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Bible Commentaries
1 Timoteo 6

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

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Versículos 1-21

Cabe se�alar que en esta ep�stola no se mencionan las relaciones entre el esposo y la esposa, los hijos y los padres, al igual que las cuestiones de los ancianos, las viudas y ahora los sirvientes. Porque los lazos familiares no son en absoluto el tema aqu�, sino el orden piadoso en cuanto a la asamblea, por lo tanto, lo que est� m�s a la vista del p�blico. Los esclavos estaban, por supuesto, en una posici�n que Dios nunca quiso para el hombre, sino que fue introducida por la voluntad perversa de los hombres.

Entonces, �qu� deb�a hacer el esclavo cristiano? La amargura de la rebeli�n contra "el establecimiento" no lograr�a un buen fin. Ni siquiera deb�a huir, como lo hizo On�simo antes de su conversi�n, y fue enviado de regreso despu�s de que Pablo lo llev� al Se�or ( Filem�n 1:10 ). Algunos pueden sentir que esto es un trato duro, pero debemos aprender a inclinarnos, no al pecado, sino a los resultados gubernamentales que han plagado al mundo debido al pecado, aunque los sentimos injustos y objetables.

El esclavo, por lo tanto, deb�a considerar a su amo como digno de todo honor; sin duda, no era una cosa f�cil de hacer para un esclavo; pero este esp�ritu de sujeto era esencial para que el nombre de Dios y su doctrina no fueran culpados de una actitud rebelde de su parte; y otros, por lo tanto, acumulan deshonra 111) 011 a Aquel a quien profesaba servir. Si el amo fuera un creyente, el esclavo podr�a inclinarse a despreciarlo por el hecho de que en realidad promovi� el principio de la esclavitud; mientras que �l mismo era un hermano.

Pero no, el esclavo era a�n m�s responsable de hacer el servicio a su amo porque el amo era "fiel y amado, participante del beneficio". Siempre se nos impone una verdadera consideraci�n por otro creyente, porque, recordemos, ellos tambi�n son "hechura de Dios, creada en Cristo Jes�s". Y aprender a servir bien es una de las benditas glorias del verdadero cristianismo. "Estas cosas ense�an y exhortan": no son de poca importancia.

El esp�ritu en el exterior hoy, tan altamente publicitado y defendido, de autoexpresi�n, autoafirmaci�n, autodeterminaci�n, resistencia a la autoridad, es por la presente condenado solemnemente, y aquellos que lo ense�an, la Escritura no duda en caracterizar - terizar con una terrible denuncia. Porque esta ense�anza es directamente antag�nica a las sanas palabras de nuestro Se�or Jesucristo; palabras, de hecho, llevadas a cabo en Su propia vida de pura obediencia y sujeci�n a la debida autoridad; palabras que son de verdadero poder para mantener la justicia en medio de la abundancia. injusticia - doctrina consistente con la piedad.

El hombre que ense�a lo contrario est� "envanecido": su propia importancia le ha inflado: no ha aprendido a juzgarse a s� mismo, como quien se ha visto a s� mismo como a la luz de la cruz de Cristo, un pecador condenado y sin valor. Est� "harto de las preguntas y las disputas de palabras". No tiene salud espiritual, porque aunque le encanta discutir sobre la l�gica y la virtud de los derechos humanos, est� ignorando rotundamente los derechos de Dios.

Esto conduce a la envidia, la contienda, las reprimendas, las malas conjeturas. Solo da ocasi�n a la fuerte actividad de la carne, con su confusi�n y corrupci�n: no hay descanso, no hay paz, no hay tranquilidad tranquila como en la presencia de Dios. Tal doctrina animar�a a un sirviente a envidiar a su amo, luego a luchar, luego a criticar a su amo, oa cualquier autoridad, y luego a conjeturar las peores cosas sobre �l. �Cu�n repulsivo es todo este concepto de hombres obstinados!

