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Bible Commentaries
2 Crónicas 35

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

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Versículos 1-27

UNA PASCUA EXCEPCIONAL

(vv.1-19)

Tan cerca del final de la historia de los reyes de Israel, es hermoso ver que se guardaba una Pascua, de la cual se nos dice: "No se hab�a celebrado una Pascua en Israel de esa manera desde los d�as del profeta Samuel, y ninguna de los reyes de Israel hab�an celebrado una Pascua como la que celebr� Jos�as, con los sacerdotes y los levitas, todo Jud� e Israel que estaban presentes, y los habitantes de Jerusal�n "(v.18).

�No nos dice esto que es posible, incluso en nuestros d�as de la ruina y el fracaso de la Iglesia p�blicamente, dar alg�n verdadero honor al nombre del Se�or Jes�s que deleite el coraz�n de Dios? Porque la Pascua habla de la adoraci�n agradecida del Se�or Jes�s como Aquel que se sacrific� por nosotros en la cruz del Calvario. Si bien la gente puede fallar miserablemente, �l permanece fiel y veraz.

Ezequ�as hab�a celebrado una pascua extraordinaria (cap. 30), pero fue un mes m�s tarde del tiempo prescrito, aunque no se hab�a celebrado ninguna igual desde los d�as de Salom�n (cap. 30:36). Sin embargo, no hab�a habido una Pascua como la de Jos�as desde antes de que hubiera reinado ning�n rey. Jos�as se asegur� de que se observaran todos los detalles del orden en esta Pascua. Hoy esto nos recordar�a que durante siglos se ignor� el simple servicio del partimiento del pan en memoria del Se�or Jes�s, y a medida que nos acercamos a Su venida, seguramente desear�a que lo honramos de esta manera sencilla.

La Pascua que Jos�as celebr� fue la m�s correcta en todos sus detalles de todas las que se guardaron en el tiempo de los reyes, porque Jos�as tuvo cuidado de ver que correspond�a a la Palabra de Dios. Jos�as fue el �ltimo de los reyes de Israel o Jud� que verdaderamente honr� a Dios, y esto deber�a ser un est�mulo para que los creyentes de hoy regresen a la verdad de las Escrituras en un momento en que la iglesia profesante ha dejado de lado los derechos de Dios. El siguiente bosquejo nos ayudar� a estudiar este pasaje:

1. El Tiempo (v.1) � lo que la Escritura hab�a prescrito.

2. El Centro (v. 3) � El Arca, t�pica de Cristo, a la que deb�a reunirse el pueblo.

3. La preparaci�n (v.4) � Cada casa encuentra su lugar de acuerdo con las instrucciones de David y Salom�n.

4. El Orden (v.5) � Sacerdotes y Levitas parados en su lugar para matar la Pascua seg�n la Palabra del Se�or por medio de Mois�s.

5. La provisi�n (vv.7-9) � Jos�as, los pr�ncipes y el jefe de los levitas dando voluntariamente al pueblo las ofrendas necesarias para la Pascua.

6. La Muerte (v.11) � La Pascua mata, la sangre rociada, con holocaustos que acompa�an al sacrificio.

7. El asado (v.13) � Hablando del juicio severo del Se�or Jes�s, expuesto directamente a la llama de la ira de Dios.

8. El canto (v.15) � Hablando del gozo inefable que resulta del valor del sacrificio de Cristo.

9. La Guardia (v.15) � Los porteros (o porteros) eran necesarios en cada puerta, permitiendo la entrada de lo que deber�a estar y manteniendo fuera todo lo que deber�a estar fuera.

Por lo tanto, la Pascua se celebr� el d�a 14 del primer mes, con los sacerdotes colocados en sus lugares apropiados y animados a servir al Se�or. A los levitas se les dijo que pusieran el arca del pacto en el templo que Salom�n hab�a construido, porque este era el centro de reuni�n de Israel (v. 3), as� como Cristo es el centro de reuni�n de la Iglesia de Dios. "Porque donde dos o tres est�n reunidos en mi nombre, all� estoy yo en medio de ellos" ( Mateo 18:20 ).

A los levitas tambi�n se les dijo que se prepararan por las casas de sus padres (v. 4). Sus padres fueron Coat, Gershon y Merari, cuyos distintos servicios est�n registrados en N�meros 4:2 ; N�meros 4:24 ; N�meros 4:42 .

Por lo tanto, habi�ndose preparado, deb�an "estar en el lugar santo seg�n las divisiones de sus familias" (v.5), manteniendo un orden seg�n Dios cuando mataran la Pascua seg�n la palabra de Dios por medio de Mois�s (v.6 ).

Sin embargo, antes de la matanza real de la Pascua, la provisi�n para ella se ve en los vers�culos 7-10. El regalo de Jos�as para esto superaba con creces los regalos de los pr�ncipes y del jefe de los levitas. Para el rey, es t�pico del Se�or Jes�s, cuya generosidad supera con creces la buena voluntad de los siervos m�s devotos. Jos�as dio 30,000 corderos y cabritos y 3,000 toros (v.7). Los gobernantes dieron 2.600 animales peque�os (ovejas, etc.) y 300 bueyes (v.8). El jefe de los levitas dio 5.000 animales peque�os y 500 bueyes. Esto fue m�s de lo que dieron los gobernantes, pero solo una sexta parte del regalo de Jos�as.

