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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Grant sobre la Biblia Comentario de Grant
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 2 Chronicles 24". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/2-chronicles-24.html. 1897-1910.
Grant, L. M. "Comentario sobre 2 Chronicles 24". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-27
JOASH EMPIEZA BIEN
(vv.1-14)
Teniendo solo siete a�os en su coronaci�n, Jo�s rein� 40 a�os, por lo tanto ten�a solo 47 cuando sus propios siervos lo mataron (v.25). En su juventud hizo lo recto ante los ojos del Se�or porque tuvo la buena influencia de Joiada. Ten�a mucho por lo que agradecer a Dios bajo el patrocinio de Joiada y Joshabeath, quienes lo hab�an preservado de la muerte y lo hab�an capacitado para convertirse en rey. Pero se apoy� demasiado en el sacerdote piadoso y no aprendi� a depender verdaderamente del Se�or.
De hecho, se nos dice que Joiada tom� dos esposas para Jo�s (v.3). �Por qu� no le orden� simplemente a Jo�s que tuviera cuidado de elegir la esposa que Dios deseaba que tuviera? �Pero cu�n a menudo es cierto que las personas dependen tanto de un l�der piadoso que nunca aprenden a valerse por s� mismos! Por supuesto, el l�der tiene la culpa si fomenta esto.
Sin embargo, es digno de elogio que Jo�s pusiera su coraz�n en reparar la casa del Se�or (v. 4). Reuni� a los sacerdotes y levitas, d�ndoles �rdenes de ir a las ciudades de Jud� y reunir dinero del pueblo para sufragar los gastos de las reparaciones, y les dijo que lo hicieran r�pidamente (v.5). Sin embargo, esto no se hizo r�pidamente. Puede haber sido que no ten�an coraz�n para exigir dinero a la gente porque la gente generalmente se resiste a tales demandas. Es el principio de cumplimiento de la ley, que siempre despierta resistencia en la mente de las personas.
Jo�s confront� a Joiada con el hecho de que los sacerdotes y los levitas no hab�an hecho lo que se les hab�a dicho, porque la necesidad era evidente. Atal�a y sus hijos hab�an robado las cosas dedicadas del templo para usarlas en la adoraci�n de Baal (v.7), y si la restauraci�n se hiciera en el templo, ser�a necesariamente costosa.
Luego, el rey emple� diferentes medios para recaudar fondos para este proyecto. En lugar de exigir a la gente, hizo que le hicieran un cofre y lo pusieron afuera, a la puerta de la casa del Se�or. Luego, se envi� un anuncio p�blico a todo Jud� y Jerusal�n de que el cofre estaba all� para recibir las contribuciones que traer�a la gente (v. 9).
Este m�todo result� eficaz, ya que las personas acud�an a dar voluntariamente sin que se les ejerciera presi�n. Este es el principio de gracia que se nos muestra en el Nuevo Testamento, donde los creyentes no est�n obligados a dar, sino a estar informados de necesidades definidas. Se les dice: "Cada uno d� como se proponga en su coraz�n, no de mala gana ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre" ( 2 Corintios 9:7 ). No se hace una demanda, pero se da aliento. Los l�deres se regocijaron con esto, como todo el pueblo, y de buena gana trajeron sus contribuciones, meti�ndolas en el cofre (v.10).
Al revisar el cofre todos los d�as, los oficiales del rey encontraron una gran cantidad de dinero, luego el rey y Joiada entregaron el dinero a los encargados del servicio de la casa del Se�or, quienes contrataron alba�iles, carpinteros y trabajadores de hierro y bronce. Cuando as� hubo una mente para hacer la obra, pronto se complet� la restauraci�n del templo (v.13).
En este proyecto, debe haber sido la influencia de Joiada lo que conmovi� a Jo�s, porque, por supuesto, Joiada estaba a cargo del servicio del templo. Cuando hubo terminado el trabajo de reparaci�n, qued� m�s dinero con el que se agregaron art�culos de oro y plata para servir en el templo. Se le dio al templo su verdadero lugar, luego se ofrecieron holocaustos continuamente all� todos los d�as de Joiada (v.14).
LA MUERTE DE JEHOIADA
(vv.15-16)
Joiada vivi� hasta la edad de 130 a�os, un hombre fiel y devoto. A su muerte, fue sepultado entre los reyes porque realmente hab�a actuado como un buen rey (v.16), no asumiendo el lugar de rey, sino cediendo ese lugar al leg�timo heredero del trono, pero influyendo en �l correctamente todos los d�as. de su vida. Deber�amos esperar con raz�n que Jo�s sintiera profundamente la p�rdida de alguien por quien hab�a sido tan bendecido y, al llorar su muerte, se propusiera continuar siguiendo su ejemplo.
