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1 Samuel 2

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Versículos 1-36

La oraci�n de regocijo de Ana se pronuncia ahora DESPU�S de que haya entregado a su hijo. La oraci�n de Mar�a, la madre del Se�or Jes�s, nos recuerda a �sta, aunque la de ella fue dicha antes de que naciera el ni�o. Samuel, el primero de los profetas, seguramente es t�pico de Cristo, y la oraci�n de Ana implica la intervenci�n del Mes�as en los asuntos del hombre, como muestra el vers�culo 10. Por lo tanto, el lenguaje es el que usar� el remanente piadoso de Israel despu�s del sufrimiento de la tribulaci�n cuando el "Sol de justicia" se levante "con la curaci�n en Sus alas" ( Malaqu�as 4:1 ).

Primero, su coraz�n se regocija en el Se�or; y en segundo lugar, su cuerno es exaltado en el Se�or. El cuerno habla de poder potencial en lugar de a�os de humillaci�n. Su boca se abre en triunfo, siguiendo todas las palabras hostiles y dominantes de sus enemigos, porque es en la salvaci�n de Dios que se regocija. Adem�s, cuando se conoce Su salvaci�n, el coraz�n es atra�do hacia �l personalmente, de modo que el vers�culo 2 le da el lugar de gran dignidad, apartado de todos los dem�s en una santidad sublime, y el lugar de absoluta estabilidad, la Roca de la eterna y s�lida. fuerza, de quien depende todo el universo.

�Qu� son los hombres ante una gloria como �sta? Su gran orgullo y arrogancia son profundamente reprendidos, porque el Se�or tambi�n es un Dios de conocimiento. Es omnisciente y omnipotente. �l ve y pesa cada actividad en la balanza de la justicia pura, entendiendo cada motivo.

Los vers�culos 4 y 5 muestran que la intervenci�n de Dios pone al primero al �ltimo y al �ltimo primero. La fuerza de los poderosos se reduce a nada ante �l, mientras que Su poder se ejerce con tierna bondad para con los d�biles, a quienes �l ci�e de fuerza. Aquellos que han tenido m�s de lo que desear�an podr�an convertirse en jornaleros para tener incluso pan para comer, mientras que los hambrientos ya no tienen hambre. La mujer est�ril inesperadamente da a luz un n�mero completo de hijos, mientras que la que tuvo muchos hijos se debilita. Porque la nueva creaci�n invierte el orden de la creaci�n natural. �Cu�n superior a la fuerza natural es la espiritual!

Porque es el Se�or mismo quien puede matar, y puede dar vida: �l sabe c�mo hacer descender a uno hasta el sepulcro; pero no es menos capaz de criar. Ana hab�a aprendido algo de este poder de resurrecci�n de Dios en su propio cuerpo, y reconoce que es solo la obra de Dios la que logra algo. A algunos los empobrece, a otros los enriquece. A menudo derriba a uno con el objeto de levantarlo m�s tarde.

�Cu�n consistente es el vers�culo 8 con el evangelio de la gracia de Dios! - gracia que llega hasta el m�s pobre de los pobres, levant�ndolo del polvo de su estado pecaminoso y quebrantado; sacar al mendigo del muladar de una vida corrupta, para ponerlo entre los pr�ncipes, en dignidad por encima del nivel del mundo; y m�s a�n, hacerle heredar el trono de gloria. Esto nos recuerda las palabras del Se�or Jes�s en Apocalipsis 3:21 ... "Al que venciere le conceder� sentarse conmigo en mi trono, as� como yo tambi�n venc�, y estoy sentado con mi Padre en su trono. . "

El vers�culo 8 habla de que el Se�or levant� al pobre y al mendigo de la degradaci�n m�s baja para hacerlos heredar el trono de la gloria, porque las columnas de la tierra son establecidas por el Se�or solo, el mundo es sostenido por el poder de Su poder. Puede hacer lo que le plazca y le agrada exaltar a los humildes. Pero adem�s de salvar por su gracia incomparable, tambi�n guarda los pies de sus santos (v. 9) preserv�ndolos de las trampas que los mundanos no pueden evitar.

De hecho, los malvados, que ahora proclaman en voz alta su propio honor, ser�n completamente silenciados en la oscuridad, porque la fuerza de la carne humana no puede prevalecer, sino que quedar�n totalmente reducidos a la debilidad. Tampoco esto ser� todo cuando caiga el juicio del Se�or, har� pedazos a sus adversarios, su voz tronar� desde el cielo para infundir terror en sus corazones. Tampoco habr� aislacionismo en ese momento: toda la tierra, hasta sus l�mites, se ver� afectada.

Entonces la oraci�n de Ana termina con una nota maravillosa de suprema victoria por parte del Rey de Dios, el Se�or Jesucristo, recibiendo la fuerza de Dios sobre todos los dem�s, �l, el Mes�as ungido de Israel, exaltado en gloria. Su cuerno exaltado habla de Su autoridad soberana finalmente tomando el lugar que le corresponde despu�s de una larga paciencia. Note en la oraci�n de Ana que el nombre del Se�or se menciona siete veces.