Pero son expertos en manipular y discutir, lo que, por supuesto, es una pelea ruidosa, porque sus mentes est�n corrompidas: la verdad les es realmente ajena: est�n vac�as, pero consideren que la ganancia material es la piedad. A Timoteo se le dice que se retire de ellos: no se les debe dar la satisfacci�n de disputar con ellos, sino que se les debe dejar solo. Por supuesto, es a los maestros de este tipo de cosas a quienes Pablo se refiere, no a aquellos que puedan ser enga�ados por ellos; porque las ovejas deben, por supuesto, estar protegidas.

El vers�culo 6 da el precioso lado positivo de este asunto. Si las dos cosas est�n presentes, piedad y contentamiento, esto es una gran ganancia. El contentamiento por s� solo no podr�a ser esto, porque entonces ser�a aquello en lo que la carne se gloriar�a; pero la piedad debe ser lo primero y ser la causa fundamental del contentamiento. Pablo mismo fue un verdadero ejemplo de esto. Comp�rese con Filipenses 4:11 .

Si Cristo es verdaderamente el Objeto del alma, �no producir� esto un esp�ritu contento? Y es un recordatorio muy pertinente para nosotros de que al entrar en el mundo no ten�amos nada y al dejarlo no tomaremos nada. Entonces, �por qu� captar todo lo que podemos, como si fuera de esto de lo que dependemos? �Cu�ntos son como el ap�stol Pablo en este asunto, honestamente contentos con las simples necesidades de la vida? Este no deber�a ser un ejercicio peque�o para nuestras almas, y especialmente en una civilizaci�n que hoy pone gran �nfasis en las comodidades y lujos materiales. �Qu� trampa tan sutil se vuelve esto para cualquiera de nosotros que podamos sentirnos atra�dos por �l!

En el vers�culo 9 no son las riquezas ni el dinero lo que se condena, sino la voluntad de ser rico y el amor al dinero. Quien no tiene nada puede querer ser rico, y si es as�, se encuentra en terreno peligroso. Y es posible que alguien que tiene riquezas sea preservado de poner su coraz�n en las riquezas y, en cambio, sea rico en buenas obras, usando sus riquezas para el Se�or, para aliviar la necesidad de otros (comparar los vers�culos 17 y 18). Pero el amor al dinero es simplemente un signo de codicia

cosas que se pueden comprar con dinero. Cuando esto es as�, es una gran misericordia para muchos hombres que no obtienen el dinero que quieren, porque eso solo lo llevar�a a pecar m�s. Estas son las mismas cosas que ahogan a los hombres en la destrucci�n y la perdici�n. Un creyente ciertamente no tendr� tal fin, pero a�n se le advierte seriamente contra cualquier contaminaci�n de s� mismo con aquellas cosas que causan la muerte de los imp�os.

Guard�monos continuamente del ego�smo de nuestro propio coraz�n. La expresi�n aqu� se traduce correctamente: "El amor al dinero es la ra�z de todos los males", es decir, que es una ra�z que lleva todo tipo de mal, no que sea la �nica ra�z. La codicia lo desviar� de la fe, y algunos ya hab�an sido tan vencidos, traspasados ??de muchos dolores. Siempre derrotar� sus propios fines.

En el vers�culo 11 se encuentra la �nica ocasi�n en el Nuevo Testamento en la que uno es llamado "hombre de Dios". Sin duda, tambi�n hubo otros, pero la Escritura usa con moderaci�n la expresi�n, que seguramente involucra un car�cter de fidelidad en la representaci�n de Dios. Esto era cierto en el caso de Timoteo, pero siendo de naturaleza t�mida, sin duda necesitaba el aliento de que se dirigiera a �l; y se le exhorta encarecidamente a ser fiel a su car�cter.

"Huye de estas cosas" es una advertencia urgente: el peligro de ellas debe alejar al alma de siquiera tener contacto con ellas. En este caso el creyente no debe "pelear", sino "huir": es un peligro que hay que evitar por completo.