JOASH OBSEQUI� VOLUNTADAMENTE
(vv.17-22)
Lamentablemente, Jo�s solo hab�a aceptado formalmente el liderazgo de Joiada. No sigui� la fe y el ejemplo de Joiada. En lugar de seguir defendiendo fielmente a Dios, escuch� a los l�deres de Jud�, quienes vinieron a inclinarse ante �l con la intenci�n de influir en �l para que aceptara nuevamente la adoraci�n de �dolos (vv. 17-18). �Cu�ntos desde �l se han dejado llevar m�s por el deseo de agradar a los hombres y, por lo tanto, se olvidan de agradar a Dios!
La idolatr�a de Jud�, por supuesto, provoc� la ira de Dios, quien les envi� profetas, buscando atraerlos de regreso al Se�or, testificando fielmente contra su adoraci�n de �dolos, pero se negaron a escuchar (v.19).
Finalmente, el Esp�ritu del Se�or se apoder� de Zacar�as, hijo de Joiada, para dar un fuerte mensaje prof�tico a Jud�: "As� dice Dios: �Por qu� traspasas el mandamiento del Se�or para que no puedas prosperar? Abandonado al Se�or, �l tambi�n te ha desamparado "(v.20). Ya que esto fue dicho por un sacerdote de Dios que era el hijo de Joiada, deber�amos esperar que Jo�s al menos preste mucha atenci�n, �pero en cambio Jo�s dio la orden de apedrear a Zacar�as hasta la muerte en el patio de la casa del Se�or! (v.21). Por lo tanto, Jo�s fue culpable de despreciar la bendici�n que hab�a recibido a trav�s de Joiada y rechazar fr�amente al Dios de Israel (v.22).
El Se�or Jes�s se refiri� a este incidente solemne cuando habl� a los escribas y fariseos, diciendo: "La sangre de Zacar�as, hijo de Berequ�as, a quien matasteis entre el templo y el altar" ( Mateo 23:35 ). Puede ser que Berequ�as fuera el abuelo de Zacar�as, pero no conocemos ning�n registro del padre de Joiada. �Por qu� el Se�or Jes�s acus� a los escribas y fariseos de asesinar a Zacar�as, cuando esto hab�a ocurrido a�os antes? Debido a que estaban exhibiendo la misma actitud cruel e incr�dula hacia Dios por su oposici�n a Cristo, un Mensajero infinitamente m�s grande que Zacar�as era. Por su actitud se estaban identificando con los que odiaban a Dios.
Cuando Zacar�as muri�, dijo: "�El Se�or mire y pague!" (v.22). Esto era coherente con el hecho de que estuviera sometido a la ley. Cu�n diferentes fueron las palabras del Se�or Jes�s en Su muerte, "Padre, perd�nalos, porque no saben lo que hacen" ( Lucas 23:34 ), y las palabras de Esteban cuando fue apedreado hasta la muerte: "Se�or, haz no los culpes de este pecado "( Hechos 7:60 ). Pero la oraci�n de Zacar�as fue respondida por medio de las graves consecuencias sobre Jo�s y su reino.
JOASH SUFRIR DERROTA Y MUERTE
(vv.23-27)
El Se�or le dio a Jo�s por lo menos un corto tiempo para reconsiderar la locura de su mala conducta, pero no hubo ning�n cambio en el infeliz rey. En la primavera del a�o, el ej�rcito de Siria vino contra �l, y aunque el ej�rcito sirio era peque�o en comparaci�n con el gran ej�rcito de Israel (vv.23-24), el Se�or entreg� a los israelitas en manos del enemigo, que destruy� a muchos de los l�deres del pueblo, adem�s de tomar mucho bot�n, luego se retir�, dejando a Jo�s gravemente herido.
No lo mataron, porque Dios hab�a decidido que el pobre rey ser�a asesinado por sus propios siervos. Tomaron. ventaja del hecho de que fue herido y lo mat� en la cama (v.25). Por lo tanto, Jo�s tuvo un poco de tiempo para considerar que el juicio de Dios estaba sobre �l debido a su idolatr�a y su crueldad con el hijo de Joiada.
Joiada, el protector de Jo�s, hab�a sido enterrado con los reyes (v.16), pero Jo�s, aunque rey, no fue enterrado con los reyes. La gente discerni� que no era digno de un entierro como Joiada, aunque la gente hab�a seguido a Jo�s en su idolatr�a. �Qu� triste fue el final del hombre que quer�a agradar a la gente en lugar de agradar a Dios! La gente misma sab�a lo suficiente como para despreciar esta actitud. Amas�as, hijo de Jo�s, recibi� entonces el trono sobre Jud�.