Bible Commentaries
2 Crónicas 6

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Versículos 1-42

SALOM�N HABLA A DIOS Y AL PUEBLO

(vv.1-11)

Salom�n comenz� su discurso de inauguraci�n hablando primero con el Se�or, record�ndole que �l hab�a dicho que morar�a en la nube oscura y que �l (Salom�n) hab�a construido esta casa exaltada para que el Se�or habitase.

Luego se volvi� para dirigirse a toda la asamblea de Israel, al pueblo que estaba en posici�n de firmes. Se nos dice que los bendijo, pero la forma en que lo hizo fue diciendo: "Bendito sea el Se�or Dios de Israel, que ha cumplido con sus manos lo que dijo con su boca a mi padre David" (v.3). Porque si Dios es bendecido, el pueblo tambi�n ser� bendecido. El Se�or hab�a dicho que desde el momento en que sac� a Israel de Egipto, no hab�a elegido ninguna ciudad de ninguna tribu de Israel para construir una casa adecuada para el honor de Su nombre.

Tampoco hab�a elegido a ning�n hombre para que fuera un gobernante adecuado para Israel hasta que le dio a David ese honor (vv. 5-6). Ahora, finalmente, la elecci�n de Dios de una ciudad ha quedado clara. Hab�a elegido Jerusal�n, cuyo nombre significa "el fundamento de la paz", un lugar verdaderamente apropiado para la morada de Dios, porque el fundamento de la paz es la justicia. "La obra de justicia ser� paz, y el efecto de justicia, tranquilidad y seguridad para siempre" ( Isa�as 32:17 ).

De hecho, este vers�culo mira hacia el milenio, cuando Cristo Rey "reinar� en justicia" ( Isa�as 3:11 ), un contraste maravilloso con todos los reyes que han reinado sobre la tierra.

Al dirigirse al pueblo, Salom�n habla de que David es el rey elegido por Dios, por lo tanto, a Cristo se le llama "el Hijo de David". Sin embargo, estaba en el coraz�n de David para s� mismo construir una casa para el nombre del Se�or, y Dios no se lo permiti�, aunque Dios le recomend� que ese deseo estuviera en su coraz�n (vv.7-8). Pero Dios le prometi� a David que su hijo construir�a el templo, y ahora la Palabra de Dios se cumpli� al completar ese gran proyecto. Salom�n agreg� tambi�n que hab�a puesto el arca en el templo, porque era el arca del pacto de Dios con Israel, el centro que �l hab�a elegido.

ORACI�N DE SALOM�N

(vv. 12-42)

Entonces Salom�n se par� ante el altar del Se�or en presencia de toda la asamblea y extendi� las manos. El vers�culo 13 es un par�ntesis, hablando de que hab�a hecho una plataforma de bronce de cinco codos cuadrados y tres codos de alto, del mismo tama�o que el altar, donde toda la asamblea pod�a verlo. Se par� sobre esto, luego se arrodill� y extendi� sus manos hacia el cielo (v.13).

Comenz� su oraci�n dando a Dios su lugar de gran dignidad y honor como el Se�or Dios de Israel, m�s grande que todos los dem�s, y Aquel que guarda Su pacto con aquellos que tambi�n guardan Su pacto, caminando delante de �l con todo su coraz�n (v. .14). Tambi�n muestra su aprecio por que Dios haya cumplido Su promesa, sin duda en el hecho de que Salom�n fue puesto en el trono y habilitado para construir el templo (v. 15).

Por lo tanto, or� para que Dios mantuviera su promesa a David de que no dejar�a de tener un hombre sentado ante Dios en el trono de Israel, pero con la condici�n de que los hijos de David caminaran en la ley de Dios (v, 16). De hecho, esta promesa se cumplir� plenamente a pesar de que muchos de los hijos de David no obedecen la ley de Dios. Dios anula todo el fracaso de tal manera que el Hijo de David, el Se�or Jes�s, tomar� el trono de Israel en perfecta justicia, pero esto a�n es futuro.

