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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario de Grant sobre la Biblia Comentario de Grant
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 2 Kings 5". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/2-kings-5.html. 1897-1910.
Grant, L. M. "Comentario sobre 2 Kings 5". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-27
NAAMAN EL LEPER SANADO
(vv.1-19)
La historia contin�a en este cap�tulo para centrar la atenci�n, no en los reyes, sino en Eliseo, el hombre de Dios. Cuando los reyes hab�an fallado tanto, el Se�or us� a un profeta como la conexi�n real entre �l y el pueblo. Esto fue pura gracia, como muestra el cap�tulo relativo a Naam�n. Naam�n no era israelita, sino comandante del ej�rcito sirio. De hecho, era un candidato apto para la gracia de Dios, porque aunque era un gran hombre a los ojos del mundo, estaba afligido por la repugnante enfermedad de la lepra (v.1), una figura del pecado que aflige a toda la humanidad.
Los sirios hab�an capturado a una joven de Israel que fue esclavizada por la esposa de Naam�n (v.2). Ser�a natural que ella estuviera amargada y resentida contra Naam�n, ya que la sacaron de su propio hogar y familia, pero el conocimiento de Dios evidentemente se hab�a apoderado de su coraz�n, ya que mostr� una amable preocupaci�n por Naam�n en el deseo de que pudiera ser curado de su lepra, dici�ndole a su ama que si tan solo Naam�n estuviera con el profeta en Samaria (Eliseo) ser�a sanado (v.
3). Esta fue una fe notable, porque no hab�a nadie en Israel que hubiera sido sanado de la lepra ( Lucas 4:27 ). Por lo tanto, su confianza no estaba en la sanidad, sino en Eliseo, as� como debemos tener confianza en el Se�or Jes�s personalmente, m�s que en la bendici�n que �l podr�a traer.
A pesar de la insignificancia del mensajero (la ni�a), Naam�n qued� lo suficientemente impresionado como para contarle al rey de Siria lo que hab�a escuchado (v. 4). El rey de Siria, naturalmente pensando que si alguien en Israel pod�a curar una enfermedad, deb�a ser el rey de Israel, entonces envi� con Naam�n una carta al rey de Israel, junto con plata, oro y ropa. La carta era clara al exigir que el rey curara a Naam�n de su lepra.
El rey de Israel se sorprendi� cuando ley� la carta y pens� que Siria solo buscaba una ocasi�n para entrar en guerra con Israel (v.7). �Era Dios para matar o dar vida?
Eliseo se enter� de la situaci�n del rey de Israel y le envi� un mensaje para que enviara a Naam�n a Eliseo y �l sabr�a que hab�a un profeta en Israel. Por supuesto, el rey de Israel hizo esto de buena gana, y Naam�n con sus caballos y su carro lleg� a la puerta de Eliseo (v. 9).
Eliseo ni siquiera sali� a ver a Naam�n, sino que simplemente le envi� un mensaje. "Ve y l�vate en el Jord�n siete veces, y tu carne te ser� restituida, y ser�s limpio" (v.10). Pero Naam�n consider� que esto era un insulto y, lleno de ira, se fue. �l es una imagen de muchos incr�dulos que no creen en la simplicidad del evangelio de la gracia de Dios, y se enojan cuando se les dice que solo pueden ser limpiados de sus pecados (que representan la lepra) por gracia, aceptando al Se�or Jes�s como el Uno que fue a las aguas de la muerte por ellos.
�No se dio cuenta Eliseo de que Naam�n era un gran hombre? �No deber�a haber tenido el respeto por Naam�n que lo llevar�a a acudir �l mismo a Naam�n en lugar de enviar un mensajero? �Por qu� no sali� y despleg� una demostraci�n adecuada de al menos agitar las manos sobre la lepra y sanarla?
M�s que esto, hab�a r�os en Samaria, su propia ciudad, que eran mejores que este peque�o y fangoso r�o Jord�n (v.12). �Por qu� no pod�a al menos elegir su propio r�o? Hay muchos, como Naam�n, que se oponen al sencillo evangelio de Dios porque humilla el orgullo del hombre. El r�o Jord�n es el r�o de la muerte, que desemboca en el Mar Muerto, del que no hay salida. A Naam�n se le dijo virtualmente que se lavara en la muerte de Cristo, que es el �nico camino de salvaci�n. Los siete tiempos fueron una prueba de su sumisi�n. Siete es el n�mero de la plenitud, y por lo tanto, Naam�n fue llamado a someterse completamente al Se�or en su propio juicio.
