Bible Commentaries
2 Samuel 19

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Versículos 1-43

Joab se entera del duelo de David por Absal�n, y la gente lo toma como una indicaci�n de que quiz�s estuvo mal ganar la batalla. Al menos someti� su orgullo de ganar. Todos debemos tomar en serio la exhortaci�n de Proverbios 24:7 , "No te regocijes cuando tu enemigo caiga". Si bien podemos estar justamente agradecidos de que el Se�or Jes�s someter� a todos Sus enemigos, debemos sentir el dolor de tener que ser juzgados. En cierta medida, esto sin duda fue bueno para la gente, pero David lo llev� demasiado lejos.

Joab, como era un guerrero duro e insensible, no sinti� pena alguna por Absal�n; se alegraba de estar muerto y no sent�a compasi�n por David ni por su duelo. Se acerc� al rey con palabras de reproche duras (vv. 5-6), dici�ndole que hab�a deshonrado a sus siervos que hab�an salvado su vida y la vida de toda su casa. De hecho, va m�s all�, declarando que para Joab es evidente que David amaba a sus enemigos y odiaba a sus amigos.

Por supuesto que era cierto que Absal�n era enemigo de David, pero Joab no consider� en absoluto el hecho de que Absal�n tambi�n era hijo de David. Le dice que si todos los hombres de David hubieran muerto y Absal�n hubiera vivido, David se habr�a alegrado. Pero si esto hubiera sucedido, David tambi�n habr�a muerto pronto.

Inst� en�rgicamente a David a que dejara de llorar y fuera a la puerta para hablar palabras de aliento a sus siervos. A�adi� la fuerte advertencia de que, de lo contrario, David perder�a la lealtad de todo su pueblo esa misma noche. Joab jur� por el Se�or al declarar esto (v.7), aunque estaba exagerando, en cuyo caso nunca deber�amos atrevernos a usar el nombre del Se�or. .

Esto hizo que la gente saliera de sus tiendas para venir a escuchar lo que el rey pudiera tener que decir, pero sus palabras no quedan registradas. Por supuesto que David todav�a estaba en alg�n pueblo al este del r�o Jord�n. Aparentemente, las Escrituras no consideran el nombre de la ciudad lo suficientemente importante como para mencionarlo.

Habi�ndose logrado la victoria sobre la rebeli�n de Absal�n, todav�a exist�a la necesidad de un poco de trabajo en los corazones de las personas que se hab�an puesto del lado de Absal�n antes de que David fuera bienvenido como rey. Hubo disputas, pero Dios actu� de tal manera que los ejercit� para que se dieran cuenta de que no ten�an otro l�der (ahora que Absal�n estaba muerto) excepto el rey que los hab�a salvado antes de sus enemigos. Muchos se preguntaban por qu�, por lo tanto, David no fue devuelto a Jerusal�n.

David, al enterarse de este movimiento entre la gente, envi� a Sadoc y Abiatar, pidi�ndoles que hablaran con los ancianos de Jud�, para preguntarles por qu� hab�an tardado tanto en traer al rey de regreso cuando la gente com�n lo instaba. Tambi�n insiste en el hecho de que Jud� era la propia tribu de David, virtualmente su hueso y su carne. �Por qu� cuando el retraso? Tambi�n usa una herramienta de influencia adicional, al declarar que Amasa deber�a ser nombrado comandante de su ej�rcito en lugar de Joab.

Este fue un paso bastante audaz por parte de David, porque Amasa se hab�a puesto del lado de Absal�n en su conspiraci�n, y podr�a ser una pregunta seria si pod�a confiar como comandante del ej�rcito de David. Pero David quer�a mostrar un esp�ritu conciliador hacia los que se hab�an unido a Absal�n, y tambi�n consider� que Joab hab�a demostrado ser un hombre demasiado duro para representar correctamente al rey como comandante de su ej�rcito.

Hab�a hablado antes de la dureza de Joab ( 2 Samuel 3:28 ; 38-39); y en ese momento, sin duda, sus pensamientos se agravaron a�n m�s al saber que Joab hab�a matado a Absal�n a pesar de las acusaciones que le hab�a hecho David.

