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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Grant sobre la Biblia Comentario de Grant
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Samuel 18". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-samuel-18.html. 1897-1910.
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Samuel 18". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-30
Jonat�n, el hijo de Sa�l, se destaca en un refrescante contraste con su padre. Estaba presente cuando David regres� a Sa�l. Sin duda la victoria de David hab�a atra�do a Jonat�n, pero las palabras de David lo deciden. Cuando escuch� a David, se sinti� atra�do a amarlo como a su propia alma. �Qu� bueno que la obra y las palabras del Se�or Jes�s tengan tal efecto en nuestro coraz�n! Su OBRA y Sus PALABRAS siempre deben llamar nuestra atenci�n sobre la belleza de Su PERSONA.
El vers�culo 2 muestra que Sa�l evidentemente estaba contento de emplear a David con regularidad como su sirviente despu�s de haberlo servido tan bien. Pero Jonat�n no pens� en David como un sirviente. Debido a que lo amaba como a su propia alma, hizo un pacto de lo m�s sorprendente con �l. No se dice nada del lado del pacto de David, pero Jonat�n se despoj� de su manto y se lo dio a David. M�s que eso, le dio sus vestiduras, su espada, su arco y hasta su cintur�n.
Esta fue una declaraci�n clara de que �l estaba all� y luego le entreg� todos sus derechos reales potenciales a David. En lugar de suceder a su padre, con gusto le ceder�a sus derechos al trono a David. Si Saulo hubiera sido lo suficientemente sabio para hacer esto, �cu�nto menos tr�gica habr�a sido su historia!
Sin embargo, se ha observado que no se dice nada sobre los zapatos de Jonathan. �Implica esto que, aunque amaba genuinamente a David y se somet�a a �l, se reservaba el derecho de que sus pies fueran a donde quisiera? Al menos, cuando David fue m�s tarde un exiliado, Jonat�n no eligi� la compa��a de David, aunque simpatizaba profundamente con �l ( 1 Samuel 23:16 ).
En cambio, sus pies lo llevaron a la compa��a de su padre Sa�l, quien estaba persiguiendo a David, y Jonat�n muri� tristemente con Sa�l en la batalla ( 1 Samuel 31:2 ).
Por un corto tiempo, al menos Sa�l apreci� el servicio de David. David (v.5) dio testimonio de verdadera devoci�n al Se�or, yendo obedientemente a donde lo enviaba Sa�l y comport�ndose sabiamente. Su car�cter y calificaciones eran tales que Sa�l le dio un puesto sobre sus hombres de guerra, y no solo ellos, sino que toda la gente reconoci� su capacidad para esto.
El vers�culo 6 habla de un tiempo, evidentemente m�s tarde, cuando David regresaba de la matanza de los filisteos, ya que el margen dice no simplemente su derrota de Goliat. Aparentemente, David hab�a sido enviado y logr� una clara victoria en la que Sa�l ten�a poca o ninguna parte. Las Mujeres que vinieron a celebrar la victoria con cantos y danzas no fueron exactamente diplom�ticas para cantar en presencia de Sa�l que Sa�l hab�a matado a sus miles y David a sus diez miles.
La marea de la opini�n popular evidentemente estaba cambiando en la direcci�n de David, y esto alarm� y agrav� a Sa�l. Samuel le hab�a dicho a Sa�l que Dios le dar�a su reino a otro ( 1 Samuel 15:28 ), y Sa�l discierne las se�ales de que David bien podr�a ser el hombre. Esta fue otra oportunidad para que Sa�l abdicara voluntariamente y le diera el reino a David, pero en lugar de eso, mir� a David con sospecha en busca de se�ales de que pudiera desear el trono. Por supuesto, el propio David no mostr� tal inclinaci�n. Fueron solo los hechos de su car�cter y habilidad los que hablaron tanto a Saulo como a la gente.
David continu� sirviendo a Sa�l con alegre sujeci�n. Los celos de Sa�l por David dieron ocasi�n al esp�ritu maligno de Dios para volver a molestar a Sa�l de tal manera que profetiz� (v.10). Esa profec�a no vino de Dios, sino del esp�ritu maligno. Para calmar esto, David volvi� a tocar con su arpa para Sa�l. Pero esta vez no tuvo un efecto calmante, as� como el ministerio de la Palabra de Dios eventualmente no producir� buenos efectos despu�s de haber sido dado por alg�n tiempo y tratado con indiferencia.
