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Bible Commentaries
1 Samuel 6

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

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Versículos 1-21

Los siete meses durante los cuales los filisteos pose�an el arca fueron un tiempo completo para probar la severidad de la mano de Dios con solemne desagrado. �C�mo podr�an soportarlo m�s? Sin embargo, hay una pregunta en sus mentes sobre c�mo devolverlo. Si, como ellos disciernen, ha sido una ofensa para Dios el haber tomado el arca, �c�mo se pagar� esa ofensa? Para esto, consultan a sus sacerdotes y adivinos id�latras, quienes les dicen que deben devolverlo con una ofrenda por la culpa.

Sin embargo, �cu�n ignorantes son de lo que es una verdadera ofrenda por la culpa! Para esto Dios requiri� un sacrificio de sangre, que es totalmente ajeno a la mente incr�dula. Ellos conciben la noci�n bastante divertida (pens�ndola sabia, sin duda) de enviar cinco im�genes doradas de hemorroides y cinco de ratones. Aqu� tambi�n se nos dice que una plaga de ratones hab�a da�ado su tierra, y ellos tambi�n relacionaron esto con el trato de Dios con ellos a causa del arca.

En este estaban representadas las cinco ciudades de los filisteos. Los hombres del mundo son los mismos hoy, a pesar de que Dios ha mostrado claramente que solo la sangre de Cristo derramada en el Calvario puede expiar los pecados del hombre. Piensan que alg�n regalo de sus propias posesiones temporales deber�a congraciar a Dios con ellos, �como si Dios, el Creador del universo, poseyera la misma naturaleza ego�sta que el hombre, aferr�ndose a las cosas materiales! Pero Dios no piensa en esto m�s de lo que pensaba en la ofrenda de Ca�n del fruto de la tierra ( G�nesis 4:3 ). Sin embargo, estos no eran jud�os, y Dios no lo cuestion� con los filisteos: la cuesti�n del regreso del arca era el asunto de mayor importancia.

El vers�culo 6 muestra que estaban bien familiarizados con la liberaci�n de Israel de Egipto frente a la cruel oposici�n de Fara�n, y que la terquedad de Fara�n finalmente fue quebrantada por los muchos milagros de Dios que causaron gran sufrimiento en Egipto. Entonces la historia les advierte que si endurecen su coraz�n prolongar�n su sufrimiento.

Aunque con el pleno prop�sito de devolver el arca a Israel, los filisteos no saben nada de los caminos de Dios en cuanto a esto, y recurren al expediente natural de enviarla de regreso a Israel en un carro nuevo. Por supuesto, podr�an haber invitado a los jud�os a que vinieran y lo llevaran de regreso a su tierra por medio de los sacerdotes que lo llevaban, como era la orden de Dios. Pero Dios no le da importancia a esto con los filisteos. Las vacas que eligieron para tirar del carro no estaban acostumbradas a esto, y tambi�n lo eran las vacas lecheras que ten�an terneros reci�n nacidos.

Proponen no darles conductor, pero dejarlos ir como quieran. Con sus terneros encerrados en casa, su inclinaci�n natural habr�a sido regresar directamente a ellos. Las im�genes de oro se colocaron en un cofre junto al arca.

Esta iba a ser la �ltima evidencia clara para los filisteos de si era Dios quien los hab�a atormentado a causa del arca. Si el ganado se dirigiera directamente hacia Bet-semes en Israel (la ruta m�s directa), entonces sabr�an que esta aflicci�n hab�a sido de la mano de Dios: si no, considerar�an que solo el azar hab�a estado involucrado en toda la prueba. Aunque la evidencia anterior hab�a sido muy clara, los hombres son extremadamente lentos para darle a Dios el honor que le corresponde.

Pero Dios no permite que quede la menor duda. Las vacas toman el camino recto hacia Bet-shemesh, a pesar de su natural aversi�n a hacerlo, protestando durante todo el camino aullando a sus terneros. Los pr�ncipes de los filisteos los siguieron hasta la frontera de Israel para asegurarse de que no retrocedieran.

Por supuesto, los hombres de Bet-semes, ocupados en la �poca de la cosecha, estaban asombrados y gozosos de ver el arca. Las vacas entraron en el campo de un hombre llamado Joshua y se detuvieron junto a una gran piedra. Los levitas vinieron y sacaron el arca y el cofre de las joyas de oro del carro a la piedra, luego cortaron la madera del arca y ofrecieron las vacas como holocausto al Se�or. En cuanto a los cinco gobernantes de los filisteos, solo se dice que fueron testigos de esto y regresaron a Ecr�n. No se menciona si la plaga se alivi� de inmediato o no en su tierra.

Los vers�culos 17 y 18 registran los nombres de las cinco ciudades filisteas representadas por las im�genes doradas de las hemorroides y los ratones, incluidas sus aldeas adyacentes, y el hecho de que la gran piedra en el campo de Josu� a�n permanec�a cuando se escribi� este registro.

Sin embargo, Dios prueba una vez m�s que no hace acepci�n de hombres. Si los filisteos hab�an sufrido por tener el arca entre ellos, los israelitas de Bet-semes sufrieron por atreverse a mirar dentro del arca. Esto no se habr�a permitido mientras el arca estaba en el templo, pero la est�pida curiosidad de los hombres evidentemente los movi� a abrir el arca y mirar dentro de ella, en Bet-semes. El Se�or mismo golpe� a un gran n�mero de ellos, aunque los eruditos hebreos consideran que 50,000 no es una traducci�n correcta, y que 70 parece m�s probable.

El significado espiritual de esto es sumamente importante. El arca estaba hecha de madera de acacia recubierta de oro; la madera hablaba de la humanidad del Se�or Jes�s y del oro de su deidad eterna. Simplemente debemos adorarlo, sin atrevernos a especular sobre c�mo �l puede ser Dios y Hombre en una sola Persona. Esto ser�a mirar dentro del arca.

Los que quedaron se sintieron, con raz�n, sobrecogidos por esta contemplaci�n de la santidad de Dios. Por supuesto, el arca, la representaci�n misma del trono de Dios, era justamente considerada por Israel en sagrada estima, y ??fue una gran negligencia por parte de los hombres de Bet-semes ignorar esto. Es posible que hayan sido muy bendecidos si le hubieran brindado el respeto solemne que se merec�a, pero al estar tan heridos como lo hicieron, quieren que el arca se lleve a otro lugar.

Aparentemente, Quiriat-jearim era la ciudad m�s cercana de cualquier tama�o, y estaba en la direcci�n de Jerusal�n, pero enviaron mensajeros all� para pedir que alguien de all� bajara y trajera el arca a Quiriat-jearim. Por supuesto, el arca deber�a haber estado donde un sacerdote pudiera cuidarla, pero no hay ninguna menci�n de sacerdotes en este momento, y evidentemente nadie estaba en la posici�n de sumo sacerdote. En cuanto a Silo y lo que se hab�a llamado el templo all�, no tenemos noticias de nadie, ni de nadie que tome el lugar de El� en el sacerdocio. Cu�n desordenado se hab�a vuelto todo en Israel, el sacerdocio hab�a fallado tanto que no ten�a ninguna influencia aparente sobre el pueblo en absoluto.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Samuel 6". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-samuel-6.html. 1897-1910.
 
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