Los corazones de la gente fueron influenciados por este mensaje, y aunque previamente estaban dispuestos a rechazar a David, le enviaron un mensaje para que regresara a Jerusal�n con sus siervos (v.14). El mensaje para �l es seguido por un gesto de buena voluntad por parte de los hombres de Jud� al venir a su encuentro, incluso cruzando el Jord�n para escoltarlo de regreso.

En cuanto a los individuos, primero se menciona a Simei como si fuera a encontrarse con el rey, pero con �l mil hombres de Benjam�n, todos acompa�ando a los hombres de Jud�. Luego se habla de Siba, con sus hijos y sirvientes. Antes hab�a venido al rey cuando huy�, ahora aparentemente cruz� el Jord�n antes que David. La casa del rey cruz� el Jord�n en un transbordador.

Simei, quien hab�a maldecido a David cuando estaba en una gran angustia, viene a recibirlo con una actitud totalmente diferente. Por supuesto, tem�a sufrir algunas consecuencias justas de su maldad ahora que David hab�a recuperado su trono. Se postra ante el rey y confiesa su agravio en la forma en que lo hab�a insultado, pidi�ndole que no le impute esa iniquidad ni recuerde en su contra el agravio que hab�a cometido.

Dice que sabe que hab�a pecado, por lo que es el primero de toda la casa de Jos� en bajar a encontrarse con el rey. En el cap�tulo 16: 5 se nos dice que Simei era de la casa de Sa�l, que por supuesto es de Benjam�n, y el vers�culo 16 dice que era un benjamita. Por tanto, parece extra�o que hablara de s� mismo como de la casa de Jos�.

Abisai, tan celoso y severo como su hermano Joab, insta a David a que ejecute a Simei porque maldijo al ungido del Se�or. Pero David reprende decisivamente a Abisai por su actitud, ya que no tiene la intenci�n de dar muerte a nadie ahora que Dios en gracia lo ha restaurado al trono. Si pensaba que era su propia habilidad o destreza lo que hab�a recuperado su autoridad, era probable que se aprovechara de su autoridad, pero sab�a que era Dios quien lo hab�a hecho rey, y en esta ocasi�n al menos quer�a hacerlo con raz�n. representar a Dios.

Le dice a Shimei que no morir�. David no se vengar�a, por su propio bien, aunque m�s tarde, cuando se acercaba a la muerte, encarg� a Salom�n que se encargara de que Simei sufriera por su maldad ( 1 Reyes 2:8 ). Esto era simple justicia, porque despu�s de la muerte de David, no habr�a duda de que David simplemente buscaba venganza. De manera similar, Dios puede permitir que los hombres malos vivan hoy, pero les espera el juicio eterno futuro.

Otro individuo de car�cter diferente (aunque tambi�n de la casa de Sa�l) llega ahora a David. Evidentemente, Mefiboset hab�a podido encontrar ayuda que le permitiera bajar al Jord�n para encontrarse con David. No se hab�a cuidado de sus pies cojos ni se hab�a recortado el bigote ni lavado la ropa durante todo el tiempo que David estuvo fuera. Esto en s� mismo fue la prueba m�s completa ante los ojos de David de que el informe de Siba sobre Mefiboset hab�a sido falso.

Mephiboseth no ten�a ninguna aspiraci�n a ser rey. Cuando David le pregunta por qu� no fue con David (v.25), su respuesta es bastante simple. Le hab�a dicho a su siervo Siba que quer�a que montara un burro para seguir a David, pero Siba lo enga��, de modo que no se le dio ning�n medio de ir a David en ese momento. Lo que dice acerca de que Siba lo calumni� es claramente cierto, y declara su profundo aprecio por el mismo David, como si fuera un �ngel de Dios, recordando que David le hab�a mostrado una gracia inusual en un momento en que la casa de Sa�l estaba en peligro de exterminio. (v.28). Por lo tanto, le dice a David que no tiene derecho a esperar nada de �l.