Mientras tanto, debido a que Israel no ha guardado el pacto de Dios, ellos (incluida la posteridad de David) est�n sufriendo gran tristeza y oscuridad, y lo har�n hasta que finalmente reconozcan a Jes�s como el verdadero Hijo de David, el Mes�as de Israel al final de su Gran Tribulaci�n. .

Pero Salom�n hace una pregunta pertinente: "�De verdad Dios morar� con los hombres en la tierra?" (v.18). Hacerlo requerir�a un asombroso acto de gracia, porque los cielos y los cielos de los cielos no pueden contener a Dios. Es infinito, sin l�mites y omnipresente, presente en todas partes y en todo momento. No podemos comprender la grandeza de Su ser. No se le puede encerrar en ninguna parte, pero en un sentido muy real habit� en el templo, en el lugar m�s sagrado de todos, aunque en una densa oscuridad.

�sta es una paradoja en la que podemos regocijarnos. Salom�n implor� la atenci�n y la preocupaci�n de Dios en cuanto a su intercesi�n por Israel, con los ojos de Dios abiertos hacia el templo. Se dio cuenta de que cuando Israel orara, necesitar�an perd�n y le pide a Dios que lo perdone.

De hecho, cada una de las oraciones detalladas que siguen contempla una condici�n de fracaso por parte de Israel, a excepci�n de los vers�culos 32 al 35. En el vers�culo 22 se ve el caso de uno pecando contra otro y se hace intercesi�n para que Dios escuche la oraci�n en este asunto y juzgar de acuerdo con la verdad (v.23). Los vers�culos 24 y 25 tratan de la oraci�n que se hace hacia el templo cuando el pecado de Israel los ha hecho sufrir la derrota de un enemigo, pidiendo que cuando oren, Dios los lleve de regreso a su tierra.

Esto se cumpli� en cierta medida cuando Dios trajo a un gran n�mero de Jud� de regreso de Babilonia despu�s de los 70 a�os de cautiverio. Pero el verdadero cumplimiento de esto ser� cuando las doce tribus sean reunidas nuevamente por el poder del Se�or Jes�s al final de la Gran Tribulaci�n, cuando su culpa pr�cticamente los conducir� al arrepentimiento al Se�or.

Los vers�culos 26-27 contemplan el caso del pecado de Israel que caus� el juicio de Dios al retener la lluvia de la tierra. En los d�as de Acab, El�as profetiz� una sequ�a como esta, que dur� 3 a�os y medio (solo la duraci�n de la futura Gran tribulaci�n), aunque no leemos que Israel despu�s de esto abandon� su pecado y busc� al Se�or. Por lo tanto, la gracia de Dios fue a�n m�s considerada de lo que pidi� Salom�n. Sin embargo, en el vers�culo 27, Salom�n pidi� la restauraci�n de Israel para que Dios pudiera ense�arles el buen camino en el que deb�an caminar, adem�s de enviar lluvia sobre la tierra.

El cumplimiento total de esto no ser� hasta la introducci�n del milenio, cuando Israel tendr� el car�cter de voluntarios voluntarios en el d�a del poder del Se�or ( Salmo 110:3 ), y la tierra dar� frutos abundantes.

Los vers�culos 28-31 consideran un caso de hambruna en la tierra, que podr�a seguir a la suspensi�n de la lluvia, pero que podr�a ir acompa�ada de pestilencia, tiz�n o mildi�, langostas o saltamontes. Sin embargo, esto podr�a ocurrir cuando los enemigos los sitiaron en sus ciudades, cuando no ten�an acceso a alimentos. Las plagas y las enfermedades podr�an ser muy frecuentes en ese momento. Si esto impulsa a la gente a orar y confesarse a Dios, entonces Salom�n pide que Dios escuche desde el cielo y perdone el pecado de Israel, dando a cada individuo la misericordia que sea apropiada, considerando el estado de cada coraz�n (v.30). El efecto deseado era que Israel temiera al Se�or (v.31).