Pero junto con esto est� el car�cter positivo de la fe: "Seguid la justicia". Se ha dicho que la rectitud es "coherencia con la relaci�n": y esto implica un ejercicio serio para mantener la conducta de acuerdo con cualquier relaci�n en la que uno pueda ser colocado. Luego, "piedad", que evidencia un h�bito de comuni�n con Dios. La "fe" es la confianza que depende de su fidelidad en toda circunstancia. "Amor" es la misma energ�a y calidez del

naturaleza de Dios, lo que es derramado en el coraz�n del creyente por el Esp�ritu Santo, trayendo una preocupaci�n genuina por el bien de los dem�s. Cu�n profundamente se necesita la "paciencia" en conexi�n con todo esto: puede durar mucho tiempo en una alegre continuidad y tranquilidad, y debe ser grabada en nosotros una y otra vez. Y la "mansedumbre" es una adici�n esencial a esto tambi�n, ese car�cter de humilde sumisi�n que no insiste en los derechos personales.

�Cu�n contrarias son todas estas cosas a las meras concepciones y pr�cticas naturales! No se pueden seguir sin un serio juicio propio y ejercicio del alma. Que nuestro Dios y Padre nos d� m�s para conocer esto en la experiencia.

Pero si primero debemos "huir", luego "seguir", tambi�n es necesario "luchar". No se nos da un camino de tranquilidad ni espacio para la indolencia. La indiferencia es una derrota realmente vergonzosa. La fe resistir� la batalla. No es que esto sea una mera lucha contra la gente, y mucho menos contra los santos de Dios. Pero la lucha debe ser contra todo lo elevado que se exalta contra el conocimiento de Dios ( 2 Corintios 10:4 ).

Efesios 6:1 muestra que esto es contra las huestes espirituales de maldad en los lugares celestiales (v. 12), es decir, todo tipo de influencia sat�nica que lo alejar�a del terreno de la fe, a un nivel terrenal, un nivel de racionalismo e inter�s propio presente, un nivel de orgullo personal y ventaja terrenal.

Luchemos resueltamente contra todas esas tendencias miserables en nuestro propio coraz�n y, m�s bien, hagamos de la fe viva el principio rector de nuestras vidas. Vale la pena luchar por esto. Es la �nica manera de "echar mano de la vida eterna". Porque aunque toda alma redimida posee este don incomparable de la vida eterna, sin embargo, apoderarse de �l es otra cuesti�n, una cuesti�n de convertirlo en una realidad pr�ctica en la vida diaria. Timoteo hab�a sido llamado a esto, como todo creyente; pero de �l tambi�n se podr�a decir que hab�a confesado una buena confesi�n ante muchos testigos: permanezca fiel a esta honorable posici�n.

En el vers�culo 13 se le da a Timoteo otra orden, peculiarmente solemne: es "ante Dios, quien preserva todas las cosas en la vida" (traducci�n de Darby), no s�lo creando vida, sino sosteni�ndola continuamente en toda Su creaci�n. Cu�n necesario es un recordatorio para inculcarnos el hecho de nuestra continua dependencia, momento a momento, de �l mismo, y que aquellos a quienes uno da testimonio tambi�n dependen plenamente del mismo Dios que sustenta la vida.

Pero tambi�n la acusaci�n es "ante Cristo Jes�s, quien ante Poncio Pilato presenci� una buena confesi�n". Aqu� estaba el verdadero Representante de Dios en el mundo, de pie ante el hombre que representa al mundo. Cu�n precioso y claro Su testimonio, aunque Sus palabras fueron pocas. Dio testimonio de la verdad: Su reino no era de este mundo; pero �l era en verdad un Rey, Rey de Dios, muy por encima de todo lo que era meramente temporal: no busc� prominencia en este mundo, sino la gloria de Su Padre ( Juan 18:33 ).

Esto le da un car�cter precioso al mandamiento que se le dice a Timoteo que guarde "sin mancha, irreprensible". No debe haber lapsus, ni empa�ar este testimonio, para dejarlo expuesto a la reprimenda; porque es en vista de la aparici�n de nuestro Se�or Jesucristo.

Y �l, en el tiempo debidamente se�alado, mostrar�a en Su propia persona, la gloria de Dios, el bendito y �nico Poderoso, Rey de reyes y Se�or de se�ores. Para nosotros que somos salvos, tal gloria manifestada en la persona de Cristo es una bendita realidad ahora; pero la plena exhibici�n de ella a toda la creaci�n, podemos esperar con paciencia y confianza mientras tanto, sin verg�enza, para dar un verdadero testimonio de �l, aunque puede ser que incluso la falsedad est� en la autoridad p�blica ahora.

