fariseos y escribas, siempre que escucharan. David toc� voluntariamente su arpa para Sa�l cuando Sa�l se lo pidi�, aunque m�s de una vez Sa�l arroj� su jabalina con la intenci�n de matar a David.

Sin embargo, finalmente fue expulsado de la presencia de Sa�l. Su ministerio de m�sica no logr� tal obra como para cambiar la actitud de Saulo. Es muy posible que nos entristezca que las almas que a menudo escuchan la Palabra de Dios y parecen verse afectadas favorablemente por ella, finalmente puedan apartarse de ella. Pero Dios ha sido honrado en la declaraci�n de Su Palabra: no volver� a �l vac�a.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Samuel 16". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-samuel-16.html. 1897-1910.
 
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