En todo esto tambi�n, aunque Ana era una mujer, solo el primer vers�culo es subjetivo, hablando de su gozo en el Se�or y en Su salvaci�n: el resto es bellamente objetivo, insistiendo en la grandeza de la persona del Se�or y de Su obra.

Samuel entonces no tuvo la infancia de un ni�o normal. Al no tener el cuidado de su padre y su madre, ni de la compa��a de otros ni�os, se qued� con el anciano sacerdote El�, para ministrar al Se�or. Para esto ciertamente necesitaba, y recibi�, la gracia especial de Dios, y particularmente cuando fue testigo diario de las malas pr�cticas de los hijos de El� en su pretensi�n de servir a Dios.

Hab�an iniciado la costumbre, totalmente ajena a las Escrituras, de hacer que su criado viniera con un anzuelo de tres puntas para tomar de las ofrendas del pueblo todo lo que el anzuelo sacaba de la olla hirviendo. Dios hab�a estipulado qu� parte de las ofrendas de paz iba a recibir el sacerdote: "el pecho ondulado y el hombro celestial" ( Lev�tico 7:34 ), pero la codicia de los sacerdotes los movi� a desafiar con altivez su palabra y tomar todo lo que quisieran.

Otro m�todo que ten�an, antes de que se hiciera realmente el sacrificio y, por lo tanto, antes de quemar la grasa, era exigir carne cruda al oferente. Si el oferente hablara en nombre de Dios en esta ocasi�n, instando a que primero se quemara la grasa (porque deb�a ser enteramente dedicada a Dios y quemada en el altar - Lev�tico 7:31 ), el siervo de los sacerdotes rechazar�a la mism�sima sugerencia, y amenazar con tomarlo por la fuerza con la grasa.

De esta manera, los sacerdotes no solo oprimieron cruelmente al pueblo, sino que trataron el mandamiento de Dios con desprecio. Ciertamente este pecado fue grande a los ojos de Dios, porque llev� a los hombres a aborrecer las ofrendas del Se�or.

"Pero Samuel", aunque ni siquiera era sacerdote, "ministraba delante del Se�or, siendo un ni�o, ce�ido con un efod de lino". Su ministerio se menciona tanto antes como despu�s del aviso de la maldad de los hijos de El�. Por eso Dios valora el simple servicio de un ni�o. El efod de lino habla de justicia moral: �cu�nto m�s apropiado para Samuel que para los sacerdotes!

La madre de Samuel solo pod�a verlo una vez al a�o en el momento del sacrificio anual, pero ciertamente no lo olvidaba y cada a�o le tra�a un abrigo nuevo que hab�a hecho. Podemos estar seguros de que el coraz�n de su madre estaba genuinamente contento de que su hijo estuviera haciendo la obra del Se�or. A El�, a pesar de su letargo general, le quedaba algo de sentido espiritual, pues bendijo a Elcana y Ana por haber ofrecido a Samuel para servir al Se�or.

A estas alturas, al menos, hab�a descubierto que val�a la pena tener a un ni�o como Samuel con �l. Tambi�n expres� el deseo de que el Se�or le diera a Ana m�s hijos. El Se�or tambi�n respondi� amablemente a esto, d�ndole tres hijos y dos hijas m�s. As� su fe fue recompensada ricamente. En el vers�culo 18 hemos le�do que Samuel "ministr� ante el Se�or". En el vers�culo 21 se agrega "el ni�o Samuel creci� ante el Se�or". Sin duda, este crecimiento fue m�s que f�sico, porque cuando se dice, "ante el Se�or", Dios estaba observando su crecimiento espiritual.

Si bien se nos dice que Samuel "creci� ante el Se�or", esto es seguido por el triste informe de que los hijos de El� crecen en el mal. El�, que en ese momento era muy anciano, escuch� el informe de la gran corrupci�n de sus hijos, pero no ten�a energ�a espiritual para hacer nada m�s que reprenderlos suavemente. "�Por qu� hac�is tales cosas? Porque he o�do de vuestra mala fama por todo este pueblo". Evidentemente, todo el pueblo estaba protestando ante El� y �l sab�a que sus hijos en realidad estaban haciendo que el pueblo se rebelara contra el Se�or.

Si se tratara de que s�lo un hombre hiciera da�o a otro, esto podr�a resolverlo un juez; pero el pecado contra Dios era un asunto m�s espantoso. �Qui�n suplicar�a por los culpables en este caso? Pero Eli no fue m�s all� de esto. Siendo sumo sacerdote, era responsable de que los sacerdotes no abusaran de su posici�n. Deber�a haberlos expulsado por completo del sacerdocio. Habla de un juez que juzga correctamente entre las personas; pero era su deber actuar por Dios.

Sin embargo, lo hab�a ignorado d�bilmente con sus hijos, sin duda desde su juventud, y ellos se aprovecharon al m�ximo de su debilidad. Sus palabras para ellos no surtieron efecto porque no fueron respaldadas por la acci�n. Demasiados padres lo siguen.