La respuesta de David a Mefiboset fue lamentablemente carente de gracia y verdad. Evidentemente, David estaba irritado porque no le gustaba admitir su error al aceptar la calumnia de Mefiboset por parte de Ziba. Deber�a haberse disculpado con Mefi-boset por esto, y haber enfrentado a Ziba con la seriedad de su falsedad, pero despidi� a Mefiboset sin verdadera cortes�a, y le dijo que hab�a decidido que �l y Ziba deb�an dividir la propiedad que realmente pertenec�a a Mefiboset. , pero que David le hab�a asignado a Siba cuando present� su informe falso. Aunque David es un tipo de Cristo, en este caso tergivers� gravemente la justicia del Se�or Jes�s en la administraci�n de su reino.

Cu�nto mejor que esto fue la respuesta de Mefiboset a David en este asunto. No estaba interesado en la propiedad, sino en el mismo David. Que Siba tome toda la tierra, dice, ya que David hab�a vuelto en paz a su propia casa. Mefiboset no hab�a pedido que le devolvieran sus tierras, aunque ciertamente ten�a derecho a todas ellas. Ni siquiera sugiere que Ziba deba ser castigado por su falsedad y por su codicia, pero est� dispuesto a dejar que se lo lleve todo.

Este es un cuadro refrescante del verdadero car�cter cristiano de hoy, porque Cristo mismo ciertamente deber�a ser "todo" para nosotros. Uno pensar�a que cuando David escuchara esto, se avergonzar�a profundamente de la manera irritable en que le hab�a hablado a Mefi-boset.

David fue mucho m�s rey en su trato con Barzilai, cuya devoci�n lo llev� a mostrar su agradecimiento por el regreso de David y acompa�arlo a trav�s del Jord�n (v.31). Sus riquezas le hab�an permitido proporcionar provisiones a David durante su exilio de Jerusal�n, y ahora David quiere devolver su bondad al proveer para Barzilai en Jerusal�n. Pero Barzillai lo rechaza sabiamente. A su avanzada edad de 80 a�os, no hab�a ninguna buena raz�n para dejar su hogar acostumbrado para buscar disfrutar de los placeres de la vida real.

Cruzar�a el Jord�n para disfrutar de la compa��a del rey por este breve tiempo, pero deseaba regresar a su propia casa (vs.36-37). Sin embargo, pide que su sirviente Chimham reciba el favor de la bondad del rey de esta manera. El joven sin duda tendr�a la oportunidad de avanzar cuando lo llevaran a la corte del rey. Barzilai solicita que David haga por �l lo que David consider� oportuno. Pero David responde que har�a por Chimham lo que Barzilai deseara y cualquier otra cosa que pudiera pedir. Dejando a David despu�s de cruzar el Jord�n, por supuesto tendr�a que regresar por el Jord�n a su hogar en Galaad (v. 39).

Viajando hacia el sur, el rey sigue el r�o hasta Gilgal, escoltado por los hombres de Jud� y "la mitad del pueblo de Israel". Ir�nicamente, es en Gilgal donde estalla la disputa carnal entre los israelitas y los hombres de Jud� (vs.41-43). Gilgal era el lugar del juicio de la carne - su corte por la circuncisi�n - y sin embargo, el ego�smo de la carne en ambos lados se ve en su car�cter m�s repulsivo. Israel acusa a Jud� de robar al rey porque Jud� hab�a venido a escoltarlo a Jerusal�n.

Pero los hombres de Jud� no ten�an en cuenta la verdad de que "una respuesta suave apaga la ira", y responden que tienen derecho a tener precedencia sobre los hombres de Israel porque David era de Jud� Los hombres de Israel responden a esto afirmando que tienen diez participaciones en el rey, ya que eran diez tribus, mientras que Jud� y Benjam�n eran solo dos, y tambi�n insisten en que fueron los primeros en advertir el regreso de David.

Todo esto es meramente una discusi�n infantil sobre un asunto sin importancia, pero una locura similar ha causado con demasiada frecuencia tristes rupturas en las familias, entre los amigos e incluso en la asamblea de Dios. �Por qu� David no derram� aceite sobre las aguas revueltas? �No podr�a haber llamado a los l�deres de ambos lados para que se sentaran con �l y resolvieran este asunto con un esp�ritu de verdadera preocupaci�n por el bienestar de todos? Pero los hombres de Jud� se volvieron m�s duros en sus palabras que los hombres de Israel.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 2 Samuel 19". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/2-samuel-19.html. 1897-1910.