El vers�culo 12 registra la matanza de la Pascua, los sacerdotes rociaron la sangre y los levitas desollaron a los animales. Sin embargo, los holocaustos se retiraron del sacrificio de Pascua, que era una ofrenda de paz de la que los oferentes deb�an compartir. Pero los holocaustos eran evidentemente regalos que se daban al pueblo para ofrecerlos, no para comer, sino para ofrecer todo en fuego al Se�or, lo que significa la gloria que Dios recibe del valor del sacrificio de Cristo.

Despu�s de ser asesinado, la ofrenda de la Pascua se as� seg�n lo prescrito en �xodo 12:8 . Otras ofrendas se hac�an al mismo tiempo, algunas hervidas en ollas o calderos, otras cocidas en cacerolas, siendo tambi�n ofrendas de paz (ver Lev�tico 7:11 ). Estos fueron divididos entre la gente, lo que demuestra que eran ofrendas de paz.

Posteriormente, los levitas prepararon porciones para s� mismos y para los sacerdotes, todos los cuales hab�an estado desinteresadamente ocupados con el cuidado del pueblo (v.14). �Qu� hermoso ejemplo para la Iglesia de Dios! Los prominentes deben recordar que son servidores de las necesidades de los dem�s, no amos que exigen una primera consideraci�n.

Se ve a los cantores en su lugar, porque la ocasi�n fue de verdadero gozo al alabar al Se�or (v. 15). La muerte de los animales es, por supuesto, un s�mbolo de la muerte del Se�or Jes�s, y esto sin duda afecta a los creyentes con un profundo dolor, sin embargo, los resultados de esa muerte incomparable son tan grandes y maravillosos que deber�amos estar llenos de un gozo indescriptible en la misma cara. del mayor dolor. �No es esto cierto cuando recordamos al Se�or en el partimiento del pan?

Por lo tanto, en esta fecha tard�a en la historia de los reyes, el Se�or movi� a Su siervo a guardar la Pascua en su orden prescrito, y la Fiesta de los Panes sin Levadura de los siete d�as. Esto tuvo lugar en el a�o 18 de su reinado (v.19), con solo 26 a�os en ese momento. �Qui�n podr�a despreciar su juventud?

LA MUERTE INTIMA DE JOS�AS

(vv. 20-27)

"Despu�s de todo esto" � despu�s de la fiel devoci�n de Jos�as al Se�or al desterrar la idolatr�a de Jud�, y despu�s de haber celebrado una Pascua tan destacada para el Se�or, � este rey favorecido cometi� un grave error al no consultar al Se�or antes de salir a la guerra . El rey de Egipto lleg� al r�o �ufrates para entablar batalla con Carquemis (un rey hitita), y Jos�as intervino para luchar contra Egipto (v.

20). No se nos dice por qu� hizo esto. �Podr�a haber sido que, dado que Dios lo hab�a preservado del da�o en la guerra, pens� que pod�a resolver las disputas de otros por la fuerza de las armas? En este caso, el rey de Egipto fue m�s sabio que Jos�as y le dijo que se estaba entrometiendo con Dios, a quien el rey de Egipto consideraba que estaba de su lado (v.21).

Seguramente Jos�as deber�a haber considerado este consejo y al menos haber buscado la gu�a de Dios antes de continuar. Pero se hab�a comprometido y se neg� a cambiar. De hecho, se disfraz� (siempre una mala acci�n para cualquier creyente), y como Acab, que se disfraz� para ir a la batalla ( 2 Cr�nicas 18:29 ). sufri� consecuencias similares, aunque era un creyente, como Acab no lo era.

El vers�culo 22 nos dice que Jos�as "no escuch� las palabras de Necao de la boca de Dios". Dios puede hablar a los creyentes a trav�s de cualquier agencia, y debemos estar despiertos para discernir si puede ser Dios hablando incluso a trav�s de un incr�dulo. Al menos, las palabras de Necao deber�an haber hecho que Jos�as se detuviera a considerar que deber�a considerar la voluntad de Dios en este asunto.

Jos�as no recibi� ning�n beneficio por haber ido a la batalla. Ni siquiera se nos dice si otros murieron en la batalla, sino solo que Jos�as fue herido por una flecha y orden� a sus sirvientes que se lo llevaran (v.23). Fue llevado en su segundo carro a Jerusal�n, muri� y luego fue sepultado en una de las tumbas de los reyes. �Cu�n indeciblemente triste fue esta muerte innecesaria de un rey que hab�a sido tan fiel al Se�or durante los a�os anteriores!

Jerem�as y todo el pueblo quedaron profundamente afectados por la muerte de Jos�as y se lamentaron mucho. Bien podr�an hacerlo, porque su reinado hab�a sido como una luz brillante en medio de las tinieblas de Israel, las cuales descendieron de nuevo r�pidamente despu�s de su muerte. De hecho, las lamentaciones de los cantores y cantantes se convirtieron en un memorial habitual de Jos�as (v.25).

El vers�culo 26 nos dice que el resto de los actos de Jos�as y su bondad al observar la ley del Se�or son asuntos registrados en el libro de los reyes de Israel y Jud�.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 2 Chronicles 35". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/2-chronicles-35.html. 1897-1910.
 
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