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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Grant sobre la Biblia Comentario de Grant
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Samuel 26". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-samuel-26.html. 1897-1910.
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Samuel 26". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-25
Parece tr�gicamente tonto por parte de Sa�l que respondiera como lo hizo a otro mensaje de los Zifitas en el sentido de que David estaba escondido en la regi�n monta�osa de Hachilah (v.1). Le hab�a dicho a David poco antes de esto: "S� bien que ciertamente ser�s rey" (cap.24: 20). Ahora parece haber olvidado esto y olvidado la bondad de David hacia �l, y nuevamente toma a tres mil hombres elegidos para cazar a David como un ciervo indefenso.
Por supuesto que David y sus hombres conoc�an el terreno y sab�an de la llegada de Sa�l al �rea. David envi� esp�as para localizar la posici�n exacta donde Sa�l y sus hombres acampar�an para pasar la noche (v. 4). Decide un plan audaz, pero en el que podr�a depender de Dios para su protecci�n. Lleg� con al menos algunos de sus hombres a un punto de observaci�n donde pudieron discernir d�nde estaba acostado Sa�l a dormir en medio de sus hombres. Luego pide a un voluntario que lo acompa�e al campamento de Sa�l. Abisai responde inmediatamente (v.6) y van juntos.
Pasan en silencio junto a los hombres destinados a estar de guardia y no encuentran ning�n obst�culo para llegar al lugar donde est� durmiendo Saulo. Abisai insta a David a que le permita matar a Sa�l inmediatamente, dici�ndole que Dios lo hab�a entregado en sus manos (v. 8). Sin embargo, David no ser�a culpable de da�ar al rey ungido de Dios. Hab�a estado dispuesto a matar a Nabal y sus hombres, pero despu�s se dio cuenta de que incluso eso estaba mal, aunque Nabal no ocupaba ning�n lugar de autoridad.
Pero es bueno ver el respeto de la autoridad de David que prohibi� cualquier pensamiento de vengarse de Sa�l. �l le asegura a Abisai que tan verdaderamente como vive el Se�or, ellos podr�an depender de que el Se�or remover� a Sa�l en Su propio tiempo, ya sea (como con Nabal) por una imposici�n directa del Se�or, por un tipo normal de muerte natural, o por la muerte en la guerra (v.10).
En lugar de hacerle da�o personal a Sa�l, le quitan la lanza y un recipiente con agua que estaba cerca de su cabeza. Esto es significativo. La lanza era su arma ofensiva. Por lo tanto, a Saulo se le dio evidencia de que el Se�or sab�a c�mo privarlo de la capacidad de hacer el da�o que deseaba. La vasija de agua que se estaba tomando era para recordarle que Dios tambi�n pod�a quitarle el refrigerio del que �l depend�a. El agua habla de la palabra de Dios: fue esto solo lo que pudo mantener a Saulo en su reino, aunque �l no lo reconoci�. Tendr�a que ser privado de �l antes de darse cuenta de c�mo lo necesitaba.
A pesar de la presencia de David y Abisai all�, ninguno de la compa��a de Sa�l se despert�. Este asunto inusual se explica por la intervenci�n de Dios al hacer que un sue�o profundo cayera sobre todos ellos (v.12).
Al salir del campamento de Sa�l, David y Abisai cruzaron el valle hasta una colina, a una buena distancia. All� David llam� en voz alta al campamento de Sa�l y se dirigi� a Abner, el capit�n del ej�rcito de Sa�l (v.14). Cuando Abner respondi�, David le dijo que, aunque era un gran hombre en Israel, no hab�a podido proteger al rey, porque alguien hab�a penetrado en sus filas y f�cilmente podr�a haber destruido a Sa�l. Por lo tanto, dice, tanto Abner como los que estaban con �l merec�an la pena de muerte. �Hab�a alguna duda de la verdad de lo que dijo? Que observen que la lanza de Sa�l y el recipiente con agua ya no estaban donde hab�an estado, cerca de su cabeza.