En contraste, a medida que el ni�o Samuel crece, se encuentra a favor tanto de Dios como de los hombres. Esto nos recordar� a uno mucho m�s grande que Samuel, como leemos en Lucas 2:52 . "Y Jes�s aument� en sabidur�a y estatura, y en el favor de Dios y de los hombres". Dios estaba preparando al profeta para la obra m�s seria y exigente.

Mientras tanto, Dios usar� a un "hombre de Dios" an�nimo para dar testimonio de El� que deber�a haber penetrado en su alma de tal manera que lo impulsara a actuar con firme decisi�n. Este mensaje de Dios fue una de las reprimendas m�s solemnes para el mismo El�, comenzando de una manera inquisitiva. �No consider� El� que Dios mismo se hab�a aparecido claramente a Aar�n, su padre, incluso antes de la liberaci�n de Israel de Egipto? �Y que lo hab�a elegido espec�ficamente para ser Su sacerdote, para tener el privilegio de ofrecer sacrificios en Su altar, para quemar incienso, para usar un efod distintivo que le dio un lugar santificado de dignidad en Israel? �Record� El� que fue Dios quien le hab�a dado a su padre (y por implicaci�n a sus hijos) el privilegio de ofrecer todas las ofrendas de los hijos de Israel?

Entonces Dios culpa a El�, no a sus hijos, por patear Su sacrificio, en cuanto al cual �l hab�a dado mandamientos expresos. Esta patada es, por supuesto, una muestra de desprecio por los derechos de Dios al rebelarse contra su autoridad. Podemos preguntarnos, �no fueron sus hijos quienes hicieron esto, no El�? Pero El� era culpable de permitir que sus hijos lo hicieran, porque �l ocupaba el lugar principal de autoridad. Dios lo culpa por honrar a sus hijos por encima de Dios.

�Una acusaci�n solemne ciertamente para un sacerdote! El ego�smo de El� se incluye con el de sus hijos, ya que Dios dice que se hab�an engrasado con la principal de todas las ofrendas de Israel. �Cu�n triste y espantosamente se puede abusar de los grandes privilegios que Dios le ha dado!

Aunque bajo el pacto de la ley hab�a sido propuesto por Dios que la casa de Eli y la casa de su padre caminar�an delante de �l para siempre, sin embargo, el flagrante fracaso del sacerdocio cambi� esto por completo, porque tal promesa depend�a de su fidelidad. Por lo tanto, Dios presiona a El� el principio inmutable: "A los que me honran, honrar�, y a los que me desprecian ser�n tenidos en cuenta". Esta historia del sacerdocio ilustra claramente la vanidad de la sucesi�n natural.

Por tanto, Dios pronuncia un juicio solemne: se acercaban los d�as en que el brazo de El� y el brazo de la casa de su padre ser�an cortados. Por supuesto que Dios habla en sentido figurado. El brazo es lo que realiza el trabajo, la fuerza detr�s del trabajo que se puede hacer. Nada de esto quedar�a: el sacerdocio quedar�a reducido a la impotencia. Un opresor o adversario ganar�a algo de prominencia en la habitaci�n de Dios.

La historia de Israel seguramente lo ha demostrado, porque el sacerdocio nunca recuper� la dignidad que le correspond�a, y los sacerdotes han sido notorios por su opresi�n del pueblo. Dios har�a bien a su pueblo a pesar de esto, pero se llevar�a a los sacerdotes en su juventud. El� ser�a el �ltimo de los ancianos entre los sacerdotes. Todos sus hijos morir�an en la flor de su edad. Se dio una se�al para confirmar la realidad de esto. Sus dos hijos morir�an el mismo d�a. Dios no agreg� lo que tambi�n era cierto, que El� mismo morir�a ese d�a.

El vers�culo 35 mira mucho m�s all� del tiempo de El� y sus hijos y de todos los sacerdotes que han ido y venido a trav�s de los siglos. Dios mismo levantar�a un sacerdote fiel, no uno de la sucesi�n natural del linaje de Aar�n. Ciertamente, s�lo se puede decir del Se�or Jesucristo que �l har�a seg�n lo que est� en el coraz�n y en la mente de Dios. Dios le edificar�a una casa segura. Este Sacerdote era del orden de Melquisedec ( Hebreos 5:9 ), no de Aar�n, y como tal �l es un sacerdote para siempre ( Hebreos 5:6 ).

Caminar�a ante el ungido de Dios para siempre (o continuamente). Aunque el lenguaje aqu� est� velado, �no implica que Su sacerdocio ser�a consistente con Su dignidad real como Mes�as (el ungido)? As� como Dios le prometi� una casa segura a Cristo como el Hijo de David, el Rey ( 2 Samuel 7:16 ), as� �l le promete una casa como Sumo Sacerdote.

La pat�tica condici�n de la casa de El�, en cambio, ser�a tal que quedar�a reducida a la condici�n de mendigos, sin coraz�n de sacerdote, pero pidiendo un oficio de sacerdote solo para aliviar su hambre. La tristeza de esto seguramente deber�a haber llegado a la conciencia de Eli, pero el ejercicio del alma parece ajeno al formalismo. Comp�rese con el cap�tulo 3:18.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Samuel 2". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-samuel-2.html. 1897-1910.