El amor anterior de Sa�l por David ( 1 Samuel 16:21 ) se convirti� en odio, porque tem�a que David fuera m�s apto para ser el amo de Sa�l que su siervo, y estaba decidido a mantener el lugar de autoridad. Aunque ten�a miedo de pelear contra Goliat, arroj� su jabalina a David, con la intenci�n de matarlo (v.11) en un momento en que David le serv�a obedientemente tocando su arpa.
Este acto cobarde en s� demostr� a Sa�l incompetente para su lugar de dignidad real. En este momento David pudo esquivar la jabalina, y tambi�n en una ocasi�n posterior. Podr�amos maravillarnos de su regreso para jugar para Sa�l despu�s del primer intento de Sa�l de matarlo, pero esto prueba la realidad de la fidelidad de David.
El escape de David de las jabalinas de Sa�l se sum� a la evidencia de que el Se�or estaba con David y no con Sa�l. Esto aument� el temor de Sa�l hacia �l, por lo que lo alej� a cierta distancia, convirti�ndolo en capit�n de m�s de mil hombres. Pero aunque estaba ausente de la presencia de Sa�l, David no pod�a ocultarse a los ojos del pueblo. �l "sali� y entr� delante del pueblo", lo que implica un testimonio claro y honesto: no ten�a nada que ocultar.
Antes se nos dijo que se comport� sabiamente (v.5), ahora se agrega "en todos sus caminos". Este comportamiento sabio solo aument� el temor de Sa�l hacia �l en lugar de incurrir en su agradecido respeto, como era el caso de la gente. Amaban a David por este motivo, una reacci�n perfectamente normal y correcta en contraste con la locura anormal de los celos.
Por supuesto, Sa�l sab�a que David era muy estimado por la gente, por lo que recurri� a la sutileza de ofrecer a su hija mayor Merab a David si David demostraba ser valiente al pelear las batallas del Se�or (v.17). David seguramente ten�a motivos para sospechar de esto, porque Sa�l le hab�a prometido antes a su hija al hombre que matar�a a Goliat (cap.17: 25). Sa�l esperaba que David fuera tan aventurero en su lucha que los filisteos lo mataran. Sin embargo, David mostr� un esp�ritu humilde al protestar porque no se consideraba digno de ser yerno del rey.
Lleg� el momento en que David demostr� estar a la altura de la tarea que Sa�l le hab�a asignado y, por lo tanto, ten�a derecho a casarse con Merab; pero Sa�l nuevamente demostr� ser indigno de confianza al darle Merab a otro hombre (v.19). Esto pudo haber sido tan bueno en lo que respecta a David, porque de todos modos no parece haber indicios de que �l sintiera amor por Merab.
Otra de las hijas de Sa�l, Mical, dio a conocer que amaba a David, y Sa�l estaba complacido por esto, no porque pensara en la felicidad de su hija, �sino porque esto podr�a llevar a la muerte de David (v.21)! Quer�a que su propia hija fuera una trampa para David. Enga�osamente, orden� a sus siervos que le dijeran a David, como en privado, que Sa�l en realidad ten�a muy en alta estima a David y que se alegrar�a de tenerlo como yerno.
David deber�a haber sospechado esto ya que a Merab se le hab�a prometido y no se le hab�a dado, pero esto no parec�a ser una duda para �l porque se consideraba indigno de ser el yerno del rey, siendo un hombre pobre sin reputaci�n (v. .23).
El rey Sa�l us� esto para su ventaja al instruir a sus siervos que le dijeran a David que no requerir�a ninguna dote excepto cien prepucios de los filisteos. Esto no garantizar�a que los hombres fueran asesinados, pero evidentemente eso era lo que Sa�l ten�a en mente; y esperaba que David muriera al intentar matar a tantos. Pero David duplic� el n�mero a doscientos, mat� a los hombres y trajo sus prepucios a Sa�l. Sa�l dif�cilmente podr�a entonces retractarse de su promesa, y a David se le dio a Mical como su esposa (v.27).
Aunque David era ahora yerno de Sa�l, esto no hizo que Sa�l se sintiera m�s bondadoso con �l. Saber que el Se�or estaba con David y que Mical lo amaba solo aument� el temor de Sa�l hacia David y su animosidad contra �l. Se nota en el vers�culo 30 que los comandantes de los filisteos salieron, evidentemente con el objetivo de atacar a Israel, pero en cada caso David se comport� m�s sabiamente que todos los siervos de Sa�l, por lo que su nombre lleg� a ser muy estimado.