Es solo �l, el Eterno, quien tiene la inmortalidad: otros que la reciben, lo hacen solo como una comunicaci�n de �l mismo ( 1 Corintios 15:53 ). Intr�nsecamente es solo suyo. Vive en una luz inaccesible, no en la oscuridad, sino en una luz infinitamente m�s brillante que la que los ojos de las criaturas pueden soportar. El honor y el poder eterno son s�lo Suyos: el coraz�n que se suscribe con alegr�a a esta atribuci�n a �l, soportar� de buen grado un lugar en el que �l mismo no reciba honor ni poder.

Si hay cristianos entre los cristianos que poseen alguna medida aparente de honor o poder ahora, siendo ricos en este mundo, Timoteo debe encargarles que se guarden contra el orgullo natural que usa tales cosas para exaltar la carne; y tambi�n contra el evidente peligro de confiar en las riquezas. Debe mantenerse el ejercicio constante para confiar en el Dios Viviente, Aquel que da todas las cosas en abundancia para gozar. Si esta confianza es real, reflejar� Su propio car�cter de generosidad.

Se deb�a hacer un bien positivo con lo que pose�an: que fueran ricos en buenas obras, no meramente en posesiones; listos en cualquier ocasi�n de necesidad, para distribuir, dispuestos gustosos a compartir lo que Dios les ha confiado. �sta es una verdadera inversi�n, una reserva de un buen fundamento para el futuro: es una verdadera sabidur�a de cara al futuro; y es el verdadero disfrute presente de lo que es realmente la vida, una comprensi�n real del verdadero vivir.

Con temas tan serios y vitales que lo involucran, el ap�stol no puede sino sentirse profundamente afectado al instar a su amado hijo en la fe la firmeza de demostrar su fidelidad en la confianza de las posesiones de Dios. El dep�sito encomendado es la verdad que Dios nos ha encomendado para la �poca actual. Como los tesoros tra�dos de Babilonia fueron pesados ??tanto antes como despu�s del viaje a Jerusal�n ( Esdras 8:24 ), no falt� nada; de modo que debemos esperar un control minucioso de todo lo que se nos ha confiado, y mantener celosamente en pureza lo que realmente pertenece a Dios.

Los simples balbuceos profanos y vac�os deben evitarse, porque lo que tenemos es precioso y real, y no debemos perder el tiempo en especulaciones in�tiles y cosas que dicen ser intelectuales y apelan al orgullo humano, pero que en realidad carecen de verdadero bien espiritual. Hoy el mundo est� lleno de este tipo de cosas. Los hombres j�venes pueden ser enga�ados con demasiada facilidad para que piensen que esto es una adici�n �til al cristianismo, mientras que en realidad no solo resultar� in�til, sino que perjudicar� positivamente el crecimiento espiritual y la bendici�n.

De modo que se advierte a Timoteo, y nosotros mismos no debemos ignorar tal advertencia: es necesaria. Aquellos que adoptan tales cosas han "perdido la fe". Debemos resistir hasta el final todo esfuerzo resuelto de Satan�s para rebajar el cristianismo a un nivel terrenal, ya sea por medio de la concupiscencia de los ojos, la concupiscencia de la carne o el orgullo de la vida. Si la ep�stola parece terminar con una nota negativa, prestemos m�s atenci�n.

Sin embargo, la �ltima palabra es bellamente positiva: "Gracia sea contigo". En la gracia, el puro favor de Dios, es el poder de enfrentarse y elevarse por encima de toda la oposici�n que pueda presentarse. Y est� disponible para el gozo personal, la bendici�n y la fuerza del individuo, no solo, como en otras ep�stolas, para la compa��a colectiva de los santos. Identifiqu�monos con las necesidades y ejercicios de Timoteo, y el valor de esta ep�stola lo aprenderemos en la experiencia vital.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 1 Timothy 6". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/1-timothy-6.html. 1897-1910.
 
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