Sa�l tambi�n estaba bien despierto a esta hora, y reconoci� la voz de David (v. 17), aunque pregunt� para estar seguro: "�Es esta tu voz, hijo m�o David?" Al responder, David mantuvo el mismo respeto por Sa�l que siempre hab�a tenido, llam�ndolo "mi se�or, oh rey". Como le hab�a suplicado a Sa�l en el cap�tulo 24: 9-15, 50 lo hace de nuevo, preguntando por qu� deber�a perseguir a su siervo y qu� hab�a hecho David para merecer esto. �David busc� hacerle alg�n mal a Sa�l?
En el vers�culo 19 sugiere dos alternativas, o que el Se�or hab�a incitado a Sa�l contra David, o que los hombres lo hab�an hecho. Si lo primero fuera cierto, �no recibir�a Dios una ofrenda para resolver el asunto? Pero si es el segundo, entonces David considera a tales hombres malditos ante el Se�or, culpables de expulsar a David de la herencia de Dios, el lugar que Dios le hab�a dado. Israel era el lugar donde se adoraba al Dios verdadero.
Si David no pod�a permanecer en Israel, entonces era llevado a donde se adoraban dioses falsos. David no mencion� una tercera alternativa, que probablemente era la verdadera, que Sa�l estaba agitado por sus propios celos y orgullo. Esto fue tacto por parte de David, ya que estaba tanto como inferir que Sa�l dif�cilmente podr�a ser culpable de tal crueldad sin alguna influencia externa. Le ruega a Saulo que no derrame su sangre. Porque el rey de Israel estaba cazando a uno que no era m�s peligroso para �l que una pulga o una perdiz.
Como hab�a sido el caso en el cap�tulo 24: 16-19, la conciencia de Saulo se vio seriamente afectada, y deber�a estarlo. Le dice a David: "He pecado", tal como le hab�a dicho a Samuel en el cap�tulo 15:24. �l agrega: "Vuelve, hijo m�o David, porque no te har� da�o m�s, porque mi vida era preciosa a tus ojos este d�a. De hecho, me he hecho el tonto y me he equivocado en gran manera" (v.21). Cuando se le ha llamado la atenci�n sobre la culpa de Sa�l por medio de una experiencia tan estremecedora, no puede dejar de ver cu�n insensato ha sido su proceder.
Sin embargo, David de ninguna manera est� convencido de que deber�a regresar a Sa�l. La experiencia le hab�a ense�ado que los tiempos considerados de Sa�l eran s�lo temporales, a pesar de que todo el ej�rcito de Sa�l dio testimonio de lo que se dijo. David ni siquiera le trajo la lanza de Sa�l, sino que pidi� que uno de los j�venes de Sa�l viniera a buscarla. Le deja un mensaje a Saulo que deber�a haber tenido un efecto revelador, que el Se�or pagar�a a todos por su justicia y fidelidad (v.23). Esto era cierto, porque Dios le pag� a David por esto; pero David no necesitaba mencionar la recompensa de Dios por las malas acciones. Saulo no era tan obtuso como para dejar de pensar en esto tambi�n.
El vers�culo 24 muestra que David no esperaba ning�n cambio radical en la actitud de Sa�l. En lugar de pedir que Sa�l deje de oponerse a David, apela a la protecci�n de Dios en medio del peligro. As� como hab�a mostrado un respeto muy real por la vida de Saulo, tambi�n desea que Dios tenga respeto por su propia vida y lo libere de toda tribulaci�n.
Tanto la acci�n de David como sus palabras tienen tal efecto que Sa�l responde bendici�ndole y declarando: "Har�s grandes cosas y tambi�n prevalecer�s". Sa�l sab�a que esto era cierto. �Por qu� no decidi� entonces y all� entregar su trono a David? pero pas� por alto esta �ltima oportunidad de liberarse de la locura de su propio orgullo ambicioso y decidi� continuar su curso descendente hacia la ruina fatal.
�C�mo puede haber una reconciliaci�n entre el mundo y el Se�or Jesucristo mientras el mundo, aunque sabe que est� equivocado, est� decidido a insistir en su propia autoridad y rehusarse a inclinarse ante Aquel que es el �nico digno de toda autoridad? David y Sa�l van por caminos separados.