Sin embargo, Naam�n ten�a siervos que eran sabios, y le suplicaron mucho que cambiara de opini�n, razonando con �l que si le hubieran dicho que hiciera algo grande, �no lo habr�a hecho? Entonces, �por qu� no hacer lo simple que le hab�an dicho?
Note la cantidad de medios que el Se�or us� para humillar al gran hombre. Primero, el mensaje de una peque�a esclava, luego enviado a un profeta humilde en lugar del rey, luego tambi�n un mensajero enviado para decirle que se lave siete veces en el Jord�n; luego sus sirvientes le suplicaron que cambiara de opini�n, y finalmente su inmersi�n en el Jord�n siete veces. Todas esas cosas fueron humillantes, pero llevaron a la gran bendici�n de Naam�n.
Como le dijeron, baj� y se sumergi� en el Jord�n siete veces. Despu�s de cada vez, miraba su lepra y no encontraba ning�n cambio hasta la s�ptima vez. Pero entonces, �qu� cambio tan asombroso! La lepra desapareci� y su carne se restaur� como la de un ni�o peque�o (v.14). �Hermosa imagen del nuevo nacimiento! Si Naam�n solo hubiera conocido las palabras del Se�or Jes�s en Mateo 18:3 , �c�mo se habr�a deleitado en la verdad de ellas! - "A menos que se conviertan y se conviertan en ni�os peque�os, de ning�n modo entrar�n en el reino de los cielos.
"No s�lo su carne era como la de un ni�o peque�o, sino que su actitud cambi� a la de un ni�o peque�o. Regres� a Eliseo con verdadera humildad, dando todo el cr�dito al Dios de Israel, expresando su profundo agradecimiento al hombre de Israel. Dios (v.15).
Naam�n estaba tan agradecido por su curaci�n de la lepra que quer�a que Eliseo recibiera un regalo para expresar su agradecimiento. Hab�a venido dispuesto a pagar por su curaci�n. Ahora que hab�a recibido esto gratuitamente, simplemente deseaba mostrar su agradecimiento con un gran regalo para Eliseo.
Eliseo respondi�: "Vive el Se�or delante de quien estoy, que no recibir� nada" (v.16). Incluso recibir un regalo despu�s de tal gracia mostrada, no representar�a correctamente al Dios a quien Eliseo serv�a. Quer�a que los gentiles aprendieran que la bendici�n de Dios es absoluta y �nicamente por gracia. Aunque Naam�n lo inst� a recibirlo, Eliseo se neg�. �Qu� lecci�n para todo siervo de Dios!
Entonces Naam�n le pidi� que tomara dos cargas de tierra de Israel, que usar�a para hacer un altar de tierra para el Se�or ( �xodo 20:24 ), porque en el futuro ofrecer�a sacrificios solo al Se�or. y ya no a los �dolos. Ya tambi�n, su conciencia le preocupaba por su papel en acompa�ar a su maestro, el rey de Siria, al templo de Rim�n. Se le pidi� que fuera all�, pero no participar�a voluntariamente en esta adoraci�n id�latra, por lo que le expres� el deseo a Eliseo de que el Se�or lo perdonara por esto (v.18).
Sin embargo, Eliseo no le prohibi� entrar al templo de Rim�n ni le anim� a hacerlo. No lo someti� a servidumbre, sino que le dio el �nimo de Dios dici�ndole solamente: "Vete en paz". Este asunto se dej� a la propia fe y conciencia de Naam�n. No sabemos c�mo result� el asunto. Naam�n podr�a haber explicado sus preocupaciones de conciencia al rey de Siria, y con esto ser excusado. Pero no hay duda de que Eliseo deseaba que tuviera paz en el coraz�n y en la conciencia.