En los vers�culos 32 y 33, Salom�n ora por cualquier extranjero que haya venido a Israel desde un pa�s lejano debido a su consideraci�n por el gran nombre de Dios. Si tal persona viniera y orara en el templo (porque el patio del templo se consideraba parte del templo), Salom�n pide que Dios escuche su oraci�n y la responda, para que esto pueda tener alg�n efecto real en todos los pueblos del mundo. tierra al reconocer la grandeza del Dios de Israel (v.33).

Si Dios enviara a Israel a la batalla contra sus enemigos y ellos oraran hacia Jerusal�n y el templo all�, entonces Salom�n le pide a Dios que escuche y responda su oraci�n, y mantenga su causa (vv.34-35). Notemos que �l no ora por esto si Israel fue a la batalla sin la direcci�n de Dios. Podemos esperar la bendici�n de Dios solo a la manera de Dios.

En los vers�culos 36-39, Salom�n habla de una ocasi�n en la que Israel peca contra Dios (no "si pecan", "porque no hay quien no peque") y la ira de Dios hace que sean entregados al cautiverio de un enemigo, ya sea cerca o lejos. Agrega, "cuando" (no "si") vuelven en s� en la tierra donde son llevados cautivos, y se arrepienten y suplican a Dios en la tierra de su cautiverio, diciendo "Hemos pecado, hemos hecho mal, y cometiste iniquidad.

"No hay sombra de duda de que Israel har� esto eventualmente, aunque han pasado siglos desde que fueron esparcidos por el mundo. El orgullo del coraz�n natural del hombre es tan grande que continuar� obstinadamente en rebeli�n contra Dios incluso mientras atraviesa el formas de observancia religiosa. Pero la Gran Tribulaci�n eventualmente derribar� su orgullo arrogante para hacer una confesi�n como la que se ve en el vers�culo 37.

Ser� una obra de la gracia de Dios en sus corazones que mueva todo esto, haciendo que regresen al Se�or con todo su coraz�n y alma en la tierra de su cautiverio (v.38). Porque esta oraci�n de Salom�n tiene el elemento de una profec�a. Incluso hoy, los ojos de muchos israelitas est�n vueltos hacia Jerusal�n, aunque todav�a en un estado de frialdad hacia el Se�or Jes�s. Pero muy pronto se producir� un gran cambio, porque la Gran Tribulaci�n ciertamente no est� lejos.

Salom�n ora para que Dios lo escuche desde el cielo, y ciertamente lo har�, de tal manera que el remanente de Israel ser� completamente restaurado a su tierra de forma permanente, con el perd�n pleno y gratuito de Dios (v. 39).

La oraci�n llega a su fin con un llamado a Dios por Su amable atenci�n a lo que se ora (v.40), y el deseo de Salom�n de que el Se�or Dios, con el arca de Su fuerza, encuentre un verdadero lugar de descanso, y que el los sacerdotes, los que serv�an en el templo, sean vestidos de salvaci�n, y todos los santos se regocijan en la bondad de Dios (v. 41).

Finalmente, y lo m�s importante, llama la atenci�n sobre la gracia del Ungido de Dios. Solo Cristo es el Centro de bendici�n para la humanidad, el Rey ungido de Dios. En �l se mantienen todos los intereses de los creyentes y tambi�n todos los intereses de Dios. La frase final es tambi�n muy preciosa: "Acu�rdate de las misericordias de Tu siervo David". Esto se refiere a la resurrecci�n de Cristo ( Hechos 13:34 ), aunque Salom�n no se dio cuenta de este significado en el momento en que habl�.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 2 Chronicles 6". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/2-chronicles-6.html. 1897-1910.