LA LOCURA DE GEHAZI
(vv. 20-27)
Giezi, aunque sirviente de Eliseo, no compart�a la fe de Eliseo. En lugar de apreciar el ejemplo abnegado de Eliseo, sucumbi� a la codicia de su propio coraz�n cuando vio los grandes dones que Naam�n le habr�a dado a Eliseo, y al codiciar estas cosas, incluso se atrevi� a usar el nombre del Se�or, imitando las palabras de Eliseo: "Como el Se�or vive "para justificar su b�squeda de Naam�n para enriquecerse deshonestamente (v.20).
Cuando Naam�n vio a Giezi correr tras �l, se baj� de su carro y pregunt�: "�Va todo bien?" (v.21). Giezi, con astuto enga�o, respondi� que s�, pero que Eliseo lo hab�a enviado para decirle que dos j�venes de los hijos de los profetas hab�an venido a �l y necesitaban dinero y mudas de ropa (v.22). Por supuesto, Naam�n se alegr� de darle m�s de lo que pidi�, lo que requiri� que dos de los sirvientes de Naam�n lo llevaran. Cuando se acercaron a la casa, Giezi tom� las pertenencias de los sirvientes y las escondi� dentro de la casa.
Descaradamente fue a la presencia de Eliseo y cuando le preguntaron ad�nde hab�a ido, minti� fr�amente diciendo que no hab�a ido a ninguna parte (v.25). As� como Judas pens� que pod�a enga�ar al Se�or Jes�s cuando lo bes� ( Mateo 27:49 ), as� Giezi pens� que podr�a enga�ar al profeta de Dios. Judas hab�a sido testigo de c�mo el Se�or discern�a los pensamientos de otras personas ( Mateo 12:25 ; Lucas 5:22 ), pero no ten�a fe para aplicar tales hechos a su propia conducta.
As� sucedi� con Giezi. Sab�a que Eliseo era un verdadero profeta de Dios, pero pens� que podr�a salirse con la suya enga��ndolo. Tal es la locura de la incredulidad. Fue codicia en ambos casos, pero Judas nunca us� las treinta piezas de plata para s� mismo, y �qu� pod�a hacer Giezi con sus ganancias mal habidas despu�s de que Eliseo expuso su pecado, dici�ndole que sab�a que Naam�n se hab�a alejado de su carro para encontrarse? �Giezi? �Era el momento de recibir dinero, ropa o cualquier otra cosa? La gracia de Dios le hab�a sido mostrada a Naam�n. �Era el momento de que Giezi estropeara la pura verdad de la gracia de Dios al recibir algo? (v.26).
Entonces Eliseo pronunci� el terrible juicio de Dios sobre Giezi, quien inmediatamente fue infligido con la lepra de Naam�n (v.27). �Qu� cuadro es toda esta historia! Un enemigo gentil de Israel fue sanado y manifiestamente llevado con verdadera fe a Dios, mientras que un siervo jud�o del profeta sufri� el solemne juicio de Dios. Si bien los milagros de Eliseo fueron m�s de gracia que de juicio, sin embargo, al igual que en el Nuevo Testamento, Anan�as y Safira murieron inmediatamente por la codicia y la falsedad ( Hechos 5:1 ) en un momento en que la gracia de Dios en Cristo Jes�s estaba siendo destruida. hermosamente proclamado por los ap�stoles, por lo que el juicio de Giezi se pronunci� en un momento en que la gracia se hab�a mostrado tan hermosamente a Naam�n, un gentil extranjero.
Giezi estaba exteriormente cerca de Eliseo, as� como los principales sacerdotes y los ancianos de Israel estaban exteriormente cerca de Dios, pero de coraz�n estaban tan lejos que el Se�or Jes�s les dijo: "Los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que ustedes" ( Mateo 21:3 ).
Hay muchos que piensan que la gracia es la expresi�n de la complacencia de Dios con el mal. �Pero cu�n lejos est� esto de la verdad! La gracia de Dios se ve m�s bien cuando los corazones de los hombres est�n quebrantados en un verdadero juicio propio debido a sus pecados. Cuando esto es cierto, la gracia los eleva y les da una bendici�n infinitamente superior a todo lo que podr�an haber pedido o pensado. La gracia nos ense�a a aborrecer el pecado y "vivir sobria, justa y piadosamente en esta �poca" ( Tito 3:11 ). El mismo Naam�n da testimonio de ello.